domingo, 6 de abril de 2014

Lunes por las almas del Purgatorio. 07/04/2014. PELICULA. San Juan Bautista Lasalle ¡ruega por nosotros y por la educación!

JMJ

Pax

Lectura del santo Evangelio según san Juan 8, 1 -11

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se Presentó de nuevo en el templo, y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba.

Los escribas y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio y, colocándola en medio, le dijeron:

- «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices?»

Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo.

Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo.

Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo:

- «El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra.»

E inclinándose otra vez, siguió escribiendo.

Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos.

Y quedó solo Jesús, con la mujer, que seguía allí delante.

Jesús se incorporó y le preguntó:

- «Mujer, ¿dónde están tus acusadores?; ¿ninguno te ha condenado?»

Ella contestó:

- «Ninguno, Señor.»

Jesús dijo:

-«Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más.»

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús

Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354

Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). "Te amo, pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso". ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.

 

Misal

 

lun 5a. Sem cuaresma

Antífona de Entrada

Ten compasión de mí, Señor, que me pisotean y acosan todo el día mis enemigos.

 

Oración Colecta

Oremos:
Dios nuestro, que con el don de tu amor nos colmas de bendiciones, transfórmanos en una nueva criatura para que estemos preparados a la Pascua gloriosa de tu Reino.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

 

Primera Lectura

La inocencia de Susana

Lectura del libro del profeta Daniel 13, 1-9.15-17.19-30.33-62

En aquellos días, vivía en Babilonia un hombre llamado Joaquín. Se había casado con una mujer llamada Susana, hija de Jelcías, de gran belleza y fiel a Dios, pues sus padres eran justos y la habían educado conforme a la ley de Moisés. Joaquín era muy rico y tenía un espacioso jardín junto a su casa. Como era el más ilustre de los judíos, todos ellos se reunían allí.
Aquel año habían sido designados jueces de entre el pueblo dos viejos de ésos de quienes dice el Señor: "Los ancianos y los jueces que se hacen pasar por guías del pueblo han traído la maldad a Babilonia". Frecuentaban estos dos viejos la casa de Joaquín, y todos los que tenían algún pleito que resolver acudían a ellos.
Al mediodía, cuando la gente se había ido, Susana salía a pasear por el jardín de su marido. Los dos viejos la veían entrar y pasear todos los días, y comenzaron a desearla con pasión. Su mente se pervirtió y se olvidaron de Dios y de sus justos juicios.
Un día, mientras ellos estaban aguardando la ocasión oportuna, entró Susana, como de 
costumbre, acompañada solamente por dos criadas jóvenes, y quiso bañarse en el jardín, porque hacía mucho calor. No había allí nadie más que los dos viejos, que estaban escondidos observando. Susana dijo a sus criadas:
"Tráiganme aceite y perfumes y cierren las puertas del jardín, para que pueda bañarme".
En cuanto se fueron las criadas, los dos viejos salieron del lugar donde estaban y fueron corriendo adonde estaba Susana, y le dijeron:
"Mira, las puertas del jardín están cerradas, nadie nos ve.
Nosotros te deseamos apasionadamente; consiente, pues, y deja que nos acostemos contigo. De lo contrario daremos testimonio contra ti, diciendo que un joven estaba contigo y que por eso mandaste fuera a las criadas".
Susana suspiró profundamente y dijo:
"No tengo escapatoria. Si consiento, me espera la muerte; si me resisto, tampoco escaparé de sus manos. Pero prefiero caer en sus manos sin hacer el mal, a pecar en presencia del Señor".
Así que Susana gritó con todas sus fuerzas, pero también los dos viejos se pusieron a gritar contra Susana, y uno de ellos corrió a abrir la puerta del jardín. Al oír gritos en el jardín, la servidumbre entró corriendo por la puerta de atrás para ver lo que ocurría. Cuando oyeron lo que contaban los dos viejos, los criados se avergonzaron, porque jamás se había dicho de Susana una cosa semejante.
Al día siguiente, cuando el pueblo se reunió en casa de Joaquín, vinieron los dos viejos con el criminal propósito de condenarla a muerte. Y dijeron ante el pueblo:
"Manden a buscar a Susana, hija de Jelcías, la mujer de Joaquín".
Fueron a buscarla, y ella vino con sus padres, sus hijos y todos sus parientes. Los familiares de Susana lloraban al igual que todos cuantos la veían.
Entonces los dos viejos, de pie en medio de la asamblea, pusieron sus manos sobre la cabeza de Susana. Ella, llorando, levantó los ojos al cielo, porque su corazón estaba lleno de confianza en el Señor. Los viejos dijeron:
"Estábamos nosotros dos solos paseando por el jardín cuando entró ésta con dos criadas, cerró las puertas del jardín y mandó irse a las criadas. Entonces se acercó a ella un joven que estaba escondido y se acostó con ella. Nosotros, que estábamos en un rincón del jardín, al ver la infamia, corrimos hacia ellos y los sorprendimos juntos; a él no pudimos sujetarlo, porque era más fuerte que nosotros y, abriendo la puerta, se escapó; pero a ésta si la agarramos y le preguntamos quién era el joven, pero no quiso decirlo. De todo esto somos testigos".
La asamblea les creyó, porque eran ancianos y jueces del pueblo, y Susana fue condenada a muerte.
Pero ella gritó con todas sus fuerzas:
"Oh Dios eterno, que conoces lo que está oculto y sabes todas las cosas antes que sucedan: tú sabes que éstos han dado falso testimonio contra mí; y ahora yo voy a morir sin haber hecho nada de lo que la maldad de éstos ha inventado contra mí".
El Señor escuchó la súplica de Susana y, cuando la llevaban para matarla, Dios despertó el santo espíritu de un jovencito llamado Daniel, el cual se puso a gritar:
"¡Yo soy inocente de la sangre de esta mujer!"
Todo el pueblo lo miró y le preguntó:
"¿Qué has querido decir con eso?"
El, poniéndose en medio de ellos, dijo:
"¿Tan torpes son, israelitas, que sin examinar la cuestión y sin investigar a fondo la verdad, han condenado a una hija de Israel? Regresen al lugar del juicio, porque éstos han dado falso testimonio contra ella".
Todo el pueblo regresó inmediatamente, y los ancianos dijeron a Daniel:
"Ven, toma asiento en medio de nosotros e infórmanos, ya que Dios te ha dado la madurez de un anciano".
Daniel les dijo:
"Separen a uno de otro, que quiero interrogarlos".
Una vez separados, llamó a uno y le dijo:
"Viejo en años y en maldad: ahora vas a recibir el castigo por los pecados que cometiste en el pasado, cuando dictabas 
sentencias injustas condenando a los inocentes y dejando libres a los culpables, contra el mandato del Señor: "No condenarás a muerte al inocente y al que no tiene culpa". Si de verdad la has visto, dinos bajo qué árbol los viste juntos".
El viejo respondió:
"Bajo una acacia".
Sentenció Daniel:
"Tu propia mentira te va a traer la perdición, porque el ángel del Señor ha recibido ya la orden divina de partirte por la mitad".
Después hizo que se fuera, mandó traer al otro y le dijo:
"Raza de Canaán y no de Judá: la hermosura te ha seducido y la pasión pervirtió tu corazón. Esto es lo que hacían con las hijas de Israel y ellas, por miedo, se les entregaban. Pero una hija de Judá no se ha sometido a su maldad. Dinos, pues, ¿bajo qué árbol los sorprendiste juntos?"
Respondió el viejo:
"Bajo una encina".
Daniel sentenció:
"También a ti tu propia mentira te traerá la perdición, porque el ángel del Señor está ya esperando, espada en mano, para partirte por el medio. Y de esta manera acabará con ustedes".
Entonces toda la asamblea comenzó a bendecir a Dios en alta voz, pues salva a los que esperan en él. Se lanzaron contra los dos viejos, a quienes por propia confesión Daniel había declarado culpables de dar falso testimonio, y les aplicaron el mismo castigo que ellos habían planeado para su prójimo. De acuerdo con la ley de Moisés fueron ejecutados, y así aquel día se salvó una vida inocente. 
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 22, 1-3a.3b-4.5.6

