miércoles, 8 de enero de 2014

Jueves del Santísimo Sacramento. 09/01/2014. Beata Alexia ¡ruega por nosotros!

JMJ

Pax

† Lectura del santo Evangelio según san Marcos 6, 45-52

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, después de la multiplicación de los panes, Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la barca y se dirigieran a Betsaida, mientras él despedía a la gente. Después de despedirlos, se retiró a la montaña a orar. 
Entrada la noche, la barca estaba en medio del lago y Jesús, solo, en tierra. Viendo los trabajos con que avanzaban, pues el viento les era contrario, se dirigió a ellos caminando sobre el agua, poco antes de amanecer, y parecía que iba a pasar de largo, pero ellos, al verlo andar sobre el agua, creyeron que era un fantasma y se pusieron a gritar; porque todos lo habían visto y estaban espantados. Pero él les habló en seguida y les dijo:
"¡Animo! Soy yo; no teman".
Subió a la barca con ellos y se calmó el viento. Ellos quedaron más sorprendidos todavía, ya que no habían entendido lo de los panes, pues su mente seguía embotada.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354

Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). "Te amo, pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso". ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.

 

Misal

 

9 enero o MIÉRCOLES desp Epifania

Antífona de Entrada

El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande; habitaban en tierra de sombras y una luz les brilló.

 

Oración Colecta

Oremos:
Señor, luz radiante de todas las naciones: concede a los pueblos de la tierra gozar de una paz estable, e ilumina nuestros corazones con aquella luz espléndida que condujo a nuestros padres al conocimiento de tu Hijo. Que vive y reina contigo...
Amén.

 

Primera Lectura

Si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece en nosotros

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 4, 11-18

Queridos hermanos: Si Dios nos ha amado tanto, también nosotros debemos amarnos los unos a los otros. A Dios nadie lo ha visto nunca; si nosotros nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor en nosotros es perfecto.
Es esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros: en que nos ha comunicado su Espíritu. Nosotros hemos visto, y de ello damos testimonio, que el Padre envió a su Hijo como Salvador del mundo. 
Quien confiesa que Jesús es Hijo de Dios, permanece en Dios y Dios en él. Nosotros hemos conocido y creído en el amor que Dios nos tiene. 
Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios, y Dios en él. Nuestro amor llega a la plenitud cuando esperamos confiados el día del juicio, porque nosotros compartimos en este mundo su condición.
En el amor no hay lugar para el temor. Al contrario, el amor perfecto excluye el temor, porque el temor supone castigo, y el que teme no ha alcanzado la perfección en el amor.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 71, 2.10.12-13

Que todos los pueblos te sirvan, Señor.

Dios mío, da tu juico al rey, tu justicia al heredero del trono; para que gobierne a tu pueblo con justicia y a tus humildes con equidad.
Que todos los pueblos te sirvan, Señor.

Que los reyes de Tarsis y de los pueblos lejanos le traigan regalos, y que le paguen tributos los monarcas de Arabia y de Sabá.
Que todos los pueblos te sirvan, Señor.

Porque él librará al necesitado que suplica, al humilde que no tiene defensor; tendrá compasión del necesitado y del abandonado, y salvará la vida de los necesitados.
Que todos los pueblos te sirvan, Señor.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Gloria a ti, Cristo Jesús, que has sido proclamado a las naciones. Gloria a ti, Cristo Jesús, que has sido anunciado al mundo.
Aleluya.

