miércoles, 26 de agosto de 2015

Miércoles de San José. 26/08/2015. Santa Teresa de Jesús Jornet ¡ruega por nosotros!

JA

JMJ

Pax

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 23, 27-32

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo dijo Jesús a los escribas y fariseos:
"¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, porque son semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera parecen hermosos, pero por dentro están llenos de huesos y podredumbre! Así también ustedes: por fuera parecen justos, pero por dentro están llenos de hipocresía y de maldad.
¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, porque les construyen sepulcros a los profetas y adornan las tumbas de los justos, y dicen: "Si hubiéramos vivido en tiempo de nuestros antepasados, nosotros no habríamos sido cómplices de ellos en el asesinato de los profetas!" Con esto ustedes están reconociendo que son hijos de los asesinos de los profetas. ¡Terminen, pues, de hacer lo que sus antepasados comenzaron!"
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.

El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu

El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

"El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?

Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).

Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?

Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html

Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).

 

 

Misal

 

Dia 26/08 San Junípero Serra (misionero, blanco)

Antífona de Entrada

¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la Paz, que trae la buena nueva, que pregona la victoria!

 

Oración Colecta

Oremos:
Señor, tú que has hecho crecer a la Iglesia mediante el celo y los trabajos apostólicos de san Junípero Serra; haz, por tu intercesión, que su pueblo crezca siempre en la fe y en santidad.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

 

Primera Lectura

Deseábamos entregarles no sólo el Evangelio, sino hasta nuestras propias personas

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 2, 2b-8

Hermanos: Tuvimos valor, apoyados en nuestro Dios, para predicarles el Evangelio de Dios en medio de fuerte oposición. Nuestra exhortación no procedía de error o de motivos turbios, ni usaba engaños, sino que Dios nos ha probado y nos ha confiado el Evangelio, y así lo predicamos no para contentar a los hombres, sino a Dios, que prueba nuestras intenciones.
Como bien saben, nunca hemos tenido palabras de adulación ni codicia disimulada. Dios es testigo. No pretendimos honor de los hombres, ni de ustedes, ni de los demás, aunque, como apóstoles de Cristo, podíamos haber hablado autoritariamente; por el contrario, los tratamos con delicadeza, como una madre cuida sus hijos. Les teníamos tanto cariño que deseábamos entregarles no sólo el Evangelio de Dios, sino hasta nuestra propias personas, porque se habían ganado nuestro amor.
Palabra del Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Canten a todos los pueblos las maravillas del Señor.

Canten al Señor un cántico nuevo; cante al Señor toda la tierra; canten al Señor bendigan su nombre, proclamen día tras día su victoria.
Canten a todos los pueblos las maravillas del Señor.

Proclamen día tras día su victoria; canten a los pueblos su gloria, sus maravillas todas las naciones.
Canten a todos los pueblos las maravillas del Señor.

Familias de los pueblos, aclamen al Señor; aclamen la gloria del nombre del Señor.
Canten a todos los pueblos las maravillas del Señor.

Digan a los pueblos: "El Señor es rey; él afianzó el orbe, y no se moverá; él gobierna a los pueblos rectamente".
Canten a todos los pueblos las maravillas del Señor.

Evangelio

La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos

† Lectura del santo Evangelio Según San Mateo 9, 32-38.

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo llevaron a Jesús un endemoniado mudo. Echó al demonio, y el mudo habló. La gente decía admirada:
"Nunca se ha visto en Israel cosa igual".
En cambio, los fariseos decían:
"Este echa los demonios con el poder del jefe de los demonios".
Jesús recorría todas la ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, anunciando el evangelio del Reino y curando todas las enfermedades y todas las dolencias. A ver a las gentes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, como ovejas que no tienen pastor". Entonces dijo a sus discípulos:
"La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rueguen, pues, al dueño de la mies que mande trabajadores a su mies".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Oración sobre las Ofrendas

Acepta, Señor, estos dones que como siervos tuyos presentamos en tu altar para celebrar la fiesta de san Junípero, y concédenos que, libres de los obstáculos del mundo, seas tú nuestra única riqueza.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio

Los santos pastores siguen presentes en la Iglesia

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque permites que tu Iglesia se alegre hoy con la festividad de san Junípero Serra, para animarnos con el ejemplo de su vida, instruirnos con su palabra y protegernos con su intercesión.
Por eso,
con los ángeles y los santos, te cantamos el himno de alabanza diciendo sin cesar:

Antífona de la Comunión

Vayan por todo el mundo y proclamen el Evangelio: yo estoy con ustedes todos los días, dice el Señor.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
Señor, Dios nuestro, que los sacramentos recibidos fortalezcan en nosotros la fe que nos legó la predicación de los apóstoles, y conservó con su celo tu siervo san Junípero Serra.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

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Dia 26/08 Santa Teresa de Jesús Fornet (Religiosa, blanco)

Antífona de Entrada

Esta santa ha recibido la bendición del Señor, ha encontrado gracia delante de Dios, su salvador, porque buscó sinceramente al Señor.

 

Oración Colecta

Oremos:
Dios nuestro, que llamaste a santa Teresa de Jesús Fornet, a buscar con todas sus fuerzas el Reino de los cielos por el camino de la caridad perfecta; concédenos también a nosotros, que contamos con su intercesión, avanzar con cristiana alegría por el camino de tu amor.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

 

Primera Lectura

Eliseo se levantó y se marcho tras Elías

Lectura del primer libro de los Reyes 19, 16b.19-21

En aquellos días, el Señor dijo a Elías:
"Unge como profeta sucesor tuyo a Eliseo, hijo de Safat, natural de Abel Mejolá".
Elías se marchó y encontró a Eliseo, hijo de Safat, arando, con doce yuntas en fila y él llevaba la última. Elías pasó a su lado y le echó encima su manto.
Entonces Eliseo, dejando los bueyes, corrió tras Elías y le pidió:
"Déjame decir adiós a mis padres; luego vuelvo y te sigo".
Elías contestó: "Ve y vuelve. ¿Quién te lo impide?"
Eliseo dio la vuelta, cogió la yunta de bueyes y los mató; hizo fuego con los aperos, asó la carne y ofreció de comer a su gente. Luego se levantó, marchó tras Elías y se puso a sus órdenes.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 127

Dichoso quien teme al Señor.

Dichoso quien teme al Señor y sigue sus caminos. Comerás del fruto de tu trabajo, serás dichoso, te irá bien.
Dichoso quien teme al Señor.

Tu mujer como parra fecunda, en medio de tu casa; tus hijos, como renuevos de olivo, alrededor de tu mesa.
Dichoso quien teme al Señor.

Esta es la bendición del hombre que teme al Señor. Que el Señor te bendiga desde Sión, que veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida.
Dichoso quien teme al Señor.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Yo soy la luz del mundo, dice el Señor; quien me sigue tendrá la luz de la vida.
Aleluya.

Evangelio

Si no vuelven a ser como niños, no entrarán en el Reino de los cielos

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 18, 1-4

Gloria a ti, Señor.

Entonces se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron:
"¿Quién es el más grande en el Reino de los cielos?
El llamó a un niño, lo puso en medio, y dijo:
"Les digo que, si no vuelven a ser como niños, no entrarán en el Reino de los cielos. Por lo tanto, el que se haga pequeño como este niño, ése es el más grande en el Reino de los cielos".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Oración sobre las Ofrendas

Mira, Señor, con bondad, los dones que tu pueblo te presenta para celebrar la memoria de santa Teresa de Jesús Fornet; y concédenos, que libres de las ambiciones y egoísmos de este mundo, te busquemos a ti, como nuestro único bien verdadero.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio

La gloria de los santos

En verdad es justo darte gracias y deber nuestro glorificarte, Padre santo.
Porque tu gloria resplandece en cada uno de los Santos, ya que, al coronar sus méritos, coronas tus propios dones. Con su vida, nos proporcionas ejemplo; ayuda, con su intercesión, y por la comunión con ellos, nos haces participar de sus bienes, para que, alentados por testigos tan insignes, lleguemos victoriosos al fin de la carrera y alcancemos con ellos la corona inmortal de la gloria, por Cristo, Señor nuestro.
Por eso,
con los ángeles y arcángeles y con la multitud de los santos, te cantamos un himno de alabanza diciendo sin cesar:

Antífona de la Comunión.

Créanme: Los que han dejado todo y me han seguido, recibirán cien veces más y heredarán la vida eterna.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
Te rogamos, Señor, que nosotros tus siervos, fortalecidos por este sacramento, aprendamos a buscarte sobre todas las cosas, a ejemplo de tu santa Teresa, y a ser nosotros, mientras vivamos en el mundo, la imagen del hombre nuevo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

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mie 21a. Ordinario año impar

Antífona de Entrada

Que se postre ante ti, Señor, la tierra entera; que todos canten himnos en tu honor y alabanzas a tu nombre.

