JMJ
Pax
Vengan a mí todos los que están fatigados
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 11, 28-30
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo dijo Jesús:
"Vengan a mí todos los que están fatigados y agobiados, y yo los aliviaré.
Carguen con mi yugo y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontrarán descanso para sus vidas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?
Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.
El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?
El que no valora una obra de arte es porque necesita cultura: https://www.youtube.com/watch?
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/
El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/
Explicación: http://www.youtube.com/watch?
San Leonardo, "El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/
Audio (1/5): https://www.youtube.com/watch?
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?
Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).
Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?
Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-
Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).
† Misal
mie 2a. Adviento
Antífona de Entrada
Ven, Señor, no tardes; ilumina los secretos de las tinieblas y manifiéstate a todas las naciones.
Oración Colecta
Oremos:
No permitas, Padre todopoderoso, que quienes esperamos la llegada consoladora de nuestro salvador, desfallezcamos en la tarea que tú nos has encomendado de prepararnos a su venida.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
El Señor da vigor al fatigado
Lectura del libro del profeta Isaías 40, 25-31
¿Con quién podrán compararme? ¿A quién me parezco? -dice el Santo-. Levanten los ojos a lo alto y miren: ¿Quién ha creado todo esto? El que dispone en orden su ejército y llama a todos por su nombre; tanta es su fuerza, tan grande es su poder, que no falta ni uno solo. ¿Por qué Jacob, andas diciendo, y tú, Israel, te andas quejando: "Al Señor no le importa lo que me sucede, mi Dios no se preocupa de hacerme justicia?" ¿Es que no lo sabes? ¿Nunca lo has oído?
El Señor es un Dios eterno y ha creado toda la tierra. No se cansa ni se fatiga, y su inteligencia es inescrutable; fortalece al cansado, da energías al débil. Se cansan los jóvenes y se fatigan, los muchachos tropiezan y caen; pero los que esperan en el Señor renuevan sus fuerzas: vuelan como las águilas, corren y no se fatigan, caminan y no se cansan.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Sal 102, 1-2.3-4.8 y 10
Bendice al Señor, alma mía.
Bendice al Señor, alma mía, y todo mi ser a su santo nombre. Bendice al Señor, alma mía, no te olvides de sus beneficios.
Bendice al Señor, alma mía.
El perdona todas tus culpas y sana todas tus enfermedades; él rescata tu vida de la tumba y te colma de amor y de ternura.
Bendice al Señor, alma mía.
El Señor es clemente y compasivo, paciente y lleno de amor. No nos trata como merecen nuestros pecados, ni nos paga de acuerdo con nuestras culpas.
Bendice al Señor, alma mía.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Ya viene el Señor para salvar a su pueblo. Dichosos los que estén preparados para salir a su encuentro.
Aleluya.
Evangelio
Vengan a mí todos los que están fatigados
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 11, 28-30
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo dijo Jesús:
"Vengan a mí todos los que están fatigados y agobiados, y yo los aliviaré.
Carguen con mi yugo y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontrarán descanso para sus vidas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Haz, Señor, que te ofrezcamos siempre este sacrificio como signo de nuestra total entrega, para que realice la intención que tuviste al instituir este sacramento y lleve a cabo plenamente en nosotros tu salvación.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
La doble espera de Cristo
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
A quien todos los profetas anunciaron, la Virgen esperó con inefable amor de madre, Juan lo proclamó ya próximo y señaló después entre los hombres. El mismo Señor nos concede ahora prepararnos con alegría al misterio de su nacimiento, para encontrarnos así, cuando llegue, velando en oración y cantando su alabanza.
Por eso,
con los ángeles y arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Antífona de la Comunión
El Señor llega con gran poder. Iluminará los ojos de sus siervos.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Que esta Eucaristía nos purifique, Señor, de toda mancha, y nos prepare así a celebrar dignamente la Navidad ya próxima.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
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† Meditación diaria
Adviento. 2ª semana. Miércoles
EL CAMINO DE LA MANSEDUMBRE
— Jesús, modelo de mansedumbre que hemos de imitar.
— La mansedumbre se apoya en una gran fortaleza de espíritu.
— Frutos de la mansedumbre. Su necesidad para la convivencia y el apostolado.