Evangelio

Lo vieron caminar sobre el agua

† Lectura del santo Evangelio según san Marcos 6, 45-52

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, después de la multiplicación de los panes, Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la barca y se dirigieran a Betsaida, mientras él despedía a la gente. Después de despedirlos, se retiró a la montaña a orar. 
Entrada la noche, la barca estaba en medio del lago y Jesús, solo, en tierra. Viendo los trabajos con que avanzaban, pues el viento les era contrario, se dirigió a ellos caminando sobre el agua, poco antes de amanecer, y parecía que iba a pasar de largo, pero ellos, al verlo andar sobre el agua, creyeron que era un fantasma y se pusieron a gritar; porque todos lo habían visto y estaban espantados. Pero él les habló en seguida y les dijo:
"¡Animo! Soy yo; no teman".
Subió a la barca con ellos y se calmó el viento. Ellos quedaron más sorprendidos todavía, ya que no habían entendido lo de los panes, pues su mente seguía embotada.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Oración sobre las Ofrendas

Señor Dios nuestro, fuente de la piedad sincera y del amor fraterno: que esta ofrenda glorifique tu nombre y nuestra unión se haga fuerte por la participación en estos sacramentos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio

Cristo, luz de los pueblos

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque hoy has revelado en Cristo, para luz de los pueblos, el verdadero misterio de nuestra salvación; pues al manifestarse Cristo en nuestra carne mortal, nos hiciste partícipes de la gloria de su inmortalidad.
Por eso, 
con los ángeles y arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria: 

Antífona de la Comunión

La Vida, que estaba con el Padre, se hizo visible y se nos manifestó.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
Que tu pueblo, Señor, dirigido por tu ayuda continua, reciba los auxilios presentes y futuros que le envías, y, sostenido por el consuelo de las cosas temporales, ayúdale a aspirar con más confianza a los bienes eternos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

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Dia 9/01 San Eulogio de Córdova (presbítero y mártir, rojo)

Antífona de Entrada

Esté santo luchó hasta la muerte en defensa de la ley de Dios, y no temió las palabras de los malvados; estaba afianzado sobre roca firme.

 

Oración Colecta

Oremos:
Dios de poder y misericordia, que infundiste tu fuerza a san Eulogio de Córdova para que pudiera soportar el dolor del martirio; concede, a los que hoy celebramos su victoria, vivir defendidos de los engaños del enemigo bajo tu protección amorosa.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

 

Primera Lectura

Zacarías, a quien ustedes mataron entre el templo y el altar

Lectura del segundo libro de las Crónicas 24,18-22

En aquellos días se olvidaron del templo del Señor, Dios de sus padres, y dieron culto a las estelas y a los ídolos. Este pecado provocó la ira de Dios sobre Judá y Jerusalén. Les envió profetas para que se convirtiesen, pero no hicieron caso a sus amonestaciones.
Entonces el Espíritu de Dios revistió a Zacarías, hijo del sacerdote Yehoyadá, que se presentó ante el pueblo y le dijo:
"Esto dice el Señor: ¿Por qué no cumplen los preceptos del Señor? Van al fracaso. Han abandonado al Señor y él os abandonará a su vez.
Pero ellos conspiraron contra él y lo apedrearon en el atrio del templo por orden del rey. El rey Joás, sin tener en cuenta el bien que le había hecho Yehoyadá, mató a su hijo Zacarías, que murió diciendo:
"¡Que el Señor te lo tome en cuenta!"
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 30

A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

Sé la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve, tú que eres mi roca y mi baluarte; por tu nombre dirígeme y guíame.
A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

A tus manos encomiendo mi espíritu: tú, el Dios leal, me librarás; yo confío en el Señor, tu misericordia sea mi gozo y mi alegría.
A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

Haz brillar tu rostro sobre tu siervo; en el asilo de tu presencia los escondes de las conjuras humanas.
A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Dichoso el hombre que soporta la prueba, porque una vez aquilatado recibirá la corona de la vida.
Aleluya.

