JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san Juan 6, 44-51
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo dijo Jesús a los judíos:
"Nadie puede venir a mí, si el Padre, que me envió, no se lo concede; y yo lo resucitaré el último día. Está escrito en los profetas: Y serán todos instruidos por Dios. Todo el que escucha al Padre y recibe su enseñanza, viene a mí. Esto no significa que alguien haya visto al Padre. Solamente Aquél que ha venido de Dios ha visto al Padre.
Les aseguro que el que cree, tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Sus padres comieron el maná en el desierto y, sin embargo, murieron. Este es el pan que ha bajado del cielo para que quien lo coma no muera".
Jesús añadió:
"Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que come de este pan, vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne. Yo la doy para la vida del mundo".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu
El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
"El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?
Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).
Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?
Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html
Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.
† Misal
jue 3a. Sem Pascua
Antífona de Entrada
Cantemos al Señor; su victoria es grande. Alabemos al Señor, porque él es nuestra fortaleza y salvación. Aleluya.
Oración Colecta
Oremos:
Señor, muéstranos siempre ese amor que en estos días de Pascua nos has revelado con mayor claridad; y concédenos que, libres del error y del pecado, sigamos con fidelidad tus enseñanzas.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Aquí hay agua. ¿Hay alguna dificultad para que me bautices?
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 8, 26-40
En aquellos días, el ángel del Señor dijo a Felipe:
"Ponte en camino hacia el sur por la ruta que baja de Jerusalén a Gaza a través del desierto".
El se puso en camino. Al mismo tiempo un etíope, hombre de confianza y ministro de Candace, reina de los etíopes, y encargado de todos sus tesoros que había ido a Jerusalén en peregrinación, regresaba sentado en su carroza, leyendo al profeta Isaías. El Espíritu dijo a Felipe:
"Acércate y ponte junto a esa carroza".
Felipe fue corriendo y, al oír que leía al profeta Isaías, le dijo:
"¿Entiendes lo que estás leyendo"?
El respondió:
"¿Cómo lo voy a entender, si nadie me lo explica?"
Y rogó a Felipe que subiera y se sentara con él. El pasaje que leía era éste: Como oveja fue llevado al matadero; como cordero, mudo ante el esquilador, tampoco él abrió su boca. Por ser humilde no se le hizo justicia. Nadie hablará de su descendencia, porque ha sido arrancado de la tierra.
El etíope preguntó a Felipe:
"Te ruego que me digas a quién se refiere el profeta, ¿a sí mismo o otro?"
Felipe tomó la palabra y, partiendo de este pasaje de la Escritura, le anunció la buena noticia de Jesús. Siguieron su camino y llegaron a un lugar donde había agua. Entonces el etíope dijo:
"Aquí hay agua. ¿Hay algún impedimento para que me bautices?"
Entonces, el etíope mandó detener la carroza, ambos se acercaron al agua y Felipe lo bautizó. Después de salir del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe. El etíope no lo volvió a ver, pero continuó alegre su camino.
Por su parte, Felipe fue a parar a Asdod; y, desde allí, fue anunciada la buena noticia en todas las ciudades por las que iba pasando hasta que llegó a Cesarea.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Sal 65, 8-9.16-17.20
Tu salvación, Señor, es para todos.
Pueblos, bendigan a nuestro Dios, hagan oír con fuerza su alabanza: él nos conserva la vida, y no permite que tropiecen nuestros pies.
Tu salvación, Señor, es para todos.
Vengan a escuchar los que respetan a Dios, y les contaré lo que hizo a mi favor. Mi boca lo invocó, mi lengua lo alabó.
Tu salvación, Señor, es para todos.
Bendito sea Dios, que no ha rechazado mi súplica ni me ha retirado su amor.
Tu salvación, Señor, es para todos.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo, dice el Señor; el que coma de este pan vivirá para siempre.
Aleluya.
Evangelio
Yo soy el pan vivo, que ha bajado del cielo
† Lectura del santo Evangelio según san Juan 6, 44-51
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo dijo Jesús a los judíos:
"Nadie puede venir a mí, si el Padre, que me envió, no se lo concede; y yo lo resucitaré el último día. Está escrito en los profetas: Y serán todos instruidos por Dios. Todo el que escucha al Padre y recibe su enseñanza, viene a mí. Esto no significa que alguien haya visto al Padre. Solamente Aquél que ha venido de Dios ha visto al Padre.
