JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san Juan (13, 21-33. 36-38)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, cuando Jesús estaba a la mesa con sus discípulos, se conmovió profundamente y declaró:
"Yo les aseguro que uno de ustedes me va a entregar". Los discípulos se miraron perplejos unos a otros, porque no sabían de quién hablaba. Uno de ellos, al que Jesús tanto amaba, se hallaba reclinado a su derecha. Simón Pedro le hizo una seña y le preguntó: "¿De quién lo dice?"
Entonces él, apoyándose en el pecho de Jesús, le preguntó:
"Señor, ¿quién es?"
Le contestó Jesús:
"Aquel a quien yo le dé este trozo de pan, que voy a mojar". Mojó el pan y se lo dio a Judas, hijo de Simón el Iscariote; y tras el bocado, entró en él Satanás.
Jesús le dijo entonces a Judas:
"Lo que tienes que hacer, hazlo pronto". Pero ninguno de los comensales entendió a qué se refería; algunos supusieron que, como Judas tenía a su cargo la bolsa, Jesús le había encomendado comprar lo necesario para la fiesta o dar algo a los pobres. Judas, después de tomar el bocado, salió inmediatamente. Era de noche.
Una vez que Judas se fue, Jesús dijo:
"Ahora ha sido glorificado el Hijo del hombre y Dios ha sido glorificado en él. Si Dios ha sido glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo y pronto lo glorificará. Hijitos, todavía estaré un poco con ustedes. Me buscarán, pero como les dije a los judíos, así se lo digo a ustedes ahora: 'A donde yo voy, ustedes no pueden ir' ". Simón Pedro le dijo: "Señor, ¿a dónde vas?"
Jesús le respondió:
"A donde yo voy, no me puedes seguir ahora; me seguirás más tarde".
Pedro replicó:
"Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? Yo daré mi vida por ti".
Jesús le contestó:
"¿Conque darás tu vida por mí? Yo te aseguro que no cantará el gallo, antes de que me hayas negado tres veces".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). "Te quiero, pero no te quiero ver todos los días, y menos los de descanso". ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesar pecados graves al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.
† Misal
Martes Santo
En ti, Señor, he puesto mi esperanza
Señor, haz que seamos testigos del Evangelio
Antífona de Entrada
No me entregues, Señor, al odio de mis enemigos, pues han surgido contra mí testigos falsos, que respiran violencia.
Oración Colecta
Oremos:
Dios todopoderoso y eterno, ayúdanos a celebrar los misterios de la pasión del Señor con tal fe y arrepentimiento, que podamos merecer tu perdón.
Por nuestro Señor Jesucristo…
Amén.
Primera Lectura
Lectura del libro del profeta Isaías (49, 1-6)
Escúchenme, islas; pueblos lejanos, atiéndanme. El Señor me llamó desde el vientre de mi madre; cuando aún estaba yo en el seno materno, él pronunció mi nombre. Hizo de mi boca una espada filosa, me escondió en la sombra de su mano, me hizo flecha puntiaguda, me guardó en su aljaba y me dijo: "Tú eres mi siervo, Israel; en ti manifestaré mi gloria". Entonces yo pensé:
"En vano me he cansado, inútilmente he gastado mis fuerzas; en realidad mi causa estaba en manos del Señor, mi recompensa la tenía mi Dios".
Ahora habla el Señor, el que me formó desde el seno materno, para que fuera su servidor, para hacer que Jacob volviera a él y congregar a Israel en torno suyo —tanto así me honró el Señor y mi Dios fue mi fuerza—. Ahora, pues, dice el Señor: "Es poco que seas mi siervo sólo para restablecer a las tribus de Jacob y reunir a los sobrevivientes de Israel; te voy a convertir en luz de las naciones, para que mi salvación llegue hasta los últimos rincones de la tierra".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial Salmo 70
En ti, Señor, he puesto mi esperanza.
Señor, tú eres mi esperanza, que no quede yo jamás defraudado. Tú, que eres justo, ayúdame y defiéndeme; escucha mi oración y ponme a salvo.
En ti, Señor, he puesto mi esperanza.
Sé para mí un refugio, ciudad fortificada en que me salves. Y pues eres mi auxilio y mi defensa, líbrame, Señor, de los malvados.
En ti, Señor, he puesto mi esperanza.
Señor, tú eres mi esperanza; desde mi juventud en ti confío. Desde que estaba en el seno de mi madre, yo me apoyaba en ti y tú me sostenías.
