lunes, 27 de febrero de 2017

[ † ] Lunes por las almas del Purgatorio. 27/02/2017. San Gabriel de la Dolorosa ¡ruega por nosotros!

JA

JMJ

Pax

Vende lo que tienes y sígueme

† Lectura del santo Evangelio según san Marcos 10, 17-27

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó corriendo un hombre, se arrodilló ante él y le preguntó: 
"Maestro bueno, ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna?"
Jesús le contestó: 
"¿Por qué me llamas bueno? Sólo Dios es bueno. Ya sabes los mandamientos: No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre".
El contestó: 
"Maestro, todo eso lo he cumplido desde joven". 
Jesús lo miró con amor y le dijo: 
"Una cosa te falta: Ve, vende lo que tienes, da el dinero a los pobres y así tendrás un tesoro en los cielos; y luego sígueme". 
Pero al oír estas palabras, el hombre se entristeció y se fue apesadumbrado, porque era muy rico.
Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: 
"¡Qué difícilmente entrarán en el Reino de Dios los que tienen riquezas!" 
Los discípulos quedaron sorprendidos ante estas palabras. 
Pero Jesús insistió: 
"Hijitos, ¡qué difícil es para los que confían en las riquezas, entrar en el Reino de Dios! Es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja, que para un rico entrar en el Reino de Dios".
Ellos se asombraron todavía más, y comentaban entre sí: "Entonces, ¿quién puede salvarse?" 
Jesús, mirándolos fijamente, les dijo: 
"Es imposible para los hombres, pero no para Dios. 
Para Dios todo es posible".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.

El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk

El que no valora una obra de arte es porque necesita cultura: https://www.youtube.com/watch?v=mTKKaT-KaKw

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu

El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

San Leonardo, "El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc

Audio (1/5): https://www.youtube.com/watch?v=2NjKuVnxH58

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?

Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).

Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?

Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html

Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).

 

 

Misal

 

lun 8a. Ord. año impar

Antífona de Entrada

Confío, Señor, en tu misericordia; alegra mi corazón con tu auxilio. Cantaré al Señor por el bien que me ha hecho.

 

Oración Colecta

Oremos:
Concédenos, Señor, ser dóciles a las inspiraciones de tu Espíritu para que realicemos siempre en nuestra vida tu santa voluntad
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

 

Primera Lectura

Vuélvete al Señor y deja ya de pecar

Lectura del libro del Eclesiástico 17, 20-28

A los que se arrepienten, el Señor les ayuda a volver y reanima a los que pierden la esperanza. Vuélvete al Señor, deja ya de pecar, póstrate en su presencia y disminuye tus faltas; aléjate de la injusticia y vuélvete al altísimo, aborrece con toda el alma lo que él aborrece. ¿Quién alabará al altísimo en el sepulcro, si no lo hacen los vivientes dándole gloria? El muerto ya no alaba al Señor, pues ya no existe; el que vive y está sano, ése glorifica a Dios. ¡Qué grande es la misericordia del Señor y su perdón con los que se convierten a él!
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 31

Alégrense justos, y gocen en el Señor.

Dichoso el que ha sido absuelto de su culpa, a quien le han sepultado su pecado; dichoso aquel en quien Dios no encuentra ni delito ni engaño.
Alégrense justos, y gocen en el Señor.

Ante el Señor reconocí mi culpa, no oculté mi pecado. Te confesé, Señor, mi gran delito, y tú me has perdonado.
Alégrense justos, y gocen en el Señor.

Por eso, en el momento de la angustia, que todo fiel te invoque: no lo alcanzarán las grandes aguas, aunque éstas se desborden.
Alégrense justos, y gocen en el Señor.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Jesucristo, siendo rico, se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza.
Aleluya.

Evangelio

Vende lo que tienes y sígueme

† Lectura del santo Evangelio según san Marcos 10, 17-27

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó corriendo un hombre, se arrodilló ante él y le preguntó: 
"Maestro bueno, ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna?"
Jesús le contestó: 
"¿Por qué me llamas bueno? Sólo Dios es bueno. Ya sabes los mandamientos: No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre".
El contestó: 
"Maestro, todo eso lo he cumplido desde joven". 
Jesús lo miró con amor y le dijo: 
"Una cosa te falta: Ve, vende lo que tienes, da el dinero a los pobres y así tendrás un tesoro en los cielos; y luego sígueme". 
Pero al oír estas palabras, el hombre se entristeció y se fue apesadumbrado, porque era muy rico.
Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: 
"¡Qué difícilmente entrarán en el Reino de Dios los que tienen riquezas!" 
Los discípulos quedaron sorprendidos ante estas palabras. 
Pero Jesús insistió: 
"Hijitos, ¡qué difícil es para los que confían en las riquezas, entrar en el Reino de Dios! Es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja, que para un rico entrar en el Reino de Dios".
Ellos se asombraron todavía más, y comentaban entre sí: "Entonces, ¿quién puede salvarse?" 
Jesús, mirándolos fijamente, les dijo: 
"Es imposible para los hombres, pero no para Dios. 
Para Dios todo es posible".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Oración sobre las Ofrendas

Que este sacrificio de acción de gracias y de alabanza que vamos a ofrecerte, nos ayude, Señor, a conseguir nuestra salvación eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

Prefacio

El misterio de nuestra salvación en Cristo

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias, Padre santo, siempre y en todo lugar, por Jesucristo, tu Hijo amado.
Por Él, que es tu Palabra, hiciste todas las cosas; Tú nos lo enviaste para que , hecho hombre por obra del Espíritu Santo y nacido de María, la Virgen, fuera nuestro Salvador y Redentor.
Él, en cumplimiento de tu voluntad, para destruir la muerte y manifestar la resurrección extendió sus brazos en la cruz y así adquirió para Ti un pueblo santo.
Por eso,
con los ángeles y los santos,proclamamos tu gloria, diciendo:

Antífona de la Comunión

Proclamaré Señor, todas tus maravillas y me alegraré en ti y entonaré salmos a tu nombre, Dios altísimo.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
Que el Cuerpo y la Sangre de Cristo, que nos has dado, Señor, en este sacramento, sean para todos nosotros una prenda segura de vida eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

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Meditación diaria

 

8ª semana. Lunes

EL JOVEN RICO

— Dios llama a todos. Necesidad del desprendimiento para seguir a Cristo.

— La respuesta a la personal vocación.

— Pobreza y desprendimiento en nuestra vida corriente.

I. Nos dice el Evangelio de la Misa1 que salía ya Jesús de una ciudad y se ponía en camino hacia otro lugar, cuando vino un joven corriendo y se detuvo ante el Señor. Los tres Evangelistas que nos relatan el suceso nos dicen que era de buena posición social. Se arrodilló a los pies de Cristo, y le hizo una pregunta fundamental para todo hombre: Maestro, le dice, ¿qué he de hacer para conseguir la vida eterna? Jesús está de pie, rodeado de sus discípulos, que contemplan la escena; el joven, de rodillas. Es un diálogo abierto, en el que el Señor comienza dándole una respuesta general: Guarda los mandamientos. Y los enumera: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás... Él respondió: Maestro, todo esto lo he guardado desde mi adolescencia... ¿Qué me falta aún?, recoge San Mateo2. Es la pregunta que todos nos hemos hecho alguna vez ante el desencanto íntimo de las cosas que siendo buenas no acaban de llenar el corazón, y ante la vida que va pasando sin apagar esa sed oculta que no se sacia. Y Cristo tiene una respuesta personal para cada uno, la única respuesta válida.

