sábado, 20 de mayo de 2017

[ † ] Domingo por la Santísima Trinidad. 21/05/2017. Excepto causa grave, no asistir a Misa dominical es pecado GRAVE (CIC 2042, 2181; Mt16,18-19; Ex20,8-10; Tb1,6; Hch20,7; 2Ts2,15). Precepto (desde los 7 años): Misa ENTERA. Víspera Domingo: desde Sáb...

JA

JMJ

Pax

Yo le rogaré al Padre y él les enviará otro Consolador

† Lectura del santo Evangelio según san Juan 14, 15-21

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
"Si me aman, cumplirán mis mandamientos; yo le rogaré al Padre que les dé otro Consolador que esté siempre con ustedes, el Espíritu de la verdad. El mundo no puede recibirlo, porque no lo ve ni lo conoce; ustedes, en cambio, sí lo conocen, porque habita entre ustedes y está con ustedes.
No los dejaré desamparados, volveré. Dentro de poco el mundo no me verá más, pero ustedes me verán, y vivirán porque yo sigo viviendo. Entonces sabrán que yo estoy con mi Padre, ustedes conmigo y yo con ustedes. El que acepta mis mandamientos y los cumple, ése me ama; al que me ama, lo amará mi Padre, y yo también lo amaré y me manifestaré a él".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.

El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk

El que no valora una obra de arte es porque necesita cultura: https://www.youtube.com/watch?v=mTKKaT-KaKw

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu

El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

San Leonardo, "El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc

Audio (1/5): https://www.youtube.com/watch?v=2NjKuVnxH58

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?

Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).

Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?

Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html

Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).

 

 

Misal

 

6o. Dom de Pascua Ciclo A

Antífona de entrada

Con voz de júbilo anúncienlo; que se oiga hasta los rincones de la tierra: el Señor ha redimido a su pueblo. Aleluya.

Se dice "Gloria".

Oración Colecta

Oremos:
Concédenos, Dios todopoderoso, continuar celebrando con amor y alegría la victoria de Cristo resucitado; y que el misterio de su Pascua transforme nuestra vida y se manifieste en nuestras obras.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

Primera Lectura

Les impusieron las manos y recibieron el Espíritu Santo

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 8, 5-8.14-17

En aquellos días, Felipe bajó a la ciudad de Samaria y predicaba allí a Cristo. La multitud escuchaba con atención lo que decía Felipe, porque habían oído hablar de los milagros que hacía y los estaban viendo: de muchos poseídos salían los espíritus inmundos lanzando gritos, y muchos paralíticos y lisiados quedaban curados. Esto despertó gran alegría en aquella ciudad.
Cuando los apóstoles, que estaban en Jerusalén, se enteraron de que Samaria había recibido la palabra de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan; ellos llegaron allí y oraron por los que se habían convertido, para que recibieran el Espíritu Santo, porque aún no lo habían recibido y solamente habían sido bautizados en el nombre del Señor Jesús. Entonces Pedro y Juan les impusieron sus manos y ellos recibieron el Espíritu Santo.
Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del Salmo 65

Aclamen al Señor en todo el mundo.

Aclamen al Señor en todo el mundo, canten salmos a su glorioso nombre, ríndanle honores con sus alabanzas. Digan: "¡Qué formidable es nuestro Dios!"
Aclamen al Señor en todo el mundo.

Que se postre ante ti la tierra entera, que toquen en tu honor, que toquen para tu nombre. Vengan a ver las obras de Dios, sus proezas en favor de la humanidad.
Aclamen al Señor en todo el mundo.

Transformó el mar en tierra firme, a pie atravesaron el río. Alegrémonos con Dios, que su poder gobierna eternamente.
Aclamen al Señor en todo el mundo.

Fieles de Dios, vengan a escuchar; les contaré lo que ha hecho conmigo. Bendito sea Dios que no rechazó mi súplica.
Aclamen al Señor en todo el mundo.

Segunda Lectura

Murió en su cuerpo y resucitó glorificado

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro 3, 15-18

Hermanos: Veneren en sus corazones a Cristo Señor, dispuestos siempre a dar razones de su esperanza al que las pidiere; pero háganlo con sencillez y respeto y estando en paz con su conciencia. Así quedarán avergonzados los que denigran la conducta cristiana de ustedes, pues es mejor padecer haciendo el bien, si tal es la voluntad de Dios, que padecer haciendo el mal.
Porque también Cristo murió una sola vez por los pecados, el Justo por los injustos, para llevarnos a Dios. Murió en su cuerpo, pero volvió a la vida por el Espíritu.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
El que me ama cumplirá mi palabra y mi Padre lo amará y haremos en él, nuestra morada , dice el Señor.
Aleluya.

Evangelio

Yo le rogaré al Padre y él les enviará otro Consolador

† Lectura del santo Evangelio según san Juan 14, 15-21

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
"Si me aman, cumplirán mis mandamientos; yo le rogaré al Padre que les dé otro Consolador que esté siempre con ustedes, el Espíritu de la verdad. El mundo no puede recibirlo, porque no lo ve ni lo conoce; ustedes, en cambio, sí lo conocen, porque habita entre ustedes y está con ustedes.
No los dejaré desamparados, volveré. Dentro de poco el mundo no me verá más, pero ustedes me verán, y vivirán porque yo sigo viviendo. Entonces sabrán que yo estoy con mi Padre, ustedes conmigo y yo con ustedes. El que acepta mis mandamientos y los cumple, ése me ama; al que me ama, lo amará mi Padre, y yo también lo amaré y me manifestaré a él".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Se dice "Credo".

