lunes, 17 de abril de 2017

[ † ] Lunes por las almas del Purgatorio. 17/04/2017. Beata Mariana de Jesús Torres ¡ruega por nosotros!

JA

JMJ

Pax

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo (28, 8-15)

Gloria a ti, Señor.

Después de escuchar las palabras del ángel, las mujeres se alejaron a toda prisa del sepulcro, y llenas de temor y de gran alegría, corrieron a dar la noticia a los discípulos. Pero de repente Jesús les salió al encuentro y las saludó. Ellas se le acercaron, le abrazaron los pies y lo adoraron.

Entonces les dijo Jesús:

"No tengan miedo. Vayan a decir a mis hermanos que se dirijan a Galilea. Allá me verán".

Mientras las mujeres iban de camino, algunos soldados de la guardia fueron a la ciudad y dieron parte a los sumos sacerdotes de todo lo ocurrido. Estos se reunieron con los ancianos, y juntos acordaron dar una fuerte suma de dinero a los soldados, con estas instrucciones:

"Digan: 'Durante la noche, estando nosotros dormidos, llegaron sus discípulos y se robaron el cuerpo'. Y si esto llega a oídos del gobernador, nosotros nos arreglaremos con él y les evitaremos cualquier complicación".

Ellos tomaron el dinero y actuaron conforme a las instrucciones recibidas. Esta versión de los soldados se ha ido difundiendo entre los judíos hasta el día de hoy.

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.

El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk

El que no valora una obra de arte es porque necesita cultura: https://www.youtube.com/watch?v=mTKKaT-KaKw

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu

El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

San Leonardo, "El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc

Audio (1/5): https://www.youtube.com/watch?v=2NjKuVnxH58

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?

Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).

Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?

Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html

Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).

 

 

Misal

 

Lunes de la Octava de Pascua

Protege, Señor, a los que esperamos en ti

Antífona de Entrada

El Señor ha resucitado, como lo había predicho; llenémonos de gozo y de alegría, porque reina eternamente. Aleluya.

Se dice Gloria.

Oración Colecta

Oremos:

Dios nuestro, que por medio del bautismo das nuevos hijos a tu Iglesia y la haces crecer continuamente, concédenos vivir siempre de acuerdo con la fe que recibimos en el bautismo.

Por nuestro Señor Jesucristo...

Amén.

 

Primera Lectura

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles (2, 14. 22-33)

El día de Pentecostés, se presentó Pedro, junto con los Once, ante la multitud, y levantando la voz, dijo:

"Israelitas, escúchenme. Jesús de Nazaret fue un hombre acreditado por Dios ante ustedes, mediante los milagros, prodigios y señales que Dios realizó por medio de él y que ustedes bien conocen. Conforme al plan previsto y sancionado por Dios, Jesús fue entregado, y ustedes utilizaron a los paganos para clavarlo en la cruz.

Pero Dios lo resucitó, rompiendo las ataduras de la muerte, ya que no era posible que la muerte lo retuviera bajo su dominio. En efecto, David dice, refiriéndose a él:

Yo veía constantemente al Señor delante de mí, puesto que él está a mi lado para que yo no tropiece. Por eso se alegra mi corazón y mi lengua se alboroza; por eso también mi cuerpo vivirá en la esperanza, porque tú, Señor, no me abandonarás a la muerte, ni dejarás que tu santo sufra la corrupción. Me has enseñado el sendero de la vida y me saciarás de gozo en tu presencia.

Hermanos, que me sea permitido hablarles con toda claridad; el patriarca David murió y lo enterraron, y su sepulcro se conserva entre nosotros hasta el día de hoy. Pero como era profeta y sabía que Dios le había prometido con juramento que un descendiente suyo ocuparía su trono, con visión profética habló de la resurrección de Cristo, el cual no fue abandonado a la muerte ni sufrió la corrupción.

Pues bien, a este Jesús, Dios lo resucitó, y de ello todos nosotros somos testigos. Llevado a los cielos por el poder de Dios, recibió del Padre el Espíritu Santo prometido a él y lo ha comunicado, como ustedes lo están viendo y oyendo".

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

 

Salmo Responsorial Salmo 15

Protege, Señor, a los que esperamos en ti. Aleluya.

Protégeme, Dios mío, pues eres mi refugio. Yo siempre he dicho que tú eres mi Señor. El Señor es la parte que me ha tocado en herencia; mi vida está en sus manos.

Protege, Señor, a los que esperamos en ti. Aleluya.

Bendeciré al Señor, que me aconseja, hasta de noche me instruye internamente. Tengo siempre presente al Señor y con él a mi lado, jamás tropezaré.

Protege, Señor, a los que esperamos en ti. Aleluya.

Por eso se me alegran el corazón y el alma y mi cuerpo vivirá tranquilo, porque tú no me abandonarás a la muerte ni dejarás que sufra yo la corrupción.

Protege, Señor, a los que esperamos en ti. Aleluya.

Enséñame el camino de la vida, sáciame de gozo en tu presencia y de alegría perpetua junto a ti.

Protege, Señor, a los que esperamos en ti. Aleluya.

Secuencia

(Opcional durante la Octava)

Aclamación

antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.

Este es el día del triunfo del Señor, día de júbilo y de gozo.

Aleluya.

 

Evangelio

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo (28, 8-15)

Gloria a ti, Señor.