Les aseguro que el que cree, tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Sus padres comieron el maná en el desierto y, sin embargo, murieron. Este es el pan que ha bajado del cielo para que quien lo coma no muera".
Jesús añadió:
"Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que come de este pan, vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne. Yo la doy para la vida del mundo".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Dios nuestro, que por medio de estos dones, que vas a convertir en el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, nos haces participar de tu misma vida divina; concédenos que nuestra conducta ponga de manifiesto las verdades que nos has revelado.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
Cristo vive por siempre e intercede por nosotros
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Señor; pero más que nunca en este tiempo en que Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado.
Porque él no cesa de ofrecerse por nosotros, de interceder por todos ante ti; inmolado, ya no vuelve a morir; sacrificado, vive para siempre.
Por eso,
con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría, y también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria:
Antífona de la Comunión
Cristo murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí mismos, sino para el que murió y resucitó por ellos. Aleluya.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Ven Señor, en ayuda de tu pueblo, y, ya que nos has iniciado en los misterios de tu Reino, haz que nuestra antigua vida de pecado y vivamos, ya desde ahora, el gozo de la vida eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
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Dia 23/04 San Jorge (mártir, rojo )
Antífona de Entrada
Este santo luchó hasta la muerte en defensa de la ley de Dios, y no temió las palabras de los malvados; estaba afianzado sobre firme.
Oración Colecta
Oremos:
Dios de poder y misericordia, que infundiste tu fuerza a san Jorge para que pudiera soportar el dolor del martirio; concede a los que hoy celebramos su victoria vivir defendidos de los engaños del enemigo bajo tu protección amorosa.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
El que ha vencido es heredero universal
Lectura del libro del Apocalipsis 21, 5-7
El que estaba sentado en el trono dijo:
"Ahora hago el universo nuevo".
Y volvió a decirme:
"Escribe: estas palabras son verdaderas y fidedignas".
Y añadió:
"Está hecho: Yo soy el Alfa y la Omega, el Principio y el Fin. Los sedientos beberán de balde de la fuente de agua viva. El que ha vencido es heredero universal: Yo seré su Dios y él será mi hijo".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Del salmo 125
Los que sembraban con lágrimas, cosechan entre cantares.
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión, nos parecía soñar: la boca se nos llenaba de risas, la lengua de cantares.
Los que sembraban con lágrimas, cosechan entre cantares.
Hasta los gentiles decían: "El Señor ha estado grande con ellos". El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres.
Los que sembraban con lágrimas, cosechan entre cantares.
Que el Señor cambie nuestra suerte como los torrentes del Negueb. Los que sembraban con lágrimas, cosecharán entre cantares.
Los que sembraban con lágrimas, cosechan entre cantares.
Al ir, iban llorando, llevando la semilla; al volver, vuelven cantando, trayendo sus gavillas.
Los que sembraban con lágrimas, cosechan entre cantares.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Dichosos ustedes si son injuriados por el nombre de Cristo, pues el Espíritu de Dios reposa sobre ustedes.
Aleluya.
Evangelio
El que pierda su vida por mi causa, la salvará
+ Lectura del santo Evangelio según san Lucas 9, 23-26
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dirigiéndose a todos, dijo Jesús:
"El que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz cada día y que venga conmigo. Pues el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la salvará. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se perjudica a sí mismo? Quien se avergüence de mí y de mis palabras, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga con su gloria, con la del Padre y la de los ángeles santos".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Señor, santifica con tu bendición estas ofrendas que te presentamos, y concédenos la gracia de vivir encendidos en el fuego de tu amor que dio fuerza al mártir san Jorge para soportar los tormentos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
Testimonio y ejemplo de los mártires
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque la sangre del glorioso mártir san Jorge, derramada como la de Cristo para proclamar su fidelidad a ti, manifiesta tu admirable poder, que convierte la fragilidad en fortaleza y al hombre débil robustece para que sea testigo tuyo.
Por eso,
como los ángeles te cantan en el cielo, así nosotros en la tierra te aclamamos diciendo si cesar:
Antífona de la Comunión
El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga, dice el Señor.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Señor, que el sacramento que hemos recibidos nos dé la fortaleza con que el mártir san Jorge se mostró siempre fiel a tu servicio y vencedor en el tormento.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
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† Meditación diaria
Pascua. 3ª semana. Jueves
EL PAN QUE DA LA VIDA ETERNA
— El anuncio de la Sagrada Eucaristía en la sinagoga de Cafarnaún. El Señor nos pide una fe viva. Himno Adoro te devote.