Oración de los Fieles

Celebrante:
Unidos a Cristo, que intercede siempre por nosotros, elevemos, hermanos y hermanas, nuestras súplicas al Padre:
A cada petición respondemos: Escúchanos, Padre.

Para que el que estaba muerto y ahora vive por los siglos de los siglos, conceda a la Iglesia ser, con firmeza y valentía, testimonio perseverante de su resurrección, roguemos al Señor.
Escúchanos, Padre.

Para que el resucitado, que dio a lo apóstoles su paz, quiera concederla también en abundancia a todos los pueblos, roguemos al Señor.
Escúchanos, Padre.

Para que el vencedor de la muerte transforme todos los sufrimientos de los enfermos, de los moribundos y de todos los que sufren, en aquella alegría que nunca nadie les podrá quitar, roguemos al Señor.
Escúchanos, Padre.

Para que el que tiene las llaves de la muerte y de su reino, nos conceda celebrar un día su resurrección con los ángeles y los santos en su reino, roguemos al Señor.
Escúchanos, Padre.

Celebrante:
Oh Dios nuestro, que nos has redimido en Cristo muerto por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación; escucha nuestra oración e infúndenos el Espíritu de la verdad, para que, llenos de sabiduría, sepamos siempre dar razón de nuestra esperanza. Por Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina, inmortal y glorioso, por los siglos de los siglos.
Amén.

Oración sobre las Ofrendas

Que nuestra oración, Señor, y nuestras ofrendas sean gratas en tu presencia, para que así, purificados por tu gracia, podamos participar más dignamente en los sacramentos de tu amor.
Por Jesucristo, nuestro Señor
Amén.

Prefacio

Cristo vive por siempre e intercede por nosotros

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Señor; pero más que nunca en este tiempo en que Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado.
Porque él no cesa de ofrecerse por nosotros, de interceder por todos ante ti; inmolado, ya no vuelve a morir; sacrificado, vive para siempre.
Por eso,
con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría, y también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria:

Antífona de la Comunión

Si me aman, cumplan mis mandamientos, dice el Señor. Yo le rogaré al Padre que les dé otro Abogado, que esté siempre con ustedes. Aleluya.

Oración después de la Comunión

Oremos:
Dios todopoderoso y eterno, que en Cristo resucitado nos has hecho renacer a la vida eterna; haz que el misterio pascual en el que acabamos de participar por medio de la Eucaristía, dé en nosotros abundantes frutos de salvación.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

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Meditación diaria

 

PASCUA. SEXTO DOMINGO

LA ESPERANZA DEL CIELO

- Hemos sido creados para el Cielo. Fomentar la esperanza.

- Lo que Dios ha revelado sobre la vida eterna.

- La resurrección de los cuerpos. El pensamiento del Cielo nos debe llevar a una lucha decidida y alegre por alcanzarlo.

I. En estos cuarenta días que median entre la Pascua y la Ascensión del Señor, la Iglesia nos invita a tener los ojos puestos en el Cielo, nuestra Patria definitiva, a la que el Señor nos llama. Esta invitación se hace más apremiante cuando se acerca el día en que Jesús sube a la derecha del Padre.

El Señor había prometido a sus discípulos que después de un poco de tiempo estaría con ellos para siempre. Todavía un poco y el mundo ya no me verá, pero vosotros me veréis... (1) El Señor ha cumplido su promesa en estos días en que permanece junto a los suyos, pero esta presencia no se terminará cuando suba con su Cuerpo glorioso al Padre, pues con su Pasión y Muerte nos ha preparado un lugar en la casa del Padre, donde hay muchas moradas (2). De nuevo vendré -les dice- y os llevaré junto a mí para que donde yo estoy estéis también vosotros (3).

Los Apóstoles, que habían quedado entristecidos por la predicción de las negaciones de Pedro, son confortados con la esperanza del Cielo. La vuelta a la que hace referencia Jesús incluye su segunda venida al fin del mundo (4) y el encuentro con cada alma cuando se separe del cuerpo. Nuestra muerte será eso: el encuentro con Cristo, a quien hemos procurado servir a lo largo de nuestra vida. Él nos llevará a la plenitud de la gloria, al encuentro con su Padre celestial, que es también Padre nuestro. Allí, en el Cielo, donde tenemos preparado un lugar, nos espera Jesucristo, a quien tenemos presente y hablamos en nuestra oración, con el que hemos dialogado tantas veces.

Del trato habitual con Jesucristo nace el deseo de encontrarnos con Él. La fe lima muchas asperezas de la muerte. El amor al Señor cambia por completo el sentido de ese momento final que llegará para todos. "Los que se quieren, procuran verse. Los enamorados sólo tienen ojos para su amor. ¿No es lógico que sea así? El corazón humano siente esos imperativos. Mentiría si negase que me mueve tanto el afán de contemplar la faz de Jesucristo. Vultum tuum, Domine, requiram, buscaré, Señor, tu rostro" (5).

El pensamiento del Cielo nos ayudará a vivir el desprendimiento de los bienes materiales y a superar circunstancias difíciles. Es muy agradable a Dios que fomentemos esta esperanza teologal, que está unida a la fe y al amor, y en muchas ocasiones tendremos especial necesidad de ella. "A la hora de la tentación piensa en el Amor que en el cielo te aguarda: fomenta la virtud de la esperanza, que no es falta de generosidad" (6). También en los momentos en que el dolor y la tribulación arrecien, cuando cueste la fidelidad o la perseverancia en el trabajo o en el apostolado. ¡El premio es muy grande! Y está a la vuelta de la esquina, dentro de no mucho tiempo.

