viernes, 16 de agosto de 2013

Sábado de la Virgen María. 17/08/2013. En su día, lo que más agrada a María, es la Misa matutina.

JMJ

Pax

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 19, 13-15

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, le presentaron unos niños a Jesús para que les impusiera las manos y orase por ellos. Los discípulos regañaron a la gente; Pero Jesús les dijo: 
"Dejen a los niños y no les impidan que se acerquen a mí, porque de los que son como ellos es el Reino de los Cielos". 
Después les impuso las manos y continuó su camino. 
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354

Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). "Te amo, pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso". ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.

 

Misal

 

sab 19a. Ordinario año impar

Antífona de Entrada

Tengo los ojos puestos en el Señor, porque él me libra de todo peligro. Mírame, Dios mío, y ten piedad de mí, que estoy solo y afligido.

Oración Colecta

Oremos:
Nos acogemos, Señor, a tu providencia, que nunca se equivoca, y te pedimos humildemente que apartes de nosotros todo mal y nos concedas aquello que pueda contribuir a nuestro bien.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Amén.

Primera Lectura

Digan aquí y ahora a quién quieren servir

Lectura del libro de Josué 24, 14-29

En aquellos días, habló Josué al pueblo y le dijo:
"Teman al Señor y sírvanlo con toda la sinceridad de su corazón. Apártense de los dioses a los que sirvieron sus padres al otro lado del río Eufrates y en Egipto, y sirvan al Señor. Pero si no les agrada servir al Señor, digan aquí y ahora a quien quieren servir: ¿a los dioses a los que sirvieron sus antepasados al otro lado del río Eufrates, o a los dioses de los amorreos, en cuyo país habitan? En cuanto a mí toca, mi familia y yo serviremos al Señor". 
El pueblo respondió:
"Lejos de nosotros abandonar al Señor para servir a otros dioses, porque el Señor es nuestro Dios; Él fue quien nos sacó de la esclavitud de Egipto, el que hizo ante nosotros grandes prodigios, nos protegió por todo el camino que recorrimos, y en los pueblos por donde pasamos expulsó a todos los que habitaban el país al que llegamos. Así pues, también nosotros serviremos al Señor, porque él es nuestro Dios".
Entonces Josué le dijo al pueblo:
"No creo que ustedes puedan servir al Señor, porque es un Dios santo y celoso, que no perdonará sus rebeldías y pecados. Si después de todo el bien que el Señor les ha hecho, lo abandonan para servir a dioses extranjeros, Él los castigará y acabará con ustedes".
El pueblo le respondió a Josué: 
"No nos sucederá lo que tú dices, porque ciertamente serviremos al Señor". 
Josué le dijo al pueblo: 
"Ustedes son testigos de que han elegido servir al Señor". 
Respondieron ellos: 
"Somos testigos". 
Josué les dijo entonces:
"Apártense, pues, de los dioses extranjeros que tienen y vuelvan su corazón al Señor, Dios de Israel". 
El pueblo respondió a Josué: 
"Serviremos al Señor, nuestro Dios, y obedeceremos sus mandamientos".
Aquel día Josué renovó la alianza del Señor con el pueblo y le impuso a éste mandamientos y normas en Siquem. 
Josué escribió estas cláusulas en el libro de la ley de Dios. Tomó luego una gran piedra y la colocó al pie de la encina que había en el santuario del Señor. 
Josué le dijo a todo el pueblo: 
"Esta piedra será testigo, pues ha oído todo lo que el Señor les ha dicho: 
Ella será testigo contra ustedes, cuando quieran renegar del Señor, su Dios". 
Por fin, Josué despidió al pueblo y cada uno se volvió a su casa.
Algún tiempo después murió Josué, hijo de Nun y siervo del Señor, a la edad de ciento diez años. 
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 15

El Señor es nuestro Dios.

Protégeme, Dios mío, pues eres mi refugio; yo siempre he dicho que tú eres mi Señor. El Señor es la parte que me ha tocado en herencia: mi vida está en sus manos.
El Señor es nuestro Dios.

Bendeciré al Señor, que me aconseja, hasta de noche me instruye internamente. Tengo siempre presente al Señor y con él a mi lado, jamás tropezaré.
El Señor es nuestro Dios.

Enséñame el camino de la vida, sáciame de gozo en tu presencia y de alegría perpetua junto a ti.
El Señor es nuestro Dios.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del Reino a la gente sencilla.
Aleluya.