 

Oración Colecta

Oremos:
Dios todopoderoso y eterno, que con amor gobiernas cielos y tierra, escucha paternalmente las súplicas de tu pueblo y haz que los días de nuestra vida transcurran en tu paz.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

 

Primera Lectura

Trabajando día y noche les hemos predicado el Evangelio de Dios

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 2, 9-13

Hermanos: Sin duda se acuerdan de nuestros esfuerzos y fatigas, pues, trabajando de día y de noche, a fin de no ser una carga para nadie, les hemos predicado el Evangelio de Dios.
Ustedes son testigos y Dios también lo es, de la forma tan santa, justa e irreprochable como nos hemos portado con ustedes, los creyentes. Como bien lo saben, a cada uno de ustedes lo hemos exhortado con palabras suaves y enérgicas, como lo hace un padre con sus hijos, a vivir de una manera digna de Dios, que los ha llamado a su Reino y a su gloria.
Ahora damos gracias a Dios continuamente, porque al recibir ustedes la palabra que les hemos predicado, la aceptaron, no como palabra humana, sino como lo que realmente es: palabra de Dios, que sigue actuando en ustedes, los creyentes.
Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 138

Condúcenos, Señor, por tu camino.

¿A dónde iré yo lejos de ti, Señor? ¿Dónde escaparé de tu mirada? Si subo hasta el cielo, allí estás tú; si bajo al abismo, allí te encuentras.
Condúcenos, Señor, por tu camino.

Si voy en alas de la aurora o me alejo hasta el extremo del mar, también allí tu mano me conduce y tu diestra me sostiene.
Condúcenos, Señor, por tu camino.

Si digo: "Que me cubran las tinieblas, que la luz se convierta en noche para mí", las tinieblas no son oscuras para ti y la noche es tan clara como el día.
Condúcenos, Señor, por tu camino.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
En aquel que cumple la palabra de Cristo, el amor de Dios ha llegado a su plenitud.
Aleluya.

Evangelio

Ustedes son hijos de los asesinos de los profetas

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 23, 27-32

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo dijo Jesús a los escribas y fariseos:
"¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, porque son semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera parecen hermosos, pero por dentro están llenos de huesos y podredumbre! Así también ustedes: por fuera parecen justos, pero por dentro están llenos de hipocresía y de maldad.
¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, porque les construyen sepulcros a los profetas y adornan las tumbas de los justos, y dicen: "Si hubiéramos vivido en tiempo de nuestros antepasados, nosotros no habríamos sido cómplices de ellos en el asesinato de los profetas!" Con esto ustedes están reconociendo que son hijos de los asesinos de los profetas. ¡Terminen, pues, de hacer lo que sus antepasados comenzaron!"
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Oración sobare las Ofrendas Concédenos, Señor, participar dignamente en esta Eucaristía, porque cada vez que celebramos el memorial del sacrificio de tu Hijo, se lleva a cabo la obra de nuestra redención.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio

La gloria de Dios es el hombre viviente

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Tú eres el Dios vivo y verdadero; el universo está lleno de tu presencia, pero sobre todo has dejado la huella de tu gloria en el hombreo, creado a tu imagen.
Tú lo llamas a cooperar con el trabajo cotidiano en el proyecto de la creación y le das tu Espíritu para que sea artífice de justicia y de paz, en Cristo, el hombre nuevo.
Por eso,
con todos los ángeles y santos, te alabamos proclamando sin cesar:

Antífona de la Comunión

Para mí, Señor, has preparado la mesa y has llenado la copa hasta los bordes.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
Infúndenos, Señor, el espíritu de tu amor; para que, alimentados del mismo pan del cielo, permanezcamos siempre unidos por el mismo amor.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

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Meditación diaria

 

21ª semana. Miércoles

AMAR EL PROPIO TRABAJO PROFESIONAL

— El ejemplo de San Pablo.

— La calidad humana del trabajo.

— Amar el propio quehacer profesional.

I. El trabajo es un don de Dios, un gran bien para el hombre, aunque lleve consigo "el signo de un bien arduum, según la terminología de Santo Tomás (...). Y es no solo un bien útil o para disfrutar, sino un bien digno, es decir, que corresponde a la dignidad del hombre, un bien que expresa esta dignidad y la aumenta"1. Una vida sin trabajo se corrompe, y en el trabajo el hombre "se hace más hombre"2, más digno y más noble, si lo lleva a cabo como Dios quiere.

El trabajo es consecuencia del mandato de dominar la tierra3 dado por Dios a la humanidad, que se volvió penoso por el pecado original4, pero que constituye el "quicio de nuestra santidad y el medio sobrenatural y humano apto para que llevemos con nosotros a Cristo y hagamos el bien a todos"5. Es como la columna vertebral del hombre, en la que se sostiene su vida entera, y medio a través del cual hemos de alcanzar la propia santidad y la de los demás. Un descentramiento en el trabajo ordinario, en el quehacer profesional, puede repercutir en toda la vida del hombre; también en sus relaciones con Dios. Por esto, comprendemos bien los males que llevan consigo la pereza, el trabajo mal hecho, la chapuza, las tareas a medio terminar... "El hierro que yace ocioso, consumido por la herrumbre, se torna blando e inútil; mas si se lo emplea en el trabajo, es mucho más útil y hermoso y apenas si le va en zaga por su brillo a la misma plata. La tierra que se deja baldía no produce nada sano, sino malas hierbas, cardos y espinas y árboles infructuosos; mas la que goza de cultivo se corona de suaves frutos. Y, para decirlo en una palabra, todo ser se corrompe por la ociosidad y se mejora por la operación que le es propia"6; el hombre, por su trabajo.

San Pablo, como leemos en la Primera lectura de la Misa7, señala a los primeros cristianos de Tesalónica su manera de comportarse con ellos, mientras les predicaba la Buena Nueva de Jesús: Recordad -les dice- nuestros esfuerzos y fatigas; trabajando día y noche para no serle gravoso a nadie...8". Y más tarde, en la segunda Carta: Ya sabéis cómo tenéis que imitar mi ejemplo: no viví entre vosotros sin trabajar, nadie me dio de balde el pan que comí, sino que trabajé y me cansé día y noche, a fin de no ser carga para nadie9. El Espíritu Santo, con este ejemplo, nos ha inculcado un principio práctico bien claro a seguir: el que no trabaje, que no coma.

Hoy, en nuestra oración serena y sosegada, hemos de tener presente que este mismo espíritu de laboriosidad, de trabajo intenso, que se vivió entre los primeros cristianos, lo espera también el Señor de nosotros. Uno de los escritos más antiguos nos ha dejado este admirable testimonio: "Todo el que llegue a vosotros en nombre del Señor, sea recibido; luego, examinándole, le conoceréis (...). Si el que llega es un caminante, no permanecerá entre vosotros más de dos días o, si hubiera necesidad, tres. Pero si quiere establecerse entre vosotros, teniendo un oficio, que trabaje y así se alimente. Mas si no tiene oficio, proveed según vuestra prudencia, de modo que no viva entre vosotros ningún cristiano ocioso. Si no quiere hacerlo así, es un traficante de Cristo; estad alerta contra los tales"10.

II. El Señor nos dio, en sus años de Nazaret, un ejemplo admirable de la importancia del trabajo y de la perfección humana y sobrenatural con que hemos de realizar la tarea profesional. "Jesús, creciendo y viviendo como uno de nosotros, nos revela que la existencia humana, el quehacer corriente y ordinario, tiene un sentido divino. Por mucho que hayamos considerado estas verdades, debemos llenarnos siempre de admiración al pensar en los treinta años de oscuridad, que constituyen la mayor parte del paso de Jesús entre sus hermanos los hombres. Años de sombra, pero para nosotros claros como la luz del sol"11. Su misma manera de hablar, las parábolas e imágenes que utilizará después en su predicación revelan a un hombre que ha conocido muy de cerca el trabajo; habla siempre para quien se "afana, para una vida ordinaria en la que rige siempre la ley de la normalidad, la aparición previsible de los mismos problemas para las mismas personas. Este es el ambiente de la predicación de Cristo; sus enseñanzas han quedado gráficamente conectadas con este clima. No era el "filósofo", ni el "visionario", sino el artesano. Uno que trabaja, como todos"12.

En San José, nuestro Padre y Señor, encontramos una existencia también llena de trabajo, una vida corriente como la nuestra, y al que en el día de hoy podemos encomendar nuestras tareas profesionales. Él inició a Jesús en su oficio y le enseñó hasta adquirir la maestría de un verdadero profesional en el manejo de la sierra, del escoplo, de la garlopa y del cepillo.

Durante su vida pública, el Maestro llamó a personas habituadas al trabajo: San Pedro, pescador de oficio, volverá de nuevo a sus tareas de pesca apenas se le ofrezca la primera oportunidad13; San Mateo recibirá la llamada para seguir al Señor mientras ejercía su oficio de recaudador de impuestos, y así todos los demás.