I. El texto del profeta Isaías en la Primera lectura de la Misa1, como el Salmo responsorial2, nos invitan a contemplar la grandeza de Dios, frente a esa debilidad nuestra que conocemos por la experiencia de repetidas caídas. Y nos dicen que el Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en misericordia3, y quienes esperan en Él renuevan sus fuerzas, les nacen alas como de águila, corren sin cansarse, marchan sin fatigarse4.
El Mesías trae a la humanidad un yugo y una carga, pero ese yugo es llevadero porque es liberador y la carga no es pesada, porque Él lleva la parte más dura. Nunca nos agobia el Señor con sus preceptos y mandatos; al contrario, ellos nos hacen más libres y nos facilitan siempre la existencia. Venid a mí todos los fatigados y agobiados, y yo os aliviaré, nos dice Jesús en el Evangelio de la Misa. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas: porque mi yugo es suave y mi carga ligera5. Se propone a Sí mismo el Señor como modelo de mansedumbre y de humildad, virtudes y actitudes del corazón que irán siempre juntas.
Se dirige Jesús a aquellas gentes que le siguen, maltratadas y abatidas como ovejas sin pastor6, y se gana su confianza con la mansedumbre de su corazón, siempre acogedor y comprensivo.
La liturgia de Adviento nos propone a Cristo manso y humilde para que vayamos a Él con sencillez, y también para que procuremos imitarle como preparación de la Navidad. Solo así podremos comprender los sucesos de Belén; solo así podremos hacer que quienes caminan junto a nosotros nos acompañen hasta el Niño Dios.
A un corazón manso y humilde, como el de Cristo, se abren las almas de par en par. Allí, en su Corazón amabilísimo, encontraban refugio y descanso las multitudes; y también ahora se sienten fuertemente atraídas por Él, y en Él hallan la paz. El Señor nos ha dicho que aprendamos de Él. La fecundidad de todo apostolado estará siempre muy relacionada con esta virtud de la mansedumbre.
Si observamos de cerca a Jesús, le vemos paciente con los defectos de sus discípulos, y no tendrá inconveniente en repetir una y otra vez las mismas enseñanzas, explicándolas detalladamente, para que sus íntimos, lentos y distraídos, conozcan la doctrina de la salvación. No se impacienta con sus tosquedades y faltas de correspondencia. Verdaderamente, Jesús, "que es Maestro y Señor nuestro, manso y humilde de corazón, atrajo e invitó pacientemente a sus discípulos"7.
Imitar a Jesús en su mansedumbre es la medicina para nuestros enfados, impaciencias y faltas de cordialidad y de comprensión. Ese espíritu sereno y acogedor nacerá y crecerá en nosotros en la medida en que tengamos más presencia de Dios y consideremos con más frecuencia la vida de Nuestro Señor. "Ojalá fuera tal tu compostura y tu conversación, que todos pudieran decir al verte o al oírte hablar: este lee la vida de Jesucristo"8. Especialmente la contemplación de Jesús nos ayudará a no ser altivos y a no impacientarnos ante las contrariedades.
No cometamos el error de pensar que ese "mal carácter" nuestro, manifestado en ocasiones y circunstancias bien determinadas, depende de la forma de ser de quienes nos rodean. "La paz de nuestro espíritu no depende del buen carácter y benevolencia de los demás. Ese carácter bueno y esa benignidad de nuestros prójimos no están sometidos en modo alguno a nuestro poder y a nuestro arbitrio. Esto sería absurdo. La tranquilidad de nuestro corazón depende de nosotros mismos. El evitar los efectos ridículos de la ira debe estar en nosotros, y no supeditarlo a la manera de ser de los demás. El poder de superar nuestro mal carácter no ha de depender de la perfección ajena, sino de nuestra virtud"9.
La mansedumbre se ha de poner especialmente de manifiesto en aquellas circunstancias en las que la convivencia puede resultar más dificultosa.