En ti, Señor, he puesto mi esperanza.
Yo proclamaré siempre tu justicia y a todas horas, tu misericordia. Me enseñaste a alabarte desde niño y seguir alabándote es mi orgullo.
En ti, Señor, he puesto mi esperanza.
Aclamación antes del Evangelio
Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Señor Jesús, rey nuestro, para obedecer al Padre, quisiste ser llevado a la cruz como manso cordero al sacrificio.
Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Evangelio
† Lectura del santo Evangelio según san Juan (13, 21-33. 36-38)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, cuando Jesús estaba a la mesa con sus discípulos, se conmovió profundamente y declaró:
"Yo les aseguro que uno de ustedes me va a entregar". Los discípulos se miraron perplejos unos a otros, porque no sabían de quién hablaba. Uno de ellos, al que Jesús tanto amaba, se hallaba reclinado a su derecha. Simón Pedro le hizo una seña y le preguntó: "¿De quién lo dice?"
Entonces él, apoyándose en el pecho de Jesús, le preguntó:
"Señor, ¿quién es?"
Le contestó Jesús:
"Aquel a quien yo le dé este trozo de pan, que voy a mojar". Mojó el pan y se lo dio a Judas, hijo de Simón el Iscariote; y tras el bocado, entró en él Satanás.
Jesús le dijo entonces a Judas:
"Lo que tienes que hacer, hazlo pronto". Pero ninguno de los comensales entendió a qué se refería; algunos supusieron que, como Judas tenía a su cargo la bolsa, Jesús le había encomendado comprar lo necesario para la fiesta o dar algo a los pobres. Judas, después de tomar el bocado, salió inmediatamente. Era de noche.
Una vez que Judas se fue, Jesús dijo:
"Ahora ha sido glorificado el Hijo del hombre y Dios ha sido glorificado en él. Si Dios ha sido glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo y pronto lo glorificará. Hijitos, todavía estaré un poco con ustedes. Me buscarán, pero como les dije a los judíos, así se lo digo a ustedes ahora: 'A donde yo voy, ustedes no pueden ir' ". Simón Pedro le dijo: "Señor, ¿a dónde vas?"
Jesús le respondió:
"A donde yo voy, no me puedes seguir ahora; me seguirás más tarde".
Pedro replicó:
"Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? Yo daré mi vida por ti".
Jesús le contestó:
"¿Conque darás tu vida por mí? Yo te aseguro que no cantará el gallo, antes de que me hayas negado tres veces".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración de los Fieles
Celebrante:
Antes de compartir el memorial de la muerte y resurrección de Jesús, reconozcamos nuestras limitaciones y necesidades, y pidamos a Dios que nos escuche y bendiga al pueblo que Él redimió con la Sangre de Jesús. Digamos:
Escúchanos, Padre.
Para que Jesús, que nos llamó a ser sus testigos, nos dé su gracia para dar frutos de santidad y buenas obras y para vivir unidos a Él.
Oremos.
Escúchanos, Padre.
Para que la Iglesia siempre se acoja a Jesús, en Él se vea libre de sus enemigos y encuentre en su cruz y resurrección su refugio y salvación.
Oremos.
Escúchanos, Padre.
Para que cuantos, de alguna manera, han traicionado su fe y sus principios, arrastrados por la seducción del pecado y la indiferencia, contemplando a Cristo que dio su vida por ellos, vuelvan a Él y le invoquen como Dios y salvador.
Oremos.
Escúchanos, Padre.
Para que el Bautismo, que van a recibir los catecúmenos, los purifique de sus faltas, los llene del Espíritu Santo y los haga ser testigos convencidos y coherentes del Evangelio de Jesús.
Oremos.
Escúchanos, Padre.
Para que los que trabajan social o apostólicamente en favor de los más pobres, no cesen en su empeño por transformar nuestra sociedad.
Oremos.
Escúchanos, Padre.
Para que como Jesús demos nuestra vida por nuestros hermanos y busquemos el
Reino de Dios y su justicia.
Oremos.
Escúchanos, Padre.
Celebrante:
Acepta, Señor, nuestras oraciones y haz que la colaboración de los misterios de nuestra fe nos haga cada vez más fieles en la vivencia de nuestra vocación cristiana, y más firmes en el seguimiento de Jesús, el crucificado, que vive y reina
por los siglos de los siglos.
Amén.
Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, con bondad este pan y este vino que te presentamos, y concede a cuantos quieres hacernos partícipes del Cuerpo y de la Sangre de tu Hijo, llegar a poseerlo plenamente en tu Reino.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio de la Pasión del Señor II
La victoria de la pasión
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno,por Cristo nuestro Señor.