Cuando San Pablo se retiró de Atenas y vino a Corinto, encontró allí a un judío llamado Aquila, originario del Ponto, y a su esposa Priscila. Se juntó con ellos. Y como era del mismo oficio, se hospedó en su casa y trabajaba en su compañía, pues eran ambos fabricantes de lonas14. Durante esta estancia de año y medio en Corinto, San Pablo escribe esas exhortaciones exigentes a los cristianos de Tesalónica, convencido de que muchos de los males que se estaban originando en aquella comunidad cristiana se debían a que algunos eran más dados a hablar y a corretear de casa en casa que a ocuparse de su propio trabajo.

Nosotros debemos examinar con frecuencia la calidad humana de nuestro quehacer: si lo comenzamos y lo terminamos según el horario previsto, aunque alguno de nuestros compañeros, o todos, por las razones que sea, no lo vivieran; si lo hacemos con orden, no dejando para el final, sin razón, lo más costoso, lo menos grato; si trabajamos con intensidad, aprovechando las horas, procurando evitar conversaciones, llamadas por teléfono inútiles o menos necesarias; si tenemos afán de mejorar en ese trabajo con el estudio oportuno, procurando estar al día en las nuevas cuestiones que surgen en toda profesión; si nos excedemos, como ocurre con aquello que amamos, pero con temple y rectitud, sin detrimento del tiempo que debemos a la familia, a los hermanos, al apostolado, a la propia formación... Pensemos también si cuidamos los instrumentos que utilizamos, sean nuestros o de la empresa. Contemplemos a Jesús en su taller de Nazaret, pidamos al Señor entrar allí con los ojos de la fe, y veremos entonces si nuestro trabajo tiene la calidad y la hondura que Él pide a quienes le siguen.

III. Hemos de amar y cuidar la propia tarea porque es un mandato de nuestro Padre Dios. Con el trabajo ordinario se desarrolla la personalidad, se gana lo necesario para las necesidades de la familia y de uno mismo, y para ayudar a obras buenas de apostolado, de formación, etc. Hemos de amarlo, y ha de ser a la vez materia de oración, porque, además, el trabajo es uno de los más altos valores humanos, medio con el que cada uno debe contribuir al progreso de la sociedad y, sobre todo, porque es camino de santidad. Cada día podemos llevar al Señor tantas cosas que procuramos estén bien hechas: el estudiante podrá ofrecer horas de estudio intensas y completas; la madre de familia presentará el desvelo eficaz por sus hijos, por el marido, el cuidado de los mil detalles que hacen de su casa un verdadero hogar; el médico, junto a la competencia profesional, el trato amable y acogedor con los pacientes; la enfermera, esas horas llenas de un continuo servicio, como si cada uno de los enfermos fuera el mismo Cristo... En la realización del trabajo surgirán con frecuencia peticiones de ayuda al Señor, acciones de gracias, deseos de dar gloria a Dios con aquello que tenemos entre manos...

Los cristianos corrientes, los laicos, no nos santificamos a pesar del trabajo, sino a través del trabajo; encontramos al Señor en las variadas incidencias que lo componen, unas agradables y otras menos, el campo en el que se ejercitan las virtudes humanas y las sobrenaturales.

El amor al propio quehacer profesional nos llevará frecuentemente a permanecer, quizá muchos años o toda la vida, en la misma tarea. Ello no achica la sana ambición de procurar ascender y conseguir una situación o un puesto de trabajo mejor. Pero ese deseo legítimo, que forma parte de la buena mentalidad profesional, no debe ocasionar intranquilidad ni desasosiego, como si el éxito profesional y ganar dinero fueran los móviles únicos o predominantes. Los cristianos no debemos medir los trabajos solo por el dinero, como si esto fuera lo único que en definitiva importara. La profesión es el lugar donde se desarrolla y perfecciona la propia personalidad, es un modo de servir a otras personas, el medio para colaborar al progreso social y donde encontramos a Dios15. Y todo eso hay que valorarlo al juzgar el propio trabajo profesional.

San Pablo, como otros muchos hombres, dedicaba un tiempo a trabajar para ganarse el pan. En su trabajo profesional seguía siendo el Apóstol de las gentes, el elegido por Dios, y se servía de su misma profesión para acercar a otros a Cristo. Así hemos de hacer nosotros, cualquiera que sea nuestro oficio y nuestro lugar en la sociedad. Y si nos tocara estar impedidos o enfermos, esas mismas circunstancias deben ser luz, quizá incluso más brillante, para que otros muchos vean el camino que lleva a Dios y se sientan movidos a seguirlo.

1 Juan Pablo II, Enc. Laborem exercens, 14-IX-1981, I, 9. — 2 Ibídem. — 3 Cfr. Gen 1, 28. — 4 Cfr. Gen 3, 17. — 5 San Josemaría Escrivá, Carta 14-II-1950. — 6 San Juan Crisóstomo, Homilía sobre Priscila y Aquila. — 7 Primera lectura. Año 1. 1 Tes 2, 9-13; Año II. 2 Tes 3, 6-10, 16-18. — 8 1 Tes 2, 9. — 9 2 Tes 3, 7-8. — 10 Didaché o Doctrina de los Doce Apóstoles, en Padres Apostólicos griegos, BAC, Madrid 1950, 12, 2-4 — 11 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 14. — 12 R. Gómez Pérez, La fe y los días, Palabra, Madrid 1973, p. 20. — 13 Cfr. Jn 21, 3. — 14 Cfr. Hech 18, 1-3. — 15 Cfr. Conc. Vat. II, Const. Gaudium et spes, 34.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

Fuente: Archidiócesis de Madrid || P. Jesús Martí Ballester
Teresa de Jesús Jornet e Ibars, Santa Funadora, 26 de agosto  

Teresa de Jesús Jornet e Ibars, Santa

Virgen y Fundadora
del Instituo de las Hermanitas de los
Ancianos Desamparados

Martirologio Romano: En Liria, en España, santa Teresa de Jesús Jornet Ibars, virgen, que, para ayudar a los ancianos, fundó el Instituto de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados (1897).

Fecha de canonización: 27 de enero de 1974 por el Papa Paulo VI.

 

Los mayores, esos a los que se les ha dado en llamar el colectivo de la Tercera Edad, que ven el ocaso de sus vidas desde el crepúsculo teñido de rojas claridades malva, tienen hoy mucho que agradecer a Dios y bastantes de ellos también a las Hermanitas de los Ancianos Desamparados porque les cuidan, atienden, dan casa y ofrecen el calor de la familia que quizá perdieron o acaso les abandonó porque un día se les ocurrió pensar que de los viejos ya no se podía esperar mucho más, o que eran molestos con sus manías y achaques. Decía que ellos agradecen al buen Dios el testimonio y vida de unas personas, en este caso siempre mujeres, que han hecho de sus existencia una ofrenda de caridad efectiva.

Logran hacer de sus casas un lugar agradable, tranquilo, limpio y ventilado; allí se reza, se come alimento sano, se proporcionan las medicinas pertinentes y, sobre todo, se derrocha cariño de las dos clases: humano y sobrenatural. Son un grupo de mujeres tocadas que están alegres, animosas, activas y optimistas porque es mucho lo que tienen que levantar; se les ve por las calles llamando a las puertas de las casas, en pareja, pidiendo mucho de lo que sobra o algo de lo que se usa; llevan con ellas a todos el recuerdo de la caridad. ¡Claro que son piadosas! Muy rezadoras... de la Virgen y del Sagrario sacan la entereza, la fuerza, el afecto o cariño, comprensión y paciencia que de continuo han de derrochar a raudales cuando charlan, limpian, lavan, planchan, cocinan para los ancianos o cuando tienen que animar a tanta juventud acumulada.

Teresa de Jesús, la catalana de Lérida, tuvo en lo humano muchas coincidencias con su homónima de Castilla; delicada de salud en el cuerpo y alma grande, espontánea y andariega, con gracejo agradable. En lo divino tuvieron de común el olvido de sí y, por amor a Dios, saber darse.

Nació en Ayltona (Lérida) el 9 de enero de 1843. Sus padres, Francisco José Jornet y Antonia Ibars eran sencillos labradores, educando a su familia en la religión: Su hermana Josefa, Hija de la Caridad en el hospital de la Habana; su hermana María se incorporó con María a la nueva aventura religiosa; su hermano Juan, casado dio tres hijas a la congregación de su hermana Teresa; su tía Rosa, hermana de su madre, muerta en olor a santidad; su tío el Beato Francisco Palau, fraile carmelita exclaustrado, apóstol, orador, escritor, penitente, un huracán enardecido, acabará también en los altares.

Teresa creció en un clima doméstico de trabajo honrado. Estudia en Lérida para maestra y enseñó en Argensola (Barcelona); allí la veían desplazarse cada semana a Igualada para confesarse.