Nada temo, Señor, porque tú estás conmigo.

El Señor es mi pastor, nada me falta. Me conduce junto a aguas tranquilas y renueva mis fuerzas.
Nada temo, Señor, porque tú estás conmigo.

Me guía por la senda del bien, haciendo honor a su nombre. Aunque pase por un valle tenebroso, ningún mal temeré, porque tú estás conmigo; tu vara y tu bastón me dan seguridad.
Nada temo, Señor, porque tú estás conmigo.

Me preparas un banquete para envidia de mis adversarios, perfumas con ungüento mi cabeza y mi copa está llena.
Nada temo, Señor, porque tú estás conmigo.

Tu amor y tu bondad me acompañan todos los días de mi vida; y habitaré por siempre en la casa del Señor.
Nada temo, Señor, porque tú estás conmigo.

Aclamación antes del Evangelio

Honor y gloria a ti, Señor Jesús. 
Yo soy la luz del mundo, dice el Señor; el que me siga tendrá la luz de la vida.
Honor y gloria a ti, Señor Jesús.

Evangelio

El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra

Lectura del santo Evangelio según san Juan 8, 1 -11

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se Presentó de nuevo en el templo, y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba.

Los escribas y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio y, colocándola en medio, le dijeron:

- «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices?»

Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo.

Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo.

Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo:

- «El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra.»

E inclinándose otra vez, siguió escribiendo.

Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos.

Y quedó solo Jesús, con la mujer, que seguía allí delante.

Jesús se incorporó y le preguntó:

- «Mujer, ¿dónde están tus acusadores?; ¿ninguno te ha condenado?»

Ella contestó:

- «Ninguno, Señor.»

Jesús dijo:

-«Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más.»

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús

 

Oración sobre las Ofrendas

Concede, Señor, a tus hijos reunidos para celebrar esta Eucaristía, ofrecerte como fruto de su penitencia una conciencia limpia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio de la pasión del Señor I

La fuerza de la cruz

El Señor esté con ustedes.

Y con tu espíritu.

Levantemos el corazón.

Lo tenemos levantado hacia el Señor.

Demos gracias al Señor, nuestro Dios.

Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque en la pasión salvadora de tu Hijo el universo aprende a proclamar tu grandeza y, por la fuerza de la cruz, el mundo es juzgado como reo y el Crucificado exaltado como juez poderoso.
Por eso, ahora nosotros, llenos de alegría, te aclamamos con los ángeles y los santos diciendo:

Santo, Santo, Santo…

Antífona de la Comunión

Jesús le preguntó: Mujer, ¿nadie te ha condenado? Ella respondió: Nadie, Señor. El le dijo: Yo tampoco te condeno. Vete y ya no vuelvas a pecar.

Oración después de la Comunión

Oremos:
Que la fuerza de tus sacramentos nos libre, Señor, de nuestras malas inclinaciones y nos ayude a seguir a Cristo para acercarnos cada vez más a ti.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

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Dia 7/04 San Juan Bautista de la Salle (presbítero, blanco)

Antífona de Entrada

Dejen que los niños se acerquen a mí, dice el Señor, y no se lo impidan, porque de ellos es el Reino de Dios.

 

Oración Colecta

Oremos:
Señor y Dios nuestro, que quisiste confiar a san Juan Bautista de la Salle la misión de enseñar a los jóvenes, concédenos imitar de tal manera a Cristo Maestro, que podamos enseñar a nuestros hermanos, con la forma en que vivimos, el camino del cielo.
Pr nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

 

Primera Lectura

Guarda este tesoro con la ayuda del Espíritu Santo

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo
1, 13-14; 2, 1-3

Querido hermano: Conforma tu predicación a la sólida doctrina que recibiste de mí acerca de la fe y el amor que tienen su fundamento en Cristo Jesús. Guarda este tesoro con la ayuda del Espíritu Santo, que habita en nosotros.
Por tu parte, hijo mío, mantente firme con la gracia de Cristo Jesús. Y lo que me oíste proclamar en presencia de tantos testigos, confíalo a personas fieles, capaces, a su vez, de enseñarlo a otras personas. Comparte conmigo los sufrimientos, como buen soldado de Cristo Jesús.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 1

Dichoso quien ama la ley de Dios.

Dichoso aquel que no se guía por mundanos criterios, que no anda en malos pasos ni se burla del bueno; que ama la ley de Dios y se goza en cumplir sus mandamientos.
Dichoso quien ama la ley de Dios.

Es como un árbol plantado junto al río, que da fruto a su tiempo y nunca se marchita. En todo tendrá éxito.
Dichoso quien ama la ley de Dios.

En cambio los malvados serán como la paja barrida por el viento. Porque el Señor protege el camino del justo y al malo sus caminos acaban por perderlo.
Dichoso quien ama la ley de Dios.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Que el mayor entre ustedes sea su servidor, porque el que se humilla será enaltecido, dice el Señor.
Aleluya.

Evangelio

Si no se hacen como los niños, no entrarán en el Reino de los cielos

Ý Lectura del santo Evangelio según san Mateo
18, 1-5

Gloria a ti, Señor.

En cierta ocasión, los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron:
"¿Quién es más grande en el Reino de los cielos?"
Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos y les dijo:
"Yo les aseguro a ustedes que si no cambian y no se hacen como los niños, no entrarán en el Reino de los cielos. Así pues, quien se haga pequeño como este niño, ése es el más grande en el Reino de los cielos. Y el que reciba a un niño como éste en mi nombre, me recibe a mí".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Oración sobre las Ofrendas

Acepta, Señor, los dones que la Iglesia te ofrece en memoria de tus santos y haz que este sacrificio impregne de tu amor todas nuestras actividades.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio

Acción de los santos en la Iglesia

En verdad es justo y necesario, nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, señor nuestro.
Porque con la vida de tus santos, enriqueces a tu Iglesia con formas siempre nuevas de admirable santidad, y nos das pruebas indudables de tu amor por nosotros; y también, porque su ejemplo nos impulsa y su intercesión nos ayuda a colaborar en el misterio de la salvación.
Por eso,
ahora nosotros, llenos de alegría, te aclamamos con los ángeles y santos diciendo:

Antífona de la Comunión

Yo soy la luz del mundo, dice el Señor; el que me sigue no camina en tinieblas, porque tiene la luz de la vida.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
Que el Cuerpo y la Sangre de Cristo que hemos recibido en este sacramento, nos den fuerza, Señor, para que, a ejemplo de san Juan Bautista de la Salle podamos comunicar a los demás la luz de la verdad y el fuego de tu amor.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

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Meditación diaria

Cuaresma. 5ª semana. Lunes

VETE Y NO PEQUES MÁS

— Es Cristo quien perdona en el sacramento de la Penitencia.

— Gratitud por la absolución: el apostolado de la Confesión.

— Necesidad de la satisfacción que impone el confesor. Ser generosos en la reparación.

I. Mujer, ¿ninguno te ha condenado? —Ninguno, Señor. —Tampoco yo te condeno. Anda y en adelante no peques más1. Habían llevado a Jesús una mujer sorprendida en adulterio. La pusieron en medio, dice el Evangelio2. La han humillado y abochornado hasta el extremo, sin la menor consideración. Recuerdan al Señor que la Ley imponía para este pecado el severo castigo de la lapidación: ¿Tú qué dices?, le preguntan con mala fe, para tener de qué acusarle. Pero Jesús los sorprende a todos. No dice nada: inclinándose, escribía con el dedo en tierra.