Porque se acercan ya los días santos de la pasión salvadora y la gloriosa resurrección de Jesucristo nuestro Señor, en los que celebramos su triunfo sobre la soberbia del demonio y recordamos el misterio de nuestra redención.
Por eso, los ángeles te cantan con júbilo eterno y nosotros nos unimos a sus voces, cantando humildemente tu alabanza:
Santo, Santo, Santo...
Antífona de la Comunión
Dios no escatimó la vida de su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, y con él nos ha dado todos los bienes.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Por medio de este sacramento, que ya desde ahora nos comunica tu fuerza, concédenos, Padre misericordioso, participar de la vida eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
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† Meditación diaria
Martes Santo
Pasión de Nuestro Señor
ANTE PILATO: JESUCRISTO REY
— Jesús condenado a muerte.
— El Rey de los judíos. Un reino de santidad y de gracia.
— El Señor quiere reinar en nuestras almas.
I. El Señor, atado, es conducido a la residencia del Procurador Poncio Pilato. Tienen prisa por acabar. Jesús, en silencio, y con esa dignidad suya que se refleja en su porte, pasa por algunas callejuelas camino de la residencia de Pilato. "Era ya de día, los habitantes de la ciudad se habían despertado y salían a sus puertas y ventanas para ver a un preso tan conocido y admirado por su santidad y sus obras. El Señor iba con la manos atadas, y la cuerda que ataba sus manos se unía al cuello: esta es la pena que se daba a quienes habían usado mal de su libertad en contra de su pueblo. Tendría frío en aquella madrugada, y sueño; la cara, desfigurada de golpes y salivazos; despeinado de los últimos tirones que le dieron; cardenales en la mejillas, y la sangre coagulada y seca. Así apareció en público el Señor por las calles, y todos le miraban espantados y sobrecogidos. Estaba claro para todos que, tal como le habían tratado y le llevaban, no era sino para condenarle"1.
Jesús pasa de la jurisdicción del Sanedrín a la romana, porque las autoridades judías podían condenar a muerte, pero no ejecutar la sentencia. Por eso acuden cuanto antes –a primeras horas de la mañana– a la autoridad romana, con el fin de obtener, por todos los medios, que dé muerte a Jesús. Quieren acabar con Él antes de las fiestas. Se empieza a cumplir al pie de la letra lo que Él ya había anunciado: el Hijo del hombre será entregado a los gentiles, y se burlarán de él, será insultado y escupido, y después de azotarlo, lo matarán, y al tercer día resucitará2.
Se está produciendo una situación insólita. El que días antes hablaba libremente en el Templo con tanta majestad –nadie ha hablado jamás como este hombre–, el que había entrado en Jerusalén aclamado por todo el pueblo, iba ahora preso y maltratado por las autoridades judías. Quien había realizado tantos milagros y era seguido por una muchedumbre de discípulos, es tratado como un malhechor. La gente estaría admirada y no se hablaría de otra cosa en la ciudad. Se llamarían unos a otros para ver un acontecimiento tan sorprendente: ¡Jesús de Nazaret había sido apresado!
Condujeron a Jesús a la plaza del pretorio. Pero los que le acusaban no entraron en el pretorio para no contaminarse y poder comer la Pascua3, pues los judíos quedaban legalmente impuros si entraban en casa de extranjeros. "¡Oh ceguera impía! –exclama San Agustín–. Les parece que van a contaminarse con una casa extraña, y no temen quedar impuros con un crimen propio"4. Se cumplen, una vez más, las palabras fortísimas que el Señor les había dicho tiempo atrás: ¡Guías ciegos!, que coláis un mosquito y os tragáis un camello5.
Pilato salió fuera donde estaban ellos6, Jesús se encuentra de pie ante Pilato7; este puede comprobar la paz y serenidad del acusado, en contraste con la agitación y la prisa de los que querían su muerte.
Pilato le dijo: ¿Eres tú el Rey de los judíos?8. Jesús respondió: Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores lucharían para que no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí. Pilato le dijo: ¿Luego, tú eres rey? Jesús contestó: Tú lo dices: yo soy Rey9. Esta será la última declaración ante sus acusadores que haga el Señor; después callará como oveja muda ante el que la esquila10.