Jesús sabía que en el corazón de aquel joven se hallaba un fondo de generosidad, una capacidad grande de entrega. Por eso lo miró complacido, con amor de predilección, y le invitó a seguirle sin condición alguna, sin ataduras. Se quedó mirándolo fijamente, como solo Cristo sabe mirar, hasta lo más profundo del alma. "Él mira con amor a todo hombre. El Evangelio lo confirma a cada paso. Se puede decir también que en esta "mirada amorosa" de Cristo está contenida casi como en resumen y síntesis toda la Buena Nueva (...). Al hombre le es necesaria esta "mirada amorosa"; le es necesario saberse amado, saberse amado eternamente y haber sido elegido desde la eternidad (cfr. Ef 1, 4). Al mismo tiempo, este amor eterno de elección divina acompaña al hombre durante su vida como la mirada de amor de Cristo"3. Así nos ve el Señor ahora y siempre, con amor hondo, de predilección.

El Maestro, con una voz que tendría una entonación particular, le dijo: Una cosa te falta aún. Una sola. ¡Con qué expectación aguardaría aquel joven la respuesta del Maestro! Era, sin duda, lo más importante que iba a oír en toda su existencia. Anda, vende cuanto tienes y dáselo a los pobres... Luego ven y sígueme. Era una invitación a entregarse por entero al Señor. No esperaba esto aquel joven. Los planes de Dios no siempre coinciden con los nuestros, con aquellos que hemos forjado en la imaginación, en nuestros ensueños. Los proyectos divinos, de una forma u otra, siempre pasan por el desprendimiento de todo aquello que nos ata. Para seguir a Cristo necesitamos tener el alma libre. Las muchas riquezas de este joven fueron el gran obstáculo para aceptar el requerimiento de Jesús, lo más grande que ocurrió en su vida.

Dios llama a todos: a sanos y a enfermos, a personas con grandes cualidades y a las de capacidad modesta; a los que poseen riquezas y a los que sufren estrecheces; a los jóvenes, a los ancianos y a los de edad madura. Cada hombre, cada mujer debe saber descubrir el camino peculiar al que Dios le llama. Y a todos nos llama a la santidad, a la generosidad, al desprendimiento, a la entrega; a todos nos dice en nuestro interior: ven y sígueme. No cabe la mediocridad ante la invitación de Cristo; Él no quiere discípulos de "media entrega", con condicionamientos.

Este joven ve de repente su vocación: la llamada a una entrega plena. Su encuentro con Jesús le descubre el sentido y el quehacer fundamental de su vida. Y ante Él se pone al descubierto su verdadera disponibilidad. Había creído realizar la voluntad de Dios porque cumplía los mandamientos de la Ley. Cuando Cristo le pone delante una entrega completa, se descubre lo mucho que está apegado a sus cosas y el poco amor a la voluntad de Dios. También hoy se repite esta escena. "Me dices, de ese amigo tuyo, que frecuenta sacramentos, que es de vida limpia y buen estudiante. —Pero que no "encaja": si le hablas de sacrificio y apostolado, se entristece y se te va.

"No te preocupes. —No es un fracaso de tu celo: es, a la letra, la escena que narra el Evangelista: "si quieres ser perfecto, anda y vende cuanto tienes, y dáselo a los pobres" (sacrificio)... "y ven después y sígueme" (apostolado).

"El adolescente "abiit tristis" —se retiró también entristecido: no quiso corresponder a la gracia"4. Se marchó lleno de tristeza, porque la alegría solo es posible cuando hay generosidad y desprendimiento. Entonces la vida se llena de gozo en esa disponibilidad absoluta ante el querer de Dios que se manifiesta cada día en cosas pequeñas y en momentos bien precisos de nuestra vida. Digámosle hoy al Señor que nos ayude con su gracia para que, en todo momento, pueda contar efectivamente con nosotros para lo que quiera, sin condiciones ni ataduras. "Señor, no tengo otro fin en la vida que buscarte, amarte y servirte... Todos los demás objetivos de mi existencia a esto se encaminan. No quiero nada que me separe de Ti", le decimos en este diálogo con Él.

II. "La tristeza de este joven –comenta el Papa Juan Pablo II– nos lleva a reflexionar. Podremos tener la tentación de pensar que poseer muchas cosas, muchos bienes de este mundo, puede hacernos felices. En cambio, vemos en el caso del joven del Evangelio que las muchas riquezas se convirtieron en obstáculo para aceptar la llamada de Jesús a seguirlo: ¡no estaba dispuesto a decir sí a Jesús, y no a sí mismo, a decir sí al amor y no a la huida! El amor verdadero es exigente (...). Porque fue Jesús –nuestro mismo Jesús– quien dijo: Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que os mando (Jn 15, 14). El amor exige esfuerzo y compromiso personal para cumplir la voluntad de Dios. Significa sacrificio y disciplina, pero significa también alegría y realización humana (...). Con la ayuda de Cristo y a través de la oración vosotros podréis responder a su llamada (...). Abrid vuestros corazones a este Cristo del Evangelio, a su amor, a su verdad, a su alegría. ¡No os vayáis tristes!"5.

La llamada del Señor a seguirle de cerca exige una actitud de respuesta continua, porque Él, en sus diferentes llamamientos, pide una correspondencia dócil y generosa a lo largo de la existencia. Por eso debemos ponernos con frecuencia delante del Señor –cara a cara con Él, sin anonimato– y preguntarle, como este joven: ¿Qué me falta?, ¿qué exigencias tiene hoy, en estas circunstancias mi vocación de cristiano?, ¿qué caminos quieres que siga? Seamos sinceros: quien tiene verdaderos deseos de saber, llega a conocer con claridad los caminos de Dios. "El cristiano va descubriendo así, en medio de su vida corriente, cómo su vocación debe desplegarse a través de un tejido menudo y cotidiano de llamadas y sugerencias divinas (...), de instantes significativos, de "vocaciones" concretas, para realizar, por amor a su Señor, pequeñas o grandes tareas en el mundo de los hombres. Es en medio de este diálogo con el Señor como un hombre puede escuchar esa voz divina que le pide tomar unas decisiones definitivas, radicales (...). La palabra de Dios puede llegar con el huracán o con la brisa (1 Rey 19, 22)"6. Pero para seguirla debemos estar desprendidos de toda atadura: solo Cristo importa. Todo lo demás, en Él y por Él.

III. Aquel joven se levantó del suelo, esquivó aquella mirada de Jesús y su invitación a una vida honda de amor, y se marchó –todos se dieron cuenta– con la tristeza señalada en el rostro. "El instinto nos indica que la negativa de aquel momento fue definitiva"7. El Señor vio con pena cómo se alejaba; el Espíritu Santo nos revela el motivo de aquel rechazo a la gracia: tenía muchos bienes, y estaba muy apegado a ellos.

Después de este incidente, la comitiva emprende su camino. Pero antes, o quizá mientras recorren los primeros pasos, Jesús, mirando a su alrededor, dijo a sus discípulos: ¡Qué difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas! Ellos quedaron impresionados por sus palabras. Y el Señor repitió con más fuerza: Es más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el Reino. Hemos de considerar con atención la enseñanza de Jesús y aplicarla a nuestra vida: no se pueden conciliar el amor a Dios, el seguirle de cerca, y el apegamiento a los bienes materiales: en un mismo corazón no caben esos dos amores. El hombre puede orientar su vida proponiéndose como fin a Dios, al que se alcanza, con la ayuda de la gracia, también a través de las cosas materiales, usándolas como medios, que eso son; o puede, desgraciadamente, poner en las riquezas la esperanza de su plenitud y felicidad: deseo desmedido de bienes, de lujo, de comodidad, ambición, codicia...

