domingo, 12 de enero de 2014

Lunes por las almas del Purgatorio. 13/01/2014. Beato Emilio ¡ruega por nosotros!

JMJ

Pax

† Lectura del santo Evangelio según san Marcos 1,14-20

Gloria a ti, Señor.

Después de que arrestaron a Juan el Bautista, Jesús se fue a Galilea para predicar el Evangelio de Dios y decía:
"Se ha cumplido el tiempo y el Reino de Dios ya está cerca. Arrepiéntanse y crean en el Evangelio".
Caminaba Jesús por la orilla del lago de Galilea, cuando vio a Simón y a su hermano, Andrés, echando las redes en el lago, pues eran pescadores. Jesús les dijo: "Síganme y haré de ustedes pescadores de hombres".
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Un poco más adelante, vio a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, que estaban en una barca, remendando sus redes. Los llamó, y ellos, dejando en la barca a su padre con los trabajadores, se fueron con Jesús.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354

Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). "Te amo, pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso". ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.

 

Misal

 

lun 1a. Ordinario año Par

Antífona de Entrada

Dios nos ha dado a conocer el misterio de su voluntad, que es recapitular en Cristo todas las cosas, así las del cielo como las de la tierra.

Oración Colecta

Oremos:
Dios nuestro, que por tu admirable providencia dispusiste que el Reino de Cristo se extendiera por todo el mundo y que todos los humanos participáramos de la redención; haz que tu Iglesia, sacramento
universal de salvación, manifieste y realice entre los seres humanos el misterio de tu amor.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

Primera Lectura

Su rival se burlaba continuamente de Ana a causa de su esterilidad

Lectura del primer libro de Samuel 1, 1-8

Había un hombre en Ramá, de la tribu de Efraín, llamado Elcaná, que tenía dos mujeres, Ana y Feniná.
Feniná tenía hijos, pero Ana no los tenía. Todos los años Elcaná subía desde su ciudad al santuario de Siló, para adorar al Señor de los ejércitos y ofrecerle sacrificios. Allí vivían los dos hijos de Elí, Jofní y Pinjás, sacerdotes del Señor.
Cuando ofrecía su sacrificio, Elcaná daba a Feniná y a cada uno de sus hijos su parte, pero a Ana le daba una porción doble, porque la amaba con predilección. aun cuando el Señor no le había concedido tener hijos. Su rival se burlaba continuamente de ella a causa de su esterilidad, y esto sucedía año tras año cuando subían a la casa del Señor. Feniná la humillaba y mortificaba, y Ana se ponía a llorar y no quería comer. Una vez Elcaná le dijo:
"Ana, ¿por qué lloras y no quieres comer? ¿Por qué está triste tu corazón? ¿Acaso no valgo yo para ti más que diez hijos?"
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del Salmo 115

Te ofreceré, Señor, un sacrificio.

¿Cómo le pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Levantaré el cáliz de salvación e invocaré el nombre del Señor.
Te ofreceré, Señor, un sacrificio.

Cumpliré mis promesas al Señor ante todo su pueblo. Le ofreceré con gratitud un sacrificio e invocaré su nombre.
Te ofreceré, Señor, un sacrificio.

Cumpliré mis promesas al Señor ante todo su pueblo, en medio de su templo santo, que está en Jerusalén. Te ofreceré, Señor, un sacrificio.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
El Reino de Dios está cerca, dice el Señor; arrepiéntanse y crean en el Evangelio.
Aleluya.

Evangelio

Arrepiéntanse y crean en el Evangelio

† Lectura del santo Evangelio según san Marcos 1, 14-20

Gloria a ti, Señor.

Después de que arrestaron a Juan el Bautista, Jesús se fue a Galilea para predicar el Evangelio de Dios y decía:
"Se ha cumplido el tiempo y el Reino de Dios ya está cerca. Arrepiéntanse y crean en el Evangelio".
Caminaba Jesús por la orilla del lago de Galilea, cuando vio a Simón y a su hermano, Andrés, echando las redes en el lago, pues eran pescadores. Jesús les dijo:
"Síganme y haré de ustedes pescadores de hombres".
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Un poco más adelante, vio a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, que estaban en una barca remendando sus redes. Los llamó, y ellos, dejando en la barca a su padre con los trabajadores, se fueron con Jesús.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Oración sobre las Ofrendas

Acepta, Padre misericordioso, las ofrendas de esta comunidad cristiana y por el poder de este sacrificio que estamos ofreciendo, haz que la multitud de los creyentes viva cada vez más de acuerdo con su dignidad de estirpe elegida, de sacerdocio real, de nación consagrada y de pueblo redimido por ti.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

Prefacio

Restauración universal en Cristo

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
A quien hiciste fundamento de todo y de cuya plenitud quisiste que participáramos todos. El cual, siendo Dios, se anonadó a sí mismo, y por su sangre derramada en la cruz, puso en paz todas las cosas; y así, constituido Señor del universo, es fuente de salvación eterna para cuantos creen en él.
Por eso,
con los ángeles y arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:

Antífona de la Comunión

Preparas una mesa ante mí y mi copa rebosa.