El P. Francisco Palau, tío abuelo suyo, está en trance de fundación de algo y la invita para que le ayude en el intento; pero Teresa ha pensado más en la vida religiosa donde podrá vivir en silencio y oración; por eso se hace clarisa entre las del convento de Briviesca, en Burgos, mientras que su hermana Josefa ingresa en Lérida en las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl. Pero la situación política de la segunda mitad del siglo XIX es complicada y compleja, no permite el gobierno la emisión de votos.

Se hace entonces Terciaria Franciscana y recupera algo de la actividad docente.

Cerca de su patria chica, en Huesca y Barbastro, un grupo de sacerdotes con D. Saturnino López Novoa a la cabeza piensa en una institución femenina que se dedicara a la atención de ancianos abandonados. Comprende Teresa que este es su campo y, arrastrando consigo a su hermana María y a otra paisana, comienza en "Pueyo" con una docena de mujeres y desde entonces es la cabeza, permaneciendo veinticinco años en el gobierno.

Desde Barbastro cambia a Valencia donde está la casa madre de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados porque es la patrona de la ciudad quien da apellido a la Institución. Luego se extenderán por Zaragoza, Cabra y Burgos; llenarán de casas-asilo que así le gusta a la madre que se llamen para resaltar el clima de familia la geografía española y pasan las fronteras. Cuando muere Teresa de Jesús en Liria, el año 1897, llegan a 103 y deja tras de sí a más de 1000 Hermanitas para continuar su labor hasta siempre, porque siempre ancianos habrá y algunos de ellos quedarán desamparados.

No quiso ella canonizaciones. Lo dejó dicho y escrito por si hubiera dentro de la Congregación con el paso del tiempo Hermanitas canonizables. Mandó que no se gastara dinero en proponer a nadie la subida a los altares. Ese fue el motivo de que pasaran los años sin el intento de iniciar su proceso de beatificación; y el rapidísimo salto a la canonización se debió a la sensibilidad del pueblo y a las manifestaciones sobrenaturales que tan frecuentemente Dios quiso mandar.

Artículo de : Archidiócesis de Madrid

 

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El anciano abuelo tembloroso, ensuciaba cada comida el mantel porque derramaba la sopa. Primero sus hijos le hicieron una cuchara de madera, pero incluso con la madera seguía ensuciando el mantel. No puede comer con la familia. Y lo llevan a la cocina. El abuelo tiene que comer solo en la compañía de sus hijos y de sus nietecitos. El más espabilado se entretenía jugando con un trozo de madera muy afanado. -¿Qué haces?, le preguntó su mamá: Y el niño, "estoy haciendo una cuchara de madera para cuando papá y tú seáis mayores".

En la provincia y Diócesis de Lérida y en Aytona, España, de Francisco Jornet y de Antonieta Ibars, agricultores, nace el 9 de enero de 1843, Teresa Jornet, hoy ya canonizada y Patrona de la ancianidad Su caridad activa hacia los pobres, le movía a llevarlos a casa de su tía en Lérida, a donde se había trasladado para poder asistir a la escuela de la ciudad.

Estudia magisterio en Argensola, provincia de Barcelona. Solicitó ser admitida en las clarisas de Briviesca, cerca de Burgos, pero no pudo profesar por la prohibición de la legislación en vigor. Se dedicó a la enseñanza y se hizo terciaria carmelita. Una enfermedad que padeció después de la muerte de su padre, la obligó a permanecer en su casa por algún tiempo.

Don Saturnino López Novoa, canónigo de Huesca, su director, a quién confió la dirección de su alma, la encauzó hacia la fundación de una obra destinada a recoger a los ancianos sin familia y sin medios de subsistencia. Teresa, que hasta el momento había tenido la impresión desagradable de no haber hecho nada en su vida, se orientó decididamente hacia este ideal. En 1872, fundó la primera casa en Barbastro, con la ayuda de algunas jóvenes, y de su hermana, María.

Teresa se adelantó a su tiempo, porque entonces, hace más de un siglo, aún dejaban en la cocina a los abuelos, aunque con cuchara de madera, pero ahora, ni los quieren, ni les cuidan, y se arman líos entre las familias para zafarse del engorro de los viejos, según el refrán: "Parientes y trastos viejos, pocos y lejos". En el Continente africano carecen de frigoríficos y de muchos de nuestros cachivaches de la modernidad; pasan hambre y toda clase de necesidades, pero conservan su humanísima tradición de respetar al anciano y considerarle como una bendición. Les minusvaloramos en esta cultura de la juventud, la belleza y el cultivo de los cuerpos, pero en humanismo el tercer mundo va por delante con nota al mundo que se cree supercivilizado.

El 27 de enero de 1873, los miembros de la nueva congregación, recibieron el hábito religioso y Teresa fue elegida superiora. Un grupo de buenos católicos de Valencia propuso asegurar la vida de la pequeña comunidad. La madre Teresa aceptó y, como está en Valencia, constituye Patrona a la Virgen de los Desamparados, título muy apropiado para los ancianos Desamparados. Muy pronto el número de ancianos fue aumentando y creciendo sin cesar. Para poder recibir más, compró el antiguo convento de los Agustinos. Esta casa se convirtió en la casa madre de la Congregación de las Hermanas de los Ancianos Desamparados. Se desarrolló tan de prisa la Obra, que en 1887, cuando fue aprobada por la Santa Sede, contaba ya con 58 casas.

María Teresa de Jesús formó muy sólidamente a sus hijas en el cumplimiento de sus obligaciones con los ancianos, hasta exponerse a la soledad, al frío y al hambre, para poder darles abrigo y un verdadero cariño. Aprendió de las terciarias carmelitas la devoción a la Virgen, y de las clarisas el amor a los pobres, y en los ejercicios de San Ignacio, el ardiente deseo de identificar sus sentimientos con la voluntad divina. Desarrolló una actividad incansable y una inalterable confianza en Dios. A los que le reprochaban que se ocupara de los más humildes oficios, respondía: "No hay nada pequeño cuando se trata de la Gloria de Dios". Cuando le decían que emprendía obras con un atrevimiento casi temerario, se sonreía diciendo: "Mientras más pobres haya, habrá más bienhechores".

Tenía el secreto de su paz interior inalterable en medio del tráfago continuo, en sus palabras: "Dios en el corazón, la eternidad en la cabeza, y el mundo bajo los pies".

Su organismo no pudo resistir al régimen que se impuso. A las fatigas físicas se juntaban los dolores mortales, como el de la epidemia del cólera, que acabó con veinticuatro hermanas y setenta ancianos. Cuando la enfermedad la obligó a detenerse, se retiró a Liria, Valencia, con la esperanza de que el buen aire le devolviera la salud.

Murió ahí, el 26 de Agosto de 1897, el 27 de abril de 1958 el Papa Pío XII la beatificó y fue canonizada por Pablo VI.

Autor: P. Jesús Martí Ballester

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Melquisedec, Santo Rey y Sacerdote del A.T., 26 de agosto  

Melquisedec, Santo

Rey de Salem y Sacerdote

Martirologio Romano: Conmemoración de san Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios altísimo, que saludó y bendijo a Abrahán cuando volvía victorioso, ofreciendo al Señor un sacrificio santo, una hostia inmaculada. Como figura típica de Cristo, ha sido interpretado rey de la paz y de la justicia y sacerdote eterno, aun falto de genealogía.

Etimología: Melquisedec = rey de justicia, viene del hebreo

 

El Antiguo Testamento, es un notable sumo sacerdote, profeta y líder que vivió después del Diluvio y durante los tiempos de Abraham. Se le llamó rey de Salem (Jerusalén), Rey de paz, Rey de justicia (el significado hebreo del vocablo Melquisedec) y sacerdote del Dios Altísimo. Esta referencia, con muy escasos detalles, se encuentra en Génesis 14:17-20.

Cuando Abraham volvía de derrotar a Quedorlaomer y a los reyes que lo acompañaban, el rey de Sodoma salió a saludarlo en el valle de Savé, o sea el valle del Rey. Y Melquisedec, rey de Salém, que era sacerdote de Dios, el Altísimo, hizo traer pan y vino, y bendijo a Abrám, diciendo: "¡Bendito sea Abraham de parte de Dios, el Altísimo, creador del cielo y de la tierra!¡Bendito sea Dios, el Altísimo, que entregó a tus enemigos en tus manos!". Y Abraham le dio el diezmo de todo.

La Iglesia considera a Melquisedec como figura de Cristo. En el canon de la Misa se lo menciona cuando el celebrante pide al Padre que acepte las ofrendas "como aceptaste...la oblación santa e inmaculada de tu sumo sacerdote Melquisedec".