El Maestro se encuentra solo; sus discípulos ya no oyen sus lecciones: le han abandonado ahora que tanto podían aprender. Nosotros queremos acompañarle en su dolor y aprender de Él a tener paciencia ante las pequeñas contrariedades de cada día, a ofrecerlas con amor.
II. Pilato, pensando quizá que con esto se aplacaría el odio de los judíos, tomó a Jesús y mandó que lo azotaran11. Es la escena que contemplamos en el segundo misterio doloroso del Rosario: "Atado a la columna. Lleno de llagas.
"Suena el golpear de las correas sobre su carne rota, sobre su carne sin mancilla, que padece por tu carne pecadora. —Más golpes. Más saña. Más aún... Es el colmo de la humana crueldad.
"Al cabo, rendidos, desatan a Jesús. —Y el cuerpo de Cristo se rinde también al dolor y cae, como un gusano, tronchado y medio muerto.
"Tú y yo no podemos hablar. —No hacen falta palabras. —Míralo, míralo... despacio.
"Después... ¿serás capaz de tener miedo a la expiación?"12.
Y a continuación, los soldados, tejiendo una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y lo vistieron con un manto de púrpura. Y se acercaban a él y le decían: Salve, Rey de los judíos. Y le daban bofetadas13. Hoy, al contemplar a Jesús que proclama su realeza ante Pilato, conviene que meditemos también esta escena recogida en el tercer misterio doloroso del Rosario: "La corona de espinas, hincada a martillazos, le hace Rey de burlas... (...). Y, a golpes, hieren su cabeza. Y le abofetean... y le escupen (...).
"—Tú y yo, ¿no le habremos vuelto a coronar de espinas, y a abofetear, y a escupir?
"Ya no más, Jesús, ya no más..."14.
Pilato salió de nuevo fuera y les dijo: He aquí que os lo saco fuera para que sepáis que no encuentro en él culpa alguna. Jesús, pues, salió fuera llevando la corona de espinas y el manto de púrpura. Y Pilato les dijo: "Ecce homo". He aquí al hombre15.
El Señor, vestido en son de burla con las insignias reales, oculta y hace vislumbrar al mismo tiempo, bajo aquella trágica apariencia, la grandeza del Rey de reyes. La creación entera depende de un gesto de sus manos. Cuando más débil se le ve, no duda en afirmar ese título que tiene por derecho propio. Su reino es el reino de la Verdad y la Vida, el reino de la Santidad y la Gracia, el reino de la Justicia, el Amor y la Paz16. Mientras contemplamos estas escenas de la Pasión, los cristianos no podemos olvidar que Jesucristo es "un Rey con corazón de carne, como el nuestro"17. Tampoco podemos olvidar que son muchos los que lo ignoran y rechazan.
"Ante ese triste espectáculo, me siento inclinado a desagraviar al Señor. Al escuchar ese clamor que no cesa y que, más que de voces, está hecho de obras poco nobles, experimento la necesidad de gritar alto: oportet illum regnare! (1 Cor 15, 25), conviene que Él reine"18.
Muchos ignoran que Cristo es el único Salvador, el que da sentido a los acontecimientos humanos, a nuestra vida; Aquel que constituye la alegría y la plenitud de los deseos de todos los corazones, el verdadero modelo, el hermano de todos, el Amigo insustituible, el único digno de toda confianza.
Al contemplar al Rey con corona de espinas le decimos que queremos que Cristo reine en nuestra vida; en nuestros corazones, en nuestras obras, en nuestros pensamientos, en nuestras palabras, en todo lo nuestro.
III. Jesucristo es rey de todos los seres, pues todas las cosas han sido hechas por Él19, y de los hombres en particular, que hemos sido comprados a gran precio20. A María ya le dijo el Ángel: Darás a luz un hijo... al cual dará Dios el trono de David... y su reino no tendrá fin21. Pero su reino no es como los de la tierra. Durante su ministerio público no cede nunca al entusiasmo de las multitudes, demasiado humano y mezclado con esperanzas meramente temporales: sabiendo que le buscaban para proclamarlo rey, huyó22. Sin embargo, acepta el acto de fe mesiánica de Natanael: tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel23. Es más, el Señor evoca una antigua profecía24 para confirmar y dar profundidad a sus palabras: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar en torno al Hijo del Hombre25.
Jesús afirmó su condición de Mesías y de Hijo de Dios26. Las autoridades judías, en la ceguera de su incredulidad, llegan a reconocer al César romano un poder político exclusivo con tal de rechazar la realeza de Jesús y acabar con Él. A pesar de todo, en el madero de la Cruz estará para siempre escrito: Jesús nazareno, Rey de los judíos.