La mujer está aterrada en medio de todos. Y los escribas y fariseos insistían con sus preguntas. Entonces, Jesús se incorporó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado que tire la primera piedra. E inclinándose de nuevo, seguía escribiendo en la tierra.

Se marcharon todos, uno tras otro, comenzando por los más viejos. No tenían la conciencia limpia, y lo que buscaban era tender una trampa al Señor. Todos se fueron: y quedó solo Jesús y la mujer, de pie, en medio. Jesús se incorporó y le dijo: Mujer, ¿dónde están? ¿Ninguno te ha condenado?

Las palabras de Jesús están llenas de ternura y de indulgencia, manifestación del perdón y la misericordia infinita del Señor. Y contestó enseguida: Ninguno, Señor. Y Jesús le dijo: Tampoco yo te condeno; vete y desde ahora no peques más. Podemos imaginar la enorme alegría de aquella mujer, sus deseos de comenzar de nuevo, su profundo amor a Cristo.

En el alma de esta mujer, manchada por el pecado y por su pública vergüenza, se ha realizado un cambio tan profundo, que solo podemos entreverlo a la luz de la fe. Se cumplen las palabras del profeta Isaías: No recordéis lo de antaño, no penséis en lo antiguo, mirad que realizo algo nuevo... Abriré un camino por el desierto, ríos en el yermo...; para apagar la sed de mi pueblo escogido, el pueblo que yo formé, para que proclamara mi alabanza3.

Cada día, en todos los rincones del mundo, Jesús, a través de sus ministros los sacerdotes, sigue diciendo: "Yo te absuelvo de tus pecados...", vete y no peques más. Es el mismo Cristo quien perdona. "La fórmula sacramental "Yo te absuelvo...", y la imposición de la mano y la señal de la cruz, trazada sobre el penitente, manifiestan que en aquel momento el pecador contrito y convertido entra en contacto con el poder y la misericordia de Dios. Es el momento en el que, en respuesta al penitente, la Santísima Trinidad se hace presente para borrar su pecado y devolverle la inocencia, y la fuerza salvífica de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús es comunicada al penitente (...). Dios es siempre el principal ofendido por el pecado –tibi soli peccavi–, y solo Dios puede perdonar"4.

Las palabras que pronuncia el sacerdote no son solo una oración de súplica para pedir a Dios que perdone nuestros pecados, ni una mera certificación de que Dios se ha dignado concedernos su perdón, sino que, en ese mismo instante, causan y comunican verdaderamente el perdón: "en aquel momento todo pecado es perdonado y borrado por la misericordiosa intervención del Salvador"5.

Pocas palabras han producido más alegría en el mundo que estas de la absolución: "Yo te absuelvo de tus pecados...". San Agustín afirma que el prodigio que obran supera a la misma creación del mundo6. ¿Con qué alegría las recibimos nosotros cuando nos acercamos al sacramento del Perdón? ¿Con qué agradecimiento? ¿Cuántas veces hemos dado gracias a Dios por tener tan a mano este sacramento? En nuestra oración de hoy podemos mostrar nuestra gratitud al Señor por este don tan grande.

II. Por la absolución, el hombre se une a Cristo Redentor, que quiso cargar con nuestros pecados. Por esta unión, el pecador participa de nuevo de esa fuente de gracias que mana sin cesar del costado abierto de Jesús.

En el momento de la absolución intensificaremos el dolor de nuestros pecados, diciendo quizá alguna de las oraciones previstas en el ritual, como las palabras de San Pedro: "Señor, Tú lo sabes todo, Tú sabes que te amo"; renovaremos el propósito de la enmienda, y escucharemos con atención las palabras del sacerdote que nos conceden el perdón de Dios.

Es el momento de traer a la memoria la alegría que supone recuperar la gracia (si la hubiésemos perdido) o su aumento y nuestra mayor unión con el Señor. Dice San Ambrosio: "He aquí que (el Padre) viene a tu encuentro; se inclinará sobre tu hombro, te dará un beso, prenda de amor y de ternura; hará que te entreguen un vestido, calzado... Tú temes todavía una reprensión...; tienes miedo de una palabra airada, y prepara para ti un banquete"7. Nuestro Amén se convierte entonces en un deseo grande de recomenzar de nuevo, aunque solo nos hayamos confesado de faltas veniales.

Después de cada Confesión debemos dar gracias a Dios por la misericordia que ha tenido con nosotros y detenernos, aunque sea brevemente, para concretar cómo poner en práctica los consejos o indicaciones recibidas o cómo hacer más eficaz nuestro propósito de enmienda y de mejora. También una manifestación de esa gratitud es procurar que nuestros amigos acudan a esa fuente de gracias, acercarlos a Cristo, como hizo la samaritana: transformada por la gracia, corrió a anunciarlo a sus paisanos para que también ellos se beneficiaran de la singular oportunidad que suponía el paso de Jesús por su ciudad8.

Difícilmente encontraremos una obra de caridad mejor que la de anunciar a aquellos que están cubiertos de barro y sin fuerzas, la fuente de salvación que hemos encontrado, y donde somos purificados y reconciliados con Dios.