Después de escuchar las palabras del ángel, las mujeres se alejaron a toda prisa del sepulcro, y llenas de temor y de gran alegría, corrieron a dar la noticia a los discípulos. Pero de repente Jesús les salió al encuentro y las saludó. Ellas se le acercaron, le abrazaron los pies y lo adoraron.

Entonces les dijo Jesús:

"No tengan miedo. Vayan a decir a mis hermanos que se dirijan a Galilea. Allá me verán".

Mientras las mujeres iban de camino, algunos soldados de la guardia fueron a la ciudad y dieron parte a los sumos sacerdotes de todo lo ocurrido. Estos se reunieron con los ancianos, y juntos acordaron dar una fuerte suma de dinero a los soldados, con estas instrucciones:

"Digan: 'Durante la noche, estando nosotros dormidos, llegaron sus discípulos y se robaron el cuerpo'. Y si esto llega a oídos del gobernador, nosotros nos arreglaremos con él y les evitaremos cualquier complicación".

Ellos tomaron el dinero y actuaron conforme a las instrucciones recibidas. Esta versión de los soldados se ha ido difundiendo entre los judíos hasta el día de hoy.

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

 

No se dice Credo.

 

Oración sobre las Ofrendas

Recibe, Señor, con bondad, nuestras ofrendas, y tú, que nos llamaste a la fe y nos has hecho renacer por el bautismo, guíanos a la felicidad eterna.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén.

Prefacio Pascual I

El misterio pascual

El Señor esté con ustedes.

Y con tu espíritu.

Levantemos el corazón.

Lo tenemos levantado hacia el Señor.

Demos gracias al Señor, nuestro Dios.

Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Señor, pero más que nunca en este tiempo, en que Cristo, nuestra pascua, fue inmolado. Porque Él es el Cordero de Dios que quitó el pecado del mundo: muriendo, destruyó nuestra muerte, y resucitando, restauró la vida.

Por eso, con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría y también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria:

Santo, Santo, Santo...

 

Antífona de la Comunión

Cristo resucitado, ya no puede morir; la muerte ya no tiene dominio sobre él. Aleluya.

Oración después de la Comunión

Oremos:

Que la gracia de este sacramento, memorial de la Pascua de tu Hijo, fructifique, Señor, en nuestros corazones para que podamos corresponder a los dones de tu amor, que nos abrió el camino de la salvación eterna.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén.

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Meditación diaria

Octava de Pascua. Lunes

LA ALEGRÍA DE LA RESURRECCIÓN

— La alegría verdadera tiene su origen en Cristo.

— La tristeza nace del descamino y del alejamiento de Dios. Ser personas optimistas, serenas, alegres, también en medio de la tribulación.

— Dar paz y alegría a los demás.

I. El Señor ha resucitado de entre los muertos, como lo había dicho, alegrémonos y regocijémonos todos, porque reina para siempre. ¡Aleluya!1.

Nunca falta la alegría en el transcurso del año litúrgico, porque todo él está relacionado, de un modo u otro, con la solemnidad pascual, pero es en estos días cuando este gozo se pone especialmente de manifiesto. En la Muerte y Resurrección de Cristo hemos sido rescatados del pecado, del poder del demonio y de la muerte eterna. La Pascua nos recuerda nuestro nacimiento sobrenatural en el Bautismo, donde fuimos constituidos hijos de Dios, y es figura y prenda de nuestra propia resurrección. Dios –nos dice San Pablo– nos ha dado vida por Cristo y nos ha resucitado con Él2. Cristo, que es el primogénito de los hombres, se ha convertido en ejemplo y principio de nuestra futura glorificación.

Nuestra Madre la Iglesia nos introduce en estos días en la alegría pascual a través de los textos de la liturgia: lecturas, salmos, antífonas..., en ellos pide sobre todo que esta alegría sea anticipo y prenda de nuestra felicidad eterna en el Cielo. Desde muy antiguo se suprimen en este tiempo los ayunos y otras mortificaciones corporales, como símbolo externo de esta alegría del alma y del cuerpo. "Los cincuenta días del tiempo pascual –dice San Agustín– excluyen los ayunos, pues se trata de una anticipación del banquete que nos espera allí arriba"3. Pero de nada serviría esta invitación de la liturgia si en nuestra vida no se produce un verdadero encuentro con el Señor, si no vivimos con una mayor plenitud el sentido de nuestra filiación divina.

Los Evangelistas nos han dejado constancia, en cada una de las apariciones, de cómo los Apóstoles se alegraron viendo al Señor. Su alegría surge de haber visto a Cristo, de saber que vive, de haber estado con Él.

La alegría verdadera no depende del bienestar material, de no padecer necesidad, de la ausencia de dificultades, de la salud... La alegría profunda tiene su origen en Cristo, en el amor que Dios nos tiene y en nuestra correspondencia a ese amor. Se cumple –ahora también– aquella promesa del Señor: Y Yo os daré una alegría que nadie os podrá quitar4. Nadie: ni el dolor, ni la calumnia, ni el desamparo..., ni las propias flaquezas, si volvemos con prontitud al Señor. Esta es la única condición: no separarse de Dios, no dejar que las cosas nos separen de Él; sabernos en todo momento hijos suyos.

II. Nos dice el Evangelio de la Misa: las mujeres se marcharon a toda prisa del sepulcro; impresionadas y llenas de alegría, corrieron a anunciarlo a los discípulos. De pronto, Jesús les salió al encuentro y les dijo: Alegraos. Ellas se acercaron, se postraron ante él y le abrazaron los pies5.