Oración después de la Comunión

Oremos:
Dios nuestro, que con tus sacramentos alimentas y fortaleces a tu Iglesia, concede a quienes hemos participado del Cuerpo y de la Sangre de tu Hijo, vivir su doctrina de amor y ser así fermento de vida e instrumento de salvación en medio de la comunidad humana.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

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Dia 13/01 San Hilario (obispo y doctor de la Iglesia, blanco)

Antífona de Entrada

En la asamblea le da la palabra el Señor, lo llena de espíritu de sabiduría y inteligencia, lo viste con un traje de honor.

 

Oración Colecta

Oremos:
Concédenos, Dios todopoderoso, progresar cada día en el conocimiento de la divinidad de tu Hijo y proclamarla con firmeza, como lo hizo, con celo infatigable, tu obispo y doctor san Hilario.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

 

Primera Lectura

Quien reconoce al Hijo, posee también al Padre

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 2, 18-25

Hijos míos: Esta es la última hora. Han oído ustedes que iba a venir el anticristo; pues bien, muchos anticristos han aparecido ya, por lo cual nos damos cuenta de que es la última hora.
De entre ustedes salieron, pero no eran de los nuestros; pues si hubieran sido de los nuestros, habrían permanecido con nosotros. Pero sucedió así para que se pusiera de manifiesto que ninguno de ellos es de los nuestros.
Por lo que a ustedes toca, han recibido la unción del Espíritu Santo y tienen así el verdadero conocimiento. Les he escrito, no porque ignoren la verdad, sino porque la conocen y porque ninguna mentira viene de la verdad.
¿Quién es el mentiroso, sino aquél que niega que Jesús es Cristo? Ese es el anticristo, porque niega al Padre y al Hijo. Nadie que niegue al Hijo posee al Padre; pero quien reconoce al Hijo, posee también al Padre.
Que permanezca, pues, en ustedes lo que desde el principio han oído. Si permanece en ustedes lo que han oído desde el principio, también ustedes permanecerán en el Hijo y en el Padre. Esta es la promesa que él mismo nos hizo: la vida eterna.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 109

Tú eres sacerdote para siempre.

Esto ha dicho el Señor a mi Señor: "Siéntate a mi derecha; yo haré de tus contrarios el estrado donde pongas los pies".
Tú eres sacerdote para siempre.

Desde Sión extenderá el Señor el poder de tu cetro y tú dominarás al enemigo.
Tú eres sacerdote para siempre.

Es tuyo el señorío; el día en que naciste, en su monte santo te consagró el Señor antes del alba.
Tú eres sacerdote para siempre.

Juró el Señor y no ha de retractarse: "Tú eres sacerdote para siempre, según el rito de Melquisedec".
Tú eres sacerdote para siempre.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Que brille la luz de ustedes ante los hombres, dice el Señor; para que, viendo las buenas obras que ustedes hacen, den gloria a su Padre, que está en los cielos.
Aleluya.

Evangelio

Ustedes son la luz del mundo

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 5, 13-19

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
"Ustedes son la sal de la tierra. Si la sal se vuelve insípida, ¿con qué se le devolverá el sabor? Ya no sirve para nada y se tira a la calle para que la pise la gente.
Ustedes con la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad construida en lo alto de un monte; y cuando se enciende una vela, no se esconde debajo de un olla, sino que se pone sobre un candelero para que alumbre a todos los de la casa.
Que de igual manera brille la luz de ustedes ante los hombres, para que viendo las buenas obras que ustedes hacen, den gloria a su Padre que está en los cielos.
No crean que he venido a abolir la ley o los profetas; no he venido a abolirlos, sino a darles plenitud. Yo les aseguro que antes se acabarán el cielo y la tierra, que deje de cumplirse hasta la más pequeña letra o coma de la ley.
Por lo tanto, el que quebrante uno de estos preceptos menores y enseñe eso a los hombres, será el menor en el Reino de los cielos; pero el que los cumpla y los enseñe, será grande en el Reino de los cielos".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Oración sobre las Ofrendas

Sea agradable a tus ojos, Señor el sacrificio que te ofrecemos con gozo en la fiesta de san Hilario, cuya vida y doctrina nos impulsan a alabarte con todo nuestro ser.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque nos concedes la alegría de celebrar hoy la fiesta de san Hilario, fortaleces a tu Iglesia con el ejemplo de su vida, la abundancia de su doctrina y la luz de su saber: de este modo la instruye con su palabra y la proteges con su intercesión.
Por eso, nos asociamos al júbilo de los coros celestiales y, llenos de su misma alegría, proclamamos tu gloria, diciendo:

Antífona de la Comunión

Este es el criado fiel y solícito a quién el Señor ha puesto al frente de su familia, para que les reparta la ración de sus obras.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
Señor, que cuantos hemos sido fortalecidos con Cristo, verdadero pan de vida y único maestro de los hombres, aprendamos en la fiesta de san Hilario a conocer tu verdad y a vivirla por su amor.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

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Meditación diaria

 

1ª Semana. Lunes

LLAMADA DE LOS PRIMEROS DISCÍPULOS

— El Señor llama a los discípulos en medio de su trabajo. A nosotros nos llama también en nuestros quehaceres, y nos deja en ellos para que los santifiquemos y le demos a conocer.

— La santificación del trabajo. El ejemplo de Cristo.

— Trabajo y oración.