La meditación sobre el Cielo, hacia donde nos encaminamos, debe espolearnos para ser más generosos en nuestra lucha diaria, "porque la esperanza del premio conforta el alma para realizar las buenas obras" (7).

El pensamiento de ese definitivo encuentro de amor, al que somos llamados, nos ayudará a estar vigilantes en las cosas grandes y en las pequeñas, haciéndolas acabadamente, como si fueran las últimas antes de irnos al Padre.

II. No existen palabras para expresar, ni de lejos, lo que será nuestra vida en el Cielo que Dios ha prometido a sus hijos. Sabemos, como recientemente se ha recordado, que "estaremos con Cristo y veremos a Dios (cfr. 1 Jn 3, 2); promesa y misterio admirables en los que consiste esencialmente nuestra esperanza. Si la imaginación no puede llegar allí, el corazón llega instintiva y profundamente" (8).

Será una realidad dichosísima lo que ahora entrevemos por la revelación y que apenas podemos imaginar en nuestro ser actual. En el Antiguo Testamento se describe la felicidad del Cielo evocando la tierra prometida después de tan largo y duro caminar por el desierto. Allí, en la nueva y definitiva patria, se encuentran todos los bienes (9), allí se terminarán las fatigas de tan largo y difícil peregrinaje.

El Señor nos habló de muchas maneras de la incomparable felicidad de quienes en este mundo amen con obras a Dios. La eterna bienaventuranza es una de las verdades que con más insistencia predicó nuestro Señor: La voluntad de mi Padre, que me ha enviado ‑declara-, es que yo no pierda a ninguno de los que me ha dado, sino que los resucite a todos en el último día. Por tanto, la voluntad de mi Padre... es que todo aquel que ve al Hijo, y cree en Él, tenga vida eterna, y yo le resucitaré en el último día (10). Oh Padre, dirá en la Ultima Cena, yo deseo ardientemente que aquellos que Tú mes has dado estén conmigo allí donde yo estoy, para que contemplen mi gloria, que Tú me has dado, porque Tú me amaste antes de la creación del mundo (11).

La bienaventuranza eterna es comparada a un banquete que Dios prepara para todos los hombres, en el que quedarán saciadas todas las ansias de felicidad que lleva en el corazón el ser humano (12).

Los Apóstoles nos hablan frecuentemente de esa felicidad que esperamos. San Pablo enseña que ahora vemos a Dios como en un espejo y bajo imágenes oscuras; pero entonces le veremos cara a cara (13), y que la alegría y la felicidad allí son indescriptibles (14).

La felicidad de la vida eterna consistirá ante todo en la visión directa e inmediata de Dios. Esta visión no es sólo un perfectísimo conocimiento intelectual, sino también comunión de vida con Dios, Uno y Trino. Ver a Dios es encontrarse con Él, ser felices en Él. De la contemplación amorosa de las Tres divinas Personas se seguirá en nosotros un gozo ilimitado. Todas las exigencias de felicidad y de amor de nuestro pobre corazón quedarán colmadas, sin término y sin fin. "Vamos a pensar lo que será el Cielo. Ni ojo vio, ni oído oyó, ni pasó a hombre por pensamiento cuáles cosas tiene Dios preparadas para los que le aman. ¿Os imagináis qué será llegar allí, y encontrarnos con Dios, y ver aquella hermosura, aquel amor que se vuelca en nuestros corazones, que sacia sin saciar? Yo me pregunto muchas veces al día: ¿qué será cuando toda la belleza, toda la bondad, toda la maravilla infinita de Dios se vuelque en este pobre vaso de barro que soy yo, que somos todos nosotros? Y entonces me explico bien aquello del Apóstol: ni ojo vio, ni oído oyó... Vale la pena, hijos míos, vale la pena" (15).

III. Además del inmenso gozo de contemplar a Dios, de ver y de estar con Jesucristo glorificado, existe una bienaventuranza accidental, por la que gozaremos de los bienes creados que responden a nuestras aspiraciones. La compañía de las personas justas que más hemos querido en este mundo: familia, amigos; y también la gloria de nuestros cuerpos resucitados, porque nuestro cuerpo resucitado será numérica y específicamente idéntico al terreno: es preciso ‑indica San Pablo- que "este" ser corruptible se revista de incorruptibilidad, y que "este" ser mortal se revista de inmortalidad (16). "Este", el nuestro, no otro semejante o muy parecido. "Importa mucho -afirma el Catecismo Romano- estar persuadidos de que este mismo cuerpo, y sin duda el mismo cuerpo que ha sido propio de cada uno, aunque se haya corrompido y reducido a polvo, sin embargo de eso ha de resucitar" (17). Y San Agustín afirma con toda claridad: "Resucitará esta carne, la misma que muere y es sepultada (...). La carne que ahora enferma y padece dolores, esa misma ha de resucitar" (18). Nuestra personalidad seguirá siendo la misma, y tendremos el propio cuerpo, pero revestido de gloria y esplendor, si hemos sido fieles. Nuestro cuerpo tendrá las cualidades propias de los cuerpos gloriosos: agilidad y sutileza -es decir, no estar sometidos a las limitaciones del espacio y del tiempo-, la impasibilidad -no habrá ya muerte, ni llanto ni gemido, ni habrá más dolor...; ni tendrán ya más hambre, ni más sed..., enjugará Dios toda lágrima de sus ojos (19)-, la claridad, la belleza.