¿Ponemos los medios para hacer un apostolado eficaz de la confesión sacramental? ¿Acercamos a nuestros amigos a ese Tribunal de la misericordia divina? ¿Fomentamos el deseo de purificarnos acudiendo con frecuencia al sacramento de la Penitencia? ¿Retrasamos ese encuentro con la Misericordia de Dios?

III. "La satisfacción es el acto final, que corona el signo sacramental de la Penitencia. En algunos países lo que el penitente perdonado y absuelto acepta cumplir, después de haber recibido la absolución, se llama precisamente penitencia"9.

Nuestros pecados, aun después de ser perdonados, merecen una pena temporal que se ha de satisfacer en esta vida o, después de la muerte, en el Purgatorio, al que van las almas de los que mueren en gracia, pero sin haber satisfecho por sus pecados plenamente10.

Además, después de la reconciliación con Dios quedan todavía en el alma las reliquias del pecado: debilidad de la voluntad para adherirse al bien, cierta facilidad para equivocarse en el juicio, desorden en el apetito sensible... Son las heridas del pecado y las tendencias desordenadas que dejó en el hombre el pecado de origen, que se enconan con los pecados personales. "No basta sacar la saeta del cuerpo –dice San Juan Crisóstomo–, sino que también es preciso curar la llaga producida por la saeta; del mismo modo en el alma, después de haber recibido el perdón del pecado, hay que curar, por medio de la penitencia, la llaga que quedó"11.

Después de recibida la absolución –enseña Juan Pablo II–, "queda en el cristiano una zona de sombra, debida a las heridas del pecado, a la imperfección del amor en el arrepentimiento, a la debilitación de las facultades espirituales en las que obra un foco infeccioso de pecado, que siempre es necesario combatir con la mortificación y la penitencia. Tal es el significado de la humilde, pero sincera, satisfacción"12.

Por todos estos motivos, debemos poner mucho amor en el cumplimiento de la penitencia que el sacerdote nos impone antes de impartir la absolución. Suele ser fácil de cumplir y, si amamos mucho al Señor, nos daremos cuenta de la gran desproporción entre nuestros pecados y la satisfacción. Es un motivo más para aumentar nuestro espíritu de penitencia en este tiempo de Cuaresma, en el que la Iglesia nos invita a ello de una manera particular.

""Cor Mariae perdolentis, miserere nobis!" —invoca al corazón de Santa María, con ánimo y decisión de unirte a su dolor, en reparación por tus pecados y por los de los hombres de todos los tiempos.

"—Y pídele –para cada alma– que ese dolor suyo aumente en nosotros la aversión al pecado y que sepamos amar, como expiación, las contrariedades físicas o morales de cada jornada"13.

1 Jn 8, 10-11. — 2 Cfr. Jn 8, 1-11. — 3 Is 43, 16-21. — 4 Juan Pablo II, Exhor. Apost. Reconciliatio et paenitentia, 2-XII-1984, n. 31, III. — 5 Ibídem. — 6 Cfr. San Agustín, Coment. sobre el Evang. de San Juan, 72.— 7 San Ambrosio, Coment. sobre el Evang. de San Lucas, 7. — 8 Cfr. Jn 4, 28. — 9 Juan Pablo II, loc. cit. — 10 Cfr. Conc. de Florencia, Decreto para los griegos, Dz 673. — 11 San Juan Crisóstomo, Hom. sobre San Mateo, 3, 5. — 12 Juan Pablo II, loc. cit.; Cfr. también Audiencia general, 7-III-1984. — 13 San Josemaría Escrivá, Surco, n. 258.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

San Juan Bautista de la Salle
Educador
(año 1719)

Es el fundador de los Hermanos Cristianos y nació en Francia en 1651.

Nació en Reims y murió en Rouen, las dos ciudades que hizo famosas Santa Juana de Arco.

Su vida coincide casi exactamente con los años del famoso rey Luis XIV.

Probablemente su existencia habría pasado desapercibida si se hubiera contentado con vivir de acuerdo a su clase social adinerada, sin preocuparse por hacer ninguna obra excepcional en favor del pueblo necesitado. Pero la fuerza misteriosa de la gracia de Dios encontró en él un instrumento dócil para renovar la pedagogía y fundar las primeras escuelas profesionales y las más antiguas escuelas normales y fundar una Comunidad religiosa que se ha mantenido en principalísimos puestos en la educación en todo el mundo. Este santo fue un genio de la pedagogía, o arte de educar.

Si San Juan Bautista de la Salle viviera hoy aquí en la tierra abriría los ojos aterrado al ver que la educación se ha secularizado, o sea se ha organizado como si Dios no existiera y sólo se preocupa por hacer de los seres humanos unos animalitos muy buen amaestrados, pero sin fe, sin mirar a la eternidad ni importarle nada la salvación del alma. Porque para él, lo imprescindible, lo que constituía su obsesión, era obtener la salvación del alma de los educandos y hacerlos crecer en la fe. Si no hubiera sido por estos dos fines, él no habría emprendido ninguna obra especial, porque esto era lo que en verdad le interesaba y le llamaba la atención: hacer que los educandos amaran y obedecieran a Dios y consiguieran llegar al reino eterno del cielo.