I. Después del Bautismo, con el que inaugura su ministerio público, Jesús busca a aquellos a quienes hará partícipes de su misión salvífica. Y los encuentra en su trabajo profesional. Son hombres habituados al esfuerzo, recios, sencillos de costumbres. Al pasar junto al mar de Galilea -se lee en el Evangelio de la Misa1-, vio a Simón y a Andrés, que echaban las redes en el mar, pues eran pescadores. Y les dijo Jesús: Seguidme, y os haré pescadores de hombres. Y cambia la vida de estos hombres.

Los Apóstoles fueron generosos ante la llamada de Dios. Estos cuatro discípulos –Pedro, Andrés, Juan y Santiago– conocían ya al Señor2, pero es este el momento preciso en el que, respondiendo a la llamada divina, deciden seguirle del todo, sin condiciones, sin cálculos, sin reservas. Así la siguen hoy muchos en medio del mundo, con entrega total en un celibato apostólico. Desde ahora, Cristo será el centro de sus vidas, y ejercerá en sus almas una indescriptible atracción. Jesucristo los busca en medio de su tarea ordinaria, como hizo Dios con los Magos –según hemos contemplado hace pocos días–: por aquello que les podía ser más familiar, el brillo de una estrella; como llamó el Ángel a los pastores de Belén, mientras cumplen con su deber de guardar el ganado, para que fueran a adorar al Niño Dios y acompañaran aquella noche a María y a José...

En medio de nuestro trabajo, de nuestros quehaceres, nos invita Jesús a seguirle, para ponerle en el centro de la propia existencia, para servirle en la tarea de evangelizar el mundo. «Dios nos saca de las tinieblas de nuestra ignorancia, de nuestro caminar incierto entre las incidencias de la historia, y nos llama con voz fuerte, como un día lo hizo con Pedro y con Andrés: Venite post me, et faciam vos fieri piscatores hominum (Mt 4, 19), seguidme y yo os haré pescadores de hombres, cualquiera que sea el puesto que en el mundo ocupemos»3. Nos elige y nos deja –a la mayor parte de los cristianos, los laicos– allí donde estamos: en la familia, en el mismo trabajo, en la asociación cultural o deportiva a la que pertenecemos... para que en ese lugar y en ese ambiente le amemos y le demos a conocer a través de los vínculos familiares, o de las relaciones de trabajo, de amistad...

Desde el momento en que nos decidimos a poner a Cristo como centro de nuestra vida, todo cuanto hacemos queda afectado por esa decisión. Debemos preguntarnos si somos consecuentes ante lo que significa que el trabajo se convierta en el lugar para crecer en esa amistad con Jesucristo, mediante el desarrollo de las virtudes humanas y de las sobrenaturales.

II. El Señor nos busca y nos envía a nuestro ambiente y a nuestra profesión. Pero quiere que ese trabajo sea ya diferente. «Me escribes en la cocina, junto al fogón. Está comenzando la tarde. Hace frío. A tu lado, tu hermana pequeña –la última que ha descubierto la locura divina de vivir a fondo su vocación cristiana– pela patatas. Aparentemente –piensas– su labor es igual que antes. Sin embargo, ¡hay tanta diferencia!

»—Es verdad: antes "solo" pelaba patatas; ahora, se está santificando pelando patatas»4.

Para santificarnos con los quehaceres del hogar, con las gasas y las pinzas del hospital (¡con esa sonrisa habitual ante los enfermos!), en la oficina, en la cátedra, conduciendo un tractor o delante de las mulas, limpiando la casa o pelando patatas..., nuestro trabajo debe asemejarse al de Cristo, a quien hemos contemplado en el taller de José hace unos días, y al trabajo de los apóstoles, a quienes hoy, en el Evangelio de la Misa, vemos pescando. Debemos fijar nuestra atención en el Hijo de Dios hecho Hombre mientras trabaja, y preguntarnos muchas veces: ¿qué haría Jesús en mi lugar?, ¿cómo realizaría mi tarea? El Evangelio nos dice que todo lo hizo bien5, con perfección humana, sin chapuzas; y eso significa hacer el trabajo con espíritu de servicio a sus vecinos, con orden, con serenidad, con intensidad; entregaría los encargos en el plazo convenido, remataría su trabajo artesano con amor, pensando en la alegría de los clientes al recibir un trabajo sencillo, pero perfecto; se fatigaría... También realizó Jesús su quehacer con plena eficacia sobrenatural, pues a la vez, con ese mismo trabajo, estaba realizando la redención de la humanidad, unido a su Padre con amor y por amor, unido a los hombres también por amor a ellos6, y lo que se hace por amor, compromete.

Ningún cristiano puede pensar que, aunque su trabajo sea aparentemente de poca importancia –o así lo juzguen con ligereza algunos, con sus comentarios superficiales–, puede realizarlo de cualquier modo, con dejadez, sin cuidado y sin perfección. Ese trabajo lo ve Dios y tiene una importancia que nosotros no podemos sospechar. «Me has preguntado qué puedes ofrecer al Señor. —No necesito pensar mi respuesta: lo mismo de siempre, pero mejor acabado, con un remate de amor, que te lleve a pensar más en Él y menos en ti»7.