"Creo en la resurrección de la carne", confesamos en el Símbolo Apostólico. Nuestros cuerpos en el Cielo tendrán características diferentes de las actuales, pero seguirán siendo cuerpos y ocuparán un lugar (20), como ahora el Cuerpo glorioso de Cristo y el de la Virgen. No sabemos cómo ni dónde está ni cómo se forma ese lugar. La tierra de ahora se habrá transfigurado: vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habrán desaparecido... he aquí que hago todas las cosas nuevas (21). Muchos Padres y Doctores de la Iglesia, y también muchos santos, piensan que la renovación de todo lo creado se desprende de la misma revelación.

El recuerdo del Cielo, próxima ya la fiesta de la Ascensión del Señor, nos debe llevar a una lucha decidida y alegre por quitar los obstáculos que se interpongan entre nosotros y Cristo, nos impulsa a buscar sobre todo los bienes que perduran y a no desear a toda costa los consuelos que acaban.

Pensar en el Cielo da una gran serenidad. Nada aquí es irreparable, nada es definitivo, todos los errores pueden ser reparados. El único fracaso definitivo sería no acertar con la puerta que lleva a la Vida. Allí nos espera también la Santísima Virgen.

(1) Jn 14, 19-20.- (2) Cfr. Jn 14, 2.- (3) Jn 14, 3.- (4) Cfr. 1 Cor 4, 5; 11, 26; 1 Jn 2, 28.- (5) J. ESCRIVA DE BALAGUER, en Hoja informativa, n. 1, de su proceso de beatificación, p. 5.- (6) IDEM, Camino, n. 139.- (7) SAN CIRILO DE JERUSALÉN, Catequesis, 348, 18, 1.- (8) S. C. PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Carta sobre algunas cuestiones referentes a la escatología, 17-V-1979.- (9) Cfr. Ex 3, 17.- (10) Jn 3, 40.- (11) Jn 17, 24.- (12) Cfr. Lc 13, 29; 14, 15.- (13) 1 Cor 13, 12.- (14) 1 Cor 2, 9.- (15) J. ESCRIVA DE BALAGUER, en Hoja informativa, n. 1, de su proceso de beatificación, p. 5.- (16) 1 Cor 15, 53.- (17) Catecismo Romano, parte I, cap. XI, nn. 7-9; Cfr. S. C. PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Declaración acerca de la traducción del artículo "carnis resurrectionem" del Símbolo Apostólico, 14-XII-1983.- (18) SAN AGUSTIN, Sermón 264, 6 .- (19) Cfr. Apoc 21, 3 ss.- (20) Cfr. M. SCHMAUS, Teología dogmática, vol. VII: Los Novísimos, Rialp, Madrid 1961, p. 514.- (21) Cfr. Apoc 21, 1 ss.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

Hoy inicia la novena a Santa Juana de Arco, patrona de Francia

anta Juana de Arco nació en Domrémy en el año 1412, es patrona de Francia, fue juzgada y sentenciada injustamente a la peor de las muertes de ese entonces: ser quemada viva en la hoguera. Ejecutada la sentencia, varios volvieron a sus casas diciendo: "Hoy hemos quemado a una santa".

23 años después se reabrió el caso y el Papa Calixto III nombró una comisión que concluyó en que la sentencia había sido una injusticia. La declararon inocente y el Papa Benedicto XV la proclamó santa.

Su fiesta se celebra cada 30 de mayo. Aquí te presentamos una novena de preparación:

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Oración Inicial

Mi Señor y mi Dios! Te ofrezco mi petición en unión con la amarga pasión y muerte de Jesucristo, tu Hijo, junto con los méritos de tu Inmaculada y Admirable, María siempre Virgen, y de todos los santos, particularmente con tu ayudante santa en cuyo honor hago esta novena.
¡Baja tu mirada a mí, Señor misericordioso! Concédeme tu gracia y tu amor, y amablemente escucha mi oración.

Amén.

Oración Primer Día

Santa Juana de Arco, patrona de Francia, mi santa patrona, te pido ahora que luches esta batalla junto a mi en la oración, del mismo modo que guiaste tus tropas a la victoria. Tu, que fuiste llena del Espíritu Santo y elegida por Dios, ayúdame este día con el favor que te pido (aquí decir que su intención). Concédeme por tu intercesión divina y de gran alcance, el valor y la fuerza que necesito para soportar esta lucha constante. Oh Santa Juana, ayúdame a salir victorioso en las tareas que Dios me presenta. Agradezco y pido tu continua protección al pueblo de Dios.
Santa Juana hija devota de la 
iglesiaReza por mí.

Decir un Padre Nuestro, 3 Ave María, un Gloria:

Oración Final:

Amada Santa Juana de Arco, quien cuya fe era tan firme y amante de la Eucaristía. Apóstol y Profeta de Dios, armada sólo con su fe fue y cambió el corazón y con su propio ejemplo inspiró a otros a la fe y protegió a un país y sus generaciones alejadas de la ruina. Oro para que se me conceda una petición a Dios, que es la intención de esta novena si es su Santa Voluntad. Oro para que ella también conceda que a través de su patrocinio y su Gracia, crezca en la fe para emular su vida en todo lo que hago. Tú que tuviste una muerte mártir exclamando el nombre de nuetro salvador Jesucristo. Es mi sincera oración, no importa cuál sea la circunstancia de mi hora final.