Hoy puede ser una buena ocasión para que examinemos valientemente en la intimidad de nuestra oración qué nos mueve en nuestro actuar, dónde tenemos puesto el corazón: si tenemos planteado un verdadero empeño por andar desprendidos de los bienes de la tierra, o bien si, por el contrario, sufrimos cuando padecemos necesidad; si estamos vigilantes para reaccionar ante un detalle que manifieste aburguesamiento y comodidad, servidos a menudo por los reclamos de la sociedad de consumo; si somos parcos en las necesidades personales, si frenamos la tendencia a gastar, si evitamos los gastos superfluos, si no nos creamos falsas necesidades de las que podríamos prescindir con un poco de buena voluntad, si nos esforzamos por no ceder en los caprichos y antojos que fácilmente se pueden presentar, si cuidamos con esmero las cosas de nuestro hogar y los bienes que usamos; si actuamos con la conciencia clara de ser solo administradores que han de dar cuenta a su verdadero Dueño, Dios nuestro Señor; si llevamos con alegría las incomodidades y la falta de medios; si somos generosos en la limosna a los más necesitados y en el sostenimiento de obras buenas, privándonos de cosas que nos agradaría poseer... Solo así viviremos con la alegría y la libertad necesaria para ser discípulos del Señor en medio del mundo.

Seguir de cerca a Cristo es nuestro supremo ideal; no queremos marcharnos como aquel joven, con el alma impregnada de profunda tristeza porque no supo desprenderse de unos bienes de escaso valor ante la riqueza inmensa de Jesús.

1 Mc 10, 17-27. — 2 Mt 19, 20. — 3 Juan Pablo II, Carta a los jóvenes, 31-I-1985, n. 7. — 4 San Josemaría Escrivá, Camino, n. 807. — 5 Juan Pablo II, Homilía en el Boston Common, 1-X-1979. — 6 P. Rodríguez, Fe y vida de fe, pp. 82-83. 7 R. A. Knox, Ejercicios para seglares, Rialp, 2ª ed., Madrid 1962, p. 141.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

San Gabriel de la Dolorosa
(año 1862)

El bailarín que llegó a la santidad.

Nació en Asís (Italia) en 1838. Su nombre en el mundo era Francisco Possenti. Era el décimo entre 13 hermanos. Su padre trabajaba como juez de la ciudad.

A los 4 años quedó huérfano de madre. El papá, que era un excelente católico, se preocupó por darle una educación esmerada, mediante la cual logró ir dominando su carácter fuerte que era muy propenso a estallar en arranques de ira y de mal genio.

Tuvo la suerte de educarse con dos comunidades de excelentes educadores: los Hermanos Cristianos y los Padres Jesuitas; y las enseñanzas recibidas en el colegio le ayudaron mucho para resistir los ataques de sus pasiones y de la mundanalidad.

El joven era sumamente esmerado en vestirse a la última moda. Y sus facciones elegantes y su fino trato, a la vez que su rebosante alegría y la gran agilidad para bailar, lo hacían el preferido de las muchachas en las fiestas. Su lectura favorita eran las novelas, pero le sucedía como en otro tiempo a San Ignacio, que al leer novelas, en el momento sentía emoción y agrado, pero después le quedaba en el alma una profunda tristeza y un mortal hastío y abatimiento. Sus amigos lo llamaban "el enamoradizo". Pero los amores mundanos eran como un puñal forrado con miel". Dulces por fuera y dolorosos en el alma.

En una de las 40 cartas que de él se conservan, le escribe a un antiguo amigo, cuando ya se ha entrado de religioso: "Mi buen colega; si quieres mantener tu alma libre de pecado y sin la esclavitud de las pasiones y de las malas costumbres tienes que huir siempre de la lectura de novelas y del asistir a teatros donde se dan representaciones mundanas. Mucho cuidado con las reuniones donde hay licor y con las fiestas donde hay sensualidad y huye siempre de toda lectura que pueda hacer daño a tu alma. Yo creo que si yo hubiera permanecido en el mundo no habría conseguido la salvación de mi alma. ¿Dirás que me divertí bastante? Pues de todo ello no me queda sino amargura, remordimiento y temor y hastío. Perdóname si te di algún mal ejemplo y pídele a Dios que me perdone también a mí".

Al terminar su bachillerato, y cuando ya iba a empezar sus estudios universitarios, Dios lo llamó a la conversión por medio de una grave enfermedad. Lleno de susto prometió que si se curaba de aquel mal, se iría de religioso. Pero apenas estuvo bien de salud, olvidó su promesa y siguió gozando del mundo.

Un año después enferma mucho más gravemente. Una laringitis que trata de ahogarlo y que casi lo lleva al sepulcro. Lleno de fe invoca la intercesión de un santo jesuita martirizado en las misiones y promete irse de religioso, y al colocarse una reliquia de aquel mártir sobre su pecho, se queda dormido y cuando despierta está curado milagrosamente. Pero apenas se repone de su enfermedad empieza otras vez el atractivo de las fiestas y de los enamoramientos, y olvida su promesa. Es verdad que pide ser admitido como jesuita y es aceptado, pero él cree que para su vida de hombre tan mundano lo que está necesitando es una comunidad rigurosa, y deja para más tarde el entrar a una congregación de religiosos.

Estalla la peste del cólera en Italia. Miles y miles de personas van muriendo día por día. Y el día menos pensado muere la hermana que él más quiere. Considera que esto es un llamado muy serio de Dios para que se vaya de religioso. Habla con su padre, pero a éste le parece que un joven tan amigo de las fiestas mundanas se va a aburrir demasiado en un convento y que la vocación no le va a durar quizá ni siquiera unos meses.

Pero un día asiste a una procesión con la imagen de la Virgen Santísima. Nuestro joven siempre le ha tenido una gran devoción a la Madre de Dios (y probablemente esta devoción fue la que logró librarlo de las trampas del mundo) y en plena procesión levanta sus ojos hacia la imagen de la Virgen y ve que Ella lo mira fijamente con una mirada que jamás había sentido en su vida. Ante esto ya no puede resistir más. Se va a donde su padre a rogarle que lo deje irse de religioso. El buen hombre le pide el parecer al confesor de su hijo, y recibida la aprobación de este santo sacerdote, le concede el permiso de entrar a una comunidad bien rígida y rigurosa, los Padres Pasionistas.

Al entrar de religioso se cambia el nombre y en adelante se llamará Gabriel de la Dolorosa. Gabriel, que significa: el que lleva mensajes de Dios. Y de la Dolorosa, porque su devoción mariana más querida consiste en recordar los siete dolores o penas que sufrió la Virgen María. Desde entonces será un hombre totalmente transformado.

Gabriel había gozado siempre de muchas comodidades en la vida y le había dado gusto a sus sentidos y ahora entra a una comunidad donde se ayuna y donde la alimentación es tosca y nada variada. Los primeros meses sufre un verdadero martirio con este cambio tan brusco, pero nadie le oye jamás una queja, ni lo ve triste o disgustado.

Gabriel lo que hacía, lo hacía con toda el alma. En el mundo se había dedicado con todas sus fuerzas a las fiestas mundanas, pero ahora, entrado de religioso, se dedicó con todas las fuerzas de su personalidad a cumplir exactamente los Reglamentos de su Comunidad. Los religiosos se quedaban admirados de su gran amabilidad, de la exactitud total con la que cumplía todo lo que se le mandaba, y del fervor impresionante con el que cumplía sus prácticas de piedad.

Su vida religiosa fue breve. Apenas unos seis años. Pero en él se cumple lo que dice el Libro de la Sabiduría: "Terminó sus días en breve tiempo, pero ganó tanto premio como si hubiera vivido muchos años".

Su naturaleza protestaba porque la vida religiosa era austera y rígida, pero nadie se daba cuenta en lo exterior de las repugnancias casi invencibles que su cuerpo sentí ante las austeridades y penitencias. Su director espiritual sí lo sabía muy bien.

Al empezar los estudios en el seminario mayor para prepararse al sacerdocio, leyó unas palabras que le sirvieron como de lema para todos sus estudios, y fueron escritas por un sabio de su comunidad, San Vicente María Strambi. Son las siguientes: "Los que se preparan para ser predicadores o catequistas, piensen mientras estudian, que una inmensa cantidad de pobres pecadores les suplica diciendo: por favor: prepárense bien, para que logren llevarnos a nosotros a la eterna salvación". Este consejo tan provechoso lo incitó a dedicarse a los estudios religiosos con todo el entusiasmo de su espíritu.

