domingo, 22 de septiembre de 2013

Lunes por las almas del Purgatorio. 23/09/2013. San Pío de Pietrelcina ¡ruega por nosotros!

JMJ

Pax

† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 8, 16-18

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: 
"Nadie enciende una vela y la tapa con alguna vasija o la esconde debajo de la cama, sino que la pone en un candelero, para que los que entren puedan ver la luz. Porque nada hay oculto que no llegue a descubrirse, nada secreto que no llegue a saberse o a hacerse público.
Fíjense, pues, si están entendiendo bien, porque al que tiene se le dará más; pero al que no tiene se le quitará aun aquello que cree tener".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354

Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). "Te amo, pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso". ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.

 

Misal

 

lun 25a. Ordinario año impar

Antífona de Entrada

Canten al Señor un cántico nuevo, hombres de toda la tierra, canten al Señor. Hay brillo y esplendor en su presencia y en su templo, belleza y majestad.

Oración Colecta

Oremos:
Dios eterno y todopoderoso, conduce nuestra vida por el camino de tus mandamientos para que, unidos a tu Hijo amado, podamos producir frutos abundantes.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

Primera Lectura

Los que pertenezcan al pueblo del Señor, que vayan a Jerusalén para construir el templo del Señor

Lectura del libro de Esdras 1, 1-6

El año primero del reinado de Ciro, rey de Persia, para cumplir lo que había anunciado el Señor por boca del profeta Jeremías, movió a Ciro a proclamar de palabra y por escrito en todo su reino este decreto:
"Esto dice Ciro, rey de Persia: El Señor, Dios del Cielo, me ha entregado todos los reinos de la tierra y me ha encargado edificarle un templo en Jerusalén de Judá. Los que pertenezcan al pueblo del Señor, que vayan a Jerusalén de Judá para reconstruir el templo del Señor, Dios de Israel, que habita en Jerusalén". 
Y que Dios los acompañe. La gente del lugar proporcionará a todos los judíos sobrevivientes, dondequiera que residan oro, plata, utensilios y ganado, además de las ofrendas que quieran hacer voluntariamente para el templo de Dios que está en Jerusalén.
Entonces se pusieron en marcha los jefes de familia de las tribus de Judá y Benjamín, los sacerdotes y los levitas, y todos los que se sintieron movidos por Dios para ir a reconstruir el templo del Señor en Jerusalén. Sus vecinos les proporcionaron toda clase de ayuda: oro, plata, utensilios, ganado y objetos preciosos, además de las ofrendas voluntarias.
Palabra de Dios.
Te alabamos Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 125

Grandes cosas has hecho por nosotros, Señor.

Cuando el Señor nos hizo volver del cautiverio, creíamos soñar; entonces no cesaba de reír nuestra boca, ni se cansaba entonces la lengua de cantar.
Grandes cosas has hecho por nosotros, Señor.

Aun los mismos paganos con asombro decían: "¡Grandes cosas ha hecho por ellos el Señor!" Y estábamos alegres, pues ha hecho grandes cosas por su pueblo el Señor.
Grandes cosas has hecho por nosotros, Señor.

Como cambian los ríos la suerte del desierto, cambia también ahora nuestra suerte, Señor; y entre gritos de júbilo cosecharán aquéllos que siembran con dolor.
Grandes cosas has hecho por nosotros, Señor.

Al ir iban llorando, cargando la semilla; al regresar, cantando vendrán con sus gavillas.
Grandes cosas has hecho por nosotros, Señor.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Que brille la luz de ustedes ante los hombres, dice el Señor; para que viendo las obras buenas que ustedes hacen, den gloria a su Padre que está en los cielos.
Aleluya.

Evangelio

La vela se pone en el candelero, para que los que entren puedan ver

† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 8, 16-18

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: 
"Nadie enciende una vela y la tapa con alguna vasija o la esconde debajo de la cama, sino que la pone en un candelero, para que los que entren puedan ver la luz. Porque nada hay oculto que no llegue a descubrirse, nada secreto que no llegue a saberse o a hacerse público.
Fíjense, pues, si están entendiendo bien, porque al que tiene se le dará más; pero al que no tiene se le quitará aun aquello que cree tener".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Oración sobre las Ofrendas

Acepta, Señor, con bondad, los dones que te presentamos y santifícalos por medio de tu Espíritu para que se nos conviertan en sacramento de salvación.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

Prefacio

Proclamación del misterio de Cristo

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro. Cuya muerte celebramos
unidos en caridad, cuya resurrección proclamamos con viva fe, y cuyo advenimiento glorioso aguardamos con firmísima esperanza.
Por eso, 
con todos los ángeles y santos, te alabamos, proclamando sin cesar:

Antífona de la Comunión

Acudan al Señor, pongan en él su confianza y no quedarán defraudados.

Oración después de la Comunión

Oremos:
Te damos gracias, Señor, por habernos alimentado con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo y te pedimos que este don tuyo sea para nosotros fuente inagotable de vida.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

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Dia 23/09 San Pío de Pietrelcina, Presbítero, blanco)

Antífona de Entrada

San Pío ha recibido la bendición del Señor, ha encontrado gracia delante de Dios, su salvador, porque buscó sinceramente al Señor.

Oración Colecta

Oremos:
Dios todopoderoso y eterno, que diste a san Pío, presbítero, la gracia de participar singularmente de la cruz de tu Hijo y, por su ministerio, renovaste los prodigios de tu misericordia, concédenos por su intercesión que, asociados continuamente a los sufrimientos de Cristo, lleguemos felizmente a la gloria de la resurrección. 
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

Antífona de la Comunión

Prueben y vean qué bueno es el Señor. Dichoso el hombre que se acoge a él.

Oración después de la Comunión

Oremos:
Señor, con la luz y la fuerza de este sacramento que hemos recibido, condúcenos siempre por el camino de tu amor, a fin de que la obra de salvación que has iniciado en nosotros, se vea coronada el día de la venida gloriosa de tu Hijo, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén

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Meditación diaria

25ª semana. Lunes

LA LUZ EN EL CANDELERO

— Los cristianos están para iluminar el ambiente en el que viven.

— Prestigio profesional.

— Como luceros en medio del mundo.

I. En el Evangelio de la Misa1 leemos esta enseñanza del Señor: Nadie enciende un candil y lo tapa con una vasija o lo mete debajo de la cama; lo pone en el candelero para que los que entren tengan luz.

Quien sigue a Cristo –quien enciende un candil– no solo ha de trabajar por su propia santificación, sino también por la de los demás. El Señor lo ilustra con diversas imágenes muy expresivas y asequibles al pueblo sencillo que le escucha. En todas las casas alumbraba el candil al caer la tarde, y todos conocían dónde se colocaba y por qué. El candil está para iluminar y había de colocarse bien alto, quizá colgaba de un soporte fijo puesto solo para ese fin. A nadie se le ocurría esconderlo de tal manera que su luz quedara oculta. ¿Para qué iba a servir entonces?

Vosotros sois la luz del mundo2, había dicho en otra ocasión a sus discípulos. La luz del discípulo es la misma del Maestro. Sin este resplandor de Cristo, la sociedad queda en las más espesas tinieblas. Y cuando se camina en la oscuridad se tropieza y se cae. Sin Cristo, el mundo se vuelve difícil y poco habitable.