Amén

O mi querida Santa, a quien yo realmente he llegado a admirar, amar y respetar; por favor ayúdame y a todo el que rece esta Novena a partir de este día y todos los días para crecer en la gracia y en la práctica de la verdadera virtud cristiana. A imitación de ti, ora e interceder por nosotros, para que podamos vivir una vida pura y casta, mientras vivimos en este mundo, y crecer más profundamente en la fe, así como aumentar el conocimiento de la misma a fin de no perder nunca el agradecimiento sincero de "esta perla de gran precio." Ora también para que nuestra esperanza para el logro del cielo - nuestro verdadero hogar -, así como el deseo de la búsqueda de la santidad personal - que es la clave para llegar al cielo- no decaiga durante nuestra peregrinación en este valle de lágrimas.

Amén

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Las oraciones para cada día se pueden ver en:

https://www.aciprensa.com/noticias/hoy-inicia-la-novena-a-santa-juana-de-arco-patrona-de-francia-25870/

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Eugenio de Mazenod, Santo Obispo y fundador, 21 de mayo  

Eugenio de Mazenod, Santo

Obispo
y Fundador de los Oblatos de María Inmaculada

Carlos José Eugenio de Mazenod nació en Aix-en-Provence, Francia, el 1 de agosto de 1782. Su padre ocupaba un importante cargo político por lo que la familia gozaba de una posición acomodada. El pequeño Eugenio poseía un temperamento autoritario e irascible; pero también una gran nobleza de corazón: en una ocasión, movido por la compasión, cambió sus ropas con las de un niño carbonero.

En la primavera de 1794, la familia tuvo que abandonar el país por razones políticas estableciéndose en Venecia. Eugenio, siendo extranjero, no tenía amigos ni acudía a la escuela. Un sacerdote, el P. Bartolo Zaneli, lo tomó bajo su cuidado de modo informal. Gracias a esta amistad, Eugenio comenzó a sentirse atraído por el sacerdocio. Posteriormente, siempre por razones políticas, los Mazenod se trasladaron a Sicilia para volver más tarde a Francia. Durante este período, Eugenio llevó una intensa vida social, cuya frivolidad y superficialidad le aburría y hastiaba. Así, insatisfecho y deseoso de un sentido más profundo para su existencia, el 12 de octubre de 1808 llamó a las puertas del seminario de san Sulpicio. Debido a su madurez y celo por las almas, los superiores del seminario lo promovieron tres años más tarde a las sagradas órdenes.

En octubre de 1812 comenzó su ministerio sacerdotal en la región de Provenza, dedicándose especialmente a los pobres. Queriendo remediar el empobrecimiento espiritual de éstos a causa de la reciente revolución laicizante, fundó en Aix una asociación de sacerdotes seculares. Sus miembros recorrían la Provenza predicando en provenzal y de modo sencillo, buscando sobre todo la instrucción del pueblo en la doctrina cristiana. La asociación pronto se convirtió en la congregación de los Oblatos de María Inmaculada.

El Carisma Oblato

"Me ha enviado a evangelizar a los pobres, los pobres son evangelizados" Son las palabras que encontramos escritas en el escudo oblato. San Eugenio de Mazenod, tras haber experimentado el Amor de Cristo Salvador en la Cruz, se sintió llamado a una vocación singular y así lo transmitió a sus primeros compañeros, "llamados a ser los cooperadores de Cristo Salvador". En tan pocas palabras se encuentra recogido lo central del carisma.

León XII la aprobó, a pesar de la oposición de algunos obispos franceses, diciendo: "Me agrada esta sociedad; sé el bien que hace y quiero favorecerla".

Obispo de Marzella

La misión del P. Mazenod como fundador hasta cierto punto había terminado, pero aún le esperaba un nuevo encargo: la diócesis de Marsella. El P. Eugenio, o mejor, Mons. Eugenio Mazenod tomó posesión el 24 de diciembre de 1837. Todo el espíritu de la congregación por él fundada se derramó sobre Marsella. En su deseo de estar cerca del pueblo, todos los días recibía a las personas desde las 10:00 de la mañana hasta las 2:00 de la tarde, sin necesidad de cita. Realizaba frecuentes visitas pastorales y pidió a sus sacerdotes que predicaran de forma sencilla explicando el credo, la santa misa y el evangelio.

Luchó incansablemente por la libertad de enseñanza hasta lograr, con la promulgación de la ley Falloux, el derecho a la clase de religión. Creó 22 nuevas parroquias, edificó numerosas iglesias —entre ellas la misma catedral— y se establecieron 31 congregaciones religiosas en su diócesis.

A pesar de su intensa actividad apostólica y de los sacrificios que ésta imponía a su cuerpo, pudo gozar de una larga vida. El obispo que predicaba en provenzal y había hecho de los pobres sus hijos predilectos, partió para el abrazo con el Padre el 21 de mayo de 1861, a la edad de 79 años. Fue canonizado el 3 de diciembre de 1995 por el papa Juan Pablo II.

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¡Viva Cristo Rey!

Mártires Mexicanos de siglo XX

Cristóbal Magallanes y 24 compañeros mártires

"Soy y muero inocente; perdono de corazón a los autores de mi muerte y pido a Dios que mi sangre sirva para la paz de los mexicanos desunidos", dijo San Cristóbal Magallanes, el líder de los 25 mártires mexicanos cuya fiesta se celebra el 21 de mayo. La historia de estos valientes inspiró la película Cristiada.