III. Para un cristiano que vive cara a Dios, el trabajo debe ser oración –pues sería una gran pena que «solo» pele patatas, en vez de santificarse mientras las pela bien–, una forma de estar a lo largo del día con el Señor, y una gran oportunidad de ejercitarse en las virtudes, sin las cuales no podría alcanzar la santidad a la que ha sido llamado; es, a la vez, un eficaz medio de apostolado.

Oración es conversar con el Señor, elevar el alma y el corazón hasta Él para alabarle, darle gracias, desagraviarle, pedirle nuevas ayudas. Esto se puede llevar a cabo por medio de pensamientos, de palabras, de afectos: es la llamada oración mental y la oración vocal; pero también se puede hacer por medio de acciones capaces de transmitir a Dios lo mucho que queremos amarle y lo mucho que lo necesitamos. Así pues, oración es también todo trabajo bien acabado y realizado con visión sobrenatural8, es decir, con la conciencia de estar colaborando con Dios en la perfección de las cosas creadas y de estar impregnando todas ellas con el amor de Cristo, completando así su obra redentora, cumplida no solo en el Calvario, sino también en el taller de Nazaret.

El cristiano que está unido a Cristo por la gracia convierte sus obras rectas en oración; por eso es tan importante la devoción del ofrecimiento de obras por las mañanas, al levantarnos, en la que, con pocas palabras, le decimos al Señor que toda la jornada es para Él; renovarlo luego algunas veces durante el día, y principalmente en la Santa Misa, es de gran importancia para la vida interior. Pero el valor de esta oración que es el trabajo del cristiano dependerá del amor que se ponga al realizarlo, de la rectitud de intención, del ejercicio de la caridad, del esfuerzo para acabarlo con competencia profesional. Cuanto más actualicemos la intención de convertirlo en instrumento de redención, mejor lo realizaremos humanamente, y más ayuda estaremos prestando a toda la Iglesia. Por la naturaleza de algunos trabajos, que exijan una gran concentración de la atención, no será fácil tener la mente con frecuencia en Dios; pero, si nos hemos acostumbrado a tratarle, buscándole de modo esforzado, Él estará como «una música de fondo» de todo lo que hacemos. Desempeñando así nuestras tareas, trabajo y vida interior no se interrumpirán, «como el latir del corazón no interrumpe la atención a nuestras actividades de cualquier tipo que sean»9. Por el contrario, trabajo y oración se complementan, como se enlazan con armonía las voces y los instrumentos. El trabajo no solo no entorpece la vida de oración, sino que se convierte en su vehículo. Se cumple entonces lo que le pedimos en esa hermosa oración10 al Señor: Actiones nostras, quaesumus, Domine, aspirando praeveni et adiuvando prosequere: ut cuncta nostra oratio et operatio a te semper incipiat, et per te coepta finiatur: que todo nuestro día, nuestra oración y nuestro trabajo, tomen su fuerza y empiecen siempre en Ti, Señor, y que todo lo que hemos comenzado por Ti llegue a su fin11.

Si Jesucristo, a quien hemos constituido en centro de nuestra existencia, está en el trasfondo de todo lo que realizamos, nos resultará cada vez más natural aprovechar las pausas que hay en toda labor para que esa «música de fondo» se transforme en auténtica canción. Al cambiar de actividad, al permanecer con el coche parado ante la luz roja de un semáforo, al acabar un tema de estudio, mientras se consigue una comunicación telefónica, al colocar las herramientas en su sitio..., vendrá esa jaculatoria, esa mirada a una imagen de Nuestra Señora o al Crucifijo, una petición sin palabras al Ángel Custodio, que nos reconfortan por dentro y nos ayudan a seguir en nuestro quehacer.

Como el amor sabe encontrar recursos, es ingenioso, sabremos poner algunas «industrias humanas», algunos recordatorios, que nos ayuden a no olvidarnos de que a través de lo humano hemos de ir a Dios. «Pon en tu mesa de trabajo, en la habitación, en tu cartera..., una imagen de Nuestra Señora, y dirígele la mirada al comenzar tu tarea, mientras la realizas y al terminarla. Ella te alcanzará –¡te lo aseguro!– la fuerza para hacer, de tu ocupación, un diálogo amoroso con Dios»12.

1 Mc 1, 14-20. — 2 Cfr. Jn 1, 35-42. — 3 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, Rialp, 1ª ed., Madrid 1973, 45. — 4 ídem, Surco, Rialp, 3ª ed., Madrid 1986, n. 498. — 5 Mc 7, 37. — 6 Cfr. J. L. Illanes, La santificación del trabajo, Palabra, 5ª ed., Madrid 1974, p. 77 ss. — 7 San Josemaría Escrivá, Surco, n. 495. — 8 Cfr. R. Gómez Pérez, La fe y los días, Palabra, 3ª ed., Madrid 1973, pp. 107-110. — 9 San Josemaría Escrivá, Carta 15-X-1948. — 10 Enchiridion Indulgentiarum, Políglota Vaticana, Roma 1968, n. 1. — 11 Cfr. S. Canals, Ascética meditada, Rialp, 15ª ed., Madrid 1981, p. 142. — 12 San Josemaría Escrivá, Surco, n. 531.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

 

San Hilario
Obispo y doctor de la Iglesia

Su nombre significa "sonriente", nació en Poitiers, Francia, hacia el año 315. Sus padres eran nobles, pero gentiles.