Los cristianos están para iluminar el ambiente en el que viven y trabajan. No se comprende a un discípulo de Cristo sin luz: sería como un candil que se escondiera debajo de una vasija o se metiera debajo de la cama. ¡Qué bien le entenderían quienes le escuchaban! El Concilio Vaticano II puso de relieve la obligación del apostolado, derecho y deber que nace del Bautismo y de la Confirmación3, hasta el punto de que, formando el cristiano parte del Cuerpo Místico, "el miembro que no contribuye según su medida al aumento de este Cuerpo, hay que decir que no aprovecha ni a la Iglesia ni a sí Mismo"4. Este apostolado, que tiene tan diversas formas, es continuo, como es continua la luz que alumbra a los que están en la casa. "El mismo testimonio de vida cristiana y las obras hechas con espíritu sobrenatural tienen eficacia para atraer a los hombres hacia la fe y hacia Dios"5. También los que aún no creen en Cristo han de ver iluminado su camino con el brillo de las obras de los que siguen al Maestro. "Porque todos los cristianos, donde quiera que vivan, por el ejemplo de su vida y el testimonio de su palabra, están obligados a manifestar el hombre nuevo de que se han revestido por el Bautismo, y en el que se han robustecido por la Confirmación, de tal forma que los demás, al reparar en sus obras, glorifiquen al Padre y descubran el genuino sentido de la vida y el vínculo universal de todos los hombres"6.

Examinemos hoy nosotros si aquellos que trabajan codo a codo con nosotros, quienes viven en el mismo hogar, los que nos tratan por motivos profesionales o sociales... reciben esa luz que señala el camino amable que conduce a Dios. Pensemos si esos mismos se sienten movidos a ser mejores.

II. El trabajo, el prestigio profesional, es el candil en el que ha de lucir la luz de Cristo. ¿Qué apostolado podría llevar a cabo una madre de familia que no cuidara a conciencia de su hogar, de tal manera que su marido, sus hijos, encontraran al llegar un lugar grato? ¿Cómo podría hablar de Dios a sus amigos un estudiante que no estudiara, un empresario que no viviera los principios de la justicia social de la Iglesia con los empleados...? La vida entera del Señor nos hace entender que sin la diligencia, la laboriosidad y la constancia de un buen trabajador, la vida cristiana queda reducida, a lo más, a deseos, quizá aparentemente piadosos, pero estériles tanto en la santidad personal como en la influencia clara que hemos de ejercer a nuestro alrededor. Cada cristiano "debe obrar de tal manera que quienes le traten perciban el bonus odor Christi (cfr. 2 Cor 2, 15), el buen olor de Cristo; debe actuar de modo que, a través de las acciones del discípulo, pueda descubrirse el rostro del Maestro"7. Para eso, el ejemplo en aquello que constituye como la columna vertebral de todo hombre, el trabajo, ha de ir por delante. (El enfermo, el impedido, ha de ser luz –¡y cómo brilla!– siendo un buen enfermo, llevando con sentido sobrenatural la propia carga). El Señor quiere que la farmacéutica sea competente en aquellas medicinas que despacha, y que cuando sea oportuno sepa dar el consejo humano y sobrenatural que ayuda y anima, y que el taxista conozca bien las calles de la gran ciudad, que el conductor de un medio público de transporte no maltrate a los pasajeros con un mal modo de conducir...

Desde el comienzo de su vida pública conocen al Señor como el artesano, el hijo de María8. Y a la hora de los milagros la multitud exclama: ¡Todo lo hizo bien!9, absolutamente todo: "los grandes prodigios, y las cosas menudas, cotidianas, que a nadie deslumbraron, pero que Cristo realizó con la plenitud de quien es perfectus Deus, perfectus homo (Símbolo Quicumque), perfecto Dios y hombre perfecto"10. Jesús, que quiso emplear en sus enseñanzas los oficios más diversos, "mira con amor el trabajo, sus diversas manifestaciones, viendo en cada una de ellas un aspecto particular de la semejanza del hombre con Dios, Creador y Padre"11.

Para tener prestigio profesional es necesario cuidar la formación en la propia actividad u oficio, dedicando las horas necesarias, fijándose metas para perfeccionarla cada día, incluso después de terminados los estudios o el período de aprendizaje propio de todo trabajo. En no pocas ocasiones los resultados académicos, para un estudiante, serán un buen índice de su amor a Dios y al prójimo. Obras son amores.

Como consecuencia lógica de este empeño y de la seriedad de su tarea, el fiel cristiano tendrá entre sus colegas la reputación de buen trabajador o de buen estudiante que le es necesaria para realizar un apostolado profundo12. Sin darse apenas cuenta estará mostrando cómo la doctrina de Cristo se hace realidad en medio del mundo, en una vida corriente. Y se comprueba el acierto del comentario de San Ambrosio: las cosas nos parecen menos difíciles cuando las vemos realizadas en otros13. Y todos tienen derecho a ese buen ejemplo.

III. Es evidente que la doctrina de Cristo no se ha difundido a fuerza de medios humanos, sino a impulsos de la gracia. Pero también es cierto que la acción apostólica edificada sobre una vida sin virtudes humanas, sin valía profesional, sería hipocresía y ocasión de desprecio por parte de los que queremos acercar al Señor. Por eso, el Concilio Vaticano II formulaba estas graves palabras: "El cristiano que falta a sus obligaciones temporales, falta a sus deberes con el prójimo; falta, sobre todo, a sus obligaciones para con Dios y pone en peligro su eterna salvación"14, porque no se santifica a sí mismo, deja de aprovechar los talentos recibidos, y no santifica a su prójimo.

Sea cual sea la profesión o el oficio que se desempeñe, la categoría ganada día a día en un trabajo hecho a conciencia otorga una autoridad moral ante colegas y compañeros que facilita el persuadir, el enseñar, el atraer... Es tan importante esta solidez profesional que un buen cristiano no se puede escudar en ningún motivo para no ganarla. Para quienes se empeñan en vivir hasta el fondo su vocación cristiana, el trabajo competente y los medios para lograrlo constituyen un deber primario. Por eso, el buen médico, si quiere seguir siéndolo, no abandonará el estudio que lo mantiene al día, y el buen profesor renovará su material pedagógico, sin contentarse con repetir una y otra vez los mismos guiones, que lo dejarían sumido en la mediocridad.

La competencia y la seriedad con que se debe realizar el trabajo profesional se convierte así en un candelero que ilumina a colegas y amigos15. La caridad cristiana se hace visible entonces desde lejos, y la luz de la doctrina ilumina desde esa altura; es una luz familiar y cercana que con facilidad llega a todos.

San Pablo escribe a los primeros cristianos de Filipo y les exhorta a vivir en medio de aquella generación apartada de Dios de tal manera que brillen como luceros en medio del mundo16. Y su ejemplo arrastraba tanto que en verdad se pudo decir de ellos: "lo que es el alma para el cuerpo, esto son los cristianos en medio del mundo"17, como se puede leer en uno de los escritos cristianos más antiguos.

Para llevar a todos la luz de Cristo, junto a los medios sobrenaturales, hemos de practicar también las normas corrientes de la convivencia. Para muchas personas estas normas se quedan en algo exterior y solo se practican porque hacen más fácil el trato social, por costumbre. Para nosotros los cristianos han de ser también fruto de la caridad, manifestaciones externas de un sincero interés por los demás. Todo esto es parte de la luz divina que hemos de llevar con nuestra vida, y del apostolado que el Señor quiere que llevemos a cabo, principalmente entre las personas que más tratamos.