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Fuente: Corazones.org
Juana Isabel Bichier des Ages, Santa Virgen y Fundadora, 26 de agosto  

Juana Isabel Bichier des Ages, Santa

Virgen y Fundadora
de la Congregación de las Hijas de la Cruz

Martirologio Romano: En La Puye, cerca de Poitiers, en Francia, santa Juana Isabel Bichier des Ages, virgen, que, durante la Revolución Francesa, ayudó a san Andrés Huberto Fournet cuando éste ejercía clandestinamente su ministerio. Restablecida la paz de la Iglesia, fundó la Congregación de las Hijas de la Cruz, para la educación de los pobres y la ayuda a los enfermos (1838).

Fecha de canonización: Fue canonizada el 6 de julio de 1947 por S.S. Pío XII.

 

Nació en Ages, Francia en 1773. Su padre era empleado del gobierno. Desde niña tenía gran compasión por los enfermos y mendigos de modo que hacía todo lo que podía por ayudarlos.

Un día encontró a una pobre mujer con hambre y frío y con un niño en los brazos. La llevó a su casa, le dio de comer y le dio un manto de lana.

Desde niña le encantaba construir castillos de arena en la playa. Más tarde Dios la llamará para construir hogares para los pobres. Exclamará: "La inclinación a construir edificios la tuve desde muy chiquita". Era una inclinación regalada por Dios para que hiciera un gran bien a la humanidad.

A los 19 años Juana Isabel tenía varios pretendientes pero ella declaró a su madre que su deseo era dedicarse totalmente a buscar el reino de Dios y la salvación de las almas. En aquellos tiempos comenzó la Revolución Francesa. Perseguían a muerte a los propietarios de tierras. El hermano de Juana Isabel tuvo que huir al extranjero y la herencia del padre estaba en gran peligro. Ante la necesidad, Juana Isabel estudió para saber administrar los bienes y defenderlos. Lo hizo con tanto éxito que pudo también socorrer a muchas familias pobres. Los mismos estudios le ayudaron después al fundar una comunidad religiosa.

Juana Isabel visitaba también a los sacerdotes y religiosas que la Revolución encarceló por negarse a renunciar a su fe. También mostró gran caridad con los carceleros de manera que estos trataban mejor a los presos.

Se conserva una estampita de Nuestra Señora del Socorro donde nuestra joven escribió: "Yo Juana Isabel, me consagro y dedico desde hoy y para siempre a Jesús y María". 5 de mayo de 1797. Poco tiempo después, Juana se enteró de que a 15 kilómetros de su casa celebraba la misa clandestinamente el Padre Andrés Fournet (santo canonizado). Debía ser de noche en un granero.

Juana Isabel quiso hablar con el sacerdote quien al verla tan elegante la puso a prueba: "Usted, aguarde, que antes debo atender a estas personas pobres". Ella aceptó con buena voluntad y después se acercó a confesarse con el padre. El fue desde entonces su director espiritual y entre ellos creció una santa amistad que los llevó a fundar una comunidad. Ella le pidió permiso para irse de monja a un monasterio trapense (de clausura). Pero él le aconsejó que más bien se quedara en el mundo ayudando a la juventud pobre y que se encuentra siempre tan desprotegida.

Padre Fournet y Juana Isabel, con un grupo de muchachas piadosas, fundaron la comunidad de Hijas de la Cruz, para atender a la juventud pobre y abandonada. La santa se dedicó a fundar casas de su comunidad en diversos sitios de Francia. Cuando las vocaciones escaseaban ella redoblaba la oración y Dios enviaba vocaciones. El Padre Fournet le mandó a vestir de negro con tela ordinaria, lo cual disgustó a sus familiares ricos.

Fundó más de 60 escuelas para niñas pobres. Con un entusiasmo parecido al de Santa Teresa de Avila viajaba, dirigía y administraba. Hacía además agotadores trabajos, oraciones, ayunos y penitencias.

Al final de su vida mucho. Murió el 26 de agosto de 1838.

Fue canonizada el 6 de julio de 1947 por S.S. Pío XII.

Santa Juana Isabel ruega por nosotros.

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Fuente: Vatican.va
María de los Ängeles Ginard Marti, Beata Virgen y Mártir, 26 de agosto  

María de los Ängeles Ginard Marti, Beata

Virgen y Mártir

Martirologio Romano: En la Dehesa de la Villa, Madrid, España, beata María de los Ángeles Ginard Martí, virgen y mártir (1936)

Fecha de beatificación: 29 de octubre de 2005, siento pontífice S.S. Benedicto XVI.

 

Religiosa de las Hermanas Celadoras de Culto Eucarístico, nació en Llucmajor, Mallorca, España, el 3 de abril de 1894. A los dos días, siguiendo la costumbre cristiana de la época de bautizar a los niños al poco de nacer, la llevaron a la pila bautismal de la parroquia de San Miguel de Llucmajor, imponiéndole el nombre Ángela Benita Sebastiana Margarita, pero usaba en el siglo el de Ángela y al entrar en religión el de María de los Ángeles.

Fueron sus padres don Sebastián Ginard García, que pertenecía al cuerpo de la Guardia Civil y en el que alcanzó el grado de capitán, y su madre doña Margarita Martí Canals. Ambos procedían de familias mallorquinas muy católicas y en ese ambiente religiosos formaron su hogar y educaron a los nueve hijos, de los que María de los Ángeles ocupaba el tercer lugar.

La niñez de María de los Ángeles transcurrió entre Llucmajor, Palma y Binisalem. En este último pueblo hizo su primera comunión el día 14 de abril de 1905. En torno a este acontecimiento empezó a sentirse inclinada a una piedad cristiana con tendencia hacia la vida religiosa, la cual estaba motivada por las visitas que con su madre hacía a dos tías monjas, sobre todo a la que estaba en el monasterio de las jerónimas de San Bartolomé de Inca.

La juventud la pasó en Palma de Mallorca, donde se trasladó la familia buscando trabajo para mejorar la situación económica que era escasa para sacar adelante una familia tan numerosa. María de los Ángeles y sus dos hermanas mayores se dedicaros a bordar y a confeccionar sombreros de señoras. Con estas labores que realizaban en el hogar por encargo y cuando estos le faltaban para vender después, conseguían unos ingresos económicos muy necesarios para un digno bienestar de la familiar. Esta ocupación no la liberaban de los trabajos propios del hogar y de la atención a los hermanaos pequeños. Hacia éstos María de los Ángeles se volcó en la atención y en la formación religiosa: les enseñaba a rezar, el catecismo; le leía la historia Sagrada y la de los primeros mártires cristianos.

Se levantaba temprano para oír misa y comulgar en la iglesia del Socorro o en la vecina parroquia de la Santísima Trinidad, donde estaba su director espiritual, el padre Sebastián Matas. Durante el día hacía la visita al Santísimo Sacramento expuesto en el Centro Eucarístico, rezaba el santo Rosario, hacía oración particular y se daba a otras devociones particulares.

El plan de vida espiritual que llevaba María de los Ángeles la apartaba de las diversiones propias de su edad y la iba centrando en la vocación que sentía desde su niñez. Así cuando contaba unos veinte años de edad pidió permiso a sus padres para ingresar en el monasterio de las jerónimas de San Bartolomé de Inca. Éstos le aconsejaron que era muy joven, que lo pensara bien y dejara la decisión para más tarde. Con estos consejos no trataban de oponerse a su hija, sino retenerla por un tiempo en el hogar pues la necesitaban, pues el dinero ganado de su trabajo les era necesario para sacar adelante con dignidad a los hermanos menores. María de los Ángeles comprendió a sus padres y, sin perder la ilusión de entregarse a Dios en una vida consagrada, supo esperar.

Transcurridos unos años, y viendo que las circunstancias familiares anteriores había cambiado, volvió a pedir permiso a los padres, quienes se lo dieron gustosos.

Obtenido el consentimiento de los padres, ingresó en el postulantado de las Hermanas Celadoras del Culto Eucarístico de Palma de Mallorca el 26 de noviembre de 1921. Muy pronto se adaptó a la nueva vida. La adoración al Santísimo Sacramento, que es fin primordial del instituto en el que había ingresado, le llenaba, era su vida de donde sacaba fuerzas para los trabajos comunitarios de masar el pan para la misa, confeccionar y bordar ornamentos sagrados, preparar los niños para la primera comunión y para lograr una convivencia comunitaria volcándose en caridad a sus hermanas religiosas, la cuales la tenían por religiosa muy ejemplar, abierta y cordial, que se caracterizaba por su sencillez, piedad y, sobre todo, por la obediencia y docilidad en aceptar los cargos y traslados que sus superioras disponían.

Después del año de noviciado y de los tres primeros años de profesión temporal fue destinada a Madrid, luego a Barcelona y nuevamente a Madrid, desempeñando en esta última casa siempre el oficio de procuradora o administradora del convento.