San Cristóbal Nació en 1869 (México) en una Familia muy humilde y trabajó en el campo hasta los 19 años. Ingresó al seminario de Guadalajara donde se distinguió por su honradez, piedad y dedicación. Fue ordenado sacerdote en 1899.

Se desempeñó como capellán y subdirector de la escuela de artes y oficios en Guadalajara. Organizó centros de catecismos, escuelas en las rancherías y fundó un asilo para huérfanos. Fue párroco de Totatiche por 17 años.

Un 21 de mayo de 1927 San Cristóbal Magallanes se dirigió a celebrar una fiesta religiosa en honor a Santa Rita en un rancho, cuando se produce una balacera entre cristeros y fuerzas federales. El sacerdote fue arrestado y conducido a Totatiche, donde es encarcelado con su vicario, el P. Caloca.

Son trasladados al palacio municipal de Colotitlán y el 25 de mayo de 1927 fueron sacados al patio para ser fusilados. El P. Magallanes al ver un poco nervioso a su compañero, le dijo: "Tranquilízate hijo, solo un momento y después el cielo".

Ambos se dieron la absolución mutuamente y fueron asesinados mientras el P. Caloca exclamaba: "Por Dios vivimos y por Él morimos". 

En 1917 fue promulgada en México una nueva Constitución, firmada por el presidente Don Venusiano Carranza. estaba inspirada en principios anticlericales y provocó una era de violenta persecución religiosa.

En 1926, bajo la presidencia de Don Plutarco Elías Calles, la persecución se hace más violenta, con la expulsión de algunos sacerdotes, la clausura de escuelas privadas y de obras de beneficencia.

Fueron muchos los fieles que sufrieron el martirio por defender su fe, de entre ellos presentamos ahora a veinticinco que fueron proclamados santos de la Iglesia por Juan Pablo II el 21 de mayo del 2000:

Cristobal Magallanes Jara, Sacerdote
Roman Adame Rosales, Sacerdote
Rodrigo Aguilar Aleman, Sacerdote
Julio Alvarez Mendoza, Sacerdote
Luis Batis Sainz, Sacerdote
Agustin Caloca Cortés, Sacerdote
Mateo Correa Magallanes, Sacerdote
Atilano Cruz Alvarado, Sacerdote
Miguel De La Mora De La Mora, Sacerdote
Pedro Esqueda Ramirez, Sacerdote
Margarito Flores Garcia, Sacerdote
Jose Isabel Flores Varela, Sacerdote
David Galván Bermúdez, Sacerdote
Salvador Lara Puente, Laico
Pedro de Jesús Maldonado Lucero, Sacerdote
Jesus Mendez Montoya, Sacerdote
Manuel Morales, Laico
Justino Orona Madrigal, Sacerdote
Sabas Reyes Salazar, Sacerdote
Jose Maria Robles Hurtado, Sacerdote
David Roldan Lara, Laico
Toribio Romo Gonzalez, Sacerdote
Jenaro Sanchez Delgadillo
David Uribe Velasco, Sacerdote
Tranquilino Ubiarco Robles, Sacerdote

Para ver las biografías de los Mártires Mexicanos del siglo XX
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Paterno de Vannes, Santo Obispo, Mayo 21  

Paterno de Vannes, Santo

Obispo

Martirologio Romano: En Dariorige (hoy Vannes), en la Bretaña Menor, conmemoración de san Paterno, obispo, de quien se cuenta que en este día fue ordenado obispo en el concilio provincial reunido por san Perpetuo de Tours en esta misma sede (c. 460-490).

Etimológicamente: Paterno = Padre, es de origen latino.

 

SAN PATERNO DE VANNES nació probablemente en Poitiers, Francia, y llegó a ser obispo de Vannes, en ese mismo país.

A diferencia de los demás obispos fundadores de diócesis en Bretaña, San Paterno no era de origen bretón. Por su nombre, su origen quizás haya sido galo romano. Sin embargo se desconocen muchos detalles acerca de su vida.

Al parecer, un concilio del año 465 celebrado por seis obispos resolvió la necesidad o la contingencia de nombrar un obispo para Vannes, y el cargo recayó en San Paterno.

Luego de fijar los límites del nuevo obispado, San Paterno enfrentó difíciles conflictos, tanto con los partidarios de un cristianismo local de tradición celta, como los de un cristianismo de corte más bien galo-romano.

Una inmigración de bretones que regresaba de la Gran Bretaña vino a complicarle la situación, pues tenía que conciliar a gente con ideas y experiencias distintas. Dentro de este contexto, San Paterno fue un artífice de la unidad, y durante un tiempo supo mantener el equilibrio con las distintas facciones en pugna.

Sin embargo, las intrigas y la incomprensión lo forzaron a dimitir y a exilarse, por lo que se retiró a la soledad de una ermita, donde murió en penitencia y en el olvido total.

En 1964, el papa Paulo VI declaró a San Paterno santo patrono de la diócesis de Vannes.

SAN PATERNO DE VANNES nos enseña la importancia de transmitir y mantener la unidad entre grupos con intereses distintos.

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Fuente: Vatican.va
Manuel Gómez González, Beato Sacerdote y Mártir, Mayo 21  

Manuel Gómez González, Beato

Sacerdote y Mártir

Nació el 29 de mayo de 1877 en As Neves (cerca de Tuy, provincia de Pontevedra, España). Al día siguiente fue bautizado en la iglesia parroquial. Era el hijo primogénito de José Gómez Rodríguez y Josefa González Durán. Recibió la confirmación el 20 de septiembre de 1878.