La liturgia del tiempo pascual nos repite con mil textos diferentes estas mismas palabras: Alegraos, no perdáis jamás la paz y la alegría; servid al Señor con alegría6, pues no existe otra forma de servirle. "Estás pasando unos días de alborozo, henchida el alma de sol y de color. Y, cosa extraña, ¡los motivos de tu gozo son los mismos que otras veces te desanimaban!

"Es lo de siempre: todo depende del punto de mira. —"Laetetur cor quaerentium Dominum!" —cuando se busca al Señor, el corazón rebosa siempre de alegría"7.

En la Última Cena, el Señor no había ocultado a los Apóstoles las contradicciones que les esperaban; sin embargo, les prometió que la tristeza se tornaría en gozo: Así pues, también vosotros ahora os entristecéis, pero os volveré a ver y se alegrará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestro gozo8. Aquellas palabras, que entonces les podrían resultar incomprensibles, se cumplen ahora acabadamente. Y poco tiempo después, los que hasta ahora han estado acobardados, saldrán del Sanedrín dichosos de haber padecido algo por su Señor9. En el amor a Dios, que es nuestro Padre, y a los demás, y en el consiguiente olvido de nosotros mismos, está el origen de esta alegría profunda del cristiano10. Y esta es lo normal para quien sigue a Cristo. El pesimismo y la tristeza deberán ser siempre algo extraño al cristiano. Algo que, si se diera, necesitaría de un remedio urgente.

El alejamiento de Dios, el descamino, es lo único que podría turbarnos y quitarnos ese don tan apreciado. Por tanto, luchemos por buscar al Señor en medio del trabajo y de todos nuestros quehaceres, mortifiquemos nuestros caprichos y egoísmos en las ocasiones que se presentan cada día. Este esfuerzo nos mantiene alerta para las cosas de Dios y para todo aquello que puede hacer la vida más amable a los demás. Esa lucha interior da al alma una peculiar juventud de espíritu. No cabe mayor juventud que la del que se sabe hijo de Dios y procura actuar en consecuencia.

Si alguna vez tuviéramos la desgracia de apartarnos de Dios, nos acordaríamos del hijo pródigo, y con la ayuda del Señor volveríamos de nuevo a Dios con el corazón arrepentido. En el Cielo habría ese día una gran fiesta, y también en nuestra alma. Esto es lo que ocurre todos los días en pequeñas cosas. Así, con muchos actos de contrición, el alma está habitualmente con paz y serenidad.

Debemos fomentar siempre la alegría y el optimismo y rechazar la tristeza, que es estéril y deja el alma a merced de muchas tentaciones. Cuando se está alegre, se es estímulo para los demás; la tristeza, en cambio, oscurece el ambiente y hace daño.

III. Estar alegres es una forma de dar gracias a Dios por los innumerables dones que nos hace; la alegría es "el primer tributo que le debemos, la manera más sencilla y sincera de demostrar que tenemos conciencia de los dones de la naturaleza y de la gracia y que los agradecemos"11. Nuestro Padre Dios está contento con nosotros cuando nos ve felices y alegres con el gozo y la dicha verdaderos.

Con nuestra alegría hacemos mucho bien a nuestro alrededor, pues esa alegría lleva a los demás a Dios. Dar alegría será con frecuencia la mejor muestra de caridad para quienes están a nuestro lado. Fijémonos en los primeros cristianos. Su vida atraía por la paz y la alegría con que realizaban las pequeñas tareas de la vida ordinaria. "Familias que vivieron de Cristo y que dieron a conocer a Cristo. Pequeñas comunidades cristianas, que fueron como centros de irradiación del mensaje evangélico. Hogares iguales a los otros hogares de aquellos tiempos, pero animados de un espíritu nuevo que contagiaba a quienes los conocían y los trataban. Esos fueron los primeros cristianos, y eso hemos de ser los cristianos de hoy: sembradores de paz y alegría, de la paz y de la alegría que Jesús nos ha traído"12. Muchas personas pueden encontrar a Dios en nuestro optimismo, en la sonrisa habitual, en una actitud cordial. Esta muestra de caridad con los demás –la de esforzarnos por alejar en todo momento el malhumor y la tristeza y remover su causa– ha de manifestarse particularmente con los más cercanos. En concreto, Dios quiere que el hogar en el que vivimos sea un hogar alegre. Nunca un lugar oscuro y triste, lleno de tensiones por la incomprensión y el egoísmo.

Una casa cristiana debe ser alegre, porque la vida sobrenatural lleva a vivir esas virtudes (generosidad, cordialidad, espíritu de servicio...), a las que tan íntimamente está unida esta alegría. Un hogar cristiano da a conocer a Cristo de modo atrayente entre las familias y en la sociedad.

Debemos procurar también llevar esta alegría serena y amable a nuestro lugar de trabajo, a la calle, a las relaciones sociales. El mundo está triste e inquieto y tiene necesidad, ante todo, del gaudium cum pace13, de la paz y de la alegría que el Señor nos ha dejado. ¡Cuántos han encontrado el camino que lleva a Dios en la conducta cordial y sonriente de un buen cristiano! La alegría es una enorme ayuda en el apostolado, porque nos lleva a presentar el mensaje de Cristo de una forma amable y positiva, como hicieron los Apóstoles después de la Resurrección. Jesucristo debía manifestar siempre su infinita alegría interior. La necesitamos también para nosotros mismos, para crecer en la propia vida interior. Santo Tomás dice expresamente que "todo el que quiere progresar en la vida espiritual necesita tener alegría"14. La tristeza nos deja sin fuerzas; es como el barro pegado a las botas del caminante que, además de mancharlo, le impide caminar.