Al estallar la Guerra Civil Española de 1936, sor María de los Ángeles se encontraba en Madrid. Los acontecimientos previos a la guerra eran alarmantes para la Iglesia y sus miembros. La persecución religiosa se manifestó abiertamente con quema de iglesias y conventos y con amenazas a los sacerdotes, religiosos y fieles católicos. En estas circunstancias, a sor María de los Ángeles le apenaba la destrucción y amenazas que habían emprendido los perseguidores "por odio a la fe", por todo lo relacionado con Dios y con la Iglesia. En la adoración a Jesús Sacramentado pedía por una solución a estos problemas y, firme en la fe, ofrecía, si esa era la voluntad de Dios, su vida en martirio por el triunfo de Cristo.

Cuando las religiosas vieron la necesidad de salir del convento vestidas de seglares se encontraban con el nerviosismo típico del momento, sor María de los Ángeles con serenidad las tranquilizaba a la vez que les decía: "Todo lo que nos pueden hacer a nosotras es matarnos, pero esto..." Es decir, lamentaba más la persecución y destrucción de lo religioso que el que la matasen.

El día 20 de julio de 1936 las religiosas salieron vestidas de seglares del convento. A sor María de los Ángeles le tocó refugiarse en la vivienda de una familia en la calle Monte Esquinza número 24. Desde allí, por la proximidad, vio el saqueo de la iglesia y del convento, y la destrucción de imágenes objetos de culto. En este refugio permaneció hasta el día 25 de agosto por la tarde, en que los milicianos anárquicos, por acusación del portero, que era de ellos, fueron a detenerla.

En el momento de la detención, apresaron a doña Amparo, hermana de la dueña de la casa que le acogía, y sor María de los Ángeles llevada por caridad y bondad, dijo a los milicianos: "esta señora no es monja, dejadla, la única monja soy yo". Con estas palabras confesó su condición de religiosa y salvó la vida a esta señora.

Detenida la llevaron a la checa de Bellas Artes y el día 26 de agosto de 1936, al anochecer, según acostumbraban los perseguidores en los primeros meses de la guerra, le dieron el "paseillo" a la Dehesa de la Villa donde la fusilaron, pues a la mañana del día siguiente el Poder Judicial levantó el cadáver.

Sus restos mortales fueron enterrados en el cementerio de la Almudena y después de la guerra, el 20 de mayo de 1941, fueron exhumados y trasladados al panteón de las Hermanas del Culto Eucarístico del mismo cementerio, de donde el 19 de diciembre de 1985 fueron trasladados al convento de las Hermanas Celadoras del Culto Eucarístico de la calle Blanca de Navarra, número 9, de Madrid. Y recientemente, el 3 de febrero de 2005, han sido colocados en la iglesia capilla de este convento.

El proceso de canonización por martirio en su fase diocesana fue abierto en Madrid el 28 de abril de 1987, y clausurado, también en Madrid, el 23 de marzo de 1990. El 19 de abril de 2004, su Santidad Juan Pablo II aprobó la publicación del decreto sobre el martirio para su beatificación.

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Fuente: ACI Prensa || Catholic.net
María Beltrame Quattrocchi, Beata Esposa y Madre, 26 de agosto  

María Beltrame Quattrocchi, Beata

Esposa y Madre

Martirologio Romano: En Roma, beata María Beltrame Quattrocchi, que, siendo madre de familia, ilustró de modo conspicuo a la familia de Cristo y a la sociedad, viviendo ejemplarmente su vida matrimonial y mostrando su comunión de fe y amor hacia el prójimo (1965).

Fecha de beatificación: Fue beatificada, junto a su esposo Luis, el 21 de octubre de 2001 por S.S. Juan Pablo II

 

María Corsini nació en Florencia el 24 de junio en 1881, criada en el seno de una familia católica y desde pequeña practicó fervientemente su fe, asistiendo todos los domingos a Misa y participando de los sacramentos. Fue profesora y escritora de temas de educación, comprometida en varias asociaciones (Acción Católica, Scout, etc.).

Conoció a quien sería su esposo, Luis Beltrame Quattrocchi, en Roma cuando era adolescente; se casaron en la basílica Santa María la Mayor el 25 de noviembre de 1905.

En 1913, la joven familia atravesó un momento doloroso y bastante incierto cuando el embarazo de María tuvo serias complicaciones y los médicos pronosticaban que no sobreviviría al parto, ni tampoco el no nacido. Aunque los doctores manifestaron que un aborto podría salvar la vida de María, ésta consultando con su esposo, decidió confiar en la protección divina de Dios. Y, si bien es cierto el embarazo fue duro, tanto madre e hijo milagrosamente sobrevivieron. Esta experiencia llevó a toda la familia a consolidar su vida de fe y trabajar duro por sus anhelos de santidad.

Tuvieron en total cuatro hijos:
Filippo (hoy Mons. Tarcisio de la diócesis de Roma), nacido en 1906;
Stefania (sor Maria Cecilia), nacida en 1908 y fallecida en 1993;
Cesare (hoy padre Paolino), nacido en 1909; y
Enrichetta, la menor (la del difícil embarazo), que nació en 1914.

Sus dos hijos varones se encontraban entre los sacerdotes que concelebraron la Misa de beatificación con el Papa Juan Pablo II.

La familia Beltrame Quattrochi fue conocida por todos por su activa participación en muchas organizaciones católicas. Luigi fue un respetado abogado, quien ocupó un cargo importante dentro de la política italiana. María trabajó como voluntaria asistiendo a los etíopes en dicho país durante la segunda guerra mundial.

El ahora beato Luigi fue llamado a la Casa del Padre en 1951, y María, su fiel esposa, lo hacía posteriormente en 1965.

Para leer más sobre ellos:
Luis Beltrame Quattrocchi y María Corsini, Beatos

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Fuente: Carmelholyland.org
María de Jesús Crucificado (Mariam) Baouardy, Beata Religiosa, 26 de agosto  

María de Jesús Crucificado (Mariam) Baouardy, Beata

Martirologio Romano: En la ciudad de Belén, en Tierra Santa, beata María de Jesús Crucificado (Mariam) Baouardy, virgen de la Orden de las Carmelitas Descalzas, que, colmada de carismas místicos, unió la vida contemplativa con una singular caridad (1878).

Fecha de beatificación: Ella fue beatificada el 13 de noviembre 1983 por el Papa Juan Pablo II.

 

Mariam Baouardy nació el 5 de enero de 1846, en Ibillin, una pequeña aldea de Galilea, a mitad de camino entre Nazareth y Haifa, en una familia de rito griego-católico. Pero Mariam no tenía aún 3 años cuando su padre muere confiándola a la fiel custodia de san José. Algunos días más tarde muere su madre. Es así que Boulos es adoptado por una tía y Mariam por un tío de buena condición.

Es recibida en el Carmelo de Pau en junio de 1867, dónde recibe el nombre de Hermana María de Jesús Crucificado. Su sencillez y su generosidad conquistan los corazones de todos. Don de profecía, ataques del demonio o éxtasis… entre todas las gracias divinas de las cuales está colmada, está aquella de saberse, de manera muy intensa, ser 'nada' frente a Dios, y cuando habla de ella misma se llama "la pequeña nada", es realmente la expresión profunda de su ser.

Funda el Carmelo de Belén y Nazareth. Muere, el 26 de agosto de 1878, a los 32 años.


Galilea: la infancia

Mariam Baouardy nació el 5 de enero de 1846, en Ibillin, una pequeña aldea de Galilea, a mitad de camino entre Nazareth y Haifa, en una familia de rito greco-católico. Sus padres no lograban traer al mundo un hijo que sobreviviese: doce niños les murieron uno después de otro, siendo todos ellos muy pequeños. En su profundo dolor y confianza en Dios, decidieron entonces hacer una peregrinación a Belén para ir a rogar ante el Pesebre y pedir la gracia de una hija. Es así como Mariam vino al mundo. Y luego de ella, el siguiente año, su hermano Boulos.

Pero Mariam no tenía aún 3 años cuando su padre muere confiándola a la fiel custodia de san José. Algunos días más tarde muere su madre. Es así que Boulos es adoptado por una tía y Mariam por un tío de buena condición.

De sus años de infancia en Galilea, le quedará, a la vez, ese maravillarse delante de la belleza de la Creación, de la luz, de los paisajes dónde todo le habla de Dios y del sentimiento, muy fuerte, de que "todo pasa".

Una experiencia de niña es decisiva para su vida futura: juega con dos pequeños pajarillos y quiere hacerlos tomar un baño… pero estos no resisten y mueren entre sus manos. Toda triste, siente entonces interiormente estas palabras: "¿Ves?, es así que todo pasa; pero si quieres darme tu corazón, yo me quedaré siempre contigo".

A los 8 años hace su primera comunión. Poco después su tío parte para Alejandría con toda la familia.