— El Misterio de fe. La transubstanciación.
— Los efectos de la Comunión en el alma: sustenta, repara y deleita.
I. Yo soy el pan de vida. Vuestros padres comieron el maná en el desierto y murieron. Este es el pan que baja del Cielo para que si alguien come de él no muera1. Es el sorprendente y maravilloso anuncio que hizo Jesús en la sinagoga de Cafarnaún, que hoy leemos en el Evangelio de la Misa. Continúa el Señor: Yo soy el pan vivo que ha bajado del Cielo. Si alguno come de este pan vivirá eternamente; y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo2.
Jesús revela el gran misterio de la Sagrada Eucaristía. Sus palabras son de un realismo tan grande que excluyen cualquier otra interpretación. Sin la fe, estas palabras no tienen sentido. Por el contrario, aceptada por la fe la presencia real de Cristo en la Eucaristía, la revelación de Jesús resulta clara e inequívoca, y nos muestra el infinito amor que Dios nos tiene.
Adoro te devote, latens deitas, quae sub his figuris vere latitas: te adoro con devoción, Dios escondido, oculto verdaderamente bajo estas apariencias, decimos con aquel himno a la Sagrada Eucaristía que compuso Santo Tomás y que desde hace siglos fue adoptado por la liturgia de la Iglesia. Es una expresión de fe y de piedad, que puede servirnos para manifestar nuestro amor, porque constituye un resumen de los principales puntos de la doctrina católica sobre este sagrado Misterio.
Te adoro con devoción, Dios escondido..., repetimos en la intimidad de nuestro corazón, despacio, con fe, esperanza y amor. Quienes estaban aquel día en la sinagoga entendieron el sentido propio y realista de las palabras del Señor; de haberlo entendido en un sentido simbólico o figurado no les hubiera causado la extrañeza y confusión que San Juan describe a continuación, y no hubiera sido ocasión de que muchos le dejaran aquel día. Dura es esta enseñanza, ¿quién puede escucharla?3, dicen mientras se marchan. Es dura –sigue siendo dura– para quienes no están bien dispuestos, para quienes no admiten sin sombra alguna que Jesús de Nazaret, Dios, que se hizo hombre, se comunica de este modo a los hombres por amor. Te adoro, Dios escondido, le decimos nosotros en nuestra oración, manifestándole nuestro amor, nuestro agradecimiento y el asentimiento humilde con que le acatamos. Es una actitud imprescindible para acercarnos a este misterio del Amor.
Tibi se cor meum totum subiicit, quia te contemplans totum deficit: a Ti se somete mi corazón por completo y se rinde totalmente al contemplarte. Sentimos necesidad de repetírselo muchas veces al Señor, porque son muchos los incrédulos. También a nosotros, a todos los que queremos seguir al Señor muy de cerca, nos pregunta:¿También vosotros queréis marcharos?4. Y al ver la desorientación y la confusión en que andan tantos cristianos que se separaron del tronco de la fe, que tienen el alma como adormecida para lo sobrenatural, se reafirma nuestro amor: Tibi se cor meum totum subiicit... Nuestra fe en la presencia real de Cristo en la Eucaristía debe ser muy firme: «creemos que, como el pan y el vino consagrados por el Señor en la Última Cena se convirtieron en su Cuerpo y en su Sangre, que enseguida iban a ser ofrecidos por nosotros en la Cruz, así también el pan y el vino consagrados por el sacerdote se convierten en el Cuerpo y en la Sangre de Cristo, sentado gloriosamente en el Cielo, y creemos que la presencia misteriosa del Señor, bajo la apariencia de aquellos elementos, que continúan apareciendo a nuestros sentidos de la misma manera que antes, es verdadera, real y substancial»5.