Juan Bautista había estudiado en el famoso seminario de San Suplicio en París y allí recibió una formidable formación que le sirvió para toda su vida. Fue ordenado sacerdote y por su posición social y sus hermosas cualidades parecía destinado para altos cargos eclesiásticos, cuando de pronto al morir su director espiritual lo dejó como encargado de una obra para niños pobres que el santo sacerdote había fundado: una escuela para niños y un orfelinato para niñas pobres, dirigido por unas hermanitas llamadas de El Niño Jesús. Allí en esa obra lo esperaba la Divina Providencia para encaminarlo hacia la gran obra que le tenía destinada: ser el reformador de la educación.

La Salle le dio un viraje de 180 grados a los antiguos métodos de educación. Antes se enseñaba a cada niño por aparte. Ahora La Salle los reúne por grupos para darles clases (en la actualidad eso parece tan natural, pero en aquel tiempo era una novedad). Antiguamente se educaba con base en gritos y golpes. El padre Juan Bautista reemplazaba el sistema del terror por el método del amor y de la convicción. Y los resultados fueron maravillosos. La gente se quedaba admirada al ver cómo mejoraba totalmente la juventud al ser educada con los métodos de nuestro santo.

No les enseñaba solamente cosas teóricas y abstractas, sino sobre todo aquellos conocimientos prácticos que más les iban a ser de utilidad en la vida diaria. Y todo con base en la religión y la amabilidad.

La Salle empezó a reunir a sus profesores para instruirlos en el arte de educar y para formarlos fervorosamente en la vida religiosa. Y con los más entusiastas fundó la Comunidad de Hermanos de las Escuelas Cristianas que hoy son unos 15,000 en más de mil colegios en todo el mundo. Y siguen siendo una autoridad mundial en pedagogía, en el arte de educar a la juventud. El éxito de los Hermanos Cristianos fue inmenso desde el principio de su congregación, y ya en vida del santo abrieron colegios en muchas ciudades y en varias naciones. Un 15 de agosto los consagró San Juan Bautista a la Santísima Virgen y han permanecido fervorosos propagadores de la devoción a la Madre de Dios.

Al principio algunos le fallaron porque el santo era tan bondadoso que no podía imaginar mala voluntad en ninguno de sus discípulos. Para él todo el mundo era bueno, y por mucho que lo hubieran ofendido estaba siempre dispuesto a perdonar y a volver a recibir al que había faltado. Y tuvo la prueba dolorosísima de ver que algunos lo engañaron y se dejaron contagiar por el espíritu del mundo. Pero luego sus asesores lo convencieron para que no aceptara a ciertos sujetos no confiables y que expulsara a algunos que se habían vuelto indignos. Y el santo aceptando con toda humildad y mansedumbre los buenos consejos recibidos procedió a purificar muy a tiempo su congregación.

Siendo de familia muy rica, repartió todos sus bienes entre los pobres y se dedicó a vivir como un verdadero pobre. Los últimos años cuando renunció a ser Superior General de su Congregación, pedía permiso al superior hasta para hacer los más pequeños gastos. Los viajes aunque a veces muy largos, los hacía casi siempre a pie, y pidiendo limosna para alimentarse por el camino, durmiendo en casitas pobrísimas, llenas de plagas y de incomodidades.

Una vez pasó todos los tres meses del crudísimo invierno, en una habitación sin calefacción y con ventanas llenas de rendijas y con varios grados bajo cero. Esto le trajo un terrible reumatismo que durante todo el resto de su vida le produjo tremendos dolores y las anticuadas curaciones que le hicieron para ese mal lo torturaron todavía mucho más.

En su juventud, por ser de familia muy adinerada, había gozado de una alimentación refinada y muy sabrosa. Cuando se dedicó a vivir la pobreza de una comunidad fervorosa y en la cual, los alimentos eran rudos y desagradables, tenía que aguantar muchas horas sin comer, para que su estómago fuera capaz de recibirle esos alimentos tan burdos.

Su sotana y su manto eran tan pobres y descoloridos, que un pobre no se los hubiera aceptado como limosna.

Su humildad era tan grande que se creía indigno de ser el superior de la comunidad. Estaba siempre dispuesto a dejar su alto puesto y alguna vez que por calumnias dispuso la autoridad superior quitarlo de ese cargo, él aceptó inmediatamente. Pero todos los Hermanos firmaron un memorial anunciando que no aceptaban por el momento a ningún otro como superior sino al Santo Fundador y tuvo que aceptar el seguir con el superiorato.

No se cansaba de recomendar con sus palabras y sus buenos ejemplos, a sus religiosos y amigos que la preocupación número uno del educador debe ser siempre el tratar de que los educandos crezcan en el amor a Dios y en la caridad hacia el prójimo, y que cada maestro debe esforzarse con toda su alma por tratar de que los jovencitos conserven su inocencia si no la han perdido o que recuperen su amistad con Dios por medio de la conversión y de un inmenso horror al pecado y a todo lo que pueda hacer daño a la santidad y a todo lo que se oponga a la eterna salvación.

Pasaba muchas horas en oración y les insistía a sus religiosos que lo que más éxito consigue en la labor de un educador es orar, dar buen ejemplo y tratar a todos como Cristo lo recomendó en el evangelio: "haciendo a los demás todo el bien que deseamos que los demás no hagan a nosotros".