II. La mansedumbre no es propia de los blandos ni de los amorfos; está apoyada, por el contrario, sobre una gran fortaleza de espíritu. El mismo ejercicio de esta virtud implica continuos actos de fortaleza. Así como los pobres son los verdaderamente ricos según el Evangelio, los mansos son los verdaderos fuertes. "Bienaventurados los mansos porque ellos, en la guerra de este mundo, están amparados contra el demonio y contra los golpes de las persecuciones del mundo. Son como vasos de vidrio recubiertos de paja o heno, que no se quiebran al recibir los golpes. La mansedumbre es como un escudo muy fuerte contra el que se estrellan y rompen los golpes de las agudas saetas de la ira. Van vestidos con vestidura de algodón muy suave que los defiende sin molestar a nadie"10.
La materia propia de esta virtud es la pasión de la ira, en sus muchas manifestaciones, a la que modera y rectifica de tal forma que no se enciende sino cuando sea necesario y en la medida en que lo sea.
Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón. Ante la majestad de Dios, que se ha hecho Niño en Belén, todo lo nuestro adquiere sus justas proporciones, y lo que podría convertirse en una gran contrariedad se queda en su exacta medida; la contemplación del nacimiento de Jesús nos sirve para avivar nuestra oración, extremar la caridad y no perder la paz. Junto a Él aprendemos a ser justos al valorar, en su presencia, los diversos incidentes de la vida ordinaria, a callar en otras ocasiones, a sonreír, a tratar bien a los demás, a esperar el momento oportuno para corregir una falta. También a salir en defensa de la verdad y de los intereses de Dios y de nuestros hermanos con toda la fuerza que sea necesaria. Porque a la mansedumbre, íntimamente relacionada con la humildad, no se opone una cólera santa ante la injusticia. No es mansedumbre lo que sirve de pabellón a la cobardía.
La ira es justa y santa cuando se guardan los derechos de los demás; de modo especial, la soberanía y la santidad de Dios. Vemos a Jesús santamente airado frente a los fariseos y los mercaderes del Templo11. Encuentra el Señor el Templo convertido en una cueva de ladrones, en un lugar falto de respeto, dedicado a otras cosas que nada tenían que ver con la adoración a Dios. El Señor se enfada terriblemente, y lo demuestra con sus palabras y sus hechos. Pocas escenas nos han dejado los Evangelistas con tanta fuerza como esta.
Y junto a la santa ira de Jesús con quienes prostituyen aquel santo lugar, su gran misericordia con los necesitados. Al mismo tiempo se acercaron a Él, en el Templo, varios ciegos y cojos, y los curó12.
III. La mansedumbre se opone a las estériles manifestaciones de violencia, que en el fondo son signos de debilidad (impaciencias, irritación, mal humor, odio, etcétera), a los desgastes inútiles de fuerzas por enfados que no tienen razón de ser, ni por su origen –muchas veces estriba este en pequeñeces, que podían haber pasado con una sonrisa o un silencio–, ni por sus resultados, porque nada arreglan.
De la falta de esta virtud provienen las explosiones de mal humor entre los esposos, que van corroyendo poco a poco el verdadero amor; se origina también la irascibilidad y sus funestas consecuencias en la educación de los hijos; la falta de paz en la oración, porque en vez de hablar con Dios se rumian agravios; en la conversación, la cólera debilita enseguida los argumentos más sólidos. El dominio de sí mismo –que forma parte de la verdadera mansedumbre– es el arma de los fuertes; nos contiene de hablar demasiado pronto, de decir palabras que hieren y que luego nos hubiera gustado no haber pronunciado nunca. La mansedumbre sabe esperar el momento oportuno y matiza los juicios, con lo que adquieren toda su fuerza.
La falta habitual de mansedumbre es fruto de la soberbia, y solo produce soledad y esterilidad a su alrededor. "Tu mal carácter, tus exabruptos, tus modales poco amables, tus actitudes carentes de afabilidad, tu rigidez (¡tan poco cristiana!), son la causa de que te encuentres solo, en la soledad del egoísta, del amargado, del eterno descontento, del resentido, y son también la causa de que a tu alrededor, en vez de amor, haya indiferencia, frialdad, resentimiento y desconfianza.
"Es necesario que con tu buen carácter, con tu comprensión y tu afabilidad, con la mansedumbre de Cristo amalgamada a tu vida, seas feliz y hagas felices a todos los que te rodean, a todos los que te encuentren en el camino de la vida"13.