1 Lc 8, 16-18. — 2 Mt 5, 14. — 3 Cfr. Conc. Vat. II, Const. Lumen gentium, 33. — 4 ídem, Decr. Apostolicam actuositatem, 2. — 5 Ibídem, 6. — 6 ídem, Decr. Ad gentes, 11. — 7 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 105. — 8 Mc 6, 3. — 9 Mc 7, 37.— 10 San Josemaría Escrivá, Amigos de Dios, 56. — 11 Juan Pablo II, Enc. Laborem exercens, 14-IX-1981, 26. — 12 Cfr. Conc. Vat. II, Const. Lumen gentium, 36. — 13 San Ambrosio, Sobre las vírgenes, 2, 2. — 14 Conc. Vat. II, Const. Gaudium et spes, 43. — 15 Cfr. San Josemaría Escrivá, Amigos de Dios, 61. — 16 Flp 2, 15. — 17 Epístola a Diogneto, VI, 1.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

Padre Pío, Santo

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Biografía " En cuanto a mí,¡Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo! " (Gal 6, 14).

Padre Pío de Pietrelcina, al igual que el apóstol Pablo, puso en la cumbre de su vida y de su apostolado la Cruz de su Señor como su fuerza, su sabiduría y su gloria. Inflamado de amor hacia Jesucristo, se conformó a Él por medio de la inmolación de sí mismo por la salvación del mundo. En el seguimiento y la imitación de Cristo Crucificado fue tan generoso y perfecto que hubiera podido decir "con Cristo estoy crucificado: y no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí" (Gal 2, 19). Derramó sin parar los tesoros de la gracia que Dios le había concedido con especial generosidad a través de su ministerio, sirviendo a los hombres y mujeres que se acercaban a él, cada vez más numerosos, y engendrado una inmensa multitud de hijos e hijas espirituales.

Este dignísimo seguidor de San Francisco de Asís nació el 25 de mayo de 1887 en Pietrelcina, archidiócesis de Benevento, hijo de Grazio Forgione y de María Giuseppa De Nunzio. Fue bautizado al día siguiente recibiendo el nombre de Francisco. A los 12 años recibió el Sacramento de la Confirmación y la Primera Comunión.

El 6 de enero de 1903, cuando contaba 16 años, entró en el noviciado de la orden de los Frailes Menores Capuchinos en Morcone, donde el 22 del mismo mes vistió el hábito franciscano y recibió el nombre de Fray Pío. Acabado el año de noviciado, emitió la profesión de los votos simples y el 27 de enero de 1907 la profesión solemne.

Después de la ordenación sacerdotal, recibida el 10 de agosto de 1910 en Benevento, por motivos de salud permaneció en su familia hasta 1916. En septiembre del mismo año fue enviado al Convento de San Giovanni Rotondo y permaneció allí hasta su muerte.

Enardecido por el amor a Dios y al prójimo, Padre Pío vivió en plenitud la vocación de colaborar en la redención del hombre, según la misión especial que caracterizó toda su vida y que llevó a cabo mediante la dirección espiritual de los fieles, la reconciliación sacramental de los penitentes y la celebración de la Eucaristía. El momento cumbre de su actividad apostólica era aquél en el que celebraba la Santa Misa. Los fieles que participaban en la misma percibían la altura y profundidad de su espiritualidad.

En el orden de la caridad social se comprometió en aliviar los dolores y las miserias de tantas familias, especialmente con la fundación de la "Casa del Alivio del Sufrimiento", inaugurada el 5 de mayo de 1956. Para el Siervo de Dios la fe era la vida: quería y hacía todo a la luz de la fe. Estuvo dedicado asiduamente a la oración. Pasaba el día y gran parte de la noche en coloquio con Dios. Decía: "En los libros buscamos a Dios, en la oración lo encontramos. La oración es la llave que abre el corazón de Dios". La fe lo llevó siempre a la aceptación de la voluntad misteriosa de Dios.

Estuvo siempre inmerso en las realidades sobrenaturales. No era solamente el hombre de la esperanza y de la confianza total en Dios, sino que infundía, con las palabras y el ejemplo, estas virtudes en todos aquellos que se le acercaban.

El amor de Dios le llenaba totalmente, colmando todas sus esperanzas; la caridad era el principio inspirador de su jornada: amar a Dios y hacerlo amar. Su preocupación particular: crecer y hacer crecer en la caridad.

Expresó el máximo de su caridad hacia el prójimo acogiendo, por más de 50 años, a muchísimas personas que acudían a su ministerio y a su confesionario, recibiendo su consejo y su consuelo. Era como un asedio: lo buscaban en la iglesia, en la sacristía y en el convento. Y él se daba a todos, haciendo renacer la fe, distribuyendo la gracia y llevando luz. Pero especialmente en los pobres, en quienes sufrían y en los enfermos, él veía la imagen de Cristo y se entregaba especialmente a ellos.Ejerció de modo ejemplar la virtud de la prudencia, obraba y aconsejaba a la luz de Dios. Su preocupación era la gloria de Dios y el bien de las almas. Trató a todos con justicia, con lealtad y gran respeto.

Brilló en él la luz de la fortaleza. Comprendió bien pronto que su camino era el de la Cruz y lo aceptó inmediatamente con valor y por amor. Experimentó durante muchos años los sufrimientos del alma. Durante años soportó los dolores de sus llagas con admirable serenidad. Aceptó en silencio las numerosas intervenciones de las Autoridades y calló siempre ante las calumnias. Recurrió habitualmente a la mortificación para conseguir la virtud de la templanza, de acuerdo con el estilo franciscano. Era templado en la mentalidad y en el modo de vivir.

Consciente de los compromisos adquiridos con la vida consagrada, observó con generosidad los votos profesados. Obedeció en todo las órdenes de sus superiores, incluso cuando eran difíciles. Su obediencia era sobrenatural en la intención, universal en la extensión e integral en su realización. Vivió el espíritu de pobreza con total desprendimiento de sí mismo, de los bienes terrenos, de las comodidades y de los honores. Tuvo siempre una gran predilección por la virtud de la castidad. Su comportamiento fue modesto en todas partes y con todos.

Se consideraba sinceramente inútil, indigno de los dones de Dios, lleno de miserias y a la vez de favores divinos. En medio de tanta admiración del mundo, repetía: "Quiero ser sólo un pobre fraile que reza".

Su salud, desde la juventud, no fue muy robusta y, especialmente, en los últimos años de su vida, empeoró rápidamente.

La hermana muerte lo sorprendió preparado y sereno el 23 de septiembre de 1968, a los 81 años de edad. La concurrencia a su funeral fue extraordinaria.

El 20 de febrero de 1971, apenas tres años después de la muerte del Siervo de Dios, Pablo VI, dirigiéndose a los Superiores de la orden Capuchina, dijo de él: "!Mirad qué fama ha tenido, qué clientela mundial ha reunido en torno a sí! Pero, ¿por qué? ¿Tal vez porque era un filósofo? ¿Porqué era un sabio? ¿Porqué tenía medios a su disposición? Porque celebraba la Misa con humildad, confesaba desde la mañana a la noche, y era, es difícil decirlo, un representante visible de las llagas de Nuestro Señor. Era un hombre de oración y de sufrimiento".