San Juan Bautista de la Salle murió el 7 de abril de 1619 a los 68 años. Fue declarado santo por el Sumo Pontífice León XIII en el año 1900. El Papa Pío XII lo nombró Patrono de los Educadores del mundo entero.

Santo educador: tú que recomendabas que se le concediera la máxima importancia a la clase de religión, considerándola la más provechosa de todas en todo colegio y escuela, pídele al buen Dios que la clase de religión vuelva a estar en primerísimo lugar en nuestros centros de educación y no vaya a ser reemplazada jamás por otras asignaturas menos importantes. Y ruégale a Dios que nos envíe muchos y santos y muy fervorosos profesores de religión.

Se recomienda ver la película y difundirla:

http://www.gloria.tv/?media=43645

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Fuente: Franciscanos.org
María Assunta Pallotta, Beata Virgen Misionera Franciscana, Abril 7  

María Assunta Pallotta, Beata

Virgen Misionera Franciscana

Martirologio Romano: En el lugar de Dongerkou, en China, beata María Asunto Pallotta, virgen de las Hermanas Franciscanas Misioneras de María, que, dedicada a cargos humildes, trabajó sencilla y desconocida por el reino de Cristo (1905).

 

Nació el año 1878 en Force (Marcas, Italia), de una familia campesina, pobre, religiosa.

Era la mayor de cinco hermanos y pronto tuvo que dejar la escuela y ponerse a trabajar para contribuir al sustento de su familia.

Fue siempre laboriosa, sencilla, amable, muy devota. En 1898, con la ayuda de personas buenas, ingresó en las Franciscanas Misioneras de María. Dos años después eran martirizadas en China siete Misioneras.

No tardó nuestra beata en pedir a la Fundadora que la enviara allí, petición que le fue aceptada. Tras recibir la bendición de san Pío X, emprendió el viaje con otras hermanas y llegó a Shansi (China) en junio de 1904. Fue destinada como cocinera al orfanato de un pueblo pequeño, Donger-kou. De nuevo aquí fue la monjita sencilla, dócil, generosa, sacrificada, entregada a trabajos humildes en los que prodigaba el amor que bebía en su vida con Dios.

En 1905 azotó la región una epidemia de tifus y María Assunta fue una de sus víctimas. Murió el 7 de abril de 1905.



María Assunta Pallotta nació en Force (Ascoli Piceno) el 20 de agosto de 1878, primogénita entre cinco hermanos. Vivió los primeros años en Castel di Croce hasta que su familia se trasladó definitivamente a Force. No pudo seguir estudios regulares pues muy pronto tuvo que dedicarse al trabajo.

La determinación de abandonar el mundo surgió en ella de una manera súbita e imperiosa, por lo cual, ayudada de personas buenas, dada la pobreza de su familia, se dirigió a la casa de probación de las religiosas Franciscanas Misioneras de María el 4 de mayo de 1898. Vivió en Roma, Grottaferrata y Florencia, distinguiéndose por la sencillez, la humildad, la prontitud para realizar los servicios más modestos y los trabajos más pesados.

El Instituto de las Franciscanas Misioneras de María recibía su bautismo de sangre el 7 de julio de 1900, al ser martirizadas por los Boxers siete misioneras en Shansi, China. La fundadora les comunicó a las hermanas de la joven Congregación la noticia entre dolorida y orgullosa. Hacia 1903 María Assunta pidió a la fundadora ser enviada a China, para dar la vida por Cristo y por la fe.

La petición fue aceptada y el 19 de marzo del año siguiente, después de recibir la bendición de San Pío X, junto con otras nueve hermanas, se embarcaba en Nápoles para el Shansi, la misma misión de las mártires, donde llegó tres meses más tarde. Su deseo era el de entregarse al apostolado, en cambio fue destinada a la cocina.

El invierno fue rigurosísimo; en los primeros meses del año siguiente, 1905, en todo Shansi cundió una terrible epidemia de tifo, y, además de varias huérfanas, murieron cuatro religiosas, la tercera de las cuales fue sor María Assunta. Había caído enferma el 19 de marzo, aniversario de su partida de Italia. La tarde del 7 de abril recibió los últimos sacramentos y veinte minutos antes de morir, un perfume misterioso inundó las habitaciones donde ella había vivido.

En 1913, al exhumarla, su cuerpo fue hallado en perfecto estado de conservación. Los chinos la llamaron "la santa de los perfumes". Es la primera Franciscana Misionera de María que llegó a la santidad sin pasar por el martirio. Ella hubiera querido convertir a todos los habitantes de China, pero su apostolado fue fugaz: se extinguió antes de cumplir los 27 años de edad.

Fue beatificada el 7 de noviembre de 1954 pro el Papa Pío XII.

Si usted información relevante para la canonización de la beata María Assunta, contacte a:
Francescane Missionarie di Maria
Via Giusti, 12
00185 Roma, ITALIA

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Enrique (Henry) Walpole, Santo Mártir Jesuita, Abril 7  

Enrique (Henry) Walpole, Santo

Presbítero y Mártir

Martirologio Romano: En York, en Inglaterra, san Enrique Walpole, de la Compañía de Jesús, y beato Alejandro Rawlins, presbíteros y mártires, que, bajo la reina Isabel I, fueron encarcelados y cruelmente maltratados por ser sacerdotes, alcanzando la corona eterna al ser después ahorcados y descuartizados (1595).