Esta alegría interior es también el estado de ánimo necesario para el perfecto cumplimiento de nuestras obligaciones. Y "cuanto más elevadas sean estas, tanto más habrá de elevarse nuestra alegría"15. Cuanto mayor sea nuestra responsabilidad (sacerdotes, padres, superiores, maestros...), mayor también nuestra obligación de tener paz y alegría para darla a los demás, mayor la urgencia de recuperarla si se hubiera enturbiado.

Pensemos en la alegría de la Santísima Virgen. Ella está "abierta sin reservas a la alegría de la Resurrección (...). Ella recapitula todas las alegrías, vive la perfecta alegría prometida a la Iglesia: Mater plena sanctae laetitiae, y, con toda razón, sus hijos en la tierra, volviendo los ojos hacia la madre de la esperanza y madre de la gracia, la invocan como causa de su alegría: Causa nostrae laetitiae"16.

1 Antífona de entrada en la Misa. — 2 Ef 2, 6. — 3 San Agustín, Sermón 252. — 4 Jn 16, 22. — Mt 28, 8-9. — 6 Sal 99, 2. — 7 San Josemaría Escrivá, Surco, n. 72. — 8 Jn 16, 22. — 9 Hech 5, 40. — 10 Cfr. Santos Evangelios, EUNSA, Pamplona 1983, pp. 1125-1126. — 11 P. A. Reggio, Espíritu sobrenatural y buen humor, Rialp, Madrid 1966, p. 12. — 12 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 30. — 13 Misal Romano, Preparación de la Santa Misa, Formula intentionis. — 14 Santo Tomás, Comentario a la Carta a los Filipenses, 4, 1. — 15 P. A. Reggio, o. c., p. 24. — 16 Pablo VI, Exhor. Apost. Gaudete in Domino, 9-V-1975, IV.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

Kateri (Catalina) Tekakwitha, Santa Virgen Laica Índígena Americana, Abril 17

Martirologio Romano: En Sault, de la provincia de Québec, en Canadá, beata Catalina Tekawitha, virgen, la cual, nacida entre los indígenas del lugar, recibió el bautismo el día de Pascua y ofreció a Dios su virginidad, que ya había conservado antes de convertirse, sufriendo muchas amenazas y vejaciones (1680).

Etimológicamente: Katari = Catalina = Aquella que es pura y casta, es de origen griego.

 


Kateri nació en un pueblo cerca de Auriesville, Nueva York en el año 1656 y era hija de un luchador de la tribu Mohawk. Ella tenía cuatro años cuando su madre murió de rubéola. Esta enfermedad también atacó a Kateri y desfiguró su rostro. Luego de este evento que marcó toda su vida Kateri fue adoptada por sus dos tías y su tío.

Kateri se convirtió al catolicismo durante su adolescencia. Ella fue bautizada a los veinte años y esto ocasionó una gran hostilidad hacia ella por parte de su tribu. Aunque tuvo que sufrir grandemente por su fe, ella se mantuvo firme en sus creencias.

Después de un tiempo Kateri se fue a una nueva colonia indígena en Canadá. Allí, ella vivió una vida dedicada a la oración, a la penitencia y al cuidado de los enfermos y ancianos. Cada mañana, aun durante los inviernos más fuertes, ella se instalaba frente a la puerta de la capilla hasta que la abriesen, a las cuatro de la mañana, y se mantenía ahí hasta la ultima misa del día.

Kateri era muy devota a la Eucaristía y a Jesús Crucificado. Murió el 7 de Abril de 1680 a la edad de 24 años y es conocida como la Flor de Pascua de los Mohawks. A la devoción de Kateri se le atribuye el establecimiento de ministerios para las tribus indígenas en las Iglesias católicas de los Estados Unidos. Kateri fue declarada venerable por la Iglesia Católica en 1943 y fue beatificada en 1980.

Actualmente se está trabajando en el proceso para su canonización. Miles de personas han visitado sus santuarios, erguidos en San Francisco Javier y en Caughnawage, lugar natal en Auriesville, Nueva York. Hoy en día siguen habiendo grandes peregrinaciones a estos lugares históricos y de gran importancia espiritual.

Fue beatificada el 22 de junio de 1980. La beata Kateri Tekakwitha es la primera Indígena Americana declarada beata. Su festividad se celebra el 14 de julio en los Estados Unidos, el martirologio la recuerda el 17 de abril.

Ella es considerada patrona de la naturaleza y de la ecología así como San Francisco de Asís.

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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Mariana de Jesús Navarro, Beata Religiosa Mercedaria, Abril 17  

Mariana de Jesús Navarro, Beata

Religiosa Mercedaria

Martirologio Romano: En Madrid, en España, beata María Ana de Jesús Navarro de Guevara, virgen, la cual, después de superar la oposición de su padre, recibió el hábito de la Orden de Nuestra Señora de la Merced, dedicándose a la vida de oración, penitencia y ayuda a pobres y afligidos (1624)

Etimológicamente: Mariana = Aquella consagrada a la virgen María, es de origen latino.