Los mansos poseerán la tierra. Primero se poseerán a sí mismos, porque no serán esclavos de sus impaciencias y de su mal carácter; poseerán a Dios, porque su alma se halla siempre dispuesta para la oración, en un clima de continua presencia de Dios; poseerán a los que les rodean, porque un corazón así es el que gana amistad y cariño, imprescindibles en la convivencia diaria y en todo apostolado. A nuestro paso por el mundo hemos de dejar el buen aroma de Cristo14: nuestra sonrisa habitual, una calma serena, buen humor y alegría, caridad y comprensión.
Examinemos nuestra disposición al sacrificio necesario para hacer agradable la vida de los demás; si somos capaces de ceder el juicio propio, sin pretender tener siempre razón; si sabemos reprimir el genio y pasar por alto los roces de toda convivencia. Este tiempo de Adviento es buena ocasión para reforzar esta actitud del corazón. Lo conseguiremos si tratamos con más frecuencia a Jesús, a María y a José; si luchamos cada día por ser más comprensivos con quienes nos rodean; si procuramos sin descanso limar nuestras propias asperezas; si sabemos acudir al Sagrario para tratar con el Señor los asuntos que más nos preocupan.
1 Cfr. Is 40, 25-31. — 2 Sal 102, 1-2. 8. 10. — 3 Sal 102, 8. — 4 Is 40-31. — 5 Mt 11, 28-30. — 6 Mt 9, 36. — 7 Conc. Vat. II, Decl. Dignitatis humanae, 11. — 8 San Josemaría Escrivá, Camino, n. 2. — 9 Casiano, Constituciones, 8. — 10 F. de Osuna, Tercer abecedario espiritual, III, 4. — 11 Cfr. Jn 2, 13-17. — 12 Mt 21, 14. — 13 S. Canals, Ascética Meditada, pp. 72-73.— 14 Cfr. 2 Cor 2, 15.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
San Pedro Fourier
Fundador y educador
Año 1640
Dios, Padre misericordioso, quiera seguir enviando a su
Santa Iglesia muchos educadores, al estilo de San Pedro Fourier.
El que mucho cultiva, mucho cosechará (San Pablo).
Al santo de hoy se le ocurrieron en el año 1600 las ideas educadoras que más tarde iban a propagar por todo el mundo San Juan de la Salle (en 1700) y San Juan de Bosco (en 1850). Fue un precursor de la educación gratuita y popular.
Nació en Lorena (Francia) en 1565.
Habiendo terminado brillantemente sus estudios en la Universidad, fundó una escuela gratuita en su ciudad, caso bien raro en ese entonces. Luego ingresó en la comunidad de canónigos regulares de San Agustín y allá fue ordenado sacerdote.
Como se sentía indigno de celebrar la Santa Misa, duró tres meses sin hacer la celebración de su primera misa, desde su ordenación, preparándose para ello (algo parecido hizo San Ignacio de Loyola).
Le pusieron a escoger entre tres parroquias, para que dijera de cuál quería ser párroco. Él escogió la más abandonada, la que más problemas tenía, y la que más estaba necesitando de un trabajo fuerte y constante. Era un pueblecito de los Vosgos que estaba lleno de protestantes calvinistas y donde la moralidad estaba por el suelo. Allí trabajó San Pedro Fourier por treinta años (un caso parecido a los que sucederá siglos después en Ars, cuando llegó allá san Juan Vianey). Aún hoy, todavía allá, cuando hablan de nuestro santo lo llaman "el buen padre Pedro".
Lo primero que hizo para lograr convertir aquellas gentes fue dedicarse a orar, y a sacrificarse por ellas. Recordaba lo que decía Jesús: "ciertos malos espíritus no se alejan sino con la oración y los sacrificios". Aún en el más crudo invierno no encendía fuego para calentarse, y la estufa que iba a calentar el ambiente no se encendía sino cuando llegaban visitantes muy friolentos.
Las otras dos armas con las cuales se propuso ganar las almas de aquellos pecadores fueron la limosna y el buen ejemplo. Quería cumplir aquel mandato del Señor que dice: "De tal manera luzca ante los demás la luz de vuestro buen ejemplo, que los demás al ver vuestras buenas obras, glorifiquen al Padre Celestial". Y en cuanto a las limosnas los necesitados encontraban siempre dispuesto al Padre Pedro a darles alguna ayuda, pero acompañada de buenos consejos que les sirvieran también para la salvación de su alma.