Ávido de saber, cultivó las letras y la filosofía. Después dio con los libros sagrados, y el Evangelio de San Juan iluminó su espíritu. En el año 345 recibió el bautismo. Desde entonces vivió con tanta honestidad y virtud que, al fallecer el obispo de Poitiers, fue escogido para ocupar aquella sede. Era el año 350.

El siglo en que vivió Hilario estaba convulsionado por contiendas dogmáticas, sobre todo por la herejía arriana, que afirmaba que el Verbo no era Dios, sino sólo la primera de las criaturas creadas por Dios. Hilario sostenía, de acuerdo con la ortodoxia, la unidad de las tres personas, y que el Verbo divino se había hecho hombre para convertir en hijos de Dios a los que lo recibiesen. Los seguidores de Arrio consiguieron que el emperador Constancio, inficionado de la herejía, desterrase a Hilario a Frigia, provincia romana de Asia, situada en la extremidad del Imperio. Hacia allí se dirigió a fines del 356.

Durante cuatro años recorrió las ciudades de Oriente, discutiendo. "Permanezcamos siempre en el destierro -repetía- con tal que se predique la verdad". Al mismo tiempo enviaba a Occidente su tratado de los Sínodos y en 359 los doce libros Sobre la Trinidad, que se consideraba su mejor obra.

Llamado por una orden general del emperador, asistió al concilio que se realizó en Seleucia de Isauria, ciudad del Asia Menor, en la región montañosa de Tauro. Allí trató Hilario sobre los altos y dificultosos misterios de la fe. Después pasó a Constantinopla, donde en un escrito presenta al emperador como Anticristo.

Considerado como un agitador e intimidados por su intrepidez, sus mismos enemigos trabajaron para echarlo de Oriente. Así volvió Hilario a Poitiers. San Jerónimo refiere el júbilo con que fue recibido por los católicos. Allí realizó una profunda labor de exégesis, en los tratados que escribió sobre los divinos misterios, sobre los salmos y sobre san Mateo. Compuso también himnos y algunos le atribuyeron el "Gloria in excelsis". Según Isidoro de Savella, Hilario fue el primero que introdujo los cánticos en las iglesias de Occidente.

Vuelve a la lucha. En Milán está el arriano Auxencio. Hilario lo combate con su característica intrepidez y es condenado a abandonar Italia bajo pretexto de introducir la discordia en la Iglesia de esa ciudad.

Tuvo Hilario numerosos discípulos, el más ilustre de ellos san Martín de Tours, y muchos fueron los herejes que convirtió. Murió el 13 de enero del año 368. Sus reliquias reposaron en Poitiers hasta el año 1652, en que fueron sacrílegamente quemadas por los hugonotes. Se le ha dado el título de Atanasio de Occidente. San Jerónimo y san Agustín lo llaman gloriosísimo defensor de la fe. Por la profunda influencia que ejerció como escritor, el papa Pío IX, a petición de los obispos reunidos en el sínodo de Burdeos, declaró a san Hilario doctor de la Iglesia.

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Fuente: EWTN
Remigio de Reims, Santo Obispo, Enero 13  

Remigio de Reims, Santo

Obispo

Martirologio Romano: En la ciudad de Reims, en la Galia Bélgica (hoy Francia), muerte de san Remigio, obispo, que después de iniciar al rey Clodoveo en la fuente bautismal y en los sacramentos de la fe, convirtió a Cristo a todo el pueblo franco y, después de más de sesenta años en el episcopado, falleció célebre por su vida y su santidad (c. 530).

Etimología: Remigio = aquel que rema, es de origen latino.

San Remigio fue el gran apóstol de los franceses. Se hizo célebre por su sabiduría, su admirable santidad y sus muchos milagros. Duró de obispo 70 años y llegó a ser famoso en toda la Iglesia.
Recién ordenado sacerdote ya era considerado como uno de los mejores oradores de su época, y cuando tenía sólo 22 años, fue elegido obispo.

El rey de los franceses, Clodoveo, era pagano y no aceptaba convertirse al cristianismo. Su esposa santa Clotilde rezaba mucho por él y le recomendaba la conversión. Y sucedió que los germanos o alemanes atacaron con fuerte ejército a los francos y Clodoveo salió con sus soldados a defender la patria. Al despedir a su esposo que se iba a la guerra, Clotilde le dijo: "Si quiere obtener la victoria, invoque al Dios de los cristianos. Si tiene confianza en Él, nadie será capaz de derrotarlo".

Clodoveo prometió convertirse si conseguía la victoria. En plena batalla, cuando el triunfo le parecía imposible, recordando las palabras de su esposa gritó hacia el cielo: "Oh Cristo, a quien mi esposa invoca como hijo de Dios. Te pido que me ayudes. Creo en Ti. Si me salvas de mis enemigos recibiré el bautismo y entraré a tu religión". Enseguida los franceses atacaron a los alemanes con extraordinario valor y obtuvieron una gran victoria.