Ya durante su vida gozó de notable fama de santidad, debida a sus virtudes, a su espíritu de oración, de sacrificio y de entrega total al bien de las almas.

En los años siguientes a su muerte, la fama de santidad y de milagros creció constantemente, llegando a ser un fenómeno eclesial extendido por todo el mundo y a toda clase de personas.

De este modo, Dios manifestaba a la Iglesia su voluntad de glorificar en la tierra a su Siervo fiel. No pasó mucho tiempo hasta que la Orden de los Frailes Menores Capuchinos realizó los pasos previstos por la ley canónica para iniciar la causa de beatificación y canonización. Examinadas todas las circunstancias, la Santa Sede, a tenor del Motu Proprio "Sanctitas Clarior" concedió el nulla osta el 29 de noviembre de 1982. El Arzobispo de Manfredonia pudo así proceder a la introducción de la Causa y a la celebración del proceso de conocimiento (1983-1990). El 7 de diciembre de 1990 la Congregación para las Causas de los Santos reconoció la validez jurídica. Acabada la Positio, se discutió, como es costumbre, si el Siervo de Dios había ejercitado las virtudes en grado heroico. El 13 de junio de 1997 tuvo lugar el Congreso Peculiar de Consultores teólogos con resultado positivo. En la Sesión ordinaria del 21 de octubre siguiente, siendo ponente de la Causa Mons. Andrea María Erba, Obispo de Velletri-Segni, los Padres Cardenales y obispos reconocieron que el Padre Pío ejerció en grado heroico las virtudes teologales, cardinales y las relacionadas con las mismas.

El 18 de diciembre de 1997, en presencia de Juan Pablo II, fue promulgado el Decreto sobre la heroicidad de las virtudes.

Para la beatificación del Padre Pío, la Postulación presentó al Dicasterio competente la curación de la Señora Consiglia De Martino, de Salerno (Italia). Sobre este caso se celebró el preceptivo proceso canónico ante el Tribunal Eclesiástico de la Archidiócesis de Salerno-Campagna-Acerno de julio de 1996 a junio de 1997 y fue reconocida su validez con decreto del 26 de septiembre de 1997. El 30 de abril de 1998 tuvo lugar, en la Congregación para las Causas de los Santos, el examen de la Consulta Médica y, el 22 de junio del mismo año, el Congreso peculiar de Consultores teólogos. El 20 de octubre siguiente, en el Vaticano, se reunió la Congregación ordinaria de Cardenales y obispos, miembros del Dicasterio, siendo Ponente Mons. Andrea M. Erba, y el 21 de diciembre de 1998 se promulgó, en presencia de Juan Pablo II, el Decreto sobre el milagro.

El 2 de mayo de 1999 a lo largo de una solemne Concelebración Eucarística en la plaza de San Pedro Su Santidad Juan Pablo II, con su autoridad apostólica declaró Beato al Venerable Siervo de Dios Pío de Pietrelcina, estableciendo el 23 de septiembre como fecha de su fiesta litúrgica.Para la canonización del Beato Pío de Pietrelcina, la Postulación ha presentado al Dicasterio competente la curación del pequeño Mateo Pio Colella de San Giovanni Rotondo. Sobre el caso se ha celebrado el regular Proceso canónico ante el Tribunal eclesiástico de la archidiócesis de Manfredonia‑Vieste del 11 de junio al 17 de octubre del 2000. El 23 de octubre siguiente la documentación se entregó en la Congregación de las Causas de los Santos. El 22 de noviembre del 2001 tuvo lugar, en la Congregación de las Causas de los Santos, el examen médico. El 11 de diciembre se celebró el Congreso Particular de los Consultores Teólogos y el 18 del mismo mes la Sesión Ordinaria de Cardenales y Obispos. El 20 de diciembre, en presencia de Juan Pablo II, se ha promulgado el Decreto sobre el milagro y el 26 de febrero del 2002 se promulgó el Decreto sobre la canonización.

 

Los Estigmas

Un día, el 2 de septiembre de 1915, doña Josefa llamó a su hijo: "¡Padre Pío! ¡Padre Pío!" Después de unos momentos, su hijo salió de la cabaña agitando las manos, como si se las hubiera quemado.

Su madre de carácter siempre alegre, se sonrió y le dijo: ¿Qué trae ahora que viene tocando la guitarra con las dos manos?

"No es nada", contestó el Padre Pío, "dolores insignificantes".
En realidad el Padre Pío acababa de recibir los estigmas invisibles. Ya antes había sentido dolores en los pies y en las manos.

En 1912 los dolores se extendieron al corazón. En una carta de aquel tiempo, así escribía: "El corazón, las manos y los pies, me parecen estar traspasados por una espada".

El 10 de octubre de 1915 comunicó a su director espiritual, Padre Agustín, haber recibido los estigmas invisibles, sintiendo, especialmente en algunos días "agudísimo dolor".
Un día en que estaba en el coro con los demás religiosos, después de que terminó el rezo de la Liturgia de las Horas, todos se retiraron, quedando solamente el Padre Pío recogido en su oración personal junto al padre Arcángel. Al toque de la campanilla para la comunidad, los dos se levantan. Las manos del Padre Pío están sangrando. El Padre Arcángel preocupado, le pregunta: "¿Se ha herido?".

Con paso incierto y con el rostro pálido se fue a presentar al Superior, quien al verlo quedó petrificado. Además de las manos y los pies, también el costado sangraba abundantemente. Lo raro también era que la sangre no coagulaba y, además, emanaba un agradable perfume.

El Superior enseguida pone al tanto al Padre Provincial. Como es de imaginar, la noticia no duró mucho tiempo oculta. El estupor y la alegría llenó los corazones de miles de personas, que iban a ver al "santo". Todo el mundo quería confesarse con el Padre Pío o participar en su Santa Misa.

El caso preocupó mucho al Superior Provincial quién se propuso estudiar bien su caso. Pidió fotografías y las envió, junto con un amplio reporte a la Santa Sede. Como respuesta, recibió la orden de intensificar el estudio médico y sustraer al Padre Pío de la curiosidad popular. Se le prohibió celebrar misa en público y confesar.
El Padre Pío calla y obedece. Durante dos largos años vivió una vida perfecta de claustro y bajo las órdenes de los médicos, que no encontraban las causas naturales de sus heridas, no dejaban en paz al padre.

Un día un doctor le hizo esta pregunta:
-Padre, dígame ¿Por qué tiene lesiones exactamente allí y no en otra parte?
-Más bien debería ser usted el que me conteste, doctor: ¿por qué he de tenerlas en otras partes y no allí?

Al Padre Pío no le faltaban ni el sentido del humor ni las respuestas sagaces.

 

la Bilocación

En el convento de San Elías de Pennisi, Fray Pío experimentó por primera vez el fenómeno de la bilocación. La noche del 18 de enero de 1905, mientras se encontraba en el coro, recogido en profunda oración, se sintió trasladado a una casa señorial de la ciudad de Údine, donde estaba muriéndose un hombre y naciendo una niña.