A Pilato le ha dicho que su Reino no es de este mundo. A nosotros nos dice que su reinado es de paz, de justicia, de amor; Dios Padre ha arrancado (a los hombres) del dominio de las tinieblas para trasladarlos al Reino de su Hijo, en quien tienen la redención27.
Sin embargo, ahora son también muchos quienes lo rechazan. Parece oírse en muchos ambientes aquel grito pavoroso: no queremos que reine sobre nosotros. Con gran pena debió el Señor comentar aquella parábola que refleja la actitud de muchos hombres: Sus ciudadanos le odiaban –dice Jesús en la parábola– y enviaron una embajada tras él para decirle: no queremos que éste reine sobre nosotros28. ¡Qué misterio de iniquidad tan grande es el pecado! ¡Rechazar a Jesús!
El reino del pecado –donde el pecado habita– es un reino de tinieblas, de tristeza, de soledad, de engaño, de mentira. Todas las tragedias y calamidades del mundo, y nuestras miserias, tienen su origen en estas palabras: Nolumus hunc regnare super nos, no queremos que éste (Cristo) reine sobre nosotros. Nosotros, ahora, acabamos nuestra oración diciéndole a Jesús otra vez que: "Él es Rey de mi corazón. Rey de ese mundo íntimo dentro de mí mismo donde nadie penetra y donde únicamente yo soy señor. Jesús es Rey ahí en mi corazón. Tú lo sabes bien, Señor"29.
1 L. de la Palma, La Pasión del Señor, p. 90. — 2 Lc 18, 32. — 3 Jn 18, 28. — 4 San Agustín, Coment. al Evangelio de San Juan, 114, 2. — 5 Mt 23, 24. — 6 Jn 18, 29. —7 Mt 27, 11. — 8 Jn 18, 33. — 9 Jn 18, 36-37. — 10 Is 53, 7. — 11 Jn 19, 1. — 12 San Josemaría Escrivá, Santo Rosario, segundo misterio doloroso. — 13 Jn 19, 2-3. — 14 San Josemaría Escrivá, Santo Rosario, tercer misterio doloroso. — 15 Jn 19, 4-5. — 16 Prefacio de la Misa de Cristo Rey. — 17 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 179. — 18 Ibídem. — 19 Jn 1, 3. — 20 1 Cor 6, 20. — 21 Lc 1, 32-33. — 22 Jn 6, 15. — 23 Jn 1, 49. — 24 Dan 7, 13. — 25 Jn 1, 51. — 26 Mt 27, 64. — 27 Col 1, 13. — 28 Lc 19, 14. — 29 J. Leclerq, Siguiendo el año litúrgico, Rialp, Madrid 1957, p. 357.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
Fuente: Archidiócesis de Madrid
Ricardo de Chichester, Santo Obispo, Abril 3
Obispo Martirologio Romano: En Chichester, en Inglaterra, san Ricardo, obispo, que, desterrado por el rey Enrique III y restituido después en la sede, se mostró generoso en ayudar a los pobres (1235). A finales del siglo XII nace Ricardo, en Wyche, en una familia de trabajadores del campo. Choca la austeridad y dureza permanente de su vida con el estilo de los grandes de su tiempo. Los obispos son "lores" y amantes de los cuidados humanos; los monjes abundan en la prosperidad y el lujo; los nobles son ambiciosos y en el trono se aprecia una corriente fuertemente regalista. La clase baja del pueblo es pobre y está sumida en la ignorancia y en la superstición. Ricardo es enérgico e intransigente cuando se tratan asuntos en los que está presente la injusticia, la inmoralidad o la avaricia. |
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Fuente: sdb.org
Dorotea de Chopitea, Venerable Cooperadora Salesiana, Abril 3
Dorotea nació en Santiago de Chile, el 5 de junio de 1816 en una familia católica rica, rica en hijos (¡18!) y en bienes materiales. |
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José el Himnógrafo , Santo Monje y Presbítero, Abril 3
Monje y Presbítero Martirologio Romano: En Constantinopla, san José, por sobrenombre "Himnógrafo", presbítero, que, siendo monje, en la persecución desencadenada por los iconoclastas fue enviado a Roma para pedir la protección de la Sede Apostólica y, después de muchos padecimientos, recibió la custodia de los vasos sagrados de la iglesia de Santa Sofía (886). Los cristianos del tiempo de las catacumbas sacaron su valor de lo más profundo del corazón de la fe. Sometidos a las más fuertes presiones, comprendieron que, para el Evangelio, el sentido de la existencia era el de "dar su vida". |
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Piotr Edward (Pedro Eduardo) Dankowski, Beato Sacerdote Mártir, Abril 3