Después de los estudios de primaria en su pueblo natal, entró en el seminario menor diocesano de San Pelayo, en Tuy. Luego pasó al seminario mayor, donde hizo los estudios de filosofía y teología. Recibió la ordenación sacerdotal el 24 de mayo de 1902.

Durante el breve período de tiempo que permaneció en su diócesis, ejerció el ministerio sacerdotal como coadjutor en la parroquia de As Neves, pero en 1905, con los debidos permisos, se incardinó en la vecina archidiócesis de Braga (Portugal). Allí, su primer cargo fue el de párroco de Nossa Senhora di Extremo, en Valdevez (1906-1911). Luego fue trasladado a las parroquias de Taias y Barroças, en Monsão, donde estuvo hasta 1913 cuando, a causa de la persecución religiosa en Portugal, le permitieron partir para Brasil.

En este nuevo destino, después de una breve estancia en Río de Janeiro, monseñor Miguel de Lima Valverde, lo acogió en la diócesis de Santa María (Rio Grande do Sul). Cuando el párroco de Saudade, João Antônio Faria, también él de la archidiócesis de Braga, tuvo que volver a Portugal por enfermedad de su padre, don Manuel lo sustituyó durante varios meses; al regresar don João, le ayudó como coadjutor hasta que, a fines del año 1915, el obispo nombró al padre Manuel párroco de Nonoai.

En su parroquia, que tenía una extensión inmensa, promovió y organizó la catequesis; impulsó la participación de los fieles en las santas misas y en los sacramentos. Con tenacidad y gran celo apostólico logró vencer la indiferencia de mucha gente; asimismo, contribuyó a mejorar la calidad de vida de los fieles.

Allí llevó a cabo una labor pastoral tan intensa que en ocho años cambió el rostro de la parroquia, cuidando también de los indios. Recorrió a lo largo y a lo ancho el territorio de su vasta parroquia, fundando pequeñas comunidades. Dado que no había escuelas en aquellos lugares, abrió una en su propia casa; en ella enseñaba gratuitamente a niños y adolescentes. Además, como había gran carestía de todo, con espíritu de iniciativa, construyó un horno para la fabricación de ladrillos; así pudo edificar la casa parroquial y viviendas para la población, que destinó a los más pobres, los cuales no necesitaban pagar alquiler. Restauró la iglesia y se esforzó por fomentar el cultivo de arroz y patatas.

Como atestiguan quienes le conocieron, era un sacerdote alegre y caritativo. Sufría con los que sufrían. Hacía siempre el bien. Sepultaba a los muertos y ayudaba a las viudas.

Carmelinda Daronch Socal, hermana del acólito Adílio, muerto mártir con don Manuel, atestiguó: "Era muy amable y respetado por todos. Era considerado la persona más importante del lugar. Aconsejaba a las personas. Era caritativo. Poseía un carisma muy especial. Don Manuel enseñaba a orar, a leer y a escribir. Sus misas eran muy hermosas. Yo participaba siempre en las celebraciones con mi familia".

Otra hermana de Adílio, Zolmira, también da un testimonio de su admiración por el santo párroco: "Don Manuel era una persona muy amiga de mi familia. Él y mi padre dialogaban con frecuencia. Fue él quien me dio la primera Comunión. Todos los parroquianos lo admiraban porque era una de las pocas personas que se preocupaba de la gente e instruía a los fieles. Don Manuel era simpático, amable, humilde; tenía buenas relaciones con todos. Era un hombre trabajador, recorría todos los lugares a lomos de su asno".

En varias ocasiones debió ocuparse incluso de la vecina parroquia de Palmeiras das Missões, en calidad de administrador, en la región de Colônia Militar, cerca del río Uruguay, en las inmediaciones de la frontera con Argentina. Fue precisamente en el territorio de esta segunda parroquia encomendada a su cuidado pastoral donde sufrió el martirio.

En el mes de mayo de 1924, el obispo de Santa María, monseñor Àtico Eusébio da Rocha, le pidió que fuera a visitar a un grupo de colonos brasileños de origen alemán instalados en la floresta de Três Passos. El padre Manuel celebró la Semana santa en la parroquia de Nonoai; luego emprendió el viaje, acompañado del joven Adílio, sin preocuparse de los peligros de esa región, sacudida por movimientos revolucionarios.

La primera etapa fue Palmeiras das Missões —distante 80 km—, donde administró los sacramentos. Prosiguió después su viaje hasta Braga y, luego, a Colônia Militar donde, el 20 de mayo de 1924, celebró por última vez la santa misa.

Los fieles indígenas avisaron al sacerdote del peligro que correría si penetraba en la floresta, pero él no les hizo caso, porque ardía en deseos de llevarles la gracia divina.

Al llegar a un emporio, en busca de informaciones sobre cómo llegar a los colonos de Três Passos, se encontraron con algunos militares que, amablemente, se ofrecieron para acompañarlos. En verdad, se trataba de una emboscada organizada premeditadamente. El padre Manuel y su fiel monaguillo Adílio, que entonces sólo tenía dieciséis años, en realidad fueron llevados a una zona remota de la floresta, donde los esperaban los jefes militares para asesinarlos.