El caso curioso fue narrado por el mismo religioso que, por obediencia lo puso por escrito y, después de muchos años, por la joven que entonces había nacido.
"Hace días- escribe Fray Pío- me pasó algo insospechado: Mientras me encontraba en el coro con Fray Atanasio, eran como las 23 horas del 18 de este mes cuando me encontré en una casa señorial donde moría un papá mientras nacía una niña. Se me apareció entonces la Santísima Virgen que me dijo: 'Te confío esta criatura, es una piedra preciosa en su estado bruto. Trabájala, límpiala, hazla lo más brillante posible, porque un día quiero usarla para adornarme…' Le contesté a la Virgen: '¿Cómo podría ser posible, si yo soy todavía un estudiante y no sé si un día podré tener la suerte y la alegría de ser sacerdote? Y aunque llegue a ser sacerdote, ¿cómo podré ocuparme de esta niña, viviendo yo tan lejos de aquí?' La Virgen me respondió: 'No dudes. Será ella quien irá a buscarte, pero antes la encontrarás en la Basílica de San Pedro en Roma'. Después de esto… me encontré otra vez en el coro".

Este escrito fue cuidadosamente guardado por el director espiritual del Padre Pío, el padre Agustín de San Marco en Lamis. La niña de la que se habla en el escrito se llama Giovanna Rizzani. Su Papá estaba inscrito en la Masonería. Durante su última enfermedad, su lujosa residencia fue rigurosamente vigilada día y noche por los masones, situada en la calle Tiberio de Ciani No. 33 de la ciudad italiana de Údine. Esto, para impedir el paso de cualquier sacerdote.

Horas antes de morir, su esposa Leonilde- que era muy religiosa- estaba cerca del lecho del moribundo recogida en oración y lágrimas. De repente vio salir de la recámara y alejarse por el pasillo a un fraile capuchino. Se levantó enseguida, lo llamó y lo siguió mientras el fraile desaparecía.
La señora estaba extremadamente angustiada pensando en su esposo que se moría sin los auxilios religiosos. En aquel momento, oyó gemir al perro que estaba amarrado en el jardín de la casa, como si el animal percibiera la muerte ya próxima del amo.

La señora, no aguantando el gemido del perro, fue a soltarlo. En esos momentos sintió los dolores del parto y allí mismo dio a luz a una niña. El administrador de la casa corrió para ayudarle. De lejos vieron la escena los dos masones que vigilaban la entrada y también el párroco que quería entrar a la casa para auxiliar al moribundo.

El administrador, después de que ayudó a la señora a alcanzar la recámara, bajó indignado contra los masones que impedían el paso al sacerdote y les gritó: "Dejen entrar al padre. Ustedes pueden impedirle que asista al moribundo, pero no tienen derecho a impedirle que vaya a bautizar a la niña que acaba de nacer prematuramente".
Fue así como se dejó pasar al sacerdote, que además de bautizar a la niña, administró los últimos sacramentos al moribundo arrepentido.
A la muerte del señor Juan Bautista Rizzani, la joven viuda se trasladó a Roma con sus papás. Allí, la pequeña Giovanna creció educada cristianamente.

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San Andrés 
Huberto Fournet


Fundador de la Comunidad 
de Hermanas de la Santa Cruz
(1752-1834)

  SU VIDA

Este fue el muchacho que cuando era estudiante firmaba sus libros con esta frase: "Andrés, que nunca será ni religioso ni sacerdote". Y Dios le hizo la jugada de hacerlo sacerdote y fundador de una orden de religiosas. Nació cerca de Poitiers (Francia) en 1752.

En sus primeros años era rebelde y molestón y la única que medio lo podía soportar era su propia madre. Pero esta santa mujer se propuso hacer de esa fierecilla un buen pastor, que salvara otras almas que estuvieran en dificultades.

Su mamá era supremamente generosa con los pobres. Andrés la criticaba porque le parecía que ella daba demasiado, y le decía que a los pobres había que darles las sobras únicamente. Ella le dijo un día: "Mira, vas a la mesa, echas en una bandeja las mejores frutas, los panes más grandes y los traes y los regalas al pobre que está en la puerta pidiendo. Recuerda que lo que se dé al necesitado se le da a Nuestro Señor, y que para el Señor siempre se da lo mejor". En el momento el muchacho no entendió la lección, pero más tarde hará de este consejo de su madre una ley para toda su vida.

Los papás lo enviaron a un colegio a estudiar interno, pero Andrés era el promotor de todos los desórdenes. Parecía que tuviera cien pulgas debajo de la camisa. No era capaz de estarse quieto. Al fin el rector, como castigo, lo hizo encerrar en un cuarto oscuro. Pero el inquieto estudiante se fugó de allí y se fue para la casa. Cuando su padre ya le iba a dar por ello un tremendo castigo, la mamá intercedió por él y obtuvo que le perdonara el castigo con tal de que volviera al colegio y se portara bien. Así lo prometió y así lo cumplió. En adelante su conducta fue excelente.

Al empezar sus estudios de filosofía en Poitiers, perdió el poco fervor que tenía y se dedicó a una vida mundana y de continuos paseos y fiestas y bailes. Pero todo esto le dejaba un vacío inmenso en el alma y una insatisfacción completa y horrible.

Sin consultar a ninguno de su familia se entró de militar. Pero cuando quiso visitar a sus familiares, ninguno lo quiso aceptar. Y tuvo la mamá que ir al ejército y pagar una fuerte multa para que lo licenciaran y lo dejaran retirarse. Quiso buscar puesto como empleado público, pero tenía una letra tan enredada que en todas las oficinas donde pidió empleo fue rechazado.

Fue entonces cuando le recomendaron que se fuera a pasar unas semanas con un tío sacerdote, párroco, que tenía fama de santo. Y allí en compañía de este hombre de Dios, le llegó a Andrés el cambio total en su comportamiento y en su modo de pensar, y se dedicó a los estudios eclesiásticos, y a la oración y la meditación.

Fue ordenado sacerdote y enviado como ayudante de su tío el párroco.

Empezó a predicar y lo hacía con palabras muy elegantes y rebuscadas. Un día al empezar el sermón se le olvidó todo y tuvo que suspender su sermón. Su tío, el anciano párroco, le dijo: "Es que lo que buscas es lucirte y aparecer bien ante los demás, y eso no le gusta a Dios. Debes predicar con más sencillez". Cambió entonces de método y en adelante la gente comentaba: "Antes el padrecito aparecía como muy sabio, pero nadie le entendía nada. Ahora habla como nosotros, y su predicación nos vuelve mejores".

Cuando ya lo nombraron párroco, Andrés se dedicó a vivir muy elegantemente con lujosas comodidades en su casa cural. Más le interesaba aparecer como un señor muy importante que como un santo sacerdote. Su madre seguía rezando mucho por él. Y un día que había preparado un gran almuerzo para los más ricos de la parroquia llegó un pordiosero a pedirle limosna y entró hasta el comedor. El Padre le dijo que no tenía nada para darle, y el otro observando esas mesas tan bien servidas le dijo: "¿Y todo esto qué es?". Y mirándolo fijamente le dijo: "Padre Andrés, usted vive más como un rico que como un pobre, como lo manda Cristo". Esta frase le impresionó inmensamente al joven párroco. Esa noche se fue a la iglesia y le pidió perdón a Nuestro Señor y desde el día siguiente quitó todos los lujos de su casa parroquial, y se dedicó por completo a ayudar a los pobres. En adelante en vez de invitar a los ricos se iba a visitar a los más abandonados. Desde que dejó su vida de lujos y de comilonas y se dedicó a gastar todo lo que recibía a favor de los pobres, la santidad de Andrés empezó a crecer notablemente.