Evangelio

No tengan miedo a los que matan el cuerpo

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 10, 28-33

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo dijo Jesús a sus apóstoles:
"No tengan miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. No, teman al que puede destruir con el fuego alma y cuerpo. ¿No se venden un par de gorriones por unos cuartos? Y, sin embargo, ni uno solo cae al suelo sin que lo disponga el Padre. Pues ustedes hasta los cabellos de la cabeza tienen contados. Por eso, no tengan miedo: no hay comparación entre ustedes y los gorriones.
Si uno se pone de mi parte ante los hombres, yo también me pondré de su parte ante mi Padre del cielo. Y si uno me niega ante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre del cielo".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Oración sobre las Ofrendas

Señor, santifica con tu bendición estas ofrendas que te presentamos, y concédenos la gracia de vivir encendidos en el fuego de tu amor que dio fuerza al mártir san Eulogio de Córdova, para soportar los tormentos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio

Significado y ejemplaridad del martirio

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación d arte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque la sangre del glorioso mártir san Eulogio de Córdova, derramada, como la de Cristo, para confesar tu nombre, manifiesta las maravillas de tu poder; pues en su martirio, Señor, has sacado fuerza de lo débil, haciendo de la fragilidad tu propio testimonio, por Cristo, Señor nuestro.
Por eso,
corno los ángeles te cantan en el cielo, así nosotros en la tierra te aclamamos diciendo sin cesar:

Antífona de la Comunión

El que quiere venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y que me siga, dice el Señor.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
Señor que el sacramento que hemos recibido nos dé la fortaleza con que el mártir san Eulogio de Córdova, se mostró siempre fiel a tu servicio y vencedor en el tormento.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

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Meditación diaria

Después de Epifanía
9 de enero

ENCONTRAR A JESÚS

— Jesús perdido y hallado en el Templo. El dolor y la alegría de María y de José. Nosotros le perdemos por nuestra culpa.

— La realidad del pecado y el alejamiento de Cristo. La tibieza.

— Poner nosotros los medios para no perder a Jesús. Dónde podemos hallarlo.

I. Jesús creció en un clima de piedad y de cumplimiento de la Ley. Parte importante de esta eran las peregrinaciones al Templo. Tres veces al año celebraréis fiesta solemne en mi honor... Tres veces al año comparecerá todo varón ante Yahvé, su Dios1. Estas fiestas eran las de la Pascua, Pentecostés y la de los Tabernáculos, y, aunque no obligaban a ir al Templo a quienes vivían lejos, eran muchos los judíos de toda Palestina que se trasladaban a Jerusalén en alguna de esas fechas. La Sagrada Familia solía hacerlo en Pascua: Todos los años sus padres iban a Jerusalén por la fiesta de la pascua2. Aunque solo era obligatorio para los varones mayores de doce años, María, según se deduce del relato de San Lucas, acompañaba a José.

Nazaret dista de Jerusalén algo más de cien kilómetros por el camino más recto. Al llegar la Pascua solían reunirse varias familias para hacer el camino juntos, en cuatro o cinco jornadas.

Al ser ya el Niño de doce años cumplidos, subió a Jerusalén, según solían hacer en aquella fiesta3. Terminados los ritos pascuales, se inicia la vuelta a Nazaret. En estos viajes, las familias se dividían en dos grupos, uno de hombres y otro de mujeres. Los niños podían ir con cualquiera de los dos. Esto explica que pudiera pasar inadvertida la ausencia de Jesús hasta que terminó la primera jornada, momento en el que se reagrupaban todos para acampar.

¿Qué sintieron y pensaron entonces? Parece inútil describirlo. Creyeron haber perdido a Jesús, o que Jesús les había perdido a ellos, y andaba solo, Dios sabe por dónde. La aglomeración a la salida de la ciudad y por los caminos que a ella conducen era muy grande en esos días. Aquella noche debió ser terrible para María y para José. Por la mañana, muy temprano, comenzaron a desandar el camino y se dirigieron de nuevo a Jerusalén. Pasaron tres días, cansados, angustiados, preguntando a todo el mundo si habían visto a un niño como de doce años... Todo inútil.

María y José le perdieron sin culpa suya. Nosotros le perdemos por el pecado, por la tibieza, por la falta de espíritu de mortificación y de sacrificio. Entonces, nuestra vida sin Jesús se queda a oscuras.

Cuando nos encontremos en esa oscuridad hemos de reaccionar enseguida y buscarle, hemos de saber preguntar a quien puede y debe saberlo: «¿Dónde está el Señor?».