II. No se pueden mitigar las palabras del Señor: el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo. «Este es el misterio de nuestra fe», se proclama inmediatamente después de la Consagración en la Santa Misa. Ha sido y es la piedra de toque de la fe cristiana. Por la transubstanciación, las especies de pan y vino «ya no son el pan ordinario y la ordinaria bebida, sino el signo de una cosa sagrada, signo de un alimento espiritual; pero adquieren un nuevo significado y un nuevo fin en cuanto contienen una "realidad", que con razón denominamos ontológica; porque bajo dichas especies ya no existe lo que había antes, sino una cosa completamente diversa (...), puesto que convertida la sustancia o naturaleza del pan y del vino en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, no queda ya nada de pan y de vino, sino las solas especies: bajo ellas Cristo todo entero está presente en su realidad física, aun corporalmente, aunque no del mismo modo como los cuerpos están en un lugar»6.
Nosotros miramos a Jesús presente en el Sagrario, quizá a pocos metros, o se nos va el corazón hacia la iglesia más cercana, y le decimos que sabemos, mediante la fe, que Él está allí presente. Creemos firmemente en la promesa que hizo en Cafarnaún y que realizó poco tiempo después en el Cenáculo: Credo quidquid dixit Dei Filius: nihil hoc verbo veritatis verius: creo todo lo que ha dicho el Hijo de Dios: nada es más verdadero que esta palabra de verdad.
Nuestra fe y nuestro amor se deben poner particularmente de manifiesto en el momento de la Comunión. Recibimos a Jesucristo, Pan vivo que ha bajado del Cielo, el alimento absolutamente necesario para llegar a la meta.
En la Sagrada Comunión se nos entrega el mismo Cristo, perfecto Dios y perfecto Hombre; misteriosamente escondido, pero deseoso de comunicarnos la vida divina. Cuando le recibimos en este Sacramento, su Divinidad actúa en nuestra alma, mediante su Humanidad gloriosa, con una intensidad mayor que cuando estuvo aquí en la tierra. Ninguno de aquellos que fueron curados: Bartimeo, el paralítico de Cafarnaún, los leprosos... estuvo tan cerca de Cristo –del mismo Cristo– como lo estamos nosotros en cada Comunión. Los efectos que produce este Pan vivo, Jesús, en nuestra alma son incontables y de una riqueza infinita. La Iglesia lo sintetiza en estas palabras: «todo el efecto que la comida y la bebida material obran en cuanto a la vida del cuerpo, sustentando, reparando y deleitando, eso lo realiza este sacramento en cuanto a la vida espiritual»7.
Oculto bajo las especies sacramentales, Jesús nos espera. Se ha quedado para que le recibamos, para fortalecernos en el amor. Examinemos hoy cómo es nuestra fe; ante tantos abandonos, veamos cómo es nuestro amor, cómo preparamos cada Comunión. Le decimos con Pedro: hemos conocido y creído que Tú eres el Cristo8. Tú eres nuestro Redentor, la razón de nuestro vivir.
III. La Comunión sustenta la vida del alma de modo semejante a como el alimento corporal sustenta al cuerpo. La recepción de la Sagrada Eucaristía mantiene al cristiano en gracia de Dios, pues el alma recupera las fuerzas del continuo desgaste que sufre debido a las heridas que permanecen en ella por el pecado original y los propios pecados personales. Mantiene la vida de Dios en el alma, librándola de la tibieza; y ayuda a evitar el pecado mortal y a luchar eficazmente contra los pecados veniales.
La Sagrada Eucaristía aumenta también la vida sobrenatural, la hace crecer y desarrollarse. Y a la vez que sacia espiritualmente, da al alma más deseos de los bienes eternos: el que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá nunca sed9. «La comida material primero se convierte en el que la come y, en consecuencia, restaura sus pérdidas y acrecienta sus fuerzas vitales. La comida espiritual, en cambio, convierte en sí al que la come, y así el efecto propio de este sacramento es la conversión del hombre en Cristo, para que no viva él sino Cristo en él y, en consecuencia, tiene el doble efecto de restaurar las pérdidas espirituales causadas por los pecados y deficiencias, y de aumentar las fuerzas de las virtudes»10.
Por último, la gracia que recibimos en cada Comunión deleita a quien comulga bien dispuesto. Nada se puede comparar a la alegría de la Sagrada Eucaristía, a la amistad y cercanía de Jesús, presente en nosotros. «Jesucristo, durante su vida mortal, no pasó jamás por lugar alguno sin derramar sus bendiciones en abundancia, de lo cual deduciremos cuán grandes y preciosos deben ser los dones de que participan quienes tienen la dicha de recibirle en la Sagrada Comunión; o mejor dicho, que toda nuestra felicidad en este mundo consiste en recibir a Jesucristo en la Sagrada Comunión»11.