En 1789 estalló la terrible Revolución Francesa que asesinó a miles de católicos y persiguió sin compasión a todos los sacerdotes. El Padre Andrés tuvo que esconderse y los guardias de la revolución lo buscaban por todas partes. Un día cuando estaba escondido en un armario en una familia, al oír que los perseguidores amenazaban a los demás de la casa, salió y se les presentó a los militares, y estos quedaron tan impresionados ante su venerable presencia, que se fueron y no se lo llevaron preso.

El Padre Andrés se disfrazó de labrador y se fue a vivir en la finca de una señora muy católica. Pero un día llegaron allá los enviados del gobierno en busca de él para llevárselo y matarlo. La señora y Andrés estaban charlando junto a la chimenea cuando de repente llegaron los gendarmes preguntando por el sacerdote. La dama sin más ni más le dio una cachetada al padre diciéndole: "Váyase inmediatamente a hacer sus oficios y deje de estar por aquí sin hacer nada". Los militares creyeron que era un servicial de la casa y no lo siguieron, y así él pudo salir huyendo. Después decía por burla: "Fue lo mejor que usted podía hacer. Si no, me habrían descubierto".

Después tuvo que salir huyendo hacia España y allá estuvo cinco años. Cuando suavizó la persecución, volvió a su querida parroquia de Maillé y se dedicó a reavivar el fervor de sus parroquianos predicándoles misiones y dedicando muchas horas a confesar. Todos lo querían.

Tuvo la suerte de encontrar una mujer con grandes cualidades para la vida religiosa, Santa Isabel Bichier, y con ella fundó la Comunidad de Hermanas de la Santa Cruz, que se llaman también, hermanas de San Andrés. Él fue hasta su muerte el director espiritual de esa comunidad. Un día en que las religiosas no tenían casi harina para hacer pan para sus muchos niños pobres, el santo le dio la bendición a un poco de harina, y con ella pudieron hacer pan para todos.

Muchos laicos y sacerdotes lo buscaban para que les diera dirección espiritual porque tenía el don de saber aconsejar muy bien.

El 13 de mayo de 1834 pasó a gozar de la paz del Señor

Para nosotros la vida de San Andrés Fournet es un ejemplo de cómo aunque en nuestros primeros años no hayamos sido muy fervorosos, si tenemos buena voluntad y deseo de tener contento a Dios, podremos ir avanzando notablemente hacia la santidad.

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Fuente: Archidiócesis de Madrid
Zacarías e Isabel, Santos Padres de Juan el Bautista, Septiembre 23  

Zacarías e Isabel, Santos

Padres de Juan el Bautista

Martirologio Romano: Conmemoración de los santos Zacarías e Isabel, padres de san Juan Bautista, Precursor del Señor. Isabel, al recibir a su pariente María en su casa, llena de Espíritu Santo saludó a la Madre del Señor como bendita entre todas las mujeres, y Zacarías, sacerdote lleno de espíritu profético, ante el hijo nacido alabó a Dios redentor y predicó la próxima aparición de Cristo, Sol de Oriente, que procede de lo Alto.

La alabanza más sintética, autorizada y profunda que se ha dicho de este matrimonio es que "ambos eran justos ante Dios". Fue nada menos que el evangelista san Lucas quien la hizo.

Se sabe que él era sacerdote del templo de Jerusalén y que su esposa Isabel era pariente —puede ser que prima— de la Virgen María. Se sabe, también por el testimonio evangélico y por sus propias palabras, que eran ya mayores y que no habían logrado tener descendencia por más deseada que fuera.

Un día, cumple Zacarías el oficio sacerdotal y, mientras ofrece el incienso, ve un ángel —se llama Gabriel— que le dice: "Tu oración ha sido escuchada; Isabel, tu mujer, te dará a luz un hijo al que pondrás por nombre Juan".

Aunque Zacarías es un hombre piadoso y de fe, no da crédito a lo que está pasando. Cierto que los milagros son posibles y que Dios es el Todopoderoso, cierto que se cuenta en la historia un repertorio extenso de intervenciones divinas, cierto que conoce obras portentosas del Dios de Israel, pero que "esto" de tener el hijo tan deseado le pueda pasar a él y que su buena esposa "ahora" que es anciana pueda concebir un hijo... en estas circunstancias... vamos que no se lo cree del todo por más que a un ángel no se le vea todos los días.

El castigo por la debilidad de su fe será la mudez hasta que lo prometido de parte de Dios se cumpla. Cuando nace
Juan —el futuro Bautista— Zacarías recupera el habla, bendice a Dios y entona un canto de júbilo, profetizando. También Isabel prorrumpió en una exclamación sublime —que repetimos al rezar cada Avemaría— cuando estaba encinta y fue visitada por la Virgen: "Bendita tú entre todas las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre". Añadiendo: "¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte de Dios!".

Con Zacarías e Isabel la fe es aclamada con exultación y reconocida en su inseparable oscuridad.

En algunos santorales su celebración está marcada para el 23 de septiembre, en otros el 5 de noviembre.

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Fuente: Archidiócesis de Madrid
Tecla de Iconio, Santa Mártir, Septiembre 23  

Tecla de Iconio, Santa

Mártir

Martirologío Romano: En Seleucia, de Cilicia, santa Tecla, virgen y mártir, originaria de Iconio, en Licaonia (s. inc.).

En su segundo viaje apostólico, hacia el año 48, San Pablo visita Iconio acompañado de Bernabé. Es una ciudad de Asia Menor que hoy forma parte de Turquía.

Al entrar en la ciudad es invitado cortés y amablemente por Onesíforo a hospedarse en su casa.

Las puertas están abiertas a quien quiera escuchar el anuncio del Evangelio. A la casa van acudiendo las gentes. Pero, aparte de los que se reúnen, alguien más escucha la Palabra. Se proponen doctrinas nuevas que resultan inauditas y apasionantes como la continencia y la resurrección.

Frente a ese punto de encuentro tiene su hogar una familia noble y rica. Allí vive Tecla con sus dieciocho años. Es la hija bellísima y casadera que se embelesa con lo que le llega de la predicación del Apóstol. Su madre está inquieta y sumamente molesta porque sólo vive para escuchar lo que se está diciendo en la casa de enfrente; la ha visto como en éxtasis, ausente... ni siquiera come, día y noche está sin pestañear clavada en la ventana, no pierde detalle. Termina por comunicar a Tamiris, novio de Tecla, su preocupación. Todos los esfuerzos familiares se han aunado para hacerla desistir de su actitud y todos los razonamientos resultan vanos a la hora de intentar que la joven se olvide de lo que está escuchando. Ella ha tomado la resolución de abandonar su vida cómoda y sus planes de futuro matrimonio, sólo quiere seguir a Jesús de quien Pablo habla.

Entre los amigos primero y entre conocidos después va de boca en boca corriendo la noticia de lo que pasa a Tecla por escuchar a ese predicador acerca de un judío resucitado. La clase alta de la ciudad se conmueve hasta tomarse la resolución de acusar a Pablo a las autoridades por brujería y hechizos.