«La Madre de Dios, que buscó afanosamente a su Hijo, perdido sin culpa de Ella, que experimentó la mayor alegría al encontrarle, nos ayudará a desandar lo andado, a rectificar lo que sea preciso cuando por nuestras ligerezas o pecados no acertemos a distinguir a Cristo. Alcanzaremos así la alegría de abrazarnos de nuevo a Él, para decirle que no lo perderemos más.

»Madre de la ciencia es María, porque con Ella se aprende la lección que más importa: que nada vale la pena, si no estamos junto al Señor; que de nada sirven todas las maravillas de la tierra, todas las ambiciones colmadas, si en nuestro pecho no arde la llama de amor vivo, la luz de la santa esperanza que es un anticipo del amor interminable en nuestra definitiva Patria»4.

II. María y José no perdieron a Jesús, fue Él quien se ausentó de su lado.

Con nosotros es distinto; Jesús jamás nos abandona. Somos nosotros los hombres quienes podemos echarlo de nuestro lado por el pecado, o al menos alejarlo por la tibieza. En todo encuentro entre el hombre y Cristo, la iniciativa siempre ha sido de Jesús; por el contrario, en toda situación de desunión, la iniciativa la llevamos siempre nosotros. Él no nos deja jamás.

Cuando el hombre peca gravemente se pierde para sí mismo y para Cristo. El hombre anda entonces sin sentido y sin dirección, pues el pecado desorienta esencialmente. El pecado es la mayor tragedia que puede sucederle a un cristiano. En unos pocos momentos se aparta radicalmente de Dios por la pérdida de la gracia santificante, pierde los méritos adquiridos a lo largo de toda su vida, queda sujeto de algún modo a la esclavitud del demonio y disminuye en él la inclinación a la virtud. El alejamiento de Dios «lleva siempre consigo una gran destrucción en quien lo realiza»5.

Por desgracia, lo peor de todo es que para muchos esto apenas tiene importancia. Es la tibieza, el desamor, el que lleva a valorar poco o nada la compañía de Jesús, Él sí que valora estar con nosotros: murió en una cruz para rescatarnos del demonio y del pecado, y para estar siempre con cada uno de nosotros en este mundo y en el otro.

María y José amaban a Jesús entrañablemente; por eso le buscaron sin descanso, por eso sufrieron de una manera que nosotros no podemos comprender, por eso se alegraron tanto cuando de nuevo le encontraron. «Hoy no parece que haya mucha gente que sufra por su ausencia; cristianos hay para quienes la presencia o ausencia de Cristo en sus almas no significa prácticamente nada. Pasan de la gracia al pecado y no experimentan sufrimiento ni dolor, aflicción ni angustia. Pasan del pecado a la gracia y no dan la impresión de hombres que han vuelto del infierno, que han pasado de la muerte a la vida: no se les ve el alivio, el gozo, la paz y el sosiego de quien ha recuperado a Jesús»6.

Nosotros hemos de pedir hoy a María y a José que sepamos apreciar la compañía de Jesús, que estemos dispuestos a todo antes que perderle. ¡Qué oscuro estaría el mundo, y nuestro mundo, sin Jesús! ¡Qué gracia tan grande darnos cuenta de esto! «Jesús: que nunca más te pierda...»7. Pondremos todos los medios, sobrenaturales y humanos, para no caer en el pecado mortal y ni siquiera en el pecado venial deliberado. Si no ponemos empeño en aborrecer el pecado venial, sin la falsa excusa de que no es «grave», no llegaremos a un trato de intimidad con el Señor.

III. El Templo de Jerusalén tenía una serie de dependencias destinadas al culto y a la enseñanza de las Escrituras. En una de estas dependencias entraron María y José. Probablemente se trataba del atrio del Templo, donde se escuchaban las explicaciones de los doctores y se podía intervenir con preguntas y respuestas. Allí se encontraba Jesús; sus preguntas llamaban la atención de los doctores por su sabiduría y ciencia. Está como uno de tantos oyentes, sentado en el suelo, y también interviene como harían otros, pero las preguntas descubren su maravillosa sabiduría. Con todo era un modo de enseñar acomodado a su edad.