Cuando ya Gabriel está bastante cerca de llegar al sacerdocio le llega la terrible enfermedad de la tuberculosis. Tiene que recluirse en la enfermería, y allí acepta con toda alegría y gran paciencia lo que Dios ha permitido que le suceda. De vómito de sangre en vómito de sangre, de ahogo en ahogo, vive todo un año repitiendo de vez en cuando lo que Jesús decía en el Huerto de los Olivos: "Padre, si no es posible que pase de mí este cáliz de amargura, que se cumpla en mí tu santa voluntad".

La Comunidad de los Pasionistas tiene como principal devoción el meditar en la Santísima Pasión de Jesús. Y al pensar y repensar en lo que Cristo sufrió en la Agonía del Huerto, y en la Flagelación y coronación de espinas, y en la Subida al Calvario con la cruz a cuestas y en las horas de mortal agonía que el Señor padeció en la Cruz, sentía Gabriel tan grande aprecio por los sufrimientos que nos vuelven muy semejantes a Jesús sufriente, que lo soportaba todo con un valor y una tranquilidad impresionantes.

Pero había otra gran ayuda que lo llenaba de valor y esperanza, y era su fervorosa devoción a la Madre de Dios. Su libro mariano preferido era "Las Glorias de María", escrito por San Alfonso, un libro que consuela mucho a los pecadores y débiles, y que aunque lo leamos diez veces, todas las veces nos parece nuevo e impresionante. La devoción a la Sma. Virgen llevó a Gabriel a grados altísimos de santidad.

A un religioso le aconsejaba: "No hay que fijar la mirada en rostros hermosos, porque esto enciende mucho las pasiones". A otro le decía: "Lo que más me ayuda a vivir con el alma en paz es pensar en la presencia de Dios, el recordar que los ojos de Dios siempre me están mirando y sus oídos me están oyendo a toda hora y que el Señor pagará todo lo que se hace por él, aunque sea regalar a otro un vaso de agua".

Y el 27 de febrero de 1862, después de recibir los santos sacramentos y de haber pedido perdón a todos por cualquier mal ejemplo que les hubiera podido dar, cruzó sus manos sobre el pecho y quedó como si estuviera plácidamente dormido. Su alma había volado a la eternidad a recibir de Dios el premio de sus buenas obras y de sus sacrificios. Apenas iba a cumplir los 25 años.

Poco después empezaron a conseguirse milagros por su intercesión y en 1926 el Sumo Pontífice lo declaró santo, y lo nombró Patrono de los Jóvenes laicos que se dedican al apostolado.

San Gabriel de la Dolorosa: pídele a la Sma. Virgen por tantos jóvenes tan llenos de vitalidad y de entusiasmo para que encaucen las enormes fuerzas de su alma, no a dejarlas perderse en goces mundanos, sino a ganarse un gran premio en el cielo dedicándose a salvar su propia alma y la de muchos más.

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San Gregorio de Narek, Doctor de la Iglesia, armenio.

La Iglesia Católica atribuye oficialmente el título de doctor de la Iglesia a aquellas personas que tienen una autoridad teológica y doctrinal, en razón de la certeza de su pensamiento, la santidad de sus vidas y la relevancia de sus obras.

1. San Gregorio vivió del 951 al 1003. Nació en Armenia, su padre fue un Arzobispo (dado que en las Iglesias de Oriente existe la posibilidad del sacerdocio de hombres casados).Su prima Anania de Narek, fundadora de un monasterio local y una escuela, tuvo el papel de madre suya y lo educó.

Desde muy pequeño lo tomó bajo su protección su tío materno, Ananías el Filósofo, que era abad del monasterio de Narek. Allí fue instruido de modo especial en el conocimiento de las Santas Escrituras, se distinguió por su rigor ascético, y por su espíritu de oración. Gregorio pasó toda su vida tras los muros del monasterio.

2. Fue monje y sacerdote. Ingresó a un monasterio llamado Narekavank siendo bastante joven, en el sudeste del lago Van (actualmente Turquía). Fue ordenado sacerdote a la edad de 25 años. El lugar fue una importante escuela medieval en Armenia y fue destruida durante el Genocidio de los armenios en 1915, para ser reemplazado por una mezquita.

Después de ser ordenado sacerdote, lo hicieron formador de los novicios que deseaban entrar en la vida monástica. Su fama de santidad y sabiduría trascendió las paredes de Narek, pasó a los monasterios vecinos y se convirtió sin pretenderlo en reformador de monjes.

Por la envidia de su sabiduría, y debido también a la estricta observancia de las normas de vida conventual, se ganó la enemistad de algunos que abrieron contra él una auténtica persecución; le llegaron a acusar injustamente de herejía, y aquella campaña terminó con la deposición de sus cargos.

3. Escribió una gran variedad de libros como tratados de teologías, cantos, melodías, cartas y oraciones.

4. Su obra más famosa es el Libro de las Lamentaciones. Conocido simplemente como Narek, por su nombre, tiene 95 oraciones y cada una se titula "Hablando con Dios desde las profundidades del corazón". El libro, que fue completado antes de su muerte, puede descargarse (en inglés) gratuitamente en http://armenianhouse.org/grigor-narekatsi/tenets.html

Su obra de madurez fue el «Libro de Oraciones». Él mismo pensó en esta obra como su testamento: «Sus letras son como mi cuerpo, y su significado como mi alma» (oración 54e), y llamó a su obra una «enciclopedia de oración para todas las naciones»; tenía la esperanza de que su obra sirviera de guía para todos los hombres en cualquier situación. San Gregorio busca responder a la pregunta de que podemos ofrecerle a Dios, que ya tiene todo, y encuentra que lo mejor que podemos es ofrecerle los «suspiros del corazón» (frase con la que encabeza cada oración), que él plasma en estas oraciones, a veces llamadas también Lamentaciones. Según parece, escribió su libro tras una penosa y debilitante enfermedad:

Los tormentos de mis enfermedades [...]
como un cáncer que se disemina,
han tocado todas las partes de mi cuerpo,
no hay bálsamo -como no lo hubo para Israel-
para mis innumerables llagas.
cada parte de mi cuerpo, de la cabeza a los pies,
está enferma y alejada del auxilio de los médicos.
Pero tú, misericordioso, benéfico, bendito,
de largos sufrimientos, rey inmortal,
escucha por misericordia las oraciones de mi asediado corazón
cuando a ti grito, Señor,
en el tiempo de mi necesidad.
 (oración 18k, trad. del inglés)

En 95 oraciones llenas de gracia, san Gregorio lleva a plenitud la expresividad de la lengua clásica armenia para traducir los suspiros del corazón contrito y humillado en una ofrenda de palabras agradables a Dios; el resultado es un edificio de la fe para todas las edades, de rica imaginería, teología sutil, erudición bíblica, unidos a la inmediatez sincera de su comunicación con Dios. San Gregorio dejó este mundo hacia el 1005, pero a través de su obra su voz continúa hablando.

Esta breve noticia proviene de un sitio web en inglés dedicado al Libro de Oraciones de san Gregorio. Lamentablemente las referencias al santo en Occidente son escasísimas, prácticamente no hay datos sobre él en los santorales, incluso en los muy completos, ya que su incorporación al Martirologio Romano es reciente. El lector puede atisbar la belleza de su obra en dicho web, donde está volcado por entero al inglés por Thomas J. Samuelian, autor también del web.

En la Wikipedia en inglés hay también una interesante introducción, y las correspondientes referencias bibliográficas. En este sitio se halla otra transcripción visualmente más legible de la traducción del Dr. Samuelian.