Un testigo narra: "No había pasado media hora cuando repentinamente se escucharon varios disparos procedentes del bosque, a poca distancia de donde nos encontrábamos. Eran las nueve de la mañana del miércoles 21 de mayo de 1924. Nos preguntábamos a qué habían disparado los soldados. Luego, cuando, media hora después, volvieron los militares, nadie se atrevía a decir nada, por miedo a los revolucionarios, y menos a ir al bosque a averiguar lo que había pasado. Podía haber sucedido cualquier cosa.

Al día siguiente, jueves, por la tarde, aparecieron dos asnos sin aparejos, comiendo. El campesino del lugar, al no conocerlos, los echó de allí; por la tarde, llegaron a la tierra del señor Diesel, el cual reconoció que eran los asnos del sacerdote y del muchacho. Sin perder un instante, montó a caballo y fue de prisa hasta la capilla católica de Três Passos. Al llegar, preguntó: ¿Ha llegado el padre Manuel para celebrar la misa? Le respondieron que no. Entonces dedujeron que los habían matado en la floresta de Feijão Miúdo".

Efectivamente, don Manuel Gómez González y Adílio Daronch, en un altozano, habían sido maltratados, y luego atados a dos árboles y fusilados, muriendo así por odio a la fe cristiana y a la Iglesia católica.

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Fuente: Vatican.va
Adilio Daronch, Beato Monaguillo Mártir, Mayo 21  

Adilio Daronch, Beato

Nació el 25 de octubre de 1908 en una familia descendiente de emigrantes de Italia. Sus abuelos, Sebastiano Daronch y Francesca Schena, llegaron a Brasil en 1890, junto con sus hijos Luigi, Vincenzo, Giovanna Maria y Pietro, el padre de Adílio. Se establecieron cerca de Río de Janeiro, pero Pietro, a la edad de 18 años, se trasladó a Dona Francisca (distante 30 km) para trabajar como aprendiz de zapatero y talabartero. El 15 de enero de 1905, se casó con Judithe Segabinazzi. El nuevo matrimonio se instaló en Dona Francisca, donde nacieron sus tres primeros hijos: Herminia, Abílio Francisco y Adílio. Sin embargo, algunos años después, la familia tuvo que trasladarse a Passo Fundo y luego a Nonoai.

Pietro y Judithe formaron un ambiente familiar unido y profundamente religioso. Eran muy caritativos. Dado que tenían una farmacia, aprovechaban la ocasión para ayudar a muchos enfermos que no tenían recursos: distribuían medicinas, sobre todo en el tiempo de la epidemia de fiebre española, en 1918, que mató a millones de personas en todo el mundo. Pietro murió el 5 de mayo de 1923 y Judithe el 23 de marzo de 1932.

Adílio era un niño sencillo y religioso. Le gustaba mucho orar y acompañar al párroco don Manuel. Sobre todo le ayudaba en las misas como monaguillo.

Cuando don Manuel recibió el encargo de dirigirse a la floresta de Três Passos, cerca de la frontera con Argentina, para realizar una visita pastoral a un grupo de colonos brasileños de origen alemán, tenía decidido llevar como acompañante a Cândido dos Santos, pero este se enfermó. Entonces pidió a Judithe Daronch que le permitiera llevarse a su hijo Adílio. Así la divina Providencia condujo al joven acólito hasta la gloria del martirio.

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Fuente: LaSalle.org
Juan Mopinot (Hno. León), Beato Mártir Lasallista, Mayo 21  

Juan Mopinot (Hno. León), Beato

El Hermano León, era también de la comunidad de Moulins y acompañó en la prisión al Hermano Roger, su Director.

Juan Mopinot, como se llamaba civilmente, había nacido en Reims, en la parroquia de Santiago, de tantos recuerdos en los orígenes del Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, el 12 de diciembre de 1724. Fue bautizado por el Padre Huberto Vuyart, sacerdote de la parroquia.

Estudió con los Hermanos en la escuela de Thillois.
Ingresó en el noviciado de San Yon el 14 de enero de 1744, con 19 años.
Con el Hábito recibió el nombre de Hno. León.
El 1º de noviembre de 1749 emitió los votos perpetuos.
De su estancia en Moulins hay un testimonio que dice: "Casi todas las personas distinguidas de la ciudad habían recibido la primera instrucción con el Hno. León".

Fue también detenido, como el Hno. Roger, el 11 de junio de 1793.
En el acta de confiscación de la escuela, en 1792, se dice que en el cuarto del Hno. León había: "un somier, un jergón, un colchón, una manta, un armario pequeño con dos puertas y un cajón abajo, y una candela de cobre".

El Hno. León tenía 68 años cuando fue encarcelado. Como otros presos, había esperado que a causa de la edad avanzada no sería deportado. Pero las autoridades no tuvieron ninguna conmiseración.
En la "Positio", citando al abate Labiche, se dice:
"Figura en la lista de los que iban a ser deportados el 31 de marzo de 1794. Luego lo encontramos en Rochefort. Embarcado en "Les Deux-Associés ", su estancia fue corta en el navio, pues murió el 21 de mayo. Lo enterraron en la isla de Aix".
Y el abate Labiche añade:
"No puedo elogiar mejor al Hno. León que diciendo que era un santo. Tenía entre todos nosotros esa fama, y la merecía. La muerte, por lo demás, no hizo sino confirmar esta opinión favorable. Este santo hombre había conservado, en una edad muy avanzada, la jovialidad de la la juventud".

En medio de sus sufrimientos, el Hno. León había mantenido constantemente una serenidad sobrenatural y un deseo vehemente de ver a Dios.

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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