María y José están maravillados contemplando toda esta escena. María se dirige a Él llena de alegría por haberle encontrado. En sus palabras encuentra San Agustín una muestra de humildad y de deferencia hacia San José. «Pues, aun con haber merecido alumbrar al Hijo del Altísimo, era Ella humildísima, y al nombrarse no se antepone a su esposo, diciendo Yo y tu padre, sino: Tu padre y yo. No tuvo en cuenta la dignidad de su seno, sino la jerarquía conyugal. La humildad de Cristo, en efecto, no había de ser para su madre una escuela de soberbia»8.

La pérdida de Jesús no fue involuntaria por su parte. Teniendo plena conciencia de quién era y de la misión que traía, quiso comenzar de algún modo a cumplirla. Igual que hará después, busca ahora cumplir la voluntad del Padre celestial sin que sea un obstáculo la de sus padres terrenos. Para ellos debió de ser una dolorosa prueba; pero también un rayo de luz, que les va descubriendo el misterio de la vida de Jesús. Fue un episodio de la vida de Jesús que jamás olvidarían.

Para todos queda claro la conciencia que Jesús tiene de su misión y de ser el Hijo de Dios. Para penetrar un poco más en la respuesta habría que haber oído la entonación de la voz de Jesús mientras se dirige a sus padres. De todas formas, nos hace ver que los planes de Dios están siempre por encima de los planes terrenos, y si alguna vez se presenta conflicto entre ambos, es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres9.

Si alguna vez perdemos a Jesús, acordémonos de aquel consejo del mismo Señor: Buscad y encontraréis10. Le encontramos siempre en el Sagrario, en aquellas personas que Dios mismo ha dispuesto para señalarnos el camino; y si le hubiéramos ofendido gravemente, siempre nos está esperando en el sacramento de la Penitencia. En este sacramento nos disponemos a purificar nuestros ojos manchados por las faltas de amor y por los pecados veniales.

Quizá hoy nos puede hacer mucho bien, especialmente cuando estemos delante del Sagrario o cuando veamos los muros de una iglesia, decir como jaculatoria, repetir en la intimidad de nuestro corazón: «Jesús: que nunca más te pierda...»11. María y José serán nuestras ayudas para no perder de vista a Jesús a lo largo del día, y de toda nuestra vida.

1 Ex 23, 14-17; Cfr. Dt 16, 18. — 2 Lc 2, 41. — 3 Lc 2, 42. — 4 San Josemaría Escrivá, Amigos de Dios, 278. — 5 Conc. Vat. II, Const. Gaudium et spes, 13. — 6F. Suárez, José, el esposo de María, p. 195. — 7 San Josemaría Escrivá, Santo Rosario, quinto misterio de gozo. — 8 San Agustín, Sermón 51, 18. — 9 Hech 5, 9. — 10 Lc 11, 9. — 11 San Josemaría Escrivá, l. c.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

Fuente: Osanet.org
Julia de la Rena de Certaldo, Beata Reclusa Agustina, Enero 9  

Julia de la Rena de Certaldo, Beata

Reclusa

Martirologio Romano: En Certaldo, lugar de la Toscana (hoy Italia), beata Julia de la Rena, de la Tercera Orden de San Agustín, que permaneció encerrada en una pequeña celda junto a la iglesia, en la que vivió sólo para Dios (1367).

Etimología: Julia = Nacida en el séptimo mes. Es de origen latino

Nace en Toscana (Italia), no distante de Certaldo, en torno al año1320, de padres de nobles venidos a menos. Huérfana en su juventud, pasa al servicio de la familia Tinolfi, en la vecina ciudad de Florencia. Tras entrar en contacto con los agustinos y conocida su espiritualidad, sin contar veinte años de edad, solicita y recibe el hábito de agustina secular.