5. Sus oraciones se usan aún en la liturgia divina del rito armenio. Por ejemplo, luego de ascender al altar, al sacerdote recita en voz baja la oración 33 del libro de las lamentaciones.

6. Es conocido como "el ángel guardián de forma humana". Muchos milagros están asociados a su intercesión.

7. Su fiesta se celebra el 27 de Febrero. Es venerado en la Iglesia Católica y en la Iglesia Armenia Apostólica, así como en la ortodoxa.

Cuenta el sinaxario armenio que los obispos desearon conocer la clase de herejía que profesaba Gregorio de Narek; comisionaron a dos monjes sabios de su total confianza para que se entrevistaran con él y descubrieran sus errores. Aquellos buenos delegados temían una entrevista formal con quien tenía fama de recto y sabio; prefirieron hacer otras cuentas y someterlo a una especie de juicio de Dios. Idearon hacerle un exquisito paté de pichón y dárselo a comer en cuaresma; el asunto consistía en que, si Gregorio se comía el paté, sería hereje; si lo rechazaba, demostraría su fidelidad a la doctrina.

Se refiere que, nada más verlos entrar en su celda, Gregorio dejó su oración, se puso en pié, abrió la ventana y dio unas palmadas en el aire, mientras gritaba a los pájaros: "Venid, pajaritos, a jugar con el pescado que se come hoy". Entendieron aquellos monjes que el modo de resolverse la trampa era testimonio más que evidente de su santidad, y tomaron buena cuenta de su inocencia, porque un hereje nunca hubiera podido realizar tal gesto.

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Fuente: ACI Prensa
Ana Line, Santa Mártir, 27 Febrero  

Ana Line, Santa

Mártir inglesa, murió el 27 de feb. de 1601.

Fue hija de William Heigham de Dunmow (Essex), caballero de buena posición económica y un ardiente calvinista.

Cuando ella y su hermano manifestaron su intención de convertirse en católicos, ambos fueron repudiados y desheredados por su padre.

Ana contrajo matrimonio con Roger Line, converso como ella, pero poco después de su casamiento, fue detenido por asistir a misa. Tras un breve confinamiento, fue puesto en libertad y se le permitió ir al exilio en Flandes, donde murió en 1594.

Cuando el padre John Gerard estableció una casa de refugio para sacerdotes en Londres, se puso a cargo a la señora Line.

Después del escape del padre Gerard de la Torre en 1597, y al mismo tiempo que las autoridades comenzaban a sospechar que Line le ayudaba, fue transferida a otra casa, misma que convirtió en centro de reuniones para los católicos vecinos.

El día de la Purificación (1601), el padre Francis Page, S.J., estaba a punto de celebrar misa en dicho edificio, cuando entraron cazadores de sacerdotes.

El padre Page inmediatamente se quitó la vestimenta religiosa y se mezcló con los demás; mas bastó la presencia de un altar preparado para la ceremonia para arrestar a la señora Line.

Fue enjuiciada en Old Bailey el 26 de febrero de 1601, y acusada según el acta 27 de la reina Isabel, es decir, por dar albergue a un sacerdote, aun cuando esto no podía probarse.

El día siguiente fue llevada a la horca, y valientemente proclamando su fe alcanzó el martirio por el que había rogado.

Su destino lo compartieron dos sacerdotes, [Bto.] Mark Barkworth, O.S.B., y Roger Filcock, S.J., que fueron ejecutados al mismo tiempo.

Roger Filcock había sido por mucho tiempo amigo y frecuente confesor de la señora Line. Después de entrar en la universidad inglesa de Reims en 1588, fue enviado junto con otros en 1590 a colonizar el seminario de San Albán en Valladolid, y, una vez que terminó allí sus cursos, fue ordenado y enviado a la misión inglesa. El padre Garnett le hizo pasar un periodo de prueba de dos años para comprobar su temple antes de admitirlo a la Sociedad de Jesús. Al ver que era ferviente y valeroso, lo admitió finalmente. Ya iba a cruzar hacia el continente para cumplir su noviciado cuando fue arrestado por sospechas de ser sacerdote y fue ejecutado tras un juicio que más bien parecía una farsa.

[Nota: en 1970, Ana Line fue canonizada por el papa Paulo VI entre los cuarenta mártires de Inglaterra y Gales, cuya fiesta en conjunto se guarda el 25 de octubre.]

Para ver más sobre los 40 mártires en Inglaterra y Gales haz "click"
AQUI

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Fuente: mdpastor.info
José Tous y Soler, Siervo de Dios Sacerdote y Fundador, 27 de febrero  

José Tous y Soler, Siervo de Dios

Sacerdote y Fundador de la
Congregación de las Hermanas Capuchinas
de la Madre del Divino Pastor

José Tous y Soler, sacerdote profeso de la Orden de los Frailes Menores Capuchinos y fundador de la Congregación de las Hermanas Capuchinas de la Madre del Divino Pastor; nacido el 31 de marzo de 1811 en Igualada (España) y fallecido el 27 de febrero de 1871 en Barcelona (España).

 

Nacido en Igualada el 31 de marzo de 1811 en el seno de una familia profundamente cristiana es el noveno de doce hermanos.

A temprana edad sintió la llamada de Dios y no se echó atrás: opta por seguir a Cristo según la "forma de vida" de Francisco de Asís. A los 15 años, madurada su opción, inicia el postulantado en la Orden de los Frailes Menores Capuchinos. Impulsado por el Espíritu cambia la vida acomodada de su hogar y el prestigio social que han alcanzado los Tous, por la vida pobre, penitente y humilde de los capuchinos.

El 18 de febrero de 1827, con la vestición del hábito franciscano, empieza el Noviciado como fraile menor capuchino. Desde el Noviciado se distinguió por su exquisita fidelidad a la vida de novicio, con una entrega generosa al estudio y a la oración. El Evangelio, María, san Francisco y el amor al prójimo modeló su corazón capuchino.
El 19 de febrero de 1828, Fray José de Igualada, es ya capuchino y comienza su camino hacia el sacerdocio. Seis años de vida escondida, de oración, silencio, de abnegada dedicación al estudio de itinerancia (Calella, Gerona, Valls, Vilanova), vividas en el ambiente franciscano alegre y sencillo de la comunidad capuchina hasta recibir la Ordenación Sacerdotal en Barcelona el 24 de mayo de 1834, a los 23 años. Al año fue destinado al Convento de Santa Madrona.
Pero transcurridos apenas dos meses, el 25 de julio de 1835, la violencia de la revolución le arrancó del convento. Junto con otros hermanos y por consejo de sus superiores, aceptó el exilio fuera de España.

De pueblo en pueblo, al estilo capuchino de aquel tiempo, fray José recorrió la costa mediterránea de Francia hasta Gareccio (Italia). Pero Italia no fue el lugar adecuado para vivir su exilio y en 1837 se instaló en Toulouse (Francia) ejerciendo el sacerdocio ministerial en el Monasterio de las Benedictinas. Allí pudo dedicar tiempo a la contemplación y a la adoración de la Eucaristía y a la ayuda espiritual de las jóvenes del internado.

Empujado por su celo apostólico, regresaba a Cataluña en 1843 para trabajar en la Iglesia local, como sacerdote secular ya que no estaba autorizada la vida conventual. Vivió con sus padres mientras desarrollaba el ministerio sacerdotal en diferentes parroquias. La Eucaristía, la devoción a María, Madre de Jesús Buen Pastor, la Asociación de doncellas de la niña y mártir santa Romana, fueron los medios de los que el P. Tous se sirvió para derramar la Paz y el Bien en la juventud que le buscaba para recibir consejo y orientación.