Santa Clotilde mandó entonces llamar a San Remigio, que tenía fama de santo y de sabio, y le pidió que se dedicara a enseñar a Clodoveo la doctrina cristiana. El rey al volver victorioso, saludó a su esposa con estas palabras: "Clodoveo venció a los alemanes, y tú venciste a Clodoveo". Pero ella le respondió: "Esas dos victorias son obra de uno solo: Nuestro Señor Jesucristo". Desde entones el terrible pagano empezó a estudiar la religión para hacerse bautizar.

Tenía temor de que el pueblo se revolucionara por quererles quitar la religión de sus antiguos dioses, pero el ejército y la multitud, al saber que su rey tan estimado se iba a hacer cristiano, le gritaron al unísono: "Desde hoy nos separamos de los dioses mortales, y nos declaramos seguidores del Dios inmortal del cual nos habla Remigio".

Nuestro santo y sus sacerdotes se dedicaron con todo empeño a enseñar la religión a Clodoveo y a todos los que se iban a hacer bautizar junto con él. La Reina Clotilde, para impresionar la imaginación de aquel pueblo bárbaro, mandó que adornaran con palmas y flores las calles que llevaban desde el palacio del rey hasta el templo donde iba a ser el bautismo. Y que todo el trayecto y también el templo se iluminara con gran cantidad de antorchas y que fueran quemando incienso que llenara el aire de agradables aromas.

Los que iban a ser bautizados se dirigieron hacia la Casa de Dios cantando las letanías de los santos y llevando cada uno su cruz. San Remigio conducía de la mano al rey, seguido por la reina y todo el pueblo. Antes de echarle el agua del bautismo el santo obispo le dijo: "Orgulloso guerrero: tienes que quemar lo que has adorado, y adorar lo que has quemado". Con esto quería decirle que en adelante debía abandonar sus antiguas malas costumbres paganas y observar la santa religión de Cristo Jesús.

En seguida San Remigio, ayudado por otros tres obispos y por muchos otros sacerdotes, bautizó a dos hermanas del rey y a tres mil de sus soldados con sus mujeres y niños. Ese fue un día grande en el que la nación francesa empezó a pertenecer a nuestra santa religión.

El resto de su vida la empleó Remigio en instruir al pueblo y en ayudar a los necesitados, y combatir a los herejes que enseñaban doctrinas equivocadas. Dios le concedió el don de hacer curaciones y anunciar lo que iba a suceder en lo futuro. Murió en el 530.

Cuando ya era un anciano de más de noventa años, algunos se burlaron de él diciéndole que era demasiado viejo, y les respondió: "En vez de reírse porque he llegado a esta edad, más bien lo que deberían hacer sería darle gracias a Nuestro Señor, porque en todo este tiempo no he dado mal ejemplo a nadie". Ojalá pudiéramos repetir también nosotros semejante afirmación tan consoladora.

Los franceses han tenido siempre una gran admiración y veneración por San Remigio y nosotros damos gracias a Dios porque nunca dejará de enviar a su Iglesia apóstoles que conviertan a los pecadores.

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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Agricio de Tréveris, Santo Obispo, Enero 13  

Agricio de Tréveris, Santo

Obispo

Martirologio Romano: En Tréveris, ciudad de la Galia Bélgica (hoy Alemania), san Agricio, obispo, que convirtió en iglesia el palacio que le regaló santa Elena (c. 330).

La vida de San Agrecio (o Agricio) ha adquirido particular interés en estos últimos años, debido a las discusiones sobre la autenticidad de la "Santa Túnica de Tréveris". Según la vida del santo (se trata de un documento ciertamente no anterior al siglo XI y considerado por los críticos como obra de pura imaginación), Aprecio fue primero, Patriarca de Antioquía; después, el Papa San Silvestre, a instancias de la Emperatriz Elena, madre de Constantino, le nombró obispo de Tréveris.

Esa región de Alemania, que había sido evangelizada casi dos siglos antes, volvió a caer prácticamente en el paganismo. San Aprecio se dedicó a construir allí iglesias y a establecer relaciones más estrechas con el centro de la cristiandad. Santa Elena le animó en esta tarea y le envió una parte de las preciosas reliquias descubiertas por ella en Tierra Santa.

Así llegaron a Tréveris uno de los clavos de la cruz, el cuchillo de la Última Cena, los cuerpos de los santos Lázaro y Marta, y lo que pasaba por ser la túnica inconsútil del Señor. Pero el carácter poco fidedigno de la biografía de San Agrecio, que narra esto, no es un argumento en favor de la autenticidad de los hechos. Por otra parte, la placa de marfil de origen bizantino, que algunos interpretan como una representación de los santos Silvestre y Agrecio transportando en un carro las reliquias a Tréveris, se refiere probablemente a otra translación de reliquias a Constantinopla, bajo el emperador León I (457-474).

Se afirma también que San Silvestre concedió a Tréveris, en la persona de San Agrecio, la primacía sobre todos los obispos de la Galia y Germania. Dejando aparte estas ficciones, los únicos datos ciertos que poseemos sobre San Agrecio son que asistió como obispo de Tréveris al Concilio de Arlés, en 314, y que fue sucedido por San Maximino.

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Kentigerno (Mungo), Santo Obispo y Abad, Enero 13  

Kentigerno (Mungo), Santo

Obispo y Abad

Martirologio Romano: En Glasgow, ciudad de Escocia, san Kentigerno, obispo y abad, que estableció en aquel lugar su sede, y de él se cuenta que reunió una gran comunidad de monjes, para imitar la vida de la primitiva Iglesia (603/612).