Sintiéndose llamada a una forma de vida más radical y austera, en plena flor de su existencia, decide abandonar la ciudad y recogerse en un lugar solitario. Vuelta a Certaldo se aloja en un pequeño local contiguo a la iglesia agustiniana de San Miguel y Santiago, en el cual hizo abrir dos minúsculas ventanas, una que miraba a la iglesia para en poder asistir a las sagradas funciones, y la otra hacia el exterior, por donde recibir el alimento que la piedad popular pudiera proporcionarla. Y una vez colocado sobre la pared un gran crucifijo, con solemnidad y en presencia de numeroso público entre devoto e incrédulo, desde el exterior un maestro albañil tapió la entrada.

Desde este momento ya nunca saldrá de su pequeño reclusorio. Como una emparedada, vivirá segregada del mundo por un período de aproximadamente treinta años, recorriendo hasta el fondo el largo camino de la ascética y de la mística. Penitencia y oración fueron sus ocupaciones cotidianas. De su manutención se encargaban los habitantes de Certaldo y sus alrededores. Tradiciones populares refieren que hasta los niños, privándose de alimentos y golosinas, corrían en su ayuda llevándole algo de comer, y que Julia, agradecida y sonriente, a cambio, hasta en invierno les obsequiaba con flores frescas. Nada más se sabe de esta intrépida mujer, a no ser la gran veneración hacia ella de sus conciudadanos por semejante vida de piedad vivida ante sus propios ojos.

Julia muere en torno a 1370. Su culto se inició inmediatamente después de su deceso, pues ya en 1372 consta la dedicación de un altar en la iglesia junto a la cual había transcurrido la mayor parte de su vida y donde al fallecer había sido sepultado su cuerpo. Desde 1506 la alcaldía corre con los gastos de la fiesta en honor de la beata, a cuyo favor varias veces fue atribuida la liberación de pestes y contagios en toda la comarca.

El culto ab immemorabili fue confirmado por Pío VII en 1819.

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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Lucrecia de Córdoba, Santa Mártir, Enero 9  

Lucrecia de Córdoba, Santa

Mártir

Martirologio Romano: En la ciudad de Córdoba, en la región hispánica de Andalucía, memoria de santa Lucrecia, virgen y mártir, bautizada por san Eulogio, presbítero y mártir (859).

Santa Lucrecia, fue una doncella cordobesa, hija de padres musulmanes.

Habitaba por entonces en Córdoba San Eulogio, varón famoso por su sabiduría, sus dotes de prudencia, y cuando era preciso su arrojo y valentía. A Lucrecia le fascinaba la idea de un Dios entregado enteramente a los hombres por amor, con un amor de benevolencia, es decir, amor de gratuidad absoluta. Queriendo instruirse en el cristianismo, acudió al santo.

San Eulogio se encargó con todo cariño de su educación cristiana. Sabía a lo que se exponía con esta labor de catequista. Pero nunca tuvo miedo en su corazón. Era consciente de que los padres de Lucrecia se oponían a que dejara la religión musulmana.

Cuando Lucrecia vio que no podía vivir con sus padres porque éstos le hacían la vida imposible, se fue a casa de san Eulogio, quien la recibió con gran caridad, y como tenía muchas ocupaciones pastorales, se la entregó a su hermana Amilona.

Los padres de Lucrecia empezaron a buscar a su hija, cuya desaparición ya habían denunciado a los jueces. Al encontrarla, como ella se negara a abjurar del cristianismo, le dieron muerte decapitándola y la arrojaron al río Guadalquivir. Los cristianos, enterados de su ejecución, recogieron sus restos y los enviaron a Oviedo.

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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina02
Adrián (Adriano) de Canterbury, Santo Abad, Enero 9  

Adrián (Adriano) de Canterbury, Santo

Abad

Martirologio Romano: En la ciudad de Canterbury, en Inglaterra, san Adriano, abad, el cual, nacido en África, llegó a Inglaterra desde la ciudad de Nápoles, de la Campania, y muy preparado en ciencias eclesiásticas y civiles, educó egregiamente a gran número de discípulos (710).