Pablo es encarcelado y Tecla, sobornando al carcelero, entra loca de alegría en la cárcel y escucha horas y horas las grandezas de Dios, sentada en el suelo junto a los hierros del preso. Pablo fue azotado cruelmente y penado con el destierro. El delicado amor de Tamiris se trueca ahora en desesperación y odio contra quien fue su amada y se prepara una hoguera donde Tecla va a ser castigada. Es salvada milagrosamente de las llamas y marcha de Iconio tras aquel hombre que inflama con el ardor de lo que predica. Ella misma va transmitiendo a todos el porqué de su modo de vivir, que es el amor.

Muy anciana ya Tecla es tragada por la tierra.

Esta novela forjada entre la verdad histórica y los entresijos de la fábula fue alimento en el amanecer del cristianismo para las primitivas comunidades cristianas. La dulce virgen doncella de Iconio, de la que no hay constancia en los escritos neotestamentarios, fue contemplada como la doctrina de Pablo personificada. Este apócrifo recorre el mundo cristiano oriental y occidental sin que se pueda acertar a establecer dónde está la historia y dónde la poesía o invención, pero en cualquier caso es paradigma de la entrega a Dios y de la fidelidad a su Palabra. Ya en el siglo XIV, una reliquia suya llegó de Armenia a Tarragona de la que es patrona.

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magnificat.qc.ca
Lino, Santo II Papa y Mártir, Septiembre 23  

Lino, Santo

II Papa de la Iglesia
y Mártir

Martirologio Romano: En Roma, conmemoración de san Lino, papa, a quien, según testimonio de san Ireneo, los santos apóstoles le encomendaron el episcopado de la Iglesia fundada en la Urbe. Pablo apóstol lo recuerda como compañero (s. I).

Después de la persecución de Nerón, durante la cual sufrieron el martirio los apóstoles Pedro y Pablo, la historia de la Iglesia romana, por más de un siglo, se nos presenta envuelta en una densa oscuridad, rota por uno que otro rayo de luz. En el último cuarto del siglo II encontramos testimonios atendibles sobre los primeros doce obispos que ocuparon sin interrupción la sede apostólica. San Ireneo, obispo de Lyon, que seguramente estuvo alguna vez en Roma, es quien nos presenta esta lista en su Adversus haereses: "Después de haber fundado y establecido la Iglesia (de Roma), los bienaventurados apóstoles Pedro y Pablo, confiaron la administración a Lino, de quien habla San Pablo en la carta a Timoteo. Le sucedió Anacleto...".

La lista de Ireneo no es la única. Hacia el 160, Egesipo, originario de Palestina, visitó las Iglesias más importantes con el noble propósito de controlar allí la segura tradición de la predicación apostólica. Después de su visita a Roma, escribe: "Elaboré el orden de sucesión hasta Aniceto". Lino fue Papa durante doce años, aproximadamente del 64 al 76, o del 67 al 76, si se coloca al martirio de San Pedro en el 67, al final y no al principio de la persecución de Nerón. Estas cifras no tienen valor absoluto, porque en las dos listas presentadas prevalece el interés doctrinal, y sólo a comienzos del siglo III, con Julio Africano e Hipólito, se empezó a tener en cuenta la cronología.

A más del dato cronológico, tenemos de los sucesores inmediatos de los apóstoles y por tanto de San Lino, otra nota interesante, que nos presenta San Clemente en la Carta de la Iglesia romana a la Iglesia de Corinto. En ella San Clemente insiste en la unión que reina en la Iglesia romana y que contrasta tan fuertemente con el cisma que aflige a la comunidad de Corinto. Al recordar los orígenes de la jerarquía eclesiástica, subraya: "Los apóstoles probaron en el espíritu sus primicias y

Lino, Santo

los instituyeron como obispos y como diáconos de los futuros creyentes. Más tarde impusieron esta regla: que después de su muerte hombres probados deberían sucederlos en el ministerio".

San Lino, originario de Tuscia, probablemente de Volterra, es, pues, "el hombre probado" que, por santidad de vida y capacidad de gobierno, fue elegido por el mismo San Pedro para que le sucediera. Por tanto, fue un directo colaborador suyo y la estimación de que gozó en la comunidad romana fue muy grande si fue nombrado para regir la suerte de la Iglesia en un momento tan difícil.

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Sosso (Sosio) de Misena, Santo Diacono y Mártir, Septiembre 23  

Sosso (Sosio) de Misena, Santo

Diácono y Mártir

Martirologio Romano: En Misena de Campania, en Italia, san Sosso (antes Sosio), diácono y mártir, quien, al decir del papa san Símaco, deseando proteger de la muerte a su obispo, consiguió también él el martirio con igual precio y gloria (c. 305).

San Sosso nace en Misena en el 205 D.C., según lo contado en el martirologio del Venerable Beda.

Fue uno de los más ardientes líderes de los grupos de los primeros cristianos. Juan Diacono lo define como "el hombre en quien florecían todos los carismas de la Gracia", para demostrar la reputación de santidad de la que gozaba en vida cabe indicar que prelados de muchos lugares hacían el viaje a Misena para conversar con el Seráfico Diácono.

De acuerdo a uno de los relatos, el celebre San Jenaro, durante una de sus visitas en el año 304, en la celebración de la Misa del tercer domingo de Pascua, vio aparecer en la cabeza de Sosso, mientras este leía el Evangelio, una llama similar a aquellas que cayeron sobre las cabezas de los apóstoles en Pentecostés. Luego San Jenaro revelaría esa visión profetizando que Sosso sería mártir.

San Sosso fue decapitado el 19 de septiembre de 305.

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Fuente: Vatican.va
Emilia Tavernier Gamelin, Beata Viuda y Fundadora, Septiembre 23  

Emilia Tavernier Gamelin, Beata

Fundadora de la Congregación de
Hermanas de la Providencia

Martirologio Romano:En Montreal, en la provincia de Quebec, en Canadá, beata María Emilia Tavernier, religiosa, que, al perder el marido y los hijos, se entregó a cuidar a los necesitados, fundando la Congregación de las Hermanas de la Providencia, en favor de los huérfanos, ancianos y débiles mentales (1851).

Etimología: Emilia = amable, viene del griego


Émilie Tavernier nació en Montreal, Canadá, el 19 de febrero de 1800, de padres humildes pero virtuosos y trabajadores. Ella es la última de quince hijos nacidos del matrimonio Tavernier-Maurice; sus padres fallecieron cuando ella era una niña, pero dejaron a sus hijos una educación cristiana marcada por la presencia de la Providencia en sus vidas.

A la edad de 4 años, Emilia fue confiada a una tía paterna, que reconoció en la niña una sensible inclinación para con los pobres y desdichados.

A los 18 años, parte para ayudar desinteresadamente a su hermano que ha quedado viudo. Lo único que solicita es tener siempre una mesa para servir comida a los mendigos que se presentan; mesa que ella nombra con cariño: "La Mesa del Rey".

En 1823, contrae enlace con Jean-Baptiste Gamelin, un profesional en el cultivo de manzanas. En él, ella encuentra a un amigo de los pobres que comparte sus mismas aspiraciones. De esta unión nacen tres hijos, pero muy pronto la tristeza invade este hogar con el fallecimiento de los hijos a quienes ella se había dedicado con amor y abnegación. También fallece su esposo, con quien ha vivido años felices y de fidelidad en el compromiso matrimonial.