Presbítero y Mártir Martirologio Romano: Cerca de Cracovia, en Polonia, en el campo de concentración de Oswiecin o Auschwitz, beato Pedro Eduardo Dankowski, presbítero y mártir, que al ser ocupada militarmente Polonia fue detenido por su confesión cristiana y atormentado hasta consumar el martirio (1942). Sacerdote de la Arquidiócesis de Kraków. |
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Fuente: Vatican.va
Ezequiel Huerta Gutiérrez, Beato Laico Mártir, Abril 3
Mártir Laico Etimológicamente: Ezequiel = Aquel para quien Dios es su fortaleza, es de origen hebreo. Nació en Magdalena, Jalisco, el 6 de enero de 1876. Esposo y padre ejemplar de numerosa familia, fue poseedor de una magnífica y bien cultivada voz de tenor dramático, gracias a la cual asistía a los oficios litúrgicos con bastante lucimiento y decoro. Muy devoto de la sagrada Eucaristía, comulgaba con frecuencia. Muy caritativo, compartía sus bienes entre los necesitados. |
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Fuente: Vatican.va
Salvador Huerta Gutiérrez, Beato Mártir Laico, Abril 3
Mártir Laico Etimológicamente: Salvador = Aquel que salva, es de origen latino. Nació en Magdalena, Jalisco, el 18 de marzo de 1880. Mecánico por vocación, se dedicó a este oficio, llegando a ser uno de los más competentes de Guadalajara. Devoto de Jesús Sacramentado, participaba todos los días de la Eucaristía y adoraba, con frecuencia, el Santísimo en el sagrario. Su conducta como hijo, esposo y padre fue siempre ejemplar. Poseía una particular intuición ante el peligro, al que se enfrentaba con singular fortaleza. |
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Fuente: ACI Prensa
Sixto I, Santo VII Papa, Abril 3
VII Papa Martirologio Romano: En Roma, san Sixto I, papa, que en tiempo del emperador Adriano rigió la Iglesia Romana, siendo el sexto tras el bienaventurado Pedro (128). El Papa San Sixto I (en los documentos más antiguos se usa "Xystus" para los primeros tres papas con ese nombre), sucedió a San Alejandro y fue sucedido por San Telesforo. |
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Luigi Scrosoppi, Santo Fundador, Abril 3
Presbítero y Fundador Martirologio Romano: En Udine, en la región de Venecia, san Luis Scrosoppi, presbítero de la Congregación del Oratorio, que fundó la Congregación de Hermanas de la Divina Providencia, para la educación cristiana de la juventud femenina (1884) El más joven de los tres hijos de Domenico Scrosoppi, joyero, y Antonia Lazzarini; nació el 4 de agosto de 1804 en Udine (Italia). Su hermano Carlo fue ordenado cuando Luigi tenía seis años, y su hermano Giovanni varios años después. Cuando él tenía 11 años o 12 años, la región en que vivía Luigi fue golpeada por sequía, hambre, tifo, y viruela en sucesión rápida; la visión de tal miseria, pobreza completa, y el número de huérfanos tuvo un efecto duradero en el muchacho. |
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Fuente: Franciscanos.net
Gandolfo o Gandulfo de Binasco, Beato Presbítero Franciscano, Abril 3
Presbítero Franciscano Martirologio Romano: En Policio, en Sicilia, beato Gandulfo de Binasco Sacchi, presbítero de la Orden de Hermanos Menores, que llevó una vida solitaria y austera, e iluminó aquella región con la predicación de la palabra de Dios (c. 1260). León XIII aprobó su culto el 10 de marzo de 1881. |
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Fuente: Franciscanos.net
Juan de Penna San Giovanni, Beato Compañero de San Francisco, Abril 3
Presbítero Franciscano Martirologio Romano: En Penna, del Piceno, en Italia, beato Juan, presbítero, uno de los primeros compañeros de san Francisco, siendo enviado a la Galia Narbonense, donde enseñó la nueva forma de vida evangélica (1275). Pío VII concedió su oficio y misa en su honor el 20 de noviembre de 1806. |
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Fuente: Martirologio Romano
Otros Santos y Beatos Completando santoral de este día, Abril 3
Santos Cresto y Papo, mártires |
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net
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