Etimológicamente: Enrique = Aquel que es jefe de hogar, es de origen germáno.

 

Nació en Cercenar, Norfolk, Inglaterra, en el año 1558.

Joven de corazón generoso, Henry Walpole, que se encontraba cerca del lugar del martirio de san Edmundo Campion, quedó con su ropa con manchas de sangre. Este incidente hizo que él, con el tiempo, también fuera un jesuita y mártir.

Convertido de adulto al catolicismo, siguipo sus estudios sacerdotales en Rheims, Francia en 1582, y luego en el English College de Roma en 1583. Ingresó a la Compañia de Jesús (Jesuitas) en 1584, y finalmente fue ordenado en diciembre de 1588 en París, Francia.

Fue capellán de los soldados ingleses acontonados en Bruselas, Bélgica. Vice Rector de la Universidad San Albán de Valladolid, España, en 1593.

Regresó a Inglaterra a finales del año 1593 para atender a los convertidos al catolicismo en la zona de York.

Fue arrestado el 5 de diciembre de dicho año por el delito de ser sacerdote, fue llevado a la Torre de Londres, donde lo torturaron algunas hasta que finalmente lo descuartizaron el 5 de noviembre de 1595 en York.

Fue canonizado, como parte del grupo de
40 mártires en Inglaterra y Gales, el 25 de agosto de 1595 por el Papa Paulo VI.

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Fuente: Magnificat.ca || ar.geocities.com/misa_tridentina01
Hermano José de Colonia, Santo Presbítero Premostratense, Abril 7  

Hermano José de Colonia, Santo

Presbítero

Martirologio Romano: En el monasterio de los Premostratenses de Steinfeld, en Alemania, san Hermano José, presbítero, que brilló por su delicado amor hacia la Virgen María y celebró con himnos y cánticos su devoción hacia el divino Corazón de Jesús (1241/1252).

 

Nacido en Colonia en el año 1151, es llamado Hermano José por su ferviente devoción al Santo Patriarca.

Muy joven todavía, se hace religioso premostratense1 en Steinfeld. Antes de ser sacerdote y durante los estudios, su ocupación predilecta es la de sacristán; para permanecer ante Cristo Eucaristía, lo más posible, día y noche.

Ya sacerdote, le encargaron dirigir varios conventos de monjas contemplativas y compuso para ellas varios tratados de piedad. En cuanto a sus propias experiencias espirituales, escribió, como tantos otros místicos, un comentario del Cantar de los Cantares.

Sufría continuos dolores de cabeza que se redoblaban con violencia durante las solemnidades litúrgicas. Esto lo llevaba a decir "conozco a uno que no está de fiesta los días de fiesta". A pesar de esta enfermedad y de muchas otras, vivió hasta la edad de noventa años.

Siempre tuvo una devoción muy especial a la Santísima Virgen y su vida estuvo llena de visiones y éxtasis.

De él se dijo: "Piensa tanto en Dios que el mundo le es indiferente; pero su corazón es como un Hospital General, abierto a todos ".

Fue canonizado por S.S. Pío XII el año 1958.

1Premostratense: En España también conocida como Mostenses, es una Orden religiosa de vida monacal fundada por San Norberto el año 1120. Su nombre se debe al lugar donde se originó (Prémontré) en Francia. Su vida se basa en la regla de los canónigos regulares de San Agustín. También reciben el nombre de "canónigos blancos", debido al color de su hábito, o "norbertinos", derivado de su fundador.

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Eduardo (Edward) Oldcorne, Beato Mártir Jesuita, Abril 7  

Eduardo (Edward) Oldcorne, Beato

Presbítero y Mártir

Martirologio Romano: En Worcester, en Inglaterra, beatos mártires Eduardo Oldcorne, presbítero, y Rodolfo Ashley, religiosos de la Compañía de Jesús, que ejercieron clandestinamente el ministerio durante muchos años, pero finalmente, acusados de tomar parte en un complot contra el rey Jacobo I, fueron encarcelados y torturados, y después descuartizados vivos (1606).

Etimológicamente: Eduardo = Aquel que protege la propiedad, es de origen germánico.

 

Nació en York, Inglaterra, en el año 1561.

Sacerdote Jesuita, ordenado en Roma, y recibido en la Compañía de Jesús en 1587.

Trabajó en la misión inglesa en Worcestershire durante 16 años.

Sufrió de cáncer en la garganta, pero siguió predicando a pesar del dolor. En busca de cura realizó una peregrinación hacia la urna de San Winifred en Flintshire. Su cáncer sanó, y volvió fuerte y saludable a seguir trabajando en su vocación.

Un frustrado grupo de ingleses católicos tuvieron la tonta idea de conspirar contra el rey y el parlamento, pero lo único que obtuvieron es que aquel tenga una excusa para renovar la persecución contra los católicos, y sobre todo conta los Jesuitas.

Edward fue arrestado, falsamente acusado, y torturado durante cinco días para conseguir información sobre los autores del atentado.

Martirizado junto al Beato Ralph Ashley, fue arrastrado y descuartizado el 7 de abril de 1606.

S.S. Pío XI lo beatifico el 15 de diciembre de 1929.

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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