La Comunión es «el remedio de nuestra necesidad cotidiana»12, «medicina de la inmortalidad, antídoto contra la muerte y alimento para vivir por siempre en Jesucristo»13. Concede al alma la paz y la alegría de Cristo, y es verdaderamente «un anticipo de la bienaventuranza eterna»14.
Entre todos los ejercicios y prácticas de piedad, ninguno hay cuya eficacia santificadora pueda compararse a la digna recepción de este sacramento. En él no solamente recibimos la gracia, sino el Manantial y la Fuente misma de donde brota. Todos los sacramentos se ordenan a la Sagrada Eucaristía y la tienen como centro15.
Oculto bajo los accidentes de pan, Jesús desea que nos acerquemos con frecuencia a recibirle: el banquete, nos dice, está preparado16. Son muchos los ausentes y Jesús nos espera, a la vez que nos envía a anunciar a otros que también a ellos les aguarda en el Sagrario.
Si se lo pedimos, la Santísima Virgen nos ayudará a ir a la Comunión mejor dispuestos cada día.
1 Jn 6, 48-50. — 2 Jn 6, 51. — 3 Jn 6, 60. — 4 Cfr. Jn 6, 67. — 5 Pablo VI, Credo del Pueblo de Dios, 24. — 6 Pablo VI, Enc. Mysterium fidei, 3-lX-1965. — 7 Conc. de Florencia, Bula Exultate Deo: Dz 1322-698. — 8 Jn 6, 70. — 9 Jn 6, 35. — 10 Santo Tomás, Coment. al libro IV de las Sentencias, d. 12, q. 2, a. 11. — 11 Santo Cura de Ars, Sermón sobre la Comunión. — 12 San Ambrosio, Sobre los misterios, 4. — 13San Ignacio de Antioquía, Epístola a los efesios, 20. — 14 Cfr. Jn 6, 58; Dz 875. — 15Cfr. Santo Tomás, Suma Teológica, 3, q. 65, a. 3. — 16 Cfr. Lc 14, 15 ss.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
San Jorge
Martir
(303)
Que Dios nos conceda valor como a San Jorge
para luchar contra el dragón infernal y vencerlo
y no permitirle que nos esclavice con sus tentaciones.
Los que siembran entre pesares,
cosechan entre cantares. (S. Biblia Salmos).
Jorge significa: el agricultor. "Nacido en Lydda, Palestina, la tierra de Jesús, era hijo de un agricultor muy estimado. Entró al ejército y llegó a ser capitán. Se hizo famoso porque al llegar a una ciudad de Oriente se encontró con que un terrible caimán (o dragón o tiburón) devoraba a mucha gente y nadie se atrevía a acercársele. San Jorge lo atacó valientemente y acabó con tan feroz animal. Y reuniendo a todos los vecinos que estaban llenos de admiración y de emoción, les habló muy hermosamente de Jesucristo y obtuvo que muchos de ellos se hicieran cristianos. Pero el emperador Diocleciano mandó que todos tenían que adorar ídolos o dioses falsos y prohibió adorar a Jesucristo. El capitán Jorge declaró que él nunca dejaría de adorar a Cristo y que jamás adoraría ídolos. Entonces el emperador declaró pena de muerte contra él. De paso para el sitio del martirio lo llevaron al templo de los ídolos para ver si los adoraba, pero en su presencia varias de esas estatuas cayeron derribadas por el suelo y se despedazaron. A Jorge lo martirizaron y mientras lo azotaban, él se acordaba de los azotes que le dieron a Jesús, y no abría la boca, y sufría todo por Nuestro Señor sin gritar ni llorar. Muchos al verlo exclamaban: ""s valiente. En verdad que vale la pena ser seguidor de Cristo". Cuando lo iban a matar decía: "Señor, en tus manos encomiendo mi alma". El siempre rezaba y Dios siempre lo escuchaba. Al oír la noticia de que ya le iban a cortar la cabeza se puso muy contento, porque él tenía muchos deseos de ir al cielo a estar junto a Nuestro Señor Jesucristo. San Jorge mártir es el Patrono de Inglaterra y de los Boys Scouts. Su culto alcanzó gran celebridad desde muy antiguos tiempos en la Iglesia. La Iglesia de Oriente lo llama "El gran mártir". En tiempos de Las Cruzadas, el rey Ricardo Corazón de León se convenció en Tierra Santa de que San Jorge tenía un gran poder de intercesión en favor de los que lo invocaban y llevó su devoción a Europa, especialmente a Inglaterra. |
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Beato Álvaro del Portillo
Obispo y Prelado de la Prelatura Personal de la Santa Cruz y del Opus Dei
Documental Saxum: https://www.youtube.com/watch?v=wuKrxOUAz4E
El milagro de don Álvaro: la recuperación de José Ignacio: https://www.youtube.com/watch?v=l33sB8ohhZ0
Saxum, un proyecto en Tierra Santa: https://www.youtube.com/watch?v=cm-IkitdS1Q
Don Alvaro: https://www.youtube.com/watch?v=47qK_c9flgA
En Roma, Italia, beato Álvaro del Portillo y Diez de Sollano, español, obispo y prelado de la Prelatura Personal de la Santa Cruz y del Opus Dei. ( 1994)
Hijo de Clementina Diez de Sollano (mexicana) y de Ramón del Portillo y Pardo (español), Álvaro del Portillo nació en Madrid el 11 de marzo de 1914. Era el tercero de ocho hermanos.