 

La extática y maravillosa virgen Maria Ana de Jesús, nació en Madrid el 21 de enero de 1565, de muy noble e ilustre linaje. Su padre Luis Navarro Ladrón de Guevara servia en la corte del rey don Felipe III.

Cuando llevaban en brazos a la iglesia aquella santa niña, notaban que al tiempo de alzar la Hostia y el Cáliz se que daba arrobada; y cuando apenas sabía andar por sus pies, buscaba algún lugar recogido de su casa; y allí la veían puesta en oración delante de una imagen de nuestro Señor crucificado, bañados los ojos en lágrimas o cercado su rostro de resplandores.

Gozaba de la presencia visible de su Ángel custodio; y platicaba de la beatísima Trinidad, de la Encarnación del Verbo, y de la adorable Eucaristía, que son los más inefables Misterios de nuestra divina Religión, como de cosas que más parecía entenderlas que creerlas.

Recibió la primera comunión en edad muy temprana, y cada vez que tomaba el Pan de los ángeles, parecía transformarse en un ángel que gozaba de Dios. Mas, ¿quién no se espantará ahora de las durísimas pruebas por que hubo de pasar esta alma angelical?.

Muy presto tuvo en lugar de madre una madrastra de condición asperísima, que la afligía sobremanera, y no le iba el padre a la mano tanto como debiera, especialmente cuando la santa doncella hizo voto de perpetua virginidad, contra la voluntad del padre que quería casarla.

Era ella, de gentil disposición y muy hermosa. Se cortó un día con las tijeras la rubia cabellera, pensando que así se entibiaría el amor del que la pretendiera por esposa. Entonces fue cuando su padre y su madrastra salieron de sí y cargaron sobre ella una tempestad de injurias y golpes, con tanto enojo y crueldad, como si fueran verdugos de su hija mártir. Cuando cesaron los malos tratos, Dios permitió que su sierva se viese todo los instantes del día fieramente atormentada por torpísimas imaginaciones y tentaciones las cuales le duraron once años, y a todo esto se añadían penosísimas enfermedades y agudísimos dolores, que acrisolaron como el oro su invencible paciencia.

Dejó al fin la casa de sus padres, y con la aprobación del venerable Fray Juan Bautista, que era su confesor, y fue el fundador de los Mercedarios descalzos, se labró una celdilla junto a la ermita de santa Bárbara, y recibió después el hábito de nuestra Señora de la Merced de manos del Maestro general de la orden: y en aquella pobrísima casa la visitaban hasta los príncipes, porque era muy grande la fama de sus arrobamientos, milagros y profecías.

Finalmente, después de una vida llena de trabajos y celestiales consuelos, en un éxtasis suavísimo entregó su alma al Señor a los cincuenta y nueve años de su edad. Era el 17 de abril de 1624.

El Papa Pío VI la proclamó beata el 25 de mayo de 1784.

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Fuente: ACI Prensa
Esteban Harding, Santo Abad, Abril 17  

Esteban Harding, Santo

Tercer abad de Cîster

Martirologio Romano: En el monasterio de Cister, en Borgoña (hoy Francia), san Esteban Harding, abad, que junto con otros monjes vino de Molesmes y, más tarde, estuvo al frente de este célebre cenobio, donde instituyó a los hermanos conversos, recibió a san Bernardo con treinta compañeros y fundó doce monasterios, que unió con el vínculo de la Carta de Caridad, para que no hubiese discordia alguna entre ellos, sino que los monjes actuasen con unidad de amor, de Regla y con costumbres similares (1134).

Etimológicamente: Esteban = Aquel que es laureado y victorioso, es de origen griego.

 

Nació en Sherborne en Dorsetshire, Inglaterra, a mediados del siglo XI; murió el 28 de Marzo de 1134.

Recibió su primera educación en el monasterio de Sherborne y más tarde estudió en París y Roma. Al regreso de esta última ciudad, se detuvo en el monasterio de Molesme y, quedó tan impresionado de la santidad de Roberto, el abad, que decidió unirse a esa comunidad. Aquí practicó grandes austeridades, llegó a ser uno de los principales partidarios de San Roberto y fue uno de los veintiún monjes que, por la autoridad de Hugo, arzobispo de Lyons, se retiró a Cîteaux para instituir una reforma en la nueva fundación en ese lugar.

Cuando San Roberto fue llamado nuevamente a Molesme (1099), Esteban llegó a ser prior de Cîteaux bajo Alberico, el nuevo abad. A la muerte de Alberico (1110), Esteban, que estaba ausente del monasterio en ese momento, fue electo abad. El número de monjes se había reducido mucho, dado que no habían ingresado nuevos miembros para reemplazar a los que habían fallecido.

Esteban, sin embargo, insistió en retener la estricta observancia instituida originalmente y, habiendo ofendido al Duque de Borgoña, gran promotor de Cîteaux, al prohibir a él y a su familia penetrar al claustro, se vio incluso forzado a pedir limosna de puerta en puerta.

Parecía que la fundación estaba condenada a morir cuando (1112) San Bernardo, con treinta compañeros, se unió a la comunidad. Esto resultó ser el inicio de una extraordinaria prosperidad. Al año siguiente Esteban fundó su primera colonia en La Ferté, y hasta antes de su muerte había establecido un total de trece monasterios.