Los sentimientos de compasión hacia los niños y jóvenes, que el Buen Pastor puso en el corazón del Padre José, convergían con los piadosos deseos de las jóvenes Isabel Jubal, Marta Suñol y Remedio Palos: "Derramar en el tierno corazón de los niños los santos pensamientos y devotos afectos que Dios les comunicaba en la oración". Después de madurar en la oración y consultar el proyecto, el P. Tous aceptó orientarles. Partiendo de la Regla de Santa Clara, adecua las Constituciones capuchinas de la beata Mª Ángela Astorch para unas Capuchinas Terciarias de Enseñanza. Se establecieron en Ripoll en marzo de 1850 para iniciar la vida comunitaria, y, el 27 de mayo abrían las puertas de la primera escuela.

Los años que le quedan de vida, los dedica a la atención caritativa y prudente a las Hermanas así como a las comunidades que se van formando: San Quirico de Besora, Barcelona y Madrid. En sus escritos a las Hermanas aflora su espíritu capuchino: las Hermanas "están llamadas a la vida mixta de contemplación y acción". Insiste en que sólo desde el "amor a Jesús" alimentado en la oración, es posible "la unión santa"; que sólo desde la "humildad" es posible la "obediencia"; que el trabajo de las Hermanas es su única fuente de recursos; que "María os conducirá a Jesús", la forma de renovar la presencia amorosa de Dios en la vida; que es necesario vivir desde la "fe y la confianza en Dios que ya sabe lo que nos conviene"…

Y deja la tierra por el Cielo mientras celebraba la Misa en el convento de Barcelona. Era el 27 de febrero de 1871.

El 19 de diciembre de 2009 S.S. Benedicto XVI autorizó la promulgación del decreto que reconoce un milagro atribuido a la intercesión del Siervo de Dios José Tous, aún está pendiente se indique la fecha de la beatificación.

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Francisca Ana de la Virgen de los Dolores, Beata Fundadora, 27 Febrero  

Francisca Ana de la Virgen de los Dolores, Beata

Francisca María Cirer Carbonell
Fundadora de las Hijas de la Caridad


Esta joven vino al mundo en la encantadora isla de Mallorca, no muy lejos de la capital, Palma.

Como suele ocurrir, los padres eran labradores, buena gente, aunque poco formada en la vida religiosa.

Por eso, cuando su hija les manifestó que quería hacerse monja, se quedaron asombrados. Ni se lo imaginaban. Su reacción fue una negativa rotunda.

Siguió trabajando en el campo, en las tareas que le encomendaban, pero nunca perdía de vista la vocación a la que Dios la llamaba. Y así estuvo la friolera de cuarenta años.

Al morir sus padres, fue ella misma el motor de su existencia. Vio cómo todo el mundo interior que era tan rico, podía, por fin, tener una salida.

Empezó de una forma sencilla. Como otras santas que van desfilando por el Santoral, se rodeó de unas cuantas amigas y compañeras para hacer algo interesante por la Iglesia y por el pueblo en el que vivían.

Te recuerdo que ella había nacido en el año 1781. Pues bien, con estas amigas comenzó su obra de evangelización. Llevaban una vida religiosa cada una en su propia casa y su trabajo respectivo.

Pasado el tiempo, este grupo dio lugar a las Hijas de la Caridad.

¿Cuál era el objetivo fundamental de esta fundación?

En primer lugar, dedicarse por entero a la vida parroquial con catequesis, enseñanza, visita a los enfermos y a las familias sin medios económicos.

En segundo lugar, trataron de fundar la casa madre en Felanitx, pues justamente en este pueblo de Mallorca había un párroco muy celoso y caritativo, que ya había puesto en marcha una casa de caridad. La obra se extendió en seguida por la isla y por la península. Su misma casa la transformó en un convento más.

Murió a los 70 años.
Su Santidad Juan Pablo II la beatificó en 1989.

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Juan de Gorze, San Abad, 27 Febrero  

Juan de Gorze, San

Etimológicamente significa "Dios es misericordia". Viene de la lengua hebrea.

Este joven nació en Lorena de padres campesinos. Apenas tuvo edad para trabajar, el padre le encargó que llevara la administración.

Al crecer los otros hermanos, él se fue al monasterio cercano. Le conmovió ver a una monja muy joven que llevaba puesto un cilicio para mortificarse.

Desde ese instante pensó que él haría lo mismo. Logró juntar unos cuantos amigos con ansias de perfección para llevar una vida monástica. Su deseo era irse a Italia, pero no le fue posible.

Enterado de su caso el obispo de Metz, le encargó que restauran la abadía de Gorze.
Una vez que hicieron su trabajo, el obispo puso de abad a Einoldo.

Juan era el portero y el administrador. Tanto se entregó a su trabajo, que en poco tiempo floreció material y espiritualmente esta abadía que estaba casi abandonada.

Se dedicó a la vida de oración, a una comida austera, pero – eso sí – trataba con mucha dulzura a los enfermos y a los débiles.

En el año 953, el emperador Otón I le dio una misión diplomática: encontrarse con el Califa de Córdoba. La misión fue difícil y duró tres años.

A la muerte de Einoldo, lo eligieron abad. Siguió con su vida de austeridad y murió en el año 976. El benedictino Ménard escribió su vida.

Era famoso por su extraordinaria memoria, de aquellas que ahora llamamos "memoria fotográfica".

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Fuente: Vatican.va
María Caridad Brader, Beata Fundadora, 27 de febrero  

María Caridad Brader, Beata

Virgen y Fundadora
del la Congregación de Franciscanas Hijas de María Inmaculada

Martirologio Romano: En la ciudad de Pasto, en Colombia, beata María de la Caridad del Espíritu Santo (Carolina) Brader, virgen, que supo conjugar admirablemente la vida contemplativa con la actividad misionera y, para promover la formación cristiana, fundó las Hermanas Franciscanas de María Inmaculada (1943)

Caridad Brader, hija de Joseph Sebastián Brader y de María Carolina Zahner, nació el 14 de agosto de 1860 en Kaltbrunn, St. Gallen (Suiza). Fue bautizada al día siguiente con el nombre de María Josefa Carolina.

Dotada de una inteligencia poco común y guiada por las sendas del saber y la virtud por una madre tierna y solícita, la pequeña Carolina moldeaba su corazón mediante una sólida formación cristiana, un intenso amor a Jesucristo y una tierna devoción a la Virgen María.

Conocedora del talento y aptitudes de su hija, su madre procuró darle una esmerada educación. En la escuela de Kaltbrunn hizo, con gran aprovechamiento, los estudios de la enseñanza primaria; y en el instituto de María Hilf de Altstätten, dirigido por una comunidad de religiosas de la Tercera Orden Regular de san Francisco, los de enseñanza media.

Cuando el mundo se abría ante ella atrayéndola con todos sus halagos, la voz de Cristo empezó a hacer eco en su corazón y decidió abrazar la vida consagrada. Esta elección de vida, como era previsible, provocó en primera instancia la oposición de su madre, dado que ésta era viuda y Carolina su única hija.

El 1 de octubre de 1880 ingresó en el convento franciscano de clausura "María Hilf", en Altstätten, que regentaba un colegio como servicio necesario a la Iglesia católica de Suiza.

El primero de marzo de 1881 vistió el hábito de Franciscana, recibiendo el nombre de María Caridad del Amor del Espíritu Santo. El 22 de agosto del siguiente año emitió los votos religiosos. Dada su preparación pedagógica, fue destinada a la enseñanza en el colegio adosado al monasterio.

Abierta la posibilidad para que las religiosas de clausura pudieran dejar el monasterio y colaborar en la extensión del Reino de Dios, los obispos misioneros, a finales del siglo XIX, se acercaron a los conventos en busca de monjas dispuestas a trabajar en los territorios de misión.

Monseñor Pedro Schumacher, celoso misionero de san Vicente de Paúl y Obispo de Portoviejo (Ecuador) escribió una carta a las religiosas de María Hilf, pidiendo voluntarias para trabajar como misioneras en su diócesis.