Después de cursar el bachillerato en el Colegio El Pilar (Madrid), ingresó en la Escuela de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, en la que terminó sus estudios en 1941. Posteriormente trabajó en diversas entidades oficiales con competencia en materia hidrográfica. A la vez, estudió Filosofía y Letras (Sección de Historia) y se doctoró en 1944 con la tesis Descubrimientos y exploraciones en las costas de California.
En 1935 se incorporó al Opus Dei, institución de la Iglesia Católica que había sido fundada siete años antes por san Josemaría Escrivá de Balaguer. Recibió directamente del fundador la formación y el espíritu propios de aquel nuevo camino en la Iglesia. Desarrolló una amplia labor de evangelización entre sus compañeros de estudio y trabajo, y desde 1939 realizó numerosos viajes apostólicos por diferentes ciudades de España.
El 25 de junio de 1944 fue ordenado sacerdote por el obispo de Madrid, Mons. Leopoldo Eijo y Garay, junto con José María Hernández Garnica y José Luis Múzquiz: son los tres primeros sacerdotes del Opus Dei, después del fundador.
En 1946 se trasladó a Roma, pocos meses antes de que fijara allí su residencia san Josemaría, con el que convivió también en los años siguientes. Se trata de un periodo crucial para el Opus Dei, que recibe entonces las primeras aprobaciones jurídicas de la Santa Sede. Para Mons. del Portillo empieza también una época decisiva en la que, entre otras cosas, realizará con su actividad intelectual junto a san Josemaría y con su trabajo en la Santa Sede una honda reflexión sobre el papel y la responsabilidad de los fieles laicos en la misión de la Iglesia, a través del trabajo profesional y las relaciones sociales y familiares. "En un hospital escribirá años más tarde, para ejemplificar esta realidad la Iglesia no está solo presente por el capellán: también actúa a través de los fieles que, como médicos o enfermeros, procuran prestar un buen servicio profesional y una delicada atención humana a los pacientes; en un barrio, el templo será siempre un punto de referencia indispensable: pero el único modo de llegar a los que no lo frecuentan será a través de otras familias".
Entre 1947 y 1950 empujó la expansión apostólica del Opus Dei en Roma, Milán, Nápoles, Palermo y otras ciudades italianas. Promovió actividades de formación cristiana y atendió sacerdotalmente a numerosas personas. De la huella que su labor ha dejado en Italia hablan hoy las numerosas calles y plazas que se le han dedicado en distintos núcleos urbanos del país.
El 29 de junio de 1948, el fundador del Opus Dei erigió en Roma el Collegio Romano della Santa Croce, centro internacional de formación del que Álvaro del Portillo fue primer rector y en el que enseñó teología moral (1948-1953). En ese mismo año (1948) obtuvo el doctorado en Derecho Canónico en la Universidad Pontificia de Santo Tomás.
Durante sus años en Roma, los diversos Papas que se suceden (desde Pío XII hasta Juan Pablo II) le llamaron a desempeñar numerosos encargos, como miembro o consultor de 13 organismos de la Santa Sede.