Kentigerno, más conocido por el apodo de Mungo ("querido amigo") tuvo un mal comienzo en su vida, a principios del siglo VI. Cuando se descubrió que la princesa picta Tanew o Tannoch iba a dar a luz a un hijo sin estar casada, su enfurecido padre la arrojó junto a su hijo (quien todavía no había nacido) desde la cúspide de su fortaleza de Caprain Law. Tanto la madre como el hijo escaparon milagrosamente de esta experiencia terrible y huyeron hacia el este, acogiéndose a sagrado en la capilla de San Ninian de Glasgow.

Con el paso de los años, el hijo de Tanew fue ordenado, y con el tiempo fue ordenado obispo de esta ciudad. Su madre, tras sus comienzos infortunados, pudo reponerse y se hizo una pía mujer. Años después fue canonizada. St Enoch, en el corazón de Glasgow es una corrupción de su nombre, St Tannoch.

Kentigerno es una figura de la que tenemos muy poca información, tal como sucede con Sam Ninian, y se le recuerda principalmente por sus cuatro milagros representados en el escudo de Glasgow, de la cual es patrón. Fue obligado a huir a Gales, donde se refugió con San David en Menevia, y más tarde fundó el monasterio de San Asaph's.

Cuando el rey Rhydderch venció a los paganos en la batalla de Arderydd en el año 573, Mungo volvió a Strathclyde, preparando su sede en Hoddam en el condado de Dumfries (Dumfriesshire) antes de volver a Glasgow, donde dejó su gran catedral que permanece todavía hoy.

San Kentigerno murió en el año 612.

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Hildemar, Beato Mártir, Enero 13  

Hildemar, Beato

Etimológicamente significa "guerrero". Viene de la lengua alemana.

Hay nombres que no son propios de nuestra cultura y, sin embargo, en otras abundan mucho.

El joven Hildemar había seguido a Guillermo el Conquistador en todas sus aventuras guerreras por varios lugares de Europa.

En recompensa por su fidelidad y amistad, una vez que conquistó Inglaterra, le dio el cargo de capellán de la corte. Le duró nada más que el tiempo en que estuvo Guillermo en el poder, pues apenas murió, lo perdió.

Entonces, tras llorar la muerte de su amigo, volvió a Tournai (Bélgica), de donde era originario.

Fue en este tiempo cuando se replanteó de nuevo su vida para darle un nuevo giro. En efecto, con dos buenos amigos muy devotos, emprendió una nueva aventura distinta a las otras que había llevado con Guillermo.

Ellos tres se fueron a un bosque en Arrouaise (Somme) con la sana intención de vivir entregados a la oración y a la penitencia como ermitaños.

Ninguno de los tres sabía que este bosque era propiedad de Berenger, un jefe de bandidos y ladrones que asaltaban y robaban cuanto podían.
Durante el tiempo que creyó conveniente, hizo la vista gorda ante los nuevos visitantes, pero las sospechas le venían a la mente con no muy buenos fines.

Por curiosidad envió un día a uno de sus ladrones con toda la mayor educación que se puede uno imaginar.

Les rogó que le dejasen entrar en su grupo para hacer oración y penitencia. Era pura falsedad.

Efectivamente, lo admitieron como novicio entre ellos para que aprendiera las reglas de comportarse y saber el arte de hacer oración y llevar una vida según manda el Evangelio.

Hildemar lo recibió con los brazos abiertos. Al cabo de 24 horas, el susodicho y falso novicio los apuñaló mientras que oraban humildemente al Señor.
Esto ocurrió el 13 de enero del 1087.

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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Verónica de Binasco, Beata Virgen Agustina, Enero 13  

Verónica de Binasco, Beata

Virgen

Martirologio Romano: En Milán, de Lombardía (hoy Italia), beata Verónica de Binasco Negroni, virgen, que entró en el monasterio de santa Marta, donde se seguía la Regla de san Agustín, alcanzando una profunda contemplación (1497).

Verónica nació en Binasco, cerca de Milán, en 1445, era hija de humildes campesinos. A los veintidós años entró al convento agustino de Santa María en Milán, y en él pasó treinta años de vida religiosa en el humilde oficio de Hermana mendicante.

Murió el 13 de enero de 1497, y a los diez años de la muerte, León X le concedió el culto privado. Mientras vivió en familia sólo aprendió el duro trabajo campesino; no fue a la escuela, así que cuando entró en eI convento tuvo que luchar bastante para aprender a leer y escribir, pero los resultados fueron escasos. Sin embargo, aprendió la más importante lección de vida ascética, cuando la Virgen le reveló en una visión cuál era el camino a seguir para aprender la ciencia divina que lleva a Dios:

1) La pureza del corazón.
2) La paciencia para con el prójimo, que no nos hace escandalizar de las culpas, sino que nos lleva a orar por los que las cometen.
3) La meditación diaria sobre la Pasión de Jesús.

Para que se le grabaran en la memoria estas sencillas pero preciosas nociones, la Virgen se las tradujo no en letras del alfabeto, sino con poético simbolismo de colores: el blanco de la pureza y del amor de Dios, el negro de la paciencia y el rojo de la Pasión.