Las religiosas respondieron con entusiasmo a esta invitación. Una de las más entusiastas para marchar a las misiones era la Madre Caridad Brader. La beata María Bernarda Bütler, superiora del convento que encabezará el grupo de las seis misioneras, la eligió entre las voluntarias diciendo: "A la fundación misionera va la madre Caridad, generosa en sumo grado, que no retrocede ante ningún sacrificio y, con su extraordinario don de gentes y su pedagogía podrá prestar a la misión grandes servicios".

El 19 de junio de 1888 la Madre Caridad y sus compañeras emprendieron el viaje hacia Chone, Ecuador. En 1893, después de duro trabajo en Chone y de haber catequizado a innumerables grupos de niños, la Madre Caridad fue destinada para una fundación en Túquerres, Colombia.

Allí desplegó su ardor misionero: amaba a los indígenas y no escatimaba esfuerzo alguno para llegar hasta ellos, desafiando las embravecidas olas del océano, las intrincadas selvas y el frío intenso de los páramos. Su celo no conocía descanso. Le preocupaban sobre todo los más pobres, los marginados, los que no conocían todavía el evangelio.

Ante la urgente necesidad de encontrar más misioneras para tan vasto campo de apostolado, apoyada por el padre alemán Reinaldo Herbrand, fundó en 1894 la Congregación de Franciscanas de María Inmaculada. La Congregación se surtió al inicio de jóvenes suizas que, llevadas por el celo misionero, seguían el ejemplo de la Madre Caridad. A ellas se unieron pronto las vocaciones autóctonas, sobre todo de Colombia, que engrosaron las filas de la naciente Congregación y se extendieron por varios países.

La Madre Caridad, en su actividad apostólica, supo compaginar muy bien la contemplación y la acción. Exhortaba a sus hijas a una preparación académica eficiente pero "sin que se apague el espíritu de la santa oración y devoción". "No olviden —les decía— que cuanto más instrucción y capacidad tenga la educadora, tanto más podrá hacer a favor de la santa religión y gloria de Dios, sobre todo cuando la virtud va por delante del saber. Cuanto más intensa y visible es la actividad externa, más profunda y fervorosa debe ser la vida interior".

Encauzó su apostolado principalmente hacia la educación, sobre todo en ambientes pobres y marginados. Las fundaciones se sucedían donde quiera que la necesidad lo requería. Cuando se trataba de cubrir una necesidad o de sembrar la semilla de la Buena Nueva, no existían para ella fronteras ni obstáculo alguno.

Alma eucarística por excelencia, halló en Jesús Sacramentado los valores espirituales que dieron calor y sentido a su vida. Llevada por ese amor a Jesús Eucaristía, puso todo su empeño en obtener el privilegio de la Adoración Perpetua diurna y nocturna, que dejó como el patrimonio más estimado a su comunidad, junto con el amor y veneración a los sacerdotes como ministro de Dios.

Amante de la vida interior, vivía en continua presencia de Dios. Por eso veía en todos los acontecimientos su mano providente y misericordiosa y exhortaba a los demás a "Ver en todo la permisión de Dios, y por amor a Él, cumplir gustosamente su voluntad". De ahí su lema: "Él lo quiere", que fue el programa de su vida.

Como superiora general, fue la guía espiritual de su Congregación desde 1893 hasta el 1919 y de 1928 hasta el 1940, año en el que manifestó, en forma irrevocable, su decisión de no aceptar una nueva reelección. A la superiora general elegida le prometió filial obediencia y veneración. En 1933 tuvo la alegría de recibir la aprobación pontificia de su Congregación.

A los 82 años de vida, presintiendo su muerte, exhortaba a sus hijas: "Me voy; no dejen las buenas obras que tiene entre manos la Congregación, la limosna y mucha caridad con los pobres, grandísima caridad entre las Hermanas, la adhesión a los obispos y sacerdotes".

El 27 de febrero de 1943, sin que se sospechara que era el último día de su vida, dijo a la enfermera: "Jesús, ...Me muero". Fueron las últimas palabras con las que entregó su alma al Señor.

Apenas se divulgó la noticia de su fallecimiento, comenzó a pasar ante sus restos mortales una interminable procesión de devotos que pedían reliquias y se encomendaban a su intercesión.

Los funerales tuvieron lugar el 2 de marzo de 1943, con la asistencia de autoridades eclesiásticas y civiles y de una gran multitud de fieles, que decían: "ha muerto una santa".

Después de su muerte, su tumba ha sido meta constante de devotos que la invocan en sus necesidades.

Las virtudes que practicó se conjugan admirablemente con las características que su Santidad Juan Pablo II destaca en su Encíclica "Redemptoris Missio" y que deben identificar al auténtico misionero. Entre ellas, como decía Jesús a sus apóstoles: "la pobreza, la mansedumbre y la aceptación de los sufrimientos".

La Madre Caridad practicó la pobreza según el espíritu de san Francisco y mantuvo durante toda la vida un desprendimiento total. Como misionera en Chone, experimentó el consuelo de sentirse auténticamente pobre, al nivel de la gente que había ido a instruir y evangelizar. Entre los valores evangélicos que como fundadora se esforzó por mantener en la Congregación, la pobreza ocupaba un lugar destacado.

La aceptación de los sufrimientos, según el Papa, son un distintivo del verdadero misionero. !Qué bien encontramos realizado este aspecto en la vida espiritual de la Madre Caridad! Su vida se deslizó día tras día bajo la austera sombra de la cruz. El sufrimiento fue su inseparable compañero y lo soportó con admirable paciencia hasta la muerte.

Otro aspecto de la vida misionera que destaca el Papa es la alegría interior que nace de la fe. También la Madre Caridad vivió intensamente esa alegría en medio de su vida austera. Era alegre de ánimo y quería que todas su hijas estuvieran contentas y confiaran en el Señor.

Estas y muchas otras virtudes fueron reconocidas por la Congregación de las Causas de los Santos y aprobadas como primer paso para llegar a la Beatificación.

Se diría que Dios ha querido ratificar la santidad de la Madre Caridad con un admirable milagro concedido por su intercesión en favor de la niña Johana Mercedes Melo Díaz. Una encefalitis aguda había producido un daño cerebral que le impedía el habla y la deambulación. Al término de una novena que hizo su madre con fe viva y profunda devoción, la niña pronunció las primeras palabras llamando a su madre y comenzó a caminar espontáneamente, adquiriendo en poco tiempo la normalidad. Ella estubo presente para agradecer a la Madre Caridad en la solemne Beatificación realizada por S.S. Juan Pablo II el 23 de Marzo de 2003.

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Fuente: Visitacionmaria.com
María de Jesús Deluil-Martiny, Beata Fundadora, 27 Febrero  

María de Jesús Deluil-Martiny, Beata

María Deluil-Martiny nace en Marsella el 28 de mayo de 1841. Su padre es un brillante abogado y un cristiano comprometido. Su madre, digna sobrina biznieta de la venerable Ana Magdalena Remuzat, la visitandina que, durante la peste de 1720, había conseguido que Marsella se consagrara al Corazón de Jesús. Así, la devoción al Sagrado Corazón era considerada algo así como "patrimonio familiar".

María recibe la primera educación en el pensionado que en aquella época existía en la Visitación. Las Hermanas cuentan un día sus travesuras a Mons. de Mazenod, fundador de los Oblatos de María Inmaculada (canonizado en 1995), que les responde: " No se inquieten, son cosas de niña; ya verán cómo un día será la santa María de Marsella" .

A los 16 años, prosigue su formación en Lyon con las religiosas del Sagrado Corazón fundadas por la M. Barat. Al final de sus estudios hace un retiro en el que decide entregarse sin reservas al Corazón de Jesús. En el camino de regreso a su casa, pasa por Ars, para pedir consejo al santo Cura que le deja entrever que pasará mucho tiempo antes de que pueda realizar su vocación.