Etimología: Adrián = Adriano = Aquel que viene del mar, es de origen latino.

San Adrián había nacido en África. Era abad de Nérida, cerca de Nápoles, cuando el Papa San Vitaliano, a la muerte de San Adeodato, arzobispo de Canterbury, le escogió por su ciencia y virtud para instruir a la nación inglesa, aún joven en la fe. El humilde siervo de Dios trató de declinar la elección, recomendando a San Teodoro para el cargo, pero se mostró dispuesto a compartir los trabajos de la misión. El Papa accedió a sus súplicas y le nombró asistente y consejero del nuevo obispo, en lo cual San Adriano convino gustosamente.

San Teodoro le nombró abad del monasterio de San Pedro y San Pablo de Canterbury, que más tarde había de llamarse San Agustín, donde nuestro santo enseñó el griego, el latín, la ciencia de los Padres y, sobre todo, la virtud. Bajo Adrián y Teodoro, la influencia de la escuela monástica de Canterbury se extendió enormemente. San Aldelmo acudió a ella desde Wessex, Oftforo desde Whitby, y otros estudiantes desde Irlanda. Era una escuela de Derecho Romano y de Ciencias eclesiásticas. Beda refiere que los discípulos de San Adrián conocían bastante bien el griego y hablaban el latín como el inglés. San Adrián ilustró el país con su doctrina y el ejemplo de su vida, durante treinta y nueve años. Murió el 9 de enero del ano 710.

Goscelino de Canterbury nos ha dejado una narración muy interesante del descubrimiento de los restos de San Adrián, que se hallaban incorruptos y despedían una suave fragancia. Las recientes excavaciones confirman este relato.

La tumba de San Adrián se hizo famosa por los milagros en ella obrados, según nos dice Goscelino, citado por Guillermo de Malmesbury.

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Alexia (Alicia) le Clerc (María Teresa de Jesús), Beata Virgen y Cofundadora, Enero 9  

Alexia (Alicia) le Clerc (María Teresa de Jesús), Beata

Cofundadora de la Congregación de
Canonesas Regulares de Nuestra Señora

Martirologio Romano: En la ciudad de Nancy, en Francia, beata María Teresa de Jesús (Alexia) Le Clerc, virgen, que, junto con san Pedro Fourier, fundó la Congregación de Canonesas Regulares de Nuestra Señora, bajo la Regla de san Agustín, para la educación de las jóvenes (1622).

Nació el 2 de Febrero de 1576 en Remiremont (Francia), ducado de Lorena.

Su familia ocupaba una posición destacada; pero es poco lo que sabemos de la vida de Alexia hasta los diecisiete años.

A esa edad era una joven alta y hermosa, rubia, de constitución delicada, atractiva e inteligente; en una palabra, como lo hace notar Mons. Francis Gonne, Alexia era una joven sumamente espiritual.

Ella misma, en uno de sus escritos, nos informa que se distinguía en la música y la danza, que era muy popular y que tenía muchos admiradores. Alexia deja entender que se envanecía de todo esto.

A los diecinueve años tuvo el primero de los sueños que habían de jalonar su vida. Se vio en una iglesia, cerca del altar; a su lado se hallaba Nuestra Señora, vestida con un hábito religioso desconocido, hablándole: "Ven, hija mía, que yo misma voy a darte la bienvenida", le decía. Poco después, la familia Le Clerc fue a habitar a Hymont.

Ahí encontró Alexia a San Pedro Fourier, que era vicario de una parroquia de Mattaincourt, en las cercanías.

Un día que asistía a la misa en esa parroquia, Alexia oyó un ruido de tambor y vio al demonio que hacía bailar a los jóvenes "ebrios de alegría". En ese instante se operó la conversión de Alexia, quien nos dice: "Ahí mismo resolví no mezclarme con semejante compañía".