Participó activamente en el Concilio Vaticano II. Juan XXIII le nombró consultor de la Sagrada Congregación del Concilio (1959-66). En las etapas previas al Vaticano II, fue presidente de la Comisión para el Laicado. Ya en el curso del Concilio (1962-65) fue secretario de la Comisión sobre la Disciplina del Clero y del Pueblo Cristiano. Terminado este evento eclesial, Pablo VI le nombró consultor de la Comisión postconciliar sobre los Obispos y el Régimen de las Diócesis (1966). Fue también, durante muchos años, consultor de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
La vida de Álvaro del Portillo está estrechamente unida a la del fundador. Permaneció siempre a su lado hasta el mismo momento de su muerte, el 26 de junio de 1975, colaborando con san Josemaría en las tareas de evangelización y de gobierno pastoral. Con él viajó a numerosos países para disponer y orientar los diversos apostolados del Opus Dei. "Al advertir su presencia amable y discreta al lado de la dinámica figura de Mons. Escrivá, me venía al pensamiento la modestia de san José", escribirá a su muerte un agustino irlandés, el Padre John O´Connor.
El 15 de septiembre de 1975, en el congreso general convocado tras el fallecimiento del fundador, don Álvaro del Portillo fue elegido para sucederle al frente del Opus Dei. El 28 de noviembre de 1982, cuando el beato Juan Pablo II erigió el Opus Dei en prelatura personal, le designó Prelado de la nueva prelatura. Ocho años después, el 7 de diciembre de 1990, le nombró obispo y, el 6 de enero de 1991, le confirió la ordenación episcopal en la basílica de San Pedro.
A lo largo de los años en que estuvo al frente del Opus Dei, Mons. Álvaro del Portillo promovió el comienzo de la actividad de la prelatura en 20 nuevos países. En sus viajes pastorales, que le llevaron a los cinco continentes, habló a miles de personas de amor a la Iglesia y al Papa, y predicó con persuasiva simpatía el mensaje cristiano de san Josemaría acerca de la santidad en la vida ordinaria.
Como Prelado del Opus Dei, Mons. Álvaro del Portillo estimuló la puesta en marcha de numerosas iniciativas sociales y educativas. El Centre Hospitalier Monkole (Kinshasa, Congo), el Center for Industrial Technology and Enterprise (CITE, en Cebú, Filipinas) y la Niger Foundation (Enugu, Nigeria) son ejemplos de instituciones de desarrollo social llevadas a cabo por fieles del Opus Dei, junto a otras personas, bajo el impulso directo de monseñor del Portillo.
Asimismo, la Universidad Pontificia de la Santa Cruz (desde 1985) y el seminario internacional Sedes Sapientiae (desde 1990), ambos en Roma, así como el Colegio Eclesiástico Internacional Bidasoa (Pamplona, España), han formado para las diócesis a miles de candidatos al sacerdocio enviados por obispos de todo el mundo. Son una muestra de la preocupación de monseñor del Portillo por el papel del sacerdote en el mundo actual, tema al que dedicó buena parte de sus energías, como se puso de manifiesto en los años del Concilio Vaticano II. "El sacerdocio no es una carrera escribió en 1986 sino una entrega generosa, plena, sin cálculos ni limitaciones, para ser sembradores de paz y de alegría en el mundo, y para abrir las puertas del Cielo a quienes se beneficien de ese servicio y ministerio".
Mons. Álvaro del Portillo falleció en Roma en la madrugada del 23 de marzo de 1994, pocas horas después de regresar de una peregrinación a Tierra Santa. La víspera, el 22 de marzo, había celebrado su última misa en la iglesia del Cenáculo de Jerusalén.
Álvaro del Portillo es autor de publicaciones sobre materias teológicas, canónicas y pastorales: Fieles y laicos en la Iglesia (1969), Escritos sobre el sacerdocio (1970) y numerosos textos dispersos, gran parte de ellos recogidos póstumamente en el volumen Rendere amabile la Verità. Raccolta di scritti di Mons. Álvaro del Portillo, publicado en 1995 por la Libreria Editrice Vaticana. En 1992 se publicó el volumen Intervista sul Fondatore dell´Opus Dei, fruto de sus conversaciones con el periodista italiano Cesare Cavalleri, sobre la figura de san Josemaría Escrivá, que ha sido traducido a varias lenguas.