Emilia, en medio de todas estas pruebas no se repliega sobre sus sufrimientos, sino que encuentra en la Virgen de los Dolores al modelo que orientará toda su vida.

Su oración y su contemplación de la Virgen al pie de la cruz abren su corazón a una caridad compasiva por todas las personas que sufren. ¡Desde hoy en adelante, ellas serán su esposo y sus hijos!

Un pobre deficiente mental y su anciana madre son los primeros de una larga lista de pobres, que se benefician, no solamente con los recursos que le dejara su esposo, sino además con su tiempo, su dedicación, su bienestar, sus diversiones y hasta su salud. Su propia casa llega a ser la casa de todos ellos y multiplica los refugios para albergarlos. Personas ancianas, huérfanos, presos, inmigrantes, desempleados, sordomudos, jóvenes o parejas con dificultades, impedidos físicos y enfermos mentales, todos conocen bien su casa, a la que dan espontáneamente el nombre de "Casa de la Providencia", porque ella misma es una "verdadera providencia".

Emilia es bien recibida tanto en los hogares como en la cárcel, entre los enfermos y entre los que están bien, porque lleva consuelo y asistencia. Ella es verdaderamente el Evangelio en acción: "Lo que haces al más pequeño de mis hermanos, a mí me lo haces".

Familiares y amigas se reúnen alrededor de ella para ayudarle; mientras que otros no logran entender semejante dedicación y al ver que se abre otro refugio comentan: "Madame Gamelin no tenía suficientes locas ¡Tuvo que buscarse otras!".

Durante quince años multiplicará sus gestos heroicos de dedicación, bajo la mirada de reconocimiento y aprobación del obispo Jean-Jacques Lartigue, en un principio y luego de Mons. Ignace Bourget, el segundo obispo de Montréal, quien piensa que una vida tan preciosa para sus feligreses no puede desaparecer sin que alguien tome el relevo.

En una estadía en París, en 1841, Mons. Bourget solicita el envío de Hijas de San Vicente de Paul para la atención de la obra de la Señora Gamelin, con el fin de establecer las bases para una comunidad religiosa. Al recibir una respuesta afirmativa, hace construir una casa nueva para acogerlas en Montreal. Pero a última hora, las religiosas cambian de parecer. La Providencia tiene otros planes.

¡La obra de Madame Gamelin sobrevive a todo esto!

El obispo Bourget busca candidatas en su propia diócesis; ellas serán confiadas a Madame Gamelin quien las formará para la obra de caridad compasiva que ella realiza con tanta dedicación, y para la misión Providencia que proclama con actos que hablan aún más fuerte que las palabras.

Las Hermanas de la Providencia nacen, a partir de la Casa de la Providencia, en la Iglesia de Montreal. Emilia Tavernier-Gamelin se unirá a las primeras religiosas, primero como novicia y luego como su madre y su fundadora. La primera profesión religiosa se celebra el 29 de marzo de 1844.

Las necesidades de los pobres, de los enfermos, de los inmigrantes, etc. no dejan de aumentar en esta ciudad, en esta sociedad en vías de desarrollo.

La Comunidad naciente conoce horas sombrías, cuando las hermanas disminuyen en número, debido a las epidemias mortales. Cuando el obispo Bourget duda de la buena voluntad de la superiora, influenciado por una religiosa muy negativa, la fundadora se mantiene de pie junto a la cruz, siguiendo el ejemplo de la Virgen de Dolores, su modelo a partir de las tristes horas de sus duelos. El mismo obispo Bourget reconocerá su grandeza de alma y su generosidad que llega al heroísmo.

La nueva comunidad crece para responder a las necesidades del momento: las Hermanas de la Providencia se multiplican, son 50 en 1851, cuando hace solamente ocho años que ha nacido la comunidad y la fundadora misma fallece, siendo una víctima más de la epidemia de cólera. Sus hijas recibieron el último testamento de labios de su madre: humildad, simplicidad, caridad, sobretodo caridad.

A partir de estos humildes comienzos, son 6147 las jóvenes que se han comprometido para seguir el ejemplo de Emilia Tavernier Gamelin. Hoy las encontramos en Canadá, Estados Unidos, Chile, Argentina, Haití, Camerún, Egipto, Filipinas y Salvador.

El 23 de diciembre de 1993, el Papa Juan Pablo II promulgó las virtudes heroicas de Emilia Tavernier Gamelin.

Después, al reconocer oficialmente, el 18 de septiembre de 2000, un milagro atribuido a su intercesión, el Soberano Pontífice proclama su beatificación para el 7 de octubre de 2001 y la propone al pueblo de Dios como modelo de santidad, por su vida dedicada totalmente al servicio de sus hermanos y hermanas más desprovistos de la sociedad. Se ha establecido el 23 de septiembre como fecha de su fiesta litúrgica, día del aniversario de su fallecimiento en 1851.

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Bernardina María Jablonska, Beata Cofundadora, Septiembre 23  

Bernardina María Jablonska, Beata

Cofundadora de la Congregación de
Hermanas Alvertinas Servidoras de los Pobres

En Cracovia, en Polonia, beata Bernardina Jablonska, virgen, cofundadora de la Congregación de Hermanas Servidoras de los Pobres, siempre solícita para con los necesitados y enfermos (1940).

Sor Bernardina, en el siglo María Jablonska, nació el 5 de agosto de 1878 en Pizuny en la parroquia Lipsko, de la diócesis de Zamosc-Lubaczow.

A la edad de 18 años entró a la Congregación fundada por
San Alberto Chmielowski con el deseo servir a los más pobres y abandonados. Luego sería reconocida como cofundadora de las Hermanas Albertinas.

Su vida fue marcada por el amor a Dios sirviendo al prójimo, en especial a quienes lo perdieron todo y eran pobres.

Nurió el 23 de septiembre de 1940 en Cracovia.

S.S. Juan Pablo II la proclamó beata el 6 de junio de 1997.

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Elena Duglioli Dall'Olio, Beata Viuda, Septiembre 23  

Elena Duglioli Dall'Olio, Beata

Esta viuda boloñesa no ha tenido, por desgracia, biógrafos muy objetivos: en un intento de ensalsar la figura, inventaron detalles cada cual más fantasioso.

Según estos escritores Elena Duglioli era hija del emperador de los turcos, Mohamed II, que a la edad de cinco años fue llevada a vivir a occidente. Es ahí donde, como premio por su vida santa e inocente, Dios la premia con varias visiones y el don de la profesía.

La verdad es que ella nació en Bolonia y fue hija de Silverio Duglioli, notario, y Pentesilea Boccaferri, boloñesa.

Fue educada muy cristianamente, muy jóven manifestó su deseo de hacer votos de castidad, pero la madre la empuja al matrimonio. A los diecisiete años se casó con Benedicto Dall´Olio, quien a ese entonces ya contaba con cuarenta años de edad, y con quien vivió casi seis decadas de un maravilloso y armonioso matrimonio.

Se ha dicho que durante su matrimonio vivió en castidad total, pero este detalle no se puede comprobar.

Luego de la muerte de su esposo pasó el resto de su vida siendo ejemplo para su comunidad, hasta su muerte el 23 de septiembre de 1520. Fue enterrada en la la iglesia de San Juan en Monte.

Su fama de santidad motivó a la población a recordarla cada 23 de septiembre, luego S.S. León XII confirmó oficialmente su culto en 1828.

 

 

Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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