Sus talentos como organizador eran excepcionales, instituyó el sistema de capítulos generales y visitas regulares para asegurar la uniformidad en todas sus fundaciones, redactó la famosa "Constitución o Carta dela Caridad", una colección de estatutos para el gobierno de todos los monasterios unidos a Cîteaux, que fue aprobada por el Papa Calixto II en 1119.

En 1133 Esteban, ahora anciano, enfermo y casi ciego, renunció al puesto de abad, designando como su sucesor a Roberto de Monte, quién fue consecuentemente electo por los monjes. La elección del santo, sin embargo, resultó desafortunada y el nuevo abad retuvo el puesto sólo dos años.

Además de la "Constitución de la Caridad", comúnmente se le atribuye la autoría del "Exordium Cisterciencis Cenobii" que, sin embargo, pudiera no ser suyo. Se conservan dos de sus sermones y también dos cartas (Nº 45 y 49) en el "Epp. S. Bernardi".

Esteban fue sepultado en la tumba e Alberico, su predecesor, en el claustro de Cîteaux. La celebración de San Esteban ha sido movida de fecha con el tiempo, del 17 de abril al 16 de julio, luego al 26 de enero, fiesta de los santos Fundadores de la Orden Cisterciense: San Roberto, el beato Alberico y san Esteban. Finalmente, la reciente edición del "Martiriologio romano" muestra su celebración el 28 marzo, como ocasión del día de su muerte.

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Fuente: ACI Prensa
Robert de Chaise-Dieu, Santo Abad, Abril 17  

Robert de Chaise-Dieu, Santo

Abad

Martirologio Romano: En el monasterio de Chaise-Dieu, de la Alvernia, en Francia, san Roberto, abad, que, habiéndose retirado a este lugar para vivir como solitario, se le juntaron muchos hermanos, y con su predicación y ejemplo de vida reunió a un buen número de ellos (1067).

Etimológicamente: Roberto = Aquel que brilla por su fama, es de origen germánico.

 

Fundador de la Abadía de Chaise-Dieu en Alvernia; nacio en Aurilac, Auvergne, aproximadamente en el año 1000; murió en Auvergne, en 1067.

Por el lado de ascendencia de su padre, perteneció a la familia de los Condes de Aurilac, de quienes se había originado San Geraud.

Estudió en Brioude cerca de la basílica de San Julián, en una escuela abierta para la nobleza de Auvergne, establecida por los cánones de la ciudad. Habiendo entrado en la comunidad, y habiendo sido ordenado sacerdote, Roberto se distinguió por su piedad, caridad, celo apostólico, elocuentes discursos y el don de los milagros. Durante cerca de cuarenta años, permaneció en Cluny para vivir bajo la norma de su compatriota también santo, Abbé Odilo.

Fue forzado a regresar a Brioude, y allí empezó un nuevo proyecto, para lo cual fue a Roma, para consultar con el Papa. Benedicto IX le animó a retirarse junto con dos compañeros al valle boscoso del sureste de Auvergne. Allí construyó una ermita, bajo el nombre de Chaise-Die (Casa de Dios).

Tuvo mucho renombre en sus virtudes y atrajo a un gran número de discípulos, fue obligado entonces a construir un monasterio, el cual fue colocado bajo la norma de San Benedicto (1050).

León IX construyó la Abadía de Chaise-Dieu, el cual llegó a ser uno de los emblemas del floreciente cristianismo.

A la muerte de Roberto, se tenían unos 300 monjes y se habían enviado multitudes al centro de Francia. Roberto también fundó una comunidad para mujeres en Lavadieu cerca de Brioude.

Por medio de la elevación del monje de Chaise-Dieu, Pierre Roger, al solio pontificio, bajo el nombre de Clemente IV, la abadía alcanzó el pináculo de su gloria.

El cuerpo de San Roberto se preservaba allí, fue quemado por los hugonotes durante las guerras religiosas. Su trabajo fue destruido por la Revolución Francesa, pero hay restos que quedan para admiración de los turistas, tales como la iglesia devastada, la tumba de Clemente VI, y la torre clementina.

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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Clara Gambacorti, Beata Abadesa Dominica, Abril 17  

Clara Gambacorti, Beata

Abadesa Dominica

Martirologio Romano: En Pisa, de la Toscana, beata Clara Gambacorti, que, al perder aún muy joven a su esposo, aconsejada por santa Catalina de Siena fundó el monasterio de santo Domingo bajo una austera Regla y dirigió con prudencia y caridad a las hermanas, distinguiéndose por haber perdonado al asesino de su padre y de sus hermanos (1419).

Etimológicamente: Clara = Aquella que esta limpia de pecado, es de origen latino.

 

La Beata Clara era hija de Pedro Gambacorti (o Gambacorta), quien llegó a ser prácticamente al amo de la República de Pisa.

Clara nació en 1362; su hermano, el Beato Pedro de Pisa, era siete años mayor que ella. Pensando en el futuro de su hijita, a la que la familia llamaba Dora, apócope de Teodora, su padre la comprometió a casarse con Simón de Massa, quien era un rico heredero, aunque la niña sólo tenía siete años. No obstante su corta edad, Dora solía quitarse, durante la misa, el anillo de esponsales y murmuraba: "Señor, Tú sabes que el único amor que yo quiero es el tuyo".