Así, esta humilde monja analfabeta aprendió la sabiduría directamente de la fuente divina. Sin haber abierto ningún libro de teología, y mucho menos un tratado de psicología. Sor Verónica maravillaba a cuantos se le acercaban por la audacia de su doctrina. También tenía una clara intuición de las aflicciones de los demás. Sor Verónica, estaba en contacto permanente con la gente por el oficio que tenía de pedir limosna de puerta en puerta, pero ella daba más de lo que recibía dando a cuantos se le acercaban el pan que alimenta el alma.

Por invitación de la Virgen, viajó a Roma a llevarle un mensaje al Papa, Alejandro Vl. El Papa (un gran devoto de la Virgen) la recibió amablemente y la escuchó con atención porque comprendió que se encontraba ante un alma privilegiada.

La beata Verónica gozó del don de la profecía
y lo usó para preanunciar el día y la hora de su muerte. La profecía se cumplió puntualmente, y sor Verónica expiró serenamente, el 13 de enero de 1497.

El Papa León X confirmó su culto en 1517.

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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Godofredo de Cappenberg, Santo Conde y Religioso, Enero 13  

Godofredo de Cappenberg, Santo

Conde y Religioso

Martirologio Romano: En el monasterio de Ilbenstad, en Alemania, san Godofredo, que, siendo conde de Cappenberg, deseó una vida más perfecta, para lo cual convirtió su castillo en monasterio y, habiendo tomado el hábito canonical, se entregó a servir a pobres y enfermos (1127).

Etimología: Godofredo = que vive en paz, es de origen germánico.

Godofredo, quien murió a los treinta años de edad, pertenece a la categoría de los santos jóvenes que pasaron su vida en la tierra, preparándose para el cielo.

Godofredo era conde de Krappenberg y señor de un gran distrito en la diócesis de Münster de Westfalia. Su esposa provenía de una familia tan distinguida como la suya.

Bajo la influencia de San Norberto, fundador de los canónigos Premonstratenses, Godofredo decidió convertir su castillo de Cappenberg en monasterio de esa orden, y en seguida persuadió a su mujer y a su hermano para que renunciasen como él al mundo y se hiciesen religiosos bajo la dirección de San Norberto. El suegro de Godofredo le opuso una resistencia muy violenta y aún le amenazó de muerte, pero el beato no dejó por ello de regalar todas sus posesiones a los premonstratenses.

Cerca de Cappenberg construyó un convento en el que su esposa y dos de sus hermanas tomaron el velo. Fundó además varios hospitales y otras instituciones de caridad.

Siendo novicio premonstratense, se empleaba en las ocupaciones más humildes y lavaba los pies a los enfermos y peregrinos albergados en el hospital. Aunque había recibido ya las órdenes menores, no vivió el tiempo suficiente para ser ordenado sacerdote.

El 13 de enero de 1127 entregó gozosamente su alma a Dios, declarando que no quería vivir un momento más, ni por todo el oro del mundo.
Los premonstratenses celebran su fiesta el 16 de enero.

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Fuente: Martirologio Romano
Otros Santos y Beatos Completando el santoral de este día, Enero 13  

Otros Santos y Beatos

San Pedro, presbítero y mártir

En la ciudad de Capitolias, en Batanea (hoy Israel), san Pedro, presbítero y mártir, que acusado ante Walid, príncipe de los sarracenos, de predicar en público la fe en Cristo, consumó su martirio clavado en una cruz, después de que se le amputasen lengua, manos y pies (713).

Santos Gumersindo, presbítero, y Servideo, monje, mártires

En Córdoba, ciudad de la región hispánica de Andalucía, santos mártires Gumersindo, presbítero, y Servideo, monje, los cuales, reconociéndose como cristianos ante los príncipes y jueces musulmanes, perdieron su vida por la fe en Cristo (852).

Santa Juta o Iveta, reclusa

Cerca de Huy, en la región de Lieja, en Bélgica, santa Juta o Iveta, la cual, habiendo quedado viuda, se dedicó a curar leprosos y, más tarde, se recluyó en una celda cerca de ellos (1228).

Santos Domingo Pham Trong (An) Kham, Lucas (Cai) Thin, su hijo, y José Pham Trong (Cai) Tá, mártires

En la ciudad de Nam Dinh, en Tonquín (hoy Vietnam del Norte), santos mártires Domingo Pham Trong (An) Kham, Lucas (Cai) Thin, su hijo, y José Pham Trong (Cai) Tá, todos los cuales, en tiempo del emperador Tu Duc, prefirieron los tormentos y la muerte antes que pisotear la cruz (1859).

Beato Emilio Szramek, presbítero y mártir


En el campo de concentración de Dachau, cercano a Munich, de Baviera, en Alemania, beato Emilio Szramek, presbítero y mártir, que siendo oriundo de Polonia, durante la guerra fue enviado a este lugar por defender la fe en Cristo, y allí falleció después de haber sido atormentado de diversas maneras (1942).

Santos Hermilio y Estratonico, mártires


En Singidón, en Mesia (hoy Rumanía), santos mártires Hermilio y Estratonico, que, después de crueles tormentos, fueron precipitados en el río Ister (hoy Danubio), en tiempo del emperador Licinio (c. 310).

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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