En Egipto: Alejandría y el martirio

Mariam tiene 12 años cuando se entera que su tío quiere casarla. Decidida a darse totalmente a Dios, ella rechaza la proposición. Tratan de persuadirla… la amenazan. Ni las humillaciones, ni los malos tratos pueden cambiar su resolución. Después de tres meses, ella encuentra a un viejo criado de la casa para mandar una carta a su hermano que se había quedado en Galilea para que venga a ayudarla. Escuchando la narración de sus sufrimientos, el criado que era musulmán la exhorta a dejar a los cristianos y a abrasar su religión. Mariam rechaza. Encolerizado, el hombre saca su cimitarra y le corta la garganta, abandonándola luego en una callejuela oscura. Era el 8 de septiembre.

Pero su hora no había llegado todavía, y ella se despierta en una gruta, cerca de una joven mujer que se parecía a una religiosa. Durante cuatro semanas, esta señora la cuida, la nutre, la instruye. Después de lo cual, al estar ya curada, aquella que más tarde dirá que es la Virgen María, la lleva a una iglesia y allí la deja.

Desde ese día, Mariam irá de ciudad en ciudad (Alejandría, Jerusalén, Beirut, Marsella…), como doméstica, eligiendo preferentemente las familias pobres, ayudándolas, pero dejándolas en cuanto se encuentra demasiado honrada.
Así ella llegará a ser de manera del todo particular, testigo de ese "universo invisible". Ese universo que nosotros creemos sin verlo, y que ella ha experimentado de una manera muy fuerte.

En Marsella: las Hermanas de San José

En el 1865 Mariam se encuentra en Marsella. Entra en contacto con las Hermanas de San José de la Aparición. Tiene 19 años, pero sólo parece de 12 o 13. Habla mal el francés y posee una salud frágil… de todos modos es admitida al noviciado, y su alegría es enorme por poder entregarse de este modo a Dios. Siempre dispuesta para los trabajos más pesados, ella pasa la mayor parte de su tiempo lavando o en la cocina… pero junto a dicha vida ordinaria, dos días por semanas revive la Pasión de Jesús, recibe los estigmas (que en su sencillez cree ser una enfermedad) y comienzan a manifestarse toda clase de gracias extraordinarias. Algunas hermanas quedan desconcertadas de ello, y al final de 2 años de noviciado, no es admitida a continuar en la Congregación. Es así que un conjunto de circunstancias la orientan hacia el Carmelo de Pau.

El Carmelo de Pau

Es recibida en junio de 1867. Allí, en medio de todas las pruebas que tendrá a atravesar, siempre encontrará amor y comprensión. Al ser una nueva Congregación, ingresa de nuevo al noviciado, dónde recibe el nombre de Hermana María de Jesús Crucificado. Insiste en ser admitida como 'hermana conversa', ya que se encontraba más a gusto en el servicio de los otros, teniendo por otro lado un gran problema para leer lo que conllevaba una gran dificultad para recitar convenientemente el Oficio divino. Su sencillez y su generosidad conquistan los corazones de todos. Y sus palabras dichas después de un éxtasis son el fruto de su vida: "Dónde está la caridad allí también está Dios. Si pensáis en hacer el bien a vuestro hermano, Dios pensará en vosotros. Si hacéis un pozo para vuestro hermano, caeréis en él; el pozo será para vosotros. Pero, si hacéis un cielo para vuestro hermano, ese cielo será para vosotros…".

Don de profecía, ataques del demonio o éxtasis… entre todas las gracias divinas de las cuales está colmada, está aquella de saberse, de manera muy intensa, ser 'nada' frente a Dios, y cuando habla de ella misma se llama "la pequeña nada", es realmente la expresión profunda de su ser. Es lo que le hace penetrar la insondable profundidad de la misericordia divina dónde encuentra su alegría y sus delicias, su vida… "La humildad es feliz de ser nada, ella no se apega a nada, ella no se cansa nunca de nada. ¡Está contenta, es feliz, dondequiera que esté es feliz, está satisfecha con todo… Felices los pequeños!". Allí está la fuente de su abandono al corazón de las gracias más extrañas y al corazón de los acontecimientos humanos más desconcertantes.

La fundación del Carmelo de Mangalor en India

Al fin de 3 años, en el 1870, parte con un pequeño grupo para fundar el primer monasterio de carmelitas en la India, en Mangalor. El viaje en barco hasta allí es ya toda una aventura… tres religiosas mueren antes de llegar. De todos modos, son enviados refuerzos, y a finales de 1870 se puede inaugurar la vida claustral. Sus experiencias extraordinarias continúan sin impedirle ello el afrontar los trabajos más pesados y las agitaciones que vienen siempre anejas a una nueva fundación. Durante sus éxtasis, bien se la veía a veces resplandeciente su rostro en la cocina o en otro lugar, bien participando en espíritu de lo que ocurría en la iglesia al momento de las persecuciones en China; bien sea que a veces el demonio parecía tomar posesión de ella, en lo exterior de su cuerpo, haciéndole vivir terribles tormentos y combates. De todos modos, las incomprensiones empezaron entonces a producirse alrededor de ella, llegando a dudar de la autenticidad de lo que ella vivía. Sin embargo pudo emitir sus votos al final de su noviciado el 21 de noviembre de 1871, pero las tensiones creadas en su entorno acabaron por provocar su regreso al Carmelo de Pau en el 1872.

El regreso a Pau

En aquel lugar halla su vida de simple 'hermana conversa' en medio del cariño de sus hermanas de religión, y su alma se dilata. Durante ciertos éxtasis ella, que es casi analfabeta, profiere repentinamente en la exultación de su gratitud hacia Dios poesías de una gran belleza, llenas de frescor y de un atractivo todo oriental, donde la creación entera canta a su Creador… o bien, enardecida por la aspiración de su alma hacia Dios, se la verá elevarse hacia la cima de un árbol milagrosamente sobre una rama que no soportaría ni siquiera un ave… "Todos duermen. Y Dios, tan lleno de bondad, tan grande, tan digno de alabanzas, ¡es olvidado!… ¡Nadie piensa en Él!… Veo, que la naturaleza lo alaba; el cielo, las estrellas, los árboles, las hierbas, todo lo alaba; ¡y el hombre, que conoce sus beneficios, que debería alabarlo, duerme!… ¡Vamos, vamos a despertar el universo!"

Numerosos también son los que vienen a buscar cerca de ella consuelo, consejos, ruegos, y que parten de su lado iluminados y fortificados por su encuentro.

La fundación del Carmelo de Belén

Poco después de su regreso de Mangalor, comienza a hablar de la fundación de un Carmelo en Belén. Los obstáculos son numerosos, pero se disipan progresivamente, incluso de manera inesperada. Por fin la autorización es dada por Roma y el 20 de agosto de 1875 un pequeño grupo de carmelitas se embarca para esta aventura. El Señor mismo guía a Mariam hacia el lugar y la construcción. Puesto que es la única que habla árabe, ella se encarga particularmente de seguir los trabajos, "inmersa en la arena y en la cal". La comunidad puede venir a habitar los lugares preparados desde el 21 de noviembre de 1876, mientras que ciertos trabajos continúan.

Se preocupa también por la fundación de un Carmelo en Nazareth, viajando allí y logrando que se compre un terreno en agosto de 1878 para dicho fin. Durante este viaje le es revelado por Dios el lugar de Emaús. Ella lo hace comprar a Berthe Dartigaux para el Carmelo.

De vuelta en Belén, retoma la vigilancia de los trabajos bajo un calor sofocante. Llevando de beber a los obreros, Mariam cae de una escalera y se parte un brazo… La gangrena va afectarle muy velozmente y muere algunos días después del suceso, el 26 de agosto de 1878, a los 32 años.

Su mensaje

La presencia de Mariam es para nosotras un vínculo con todo el mundo árabe.

Mariam, nos descubre este mundo invisible tan cerca de nosotros, el cual es todo misericordia. Ella nos enseña a apostar toda nuestra vida por "aquello que no pasa nunca", aquello que únicamente "tiene peso": Dios solo.

Mariam que es llamada por algunos "Patrona de la Paz" para la Tierra Santa, es para nosotros un estímulo a dejarnos transfigurar por el Señor a fin de convertirnos nosotros mismos en artesanos de esta transfiguración del mundo por la gracia de Dios. Testigo de un mundo ya transfigurado, Mariam nos conduce a ese primer día de la Creación, dónde el Cielo y la Tierra no fueron separadas todavía, sino sólo la luz y las tinieblas: este día Uno, reflejo de la Unidad divina, dónde todo resplandece de esta Unidad…

Mariam ha sido atraída de modo particular por el Espíritu Santo, este Espíritu que aleteaba sobre las aguas al principio de la Creación. Es este Espíritu Santo que ella nos quiere entregar como herencia, ya que cuando El viene a tomar sitio de nuestro "yo" transfigura cada cosa, "crea de nuevo": "Dirigíos al Espíritu Santo que inspira todo".