Cuando sus padres la enviaron, a los doce años de edad, a la casa de su esposo, ya había empezado la joven su vida de mortificación. Su suegra se mostró amable con ella; pero, cuando advirtió que era demasiado generosa con los pobres, le prohibió la entrada en la despensa de la casa.

Deseosa de practicar de algún modo la caridad, Dora se unió a un grupo de señoras que asistían a los enfermos y tomó a su cargo a una pobre mujer cancerosa. La vida de matrimonio de Dora duró muy poco tiempo; tanto ella como su esposo fueron víctimas de una epidemia, en la que su marido perdió la vida.

Como la beata era todavía muy joven, sus parientes intentaron casarla de nuevo, pero ella se opuso con toda la energía de sus quince años.

Una carta de Santa Catalina de Siena, a quien había conocido en Pisa, la animó en su resolución.

Dora se cortó los cabellos y distribuyó entre los pobres sus ricos vestidos, cosa que provocó la indignación de su suegra y de sus cuñadas. Después, con la ayuda de una de sus criadas, se las arregló para tramitar en secreto su entrada en la Orden de las Clarisas Pobres.

Cuando todo estuvo a punto, huyó de su casa al convento, donde recibió inmediatamente el hábito y tomó el nombre de Clara. Al día siguiente, sus hermanos se presentaron en el convento a buscarla; las religiosas, muy asustadas, la descolgaron por el muro hasta los brazos de sus hermanos, los cuales la condujeron a su casa.

Ahí estuvo Clara prisionera durante seis meses, pero ni el hambre, ni las amenazas consiguieron hacerla cambiar la resolución. Finalmente, Pedro Gambacorti se dio por vencido y no sólo permitió a su hija ingresar en el convento dominicano de la Santa Cruz, sino que prometió construir un nuevo convento.

Ahí conoció Clara a María Mancini, que era también viuda e iba a alcanzar un día el honor de los altares. Los escritos de Santa Catalina de Siena ejercieron profunda influencia en las dos religiosas, las cuales, en el nuevo convento, fundado por Gambacorti en 1382, consiguieron establecer la regla en todo el fervor de la primitiva observancia.

La Beata Clara fue primero subpriora y luego priora del convento, del que partieron en lo sucesivo muchas de las santas religiosas destinadas a difundir el movimiento de reforma en otras ciudades de Italia. Hasta el día de hoy, se llama en Italia a las religiosas de clausura de Santo Domingo "Las hermanas de Pisa". En el convento de la beata reinaban la oración, el trabajo manual y el estudio.

El director espiritual de Clara solía repetir a las religiosas: "No olvidéis nunca que en nuestra orden hay muy pocos santos que no hayan sido también sabios"

Clara tuvo que hacer frente, durante toda su vida, a las dificultades económicas, pues el convento exigía constantemente alteraciones y nuevos edificios. A pesar de ello, en una ocasión en que llegó a sus manos una cuantiosa suma que hubiese podido emplear en el convento, prefirió regalar para la fundación de un hospital.

Pero las virtudes en que más se distinguió fueron, sin duda, el sentido del deber y el espíritu de perdón, que practicó en grado heroico. Giacomo Appiano, a quien Gambacorti había ayudado siempre y en quien había puesto toda su confianza, le asesinó a traición, cuando éste se esforzaba por mantener la paz en la ciudad. Dos de sus hijos murieron también a manos de los partidarios del traidor. Otro de los hermanos de Clara, que consiguió escapar, llegó a pedir refugio en el convento de la beata, seguido de cerca por el enemigo; pero Clara, consciente de que su primer deber consistía en proteger a sus hijas contra la turba, se negó a introducirle en la clausura. Su hermano murió asesinado frente a la puerta del convento, y la impresión hizo que Clara enfermase gravemente.

Sin embargo, la beata perdonó tan de corazón a Appiano, que le pidió que le enviase un plato a su mesa para sellar el perdón, compartiendo su comida. Años más tarde, cuando la viuda y las hijas de Appiano se hallaban en la miseria, Clara las recibió en el convento.

La beata sufrió mucho hacia el fin de su vida. Recostada en su lecho de muerte, con los brazos extendidos, murmuraba: "Jesús mío, heme aquí en la cruz". Poco antes de morir, una radiante sonrisa iluminó su rostro, y la beata bendijo a sus hijas presentes y ausentes. Tenía, al morir, cincuenta y siete años. Era el 17 de abril de 1420.

Su culto fue confirmado en 1830 por el Papa Pío VIII.

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Roberto de Molesmes, Santo Abad, Abril 17  

Roberto de Molesmes, Santo

Martirologio Romano: En el monasterio de Molesmes, en Francia, san Roberto, abad, el cual, deseoso de una vida monástica más sencilla y más estricta, ya fundador de monasterios y superior esforzado, ya director de ermitaños y restaurador eximio de la disciplina monástica, fundó el monasterio de Cister, que rigió como primer abad, y llamado de nuevo como abad a Molesmes, allí descansó en paz (1111).

Etimológicamente: Roberto = Aquel que brilla por su fama, es de origen germánico.

 

Fue uno de los fundadores de la orden Cisterciense en Francia.

A los 15 años ingresó a la abadía de Montier-la-Celle, de la que llegó a ser el prior. Hacia el año 1060 fue nombrado abad de Saint Michel-de-Tonnerre, pero no fue capaz de reformar dicha abadía, que se había relajado mucho, por lo que regresó a Montier-la-Celle.