En la Misa de Navidad de 1597, Alexia Le Clerc, Ganthe André, Isabel y Juana de Louvroir se consagraron públicamente a Dios, funadando, bajo la Regla de san Agustín, la Congregación de Canonesas Regulares de Nuestra Señora.

En 1621, Alexia obtuvo permiso de renunciar al cargo de superiora local de Nancy, y entró en un corto período de extraordinaria paz, que fue el preludio de su muerte. Estaba enferma desde tiempo atrás. Los médicos la de clararon incurable, diagnóstico que desconsoló a todo Nancy, desde el duque y la duquesa de Lorena hasta las colegialas y los mendigos.

San Pedro Fournier acudió a toda prisa a Nancy, pero no pudo penetrar en la clausura, hasta que el obispo le autorizó a ello. La oyó en confesión y la preparó para el paso "de la muerte a la vida".

La beata se despidió solemnemente de la comunidad el día de la Epifanía, exhortando a sus religiosas al amor y la unión.

El fin llegó el 9 de enero, después de una larga agonía. La beata no había cumplido aún los cuarenta y seis años.

El Papa Pío XII la beatificó el 4 de Mayo de 1947.

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Marcelino de Ancona, Santo Obispo, Enero 9  

Marcelino de Ancona, Santo

Obispo

Martirologio Romano: En la ciudad de Ancona, en el Piceno (hoy Italia), san Marcelino, obispo, que, según escribió el papa san Gregorio I Magno, por gracia de Dios libró a la ciudad de un incendio (s. VI).

Etimología: Marcelino = Aquel que procede de Marte (Dios romano de la guerra).

Nacido en la ciudad italiana de Ancona, fue consagrado obispo de esa diócesis alrededor del año 550.

De él escribió San Gregorio Magno refiriendo que libró milagrosamente a la ciudad de Ancona de un gran incendio.

Cuando el santo fue llevado en una silla, por no poder caminar, hasta donde llegaba el fuego, las llamas retrocedieron y todo el incendio se consumió.

Falleció por el año 566

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Fuente: Martirologio Romano
Otros Santos y Beatos Completando santoral de este día, Enero 9  

Otros Santos y Beatos

San Felano, abad

En Escocia, san Felano, abad del monasterio de San Andrés, notable por su vida austera y por haber vivido en la soledad (c. 710).

San Eustracio "Taumaturgo", abad

En el monte Olimpo, en Bitinia (hoy Turquía), san Eustracio, apellidado "Taumaturgo", abad del monasterio de Abgaro (s. IX).

San Honorato de Buzançais, laico

En Thénézay, en la región de Poitiers, en Aquitania (hoy Francia), san Honorato de Buzançais, que, siendo tratante de ganado, repartía su dinero entre los pobres y fue asesinado por unos ladrones a los que reprendía (1250).

Beato Antonio Fatati, obispo

En Ancona, en la región del Piceno (hoy Italia), beato Antonio Fatati, obispo, que en todas las misiones que le encomendaron los Romanos Pontífices se mostró prudente y ecuánime, austero para sí y generoso para con los pobres y necesitados (1484).

Santas Agata Yi y Teresa Kim, mártires

En Seúl, ciudad de Corea, santas mártires Agata Yi, virgen, cuyos padres murieron también mártires, y Teresa Kim, viuda, que, estando en la cárcel, primero fueron azotadas y después degolladas (1840).

Beatos José Pawlowski y Casimiro Grelewski,, presbíteros y mártires

En el campo de concentración de Dachau, cercano a Munich, de Baviera, en Alemania, beatos José Pawlowski y Casimiro Grelewski, presbíteros y mártires, que al ser invadida Polonia durante la guerra fueron deportados, y consumaron su martirio en la horca (1942).

San Andrés Corsini, religioso y obispo

Andrés Corsini Nació en Florencia a finales del siglo XIV. Ingrresó en la orden del Carmelo y el año 1349 fue nombrado obispo de Fiésole.
Entregado totalmente al servicio de la Iglesia, murió el 1629

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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