En su parroquia existían numerosas personas que habían tenido bienes de fortuna pero por un mal negocio o un incendio o una enfermedad o un robo, etc., habían quedado en gran pobreza. Para ellos fundó nuestro santo una caja de Mutua Ayuda, en la cual depositaba las contribuciones que las gentes le hacían, y de allí iba sacando para prestar a quienes habían quedado en la ruina. Lo único que les exigía era que si un día lograban volver a tener otra vez los bienes suficientes, devolvieran lo que se les había prestado. Así muchas familias que no se atrevían mendigar, fueron socorridas a tiempo sin ser humilladas. La Caja progresó notablemente.
San Pedro Fourier estaba convencido de que para poder hacer apostolado sin desanimarse ni desorientarse es necesario asociarse con algún grupo apostólico donde a uno lo animen, lo corrijan, lo guíen y lo acompañen. Por eso fundó en su parroquia tres asociaciones apostólicas: la de San Sebastián, para hombres, la del Rosario para señoras y la de la Inmaculada para señoritas. Les hacía reunión semanal para cada grupo por separado y allí organizaba los trabajos de apostolado y se animaban para seguir adelante.
A San Pedro Fourier se le ocurrió en aquellos años algo que cien años después le iba a dar gran éxito a San Juan Bautista de la Salle, pero que en aquel 1600 todavía no encontraba ambiente favorable: fundar las escuelas gratuitas para el pueblo. Trató de hacerlo en su parroquia pero se encontró con que los sacerdotes no aceptaban dar clases en primaria y a los padres de familia si eran pobres, no les interesaba que sus hijos estudiaran, y los maestros que encontraba no tenían vocación para ello. Total: fracasó totalmente en su intento. El mismo lo reconoció humildemente. El terreno todavía no estaba abonado para tan grande cosecha. Solamente cuando La Salle un siglo después se dedique a preparar maestros totalmente entusiasmados por la educación, logrará llenar la nación de casas de educación.
Habiendo fracasado en cuanto a escuelas para los niños, nuestro santo se propuso hacer una fundación para las niñas. Pero amaestrado por la amarga experiencia anterior, se propuso preparar antes muy bien a las profesoras. Reunió cuatro muchachas (dirigidas por la beata Alicia, que fue la cofundadora de su comunidad) y empezó a darles a cada día una hora de clase de pedagogía y de técnicas para enseñar a la juventud. Luego las fue enviando a dar clases a grupos de jovencitas, y pronto ya pudo fundar con ellas la Comunidad de Hermanas de San Agustín, que fue aprobada en 1616 por el Sumo Pontífice. Los expertos en Roma decían que el Padre Pedro había obtenido en seis meses una aprobación que otras comunidades sólo habían conseguido en treinta años. Pero es que se hizo apoyar por unos padres jesuitas muy importantes y por varios padres franceses muy estimados en el Vaticano, y además su congregación había dado muestras del gran bien que se consigue educando a la juventud.
El Padre Pedro puso en práctica varios métodos educativos que después otros famosos educadores católicos popularizarán por todas partes. Lo primero: hacer que la educación fuera práctica. Que no se redujera sólo a aprender cuestiones teóricas, sino que enseñara a la juventud muchas cosas que en la vida práctica de cada día iban a ser necesarias. Y así le dio gran importancia a la contabilidad, tanto que sus colegios eran verdaderamente unos secretariados comerciales, donde las jóvenes se familiarizaban con todo lo que les iba a servir para ser después unas eficientes secretarias y unas hábiles contadoras. También se les enseñaban artes prácticas como bordado, pastelería, dibujo artístico, etc.
Otro de sus métodos nuevos, fue el de enseñar por medio de la declamación. Como lo hará más tarde San Juan Bosco, a San Pedro Fourier se le ocurrió preparar dramas, sainetes, comedias, diálogos y recitales, donde mientras se hacía reír y se emocionaba a los oyentes, se iban enseñando verdades de la religión y de otras ciencias. Los domingos por la tarde daban sus alumnas representaciones muy amenas e instructivas para el pueblo, con notable asistencia. Era un modo de valerse del teatro para enseñar y hacer progresar. Y el mismo tener que declamar en público les daba a las jóvenes mayor facilidad para expresarse en reuniones de sociedad, y obtenían más habilidad para ser buenas maestras.