Algunos eremitas que vivían en el bosque de Colan, le pidieron que dirigiera un nuevo monasterio. Obtuvo la autorización del Papa Gregorio VII para fundar un monasterio en Molesmes en el año 1075.

La construcción consistía inicialmente de unas simples chozas hechas con ramas, que rodeaban una capilla dedicada a la Santísima Trinidad. Esta comunidad se hizo rápidamente conocida por su piedad y santidad.

La comunidad creció y comenzó a aumentar su riqueza, lo que atrajo a monjes poco piadosos que dividieron a los hermanos. Roberto quiso alejarse de Molesmes dos veces, pero el Papa le ordenó volver.

Sin embargo, el año 1098, Roberto y algunos de sus monjes dejaron Molesmes con la intención de no volver jamás y fundaron el monasterio de Cîteaux (Císter). Sin embargo, en 1100 los monjes de Molesmes le pidieron a Roberto que volviera, resolviendo obedecer la Regla de San Benito.

Él volvió y dirigió el monasterio, que bajo su tutela llegó a ser uno de los mayores centros de la Orden Benedictina. El monasterio de Citeaux, bajo la dirección de Alberico fue uno de los lugares de origen de la nueva Orden Cisterciense, que llegaría a ser famosa en el siglo XII con Bernardo de Claraval.

Roberto murió el 17 de abril de 1111. El Papa Honorio III lo canonizó en 1220.

La fiesta fue fijada inicialmente el 17 de Abril, pero luego fue transferida al 29 de Abril.

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Acacio de Melitene Obispo, Abril 17  

Acacio de Melitene

Obispo

Martirologio Romano: En Melitene, en Armenia, san Acacio, obispo, que intervino en el Concilio de Efeso contra Nestorio para defender la fe católica, y después fue depuesto injustamente de su sede (c. 435).

Etimológicamente: Acacio = Aquel que no tiene malicia, es de origen griego

 

Las fechas del nacimiento de Acacio y de su muerte no se pueden fijar con seguridad, parece que murió después del año 435. Vivió en la época de la persecución de Decio en el siglo III. Lo citaron antes del tribunal de Marciano para comprobar su fe. Lo condenaron a la muerte, pero no esta seguro que la sentencia fue ejecutado. Aparentemente el emperador romano lo liberó de la prisión después de que hubiera experimentado un sufrimiento considerable.

Acacio era famoso para su brillante enseñanza doctrinal. Ha realizado además algunos milagros.

Había otro obispo en Melitene con el mismo nombre, aunque de edad menor, que destacó como adversario de Nestorio 431 en el Concilio de Éfeso. No se puede añadir con seguridad a la lista de los santos.

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Fuente: Martirologio Romano
Otros Santos y Beatos Completando el santoral de este día, Abril 17  

Otros Santos y Beatos

Santos Pedro, diácono, y Hermógenes, mártires
En Melitene, en Armenia, santos mártires Pedro, diácono, y Hermógenes, su coadjutor (c. s. IV).

Santos Simeón bar Sabas y cien compañeros, mártires
En Persia, pasión de san Simeón bar Sabas, obispo de Seleucia y Ctesifonte, el cual, por orden de Sapor II, rey de los persas, fue detenido y cargado de cadenas por rechazar la adoración del sol y proclamar a Jesucristo libre y valientemente. Encarcelado junto con más de cien compañeros, obispos, presbíteros y de otros órdenes eclesiásticos, fue sometido a torturas, y el Viernes Santo de la Pasión del Señor, ante sus ojos, y mientras los exhortaba, todos sus compañeros fueron degollados, como él mismo lo fue en último lugar (341).

Santos Ustazades y compañeros, mártires
También conmemoración de muchos mártires que, después de la muerte de san Simeón, en toda la región de Pesia, e igualmente bajo el rey Sapor II, fueron degollados por causa del nombre de Cristo, entre ellos san Ustazades, eunuco del palacio real, que fue padrino del mismo rey y que, en el primer ímpetu de la persecución, sufrió el martirio en el palacio de Artajerjes, hermano del rey Sapor, en la provincia de Adiabena (341).

San Inocencio, obispo
En Tortona, de la Liguria, san Inocencio, obispo (s. IV).

San Pantagato, obispo
En Vienne, en Burgundia, san Pantagato, obispo (540).

Santos Donnan, abad, junto con cincuenta y dos monjes, monjes y mártires
En la isla de Eigg, en las Hébridas interiores, frente a Escocia, san Donnan, abad, junto con cincuenta y dos monjes, que durante las celebraciones pascuales fueron degollados o quemados por unos piratas (617).

Santos Elías, Pablo e Isidoro, mártires
En Córdoba, en la región hispánica de Andalucía, santos mártires Elías, presbítero, ya anciano, Pablo e Isidoro, monjes jóvenes, que perecieron en la persecución llevada a cabo bajo los sarracenos por causa de la fe cristiana (856).

Beato Jacobo de Cerqueto, monje eremita presbítero
En Perugia, de la Umbría, beato Jacobo de Cerqueto, presbítero de la Orden de los Eremitas de San Agustín, que dio ejemplo asumiendo con alegría la enfermedad que le aquejaba (1367).

Beato Enrique Heath, religioso presbítero y mártir
En Londres, en Inglaterra, beato Enrique Heath, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores y mártir, que bajo el rey Carlos I, por la sola razón de su sacerdocio, fue entregado al verdugo en Tyburn (1643).

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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