Tras su muerte en 1994, miles de personas han testimoniado por escrito su recuerdo de monseñor Álvaro del Portillo: su bondad, el calor de su sonrisa, su humildad, su audacia sobrenatural, la paz interior que su palabra les comunicaba.
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María Gabriela Sagheddu, Beata Religiosa, Abril 23
ReligiosaMartirologio Romano: En el monasterio cisterciense de Grottaferrata, en las inmediaciones de Frascati, cerca de Roma, beata María Gabriela Sagheddu, virgen, que generosamente ofreció su vida por la unión de los cristianos, muriendo a los veinticinco años (1939).
María Gabriela Saghedu, monja trapense. Nació en un pueblito llamado Dorgali en la isla de Cerdeña (Italia), el 17 de marzo de 1914, a los veinticinco años de edad ofreció su vida por la unidad de los cristianos. |
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Fuente: Franciscanos.net
Egidio (o Gil) de Asís, Beato Discípulo de San Francisco de Asís, Abril 23
Religioso FranciscanoMartirologio Romano: En Perusa, en la Umbría, beato Egidio de Asís, religioso de la Orden de los Hermanos Menores, que, siendo compañero de san Francisco, mostró una fe intrépida y una gran simplicidad en sus peregrinaciones (1262).
Discípulo de San Francisco, |
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Fuente: Osanet.org
Elena Valentini de Udine, Beata Laica Agustina, Abril 23
Laica AgustinaMartirologio Romano: En Udine, en la región de Venecia, beata Elena Valentini, viuda, que, para servir únicamente a Dios, abrazó la orden seglar de san Agustín, distinguiéndose por la oración, la lectura del Evangelio y las obras de misericordia (1458).
Nacida el año 1396 ó 1397 en Údine (Italia), en la familia de los señores de Maniago, se unió en matrimonio hacia 1414 con el aristócrata Antonio Cavalcanti. Fueron padres de seis hijos. Muerto su marido en 1441, Helena decidió retirarse del mundo. Habiendo escuchado la palabra vibrante del agustino Ángel de S. Severino, se hizo terciaria agustina. Después de haber emitido la profesión, permaneció en la casa que había recibido de su esposo, y allí continuó hasta 1446, fecha en la que pasó a vivir con la hermana Perfecta, terciaria agustina como ella, permaneciendo a su lado hasta el final de sus días. |
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Fuente: Carmelnet.org
Teresa María de la Cruz (Teresa Manetti), Beata Fundadora, Abril 23
Fundadora de la Congregación |
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Fuente: divvol.org
Adalberto de Praga, Santo Obispo y Mártir, 23 de abril
Obispo y MártirMartirologio Romano: San Adalberto (Vojtech), obispo de Praga y mártir, que aguantó dificultades en bien de aquella iglesia y por Cristo llevó a cabo muchos viajes, trabajando para extirpar costumbres paganas, pero al ver el poco resultado obtenido, se dirigió a Roma donde se hizo monje, pero finalmente, vuelto a Polonia e intentando atraer a la fe a los prusianos, en la aldea de Tenkitten, junto al golfo de Gdansk, fue asesinado por unos paganos (997).
(959-997)Aún era niño, cuando una enfermedad, que lo puso a las puertas de la muerte, le hizo ver la seriedad de la vida. El problema de su salvación se le presentaba con una insistencia alarmante, y ante él parecíanle verdaderas naderías la belleza angélica de su cuerpo, de todo el mundo alabada; la nobleza de su familia, una de las más poderosas de Bohemia, y la gloria de su saber, que acumulara al lado del obispo de Magdeburgo, Adalberto. Este obispo le dio su nombre; antes se llamaba Woytiez. Tendría algo más de veinte años cuando asistió a la muerte de Diethmaro arzobispo de Praga. Diethmaro había sido uno de aquellos pastores mundanos que tanto abundaron en aquella época. Al llegar su última hora, el aguijón de la conciencia le atormentaba sin piedad. "¡Mísero de mí-exclamaba- cómo he perdido mis días, cómo me ha engañado el mundo prometiéndome larga vida, riquezas y placeres!" Así hablaba en medio de los estertores de la agonía, con la voz ronca y entrecortada, con los ojos extraviados y convulsos los rasgos de su rostro. Cuando murió, parecía sumido en el abismo de la desesperación. |
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Fuente: Martirologio Romano
Otros Santos y Beatos Completando el santoral de este día, Abril 23
San Eulogio, obispo |
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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