Su parroquia estaba infestada de calvinistas y evangélicos, lo cual era un serio peligro para los católicos. Lo primero que se propuso nuestro santo fue instruir a sus feligreses acerca de los 10 errores o herejías que enseñan los protestantes, para que no se dejaran engañar por ellos. Luego fue insistiendo en que el católico por pertenecer a la mejor religión del mundo debe tener un comportamiento mejor que el de los demás. Y a los protestantes les recordaba cuán bueno y provechoso es pertenecer a la Santa Iglesia Católica. Y los feligreses de su parroquia comentaban: "el Padre Pedro ha logrado más en cuanto a los protestantes en varios meses, que lo que habían logrado los otros sacerdotes en 30 años".
En 1622 nuestro santo fue nombrado superior de su comunidad de Canónigos de San Agustín, y al posesionarse de su alto cargo dijo: "Así como Jesucristo se entrega a nosotros en la Sagrada Comunión, sin esperar pago alguno, y buscando solamente el bien de los que la reciben, así me dedicaré desde este día a todos los que pertenecen a nuestra comunidad, no para obtener algún honor, o ventaja alguna, sino pensando solamente en la salvación de las almas". Programa verdaderamente digno de ser imitado, por todos los superiores en todas partes.
En su nuevo cargo se dedicó con todas sus fuerzas a mejorar el comportamiento de los socios de su comunidad, la cual había caído en bastante descuido en cuanto al cumplimiento de los reglamentos. Al principio encontró bastante resistencia, pero poco a poco fue logrando que los canónigos de San Agustín empezaran a ser verdaderamente fervorosos.
En 1636 el gobierno de Francia quiso exigirle que hiciera un juramento que iba contra su conciencia. En vez de jurar prefirió salir desterrado. Los últimos cuatro años de su vida los pasó en el destierro, enseñando en una escuela gratuita que él mismo había fundado allá.
Dios lo llamó a Sí el 9 de diciembre de 1640. El Sumo Pontífice lo declaró santo en 1897. El santuario donde están sus restos es visitado por numerosas peregrinaciones y su comunidad logró extenderse por varios países.
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Juan Diego Cuauhtlatoatzin, Santo Vidente de la Virgen de Guadalupe, 9 de Diciembre
Vidente de la Virgen de Guadalupe
muy bien a Nuestro Señor y a su preciosa Madre, quería seguirle, para estar juntos; "pero Juan Diego no accedió. Le dijo que convenía que se estuviera en su casa, para conservar las casas y tierras que sus padres y abuelos les dejaron".
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Fuente: Archidiócesis de Madrid
Leocadia de Toledo, Santa Mártir, 9 de diciembre
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Fuente: sanpablo.com.co
Siro de Pavia, Santo Obispo, 9 Diciembre
Una leyenda que apareció en Italia identifica al obispo de Pavía, san Siro, con el niñito galileo que presentó a Jesús los panes y los peces para el milagro de la multiplicación. Una segunda leyenda, de origen francés, ve en ese jovencito a san Marcial. La primera leyenda la refiere el autor del De laudibus Papiae, un escrito del 1330, en el que se dice también que san Siro, primer obispo de Pavía, fue enterrado en la iglesia de los santos Gervasio y Protasio "que fue la primera iglesia ticinesa". |
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Clara Isabel Fornari, Beata Monja, 9 de diciembre
Monja
sentía consolada por Dios y le alentaba en el camino a la santidad. |
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Fuente: Passiochristi.org
Bernardo María Silvestrelli, Beato Sacerdote Pasionista, 9 Diciembre
Cesar Pedro Silvestrelli nace en un bello palacio gentilicio de Roma el 7 de noviembre de 1831. El padre Juan Tomás es un noble rico de Toscaza; la madre, Teresa Gozzani, pertenece a los marqueses de San Giorgio del Casale Monferrato (AL). Los Silvestrelli tenían una capilla familiar y un maestro eclesiástico para la asistencia en la formación escolar y cristiana de los hijos. |
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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