Seguirá un largo período de espera, en el que la joven conocerá toda una serie de pruebas: familiares, con la muerte de sus cuatro hermanos (ella es la mayor), crisis espiritual, situación difícil de la Iglesia, guerra en Francia.

La Guardia de Honor
Comienzos de 1864. María tiene 22 años. Providencialmente cae en sus manos un sencillo folleto procedente de la Visitación de Bourg-en-Bresse, titulado: Guardia de honor del Sagrado Corazón: fin de la obra. La joven lee y relee esas líneas que parecen dirigidas a su alma de fuego. El 7 de febrero escribe al Monasterio de Bourg solicitando ser inscrita en el Cuadrante y ofreciéndose llena de entusiasmo para trabajar por la obra.

Comienza entonces una activa correspondencia entre Hna. María del Sagrado Corazón y la " pequeña María ", como la llama cariñosamente la fundadora.

María consigue su primer éxito haciendo llegar la Guardia de Honor hasta la misma santa Sofía Barat, que se inscribe con todas sus religiosas.

Pero aún es mayor el que obtiene en junio de ese mismo año 1864. El día 5, el Cardenal de Villecourt consagra solemnemente la nueva iglesia de nuestra Sra. de la Guardia, en Marsella. Es una ceremonia impresionante a la que asiste también el Cardenal Pitra y gran número de obispos franceses. María sueña: ¡si pudiera hablarles de su Obra querida! Y. su sueño se hace realidad: los dos cardenales y 20 obispos se inscriben en la Guardia de Honor y le dan su apoyo. Este resultado no hace más que redoblar el ardor de la joven marsellesa que se encarga de imprimir los "billetes celadores" destinados a los seglares y compuestos por Hna. María del Sagrado Corazón, y de hacer las medallas de la asociación, contando siempre y en todo con la aprobación de la Visitación, donde consulta hasta los menores detalles.

En mayo de 1865 hace un retiro en el Monasterio de Bourg y recibe una de las mayores gracias de su vida, según sus propias palabras, al verse libre de los escrúpulos que la asaltaban desde su infancia.

Una carta suya nos revela el estado de la asociación a comienzos de 1866:
"La Providencia ha extendido esta obra en tres años de una forma que testimonia cuánto le agrada esta piadosa asociación: 78 obispos inscritos, ricas indulgencias, erección canónica en 25 diócesis, el número de asociados de este segundo año se eleva a 98.000, frutos consoladores en numerosas parroquias y en una multitud de comunidades religiosas, todo eso es una prueba de que Dios bendice la Guardia de honor y de que el mismo Corazón de Jesús la dirige".

En 1866 María cree que ha llegado el momento de realizar sus deseos de consagrarse a Dios y piensa que su lugar es la Visitación. Sin embargo, el Señor tiene otros designios sobre ella. Aún habrá que esperar.

Un año más tarde se hace aún más estrecha la colaboración entre Hna. María del Sagrado Corazón y María Deluil-Martiny: la composición del Manual de la Guardia de Honor acapara sus energías. Mutuamente se animan a sufrir con amor, por el Corazón de Jesús, las mil dificultades y contradicciones que encuentran. ¡La cruz es la señal de todas las obras de Dios!

Fundadora de las Hijas del Corazón de Jesús
Poco a poco, se va delineando mejor el plan para el que el Señor ha escogido a María, aunque ella no imagina que está llamada a ser la piedra fundamental de una nueva orden religiosa. Hna. María del Sagrado Corazón, a la que la joven llama "la madre de mi alma", la anima. Sabe que va a perder a su primera celadora, pero no se entristece, pues las Hijas del Corazón de Jesús (así se llamarán las futuras religiosas) dedicadas a la reparación de los sacrilegios, mediante la adoración y la oblación en y con Jesús-Hostia, vivirán en plenitud los fines de la Guardia de Honor.

Cuando su director espiritual, el P. Calage, S.I. le descubre que la fundadora de la nueva obra será ella misma, María está a punto de retroceder, pero en seguida, aunque sintiendo su incapacidad, se somete a la voluntad divina y se abandona a ella.

Las circunstancias la llevan a fundar el primer monasterio en Bélgica, bajo la tutela del Cardenal Dechamps, el 20 de junio, fiesta del Corazón de Jesús.

La que en adelante se llamará M. María de Jesús recoge los deseos del Sagrado Corazón expresados a santa Margarita María de Alacoque y los introduce en la Regla de su Instituto, que es la de san Ignacio, adaptada a la vida contemplativa de clausura.

Desde este momento, sin olvidar a la Guardia de Honor -de la que sus monasterios serán siempre ardientes propagadores- y manteniendo sus relaciones con la Visitación y con Hna. María del Sagrado Corazón, a la que pide consejo en numerosas ocasiones, la M. María de Jesús se entrega incansablemente a la formación de sus nuevas hijas. Cuando se trata de la gloria del Corazón de Jesús nada la detiene.

La Obra atrae a numerosas jóvenes: en 1877 se abre una nueva casa en Aix-en-Provenza, y en 1879 otra en la Servianne, propiedad de la familia Deluil-Martiny a las afueras de Marsella.

Aquí será donde la M. María de Jesús verá cumplidos sus deseos de unir incluso materialmente su sangre al Sacrificio de Cristo. En efecto, el 27 de febrero de 1884, miércoles de ceniza, la fundadora, que no ha cumplido aún los 43 años, cae abatida por las balas de un joven anarquista al que había acogido con bondad, ofreciéndole trabajo. Asesinada en el jardín de su propio convento, sus últimas palabras son: " ¡Yo le perdono! ¡por la Obra.!"

La glorificación
El 22 de octubre de 1989, Juan Pablo II beatificaba a M. María de Jesús Deluil-Martiny. Presentándola como modelo a toda la Iglesia, el Santo Padre decía: "La figura de María de Jesús merece ser honrada y deseo que meditéis el mensaje de sus notas espirituales y de la fundación de su Instituto religioso. El amor de María de Jesús a la Eucaristía es ejemplar; ella comprendió en profundidad la ofrenda que Cristo hace de sí mismo al Padre por la salvación del mundo".

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Fuente: Oremosjuntos.com
Baldomero, Santo Herrero, 27 Febrero  

Baldomero, Santo

San Baldomero, era un herrero de Lyon, Francia, que vivía con gran austeridad y pobreza de su trabajo.

Empleaba todo su tiempo libre en la lectura espiritual y de la Sagrada Escritura, en la oración y en ayudar a los pobres con lo poco que tenía.

Vivencio, abad de San Justo, impresionado por la vida de Baldomero, le ofreció una celda en su monasterio y ahí el santo herrero se entregó a la contemplación.

El obispo Gundriano lo ordenó diácono.

Murió el año 660 y es considerado patrono de los herreros.

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Fuente: Oremosjuntos.com
Honorina, Santa Mártir, 27 Febrero  

Honorina, Santa

Santa Honorina, virgen y mártir, en Graville, diócesis de Rouen (Alta Normandía, Francia).

Etimológicamente significa estimada y gloriosa, viene del latín. Su nombre es la forma femenina del nombre de Honorio.

Fue una mujer muy detallista, incluso maniática, que amó la libertad sobre todas las cosas, le preocupó mucho su vida interior, por lo que tendió a la soledad, para así poder reflexionar.

Debido a su carácter solía tener pocos amigos, y como consecuencia, pocos romances, murió ahogada en el río Sena.

Una tradición conservada en la diócesis de Rouen, narra que Honorina de Normandia, subió al martirio por manos de paganos, bajo el mando de Diocleciano (243-313) y Mélamare tra Lillebonne y Harfleur, su cuerpo fue llevado a Sena y se conserva en Graville.

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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