"El 'yo' es aquello que hace perder al mundo. Los que tienen el yo llevan la tristeza y la angustia con ellos. No se puede tener juntos a Dios y al mundo… Aquel que no tiene el yo tiene todas las virtudes y la paz y la alegría". Pero con el Espíritu Santo todo, incluso "una gota" sola, algo insignificante, llega a ser posible de gran transformación:

Espíritu Santo, inspiradme;
Amor de Dios, consumidme;
Al verdadero camino, conducidme;
María, Madre mía, miradme,
Con Jesús, bendecidme;
De todo mal, de toda ilusión,
De todo peligro, preservadme.


Orar con Mariam

Salmo de contemplación

¿Con qué puedo compararme, Señor?
con los pajaritos implumes en su nido,
si el padre y la madre no les dan su alimento
mueren de hambre.
Así mi alma, Señor
sin Ti,
no tengo apoyo,
no puedo vivir.
¿Con qué me compararé, Señor?
Con un pequeño grano de trigo, sepultado en tierra.
si el rocío no lo alimenta
y el sol no lo calienta
el grano se marchita y muere.
Pero si Tú lo regalas
con la dulzura del rocío
y el calor de tu Sol
de la pequeña semilla
plena de linfa y de vigor
brotarán raíces
y germinará un tallo
fuerte en frutos abundante.
¿Con qué me compararé, Señor?
Con una rosa cortada
que al instante en la mano se marchita
y pierde su aroma.
Pero unida a su tallo
permanece fresca y brillante
intacta en su aroma.
Guárdame en Ti, Señor,
y comunícame tu Vida!...
¿Con qué te compararé, Señor?
Con la paloma que proporciona alimento a sus pequeños,
con una tierna madre
que alimenta a su criatura".

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Fuente: Franciscanos.org
Junípero Serra, Beato Presbítero, 28 de agosto  

Junípero Serra, Beato

Apóstol de California

Martirologio Romano: En Monterrey, en California, beato Junípero (Miguel) Serra, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores, que pasó por muchas dificultades y pesares predicando el Evangelio entre las tribus todavía paganas de aquella región, en su propia lengua, y defendió con gran valentía los derechos de los pobres y de los humildes (1784).

Fecha de beatificación: Juan Pablo II lo beatificó solemnemente en Roma, el 25 de septiembre de 1988.

 


Nacido en Petra (Mallorca) el 24 de noviembre de 1713, Miguel José fue hijo de Antonio Serra y Margarita Ferrer, agricultores. Después de la enseñanza primaria en los Franciscanos de Petra, Miguel marchó a Palma, la Capital, e ingresó en los Frailes Menores en 1730, tomando el nombre de Junípero en honor de uno de los primeros seguidores de San Francisco. Ordenado de sacerdote en 1737, Serra fue destinado a enseñar filosofía. Entre sus alumnos hubo dos que fueron sus últimos colaboradores en el Nuevo Mundo, Francisco Palou y Juan Crespí. Tras doctorarse en Teología en la Universidad del Beato Ramón Llull en 1742, Serra continuó enseñando filosofía y teología y adquirió gran fama como predicador.

En 1749, en unión de Palou, partió para el Colegio de San Fernando, en la Ciudad de México. Temiendo comunicar a sus padres su próxima partida, Serra pidió a un fraile compañero suyo que les informara sobre el particular. "Yo quisiera poder infundirles la gran alegría que llena mi corazón", decía. "Si yo pudiera hacer esto, seguro que ellos me instarían a seguir adelante y no retroceder nunca". Les pedía que comprendieran su vocación misionera y prometía recordarlos en la oración.

Poco después de su llegada a México, Serra sufrió la picadura de un insecto que le produjo la hinchazón de un pie y una úlcera en la pierna de la que le resultó una cojera para el resto de su vida. Tras unos meses en el Colegio de San Fernando, Serra fue destinado a las misiones de Sierra Gorda al nordeste de la ciudad de México. Allí trabajó durante ocho años, tres de ellos como presidente de las misiones. Llamado a la Ciudad de México, fue maestro de novicios durante nueve años y continuó su predicación en las zonas alrededor de la capital. En 1767 los jesuitas fueron expulsados de México y sus misiones de la Baja California fueron encomendadas al Colegio de San Fernando. Serra fue nombrado presidente de esas misiones, cuya cabecera estaba en la Misión de Loreto.

En 1769, la Corona de España decidió colonizar la Alta California (hoy Estado de California en los EE.UU.). Serra fue nombrado nuevamente presidente; supervisó la fundación de las nueve misiones: San Diego (1769), San Carlos Borromeo (1770), San Antonio de Padua (1771), San Gabriel Arcángel (1771), San Luis Obispo (1772), San Francisco de Asís (1776), San Juan de Capistrano (1776). Santa Clara de Asís (1777) y San Buenaventura (1782).

En 1773 Junípero fue a la Ciudad de México para entrevistarse con el Virrey Bucarelli y tratar de resolver los problemas que habían surgido entre los misioneros y los representantes del Rey en California. La Representación de Serra (1773) ha sido llamada "Carta de los Derechos" de los indios; una parte decretaba que "el gobierno, el control y la educación de los indios bautizados pertenecerían exclusivamente a los misioneros". Durante esta visita a la Ciudad de México Serra escribió a su sobrino, el Padre Miguel Ribot Serra diciéndole: "En California está mi vida y allí, si Dios quiere, espero morir".

Ni siquiera el martirio del Padre Luis Jaime en la Misión de San Diego (1775) apagó el deseo de Serra de añadir nuevas misiones a la cadena de las ya existentes a lo largo de la costa de California. En todas estas misiones, Junípero y los frailes enseñaron a los indios métodos de cultivo más eficaces y el modo de domesticar a los animales necesarios para la alimentación y el transporte. Cuando fue capturado el indio que dirigía a los rebeldes en la Misión de San Diego, Serra escribió al Virrey, pidiéndole que perdonara la vida del indio. Los que fueron capturados, fueron eventualmente perdonados. En la misma carta al Virrey, Serra pedía que "en el caso de que los indios, tanto paganos como cristianos, quisieran matarme, deberían ser perdonados". Serra explicaba: "Debe darse a entender al asesino, después de un moderado castigo, que ha sido perdonado y así cumpliremos la ley cristiana que nos manda perdonar las injurias y no buscar la muerte del pecador, sino su salvación eterna".

Serra pasó los últimos años de su vida ocupado en las tareas de la administración, la necesidad de escribir muchas cartas a las otras misiones y a la Iglesia y a los oficiales del gobierno en la Ciudad de México, y con el ansia de fundar las misiones necesarias. Sin embargo, trabajó con gran fe y tenacidad, aunque le iban faltando las fuerzas. Los indios le pusieron de apodo "el viejo", porque tenía 56 años cuando llegó a la Alta California, pero Serra trabajó constantemente hasta su muerte el 28 de agosto de 1784 en la Misión de San Carlos Borromeo, que había sido su cuartel general y se convirtió en el lugar de su descanso definitivo. Los indios y los soldados lloraron la muerte de Serra y lo llamaban "Bendito Padre". Muchos se llevaban un trozo de su hábito como recuerdo; otros tocaban medallas y rosarios a su cuerpo.

Poco tiempo después de la muerte de Serra, el Guardián del Colegio de San Fernando escribía al Provincial de los Franciscanos en Mallorca: "Murió como un justo, en tales circunstancias que todos los que estaban presentes derramaban tiernas lágrimas y pensaban que su bendita alma subió inmediatamente al cielo a recibir la recompensa de su intensa e ininterrumpida labor de 34 años, sostenido por nuestro amado Jesús, al que siempre tenía en su mente, sufriendo aquellos inexplicables tormentos por nuestra redención. Fue tan grande la caridad que manifestaba, que causaba admiración no sólo en la gente ordinaria, sino también en personas de alta posición, proclamando todos que ese hombre era un santo y sus obras las de un apóstol".

El 14 de septiembre de 1987, el Papa Juan Pablo II tuvo un encuentro con los Indios nativos americanos en Fénix, Arizona, durante el cual alabó los esfuerzos de Serra para proteger a los indios contra la explotación. Tres días más tarde el Papa visitó la tumba de Serra en la Misión de S. Carlos Borromeo y recordó la Representación de Serra en 1773 en favor de los indios de California. Juan Pablo II dijo que Serra y sus misioneros compartían la convicción de que "el Evangelio es un asunto de vida y de salvación. Ellos estimaban que al ofrecer a Jesucristo a la gente, estaban haciendo algo de un valor, importancia y dignidad inmensos". Esta convicción los sostenía "frente a cualquier vicisitud, desazón y oposición".

El mismo Juan Pablo II beatificó solemnemente en Roma a Fray Junípero el 25 de septiembre de 1988.

En los Estados Unidos se lo festeja el 1 de julio, el resto del mundo lo recuerda el 28 de agosto

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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