Evangelio

No les impidan a los niños que se acerquen a mí, porque de los que son como ellos es el Reino de los cielos

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 19, 13-15

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, le presentaron unos niños a Jesús para que les impusiera las manos y orase por ellos. Los discípulos regañaron a la gente; Pero Jesús les dijo: 
"Dejen a los niños y no les impidan que se acerquen a mí, porque de los que son como ellos es el Reino de los Cielos". 
Después les impuso las manos y continuó su camino. 
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Oración sobre las ofrendas

Confiados en tu misericordia, Señor, venimos a tu altar con nuestros dones a fin de que te dignes purificarnos por este memorial que estamos celebrando.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio

Restauración universal en Cristo

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo nuestro Señor.
A quien hiciste fundamento de todo y de cuya plenitud quisiste que participáramos todos. El cual, siendo Dios, se anonadó a sí mismo, y por su sangre derramada en la cruz, puso en paz todas las cosas. Y así, constituido Señor del universo, es fuente de salvación eterna para cuantos creen en Él.
Por eso,
con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:

Antífona de la Comunión

Yo te invoco, porque tú me respondes, Dios mío; inclina el oído y escucha mis palabras.

Oración después de la Comunión

Oremos:
Padre Santo, tú que nos has alimentado con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, guíanos por medio de tu Espíritu a fin de que, no sólo con palabras, sino con toda nuestra vida podamos demostrarte nuestro amor
y así merezcamos entrar al Reino de los cielos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

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Dia 17/08 San Jacinto (religioso, blanco)

Antífona de Entrada

El Señor es la parte que me ha tocado en herencia; la parte que he recibido es la más hermosa. El mismo Señor es mi recompensa.

Oración Colecta

Oremos:
Señor, tú que otorgaste a san Jacinto la gracia de imitar con fidelidad a Cristo pobre y humilde, ayúdanos a vivir fielmente nuestra vocación cristiana para que reproduzcamos cada día mejor, en nosotros, la imagen de tu Hijo, que vive y reina contigo...
Amén.

Primera Lectura

Aguarda al Señor en el monte

Lectura del primer libro de los Reyes
19, 9-4a. 11-15a.

En aquellos días caminó Elías por el desierto una jornada de camino, y al final se sentó bajo una retama y se deseó la muerte diciendo:
"Basta ya, Señor; quítame la vida, pues yo no valgo más que mis padres".
Se echó debajo de la retama y se quedó dormido. De pronto, un ángel lo tocó y le dijo:
"Levántate, come".
Miró Elías y vio a su cabecera un pan cocido en las brasas y una jarra de agua. Comió, bebió y volvió a echarse. Pero el ángel del Señor lo tocó por segunda vez diciéndole:
"Levántate, come, que el camino es superior a tus fuerzas".
Se levantó Elías, comió y bebió, y con la fuerza de aquel alimento caminó cuarenta días y cuarenta noches, hasta el Horeb, el monte de Dios. Al llegar allí se refugió en una gruta. El Señor le dijo:
"Sal y aguarda al Señor en el monte, que el Señor va a pasar".
Pasó ante el Señor un viento huracanado, que agrietaba los montes y rompía los peñascos: en el viento no estaba el Señor. Vino después un terremoto, y en el terremoto no estaba el Señor. Después vino un fuego, y en el fuego no estaba el Señor. Después se escuchó un susurro. Elías al oírlo se cubrió el rostro con el manto y salió a la entrada de la gruta. Una voz le preguntó:
"¿Qué te trae por aquí, Elías?"
Contestó:
"Mi pasión por el Señor Dios de los ejércitos. Porque los israelitas han abandonado tu alianza, han derribado tus altares y han pasado a cuchillo a tus profetas. He quedado yo solo, y ahora me persiguen para matarme".
El Señor le dijo:
"Desanda el camino hasta el desierto de Damasco".
Palabra del Señor.

te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 102

Bendice, alma mía, al Señor.

Bendice, alma mía, al Señor y todo mi ser a su santo nombre. Bendice, alma mía, al Señor y no olvides sus beneficios.
Bendice, alma mía, al Señor.

El perdona todas tus culpas y cura todas tus enfermedades: él rescata tu vida de la fosa y te colma de gracia y de ternura.
Bendice, alma mía, al Señor.

El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia; no está siempre acusando ni guarda rencor perpetuo.
Bendice, alma mía, al Señor.

Como un padre siente ternura por sus hijos, siente el Señor ternura por sus fieles; porque él conoce nuestra masa, se acuerda de que somos barro.
Bendice, alma mía, al Señor.

Pero la misericordia del Señor dura siempre, su justicia pasa de hijos a nietos, para los que guardan la alianza.
Bendice, alma mía, al Señor.

Aclamación ante del Evangelio

Aleluya, aleluya. Vengan a mí todos los que están cansados y agobiados y yo los aliviaré, dice el Señor. Aleluya.

Evangelio

El que pierda su vida por mí, la encontrará

Lectura del santo Evangelio según san Mateo
16, 24-27

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
"El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Si uno quiere salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí, la encontrará.
¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si malogra su vida? ¿0 qué podrá dar para recobrarla? Porque el Hijo del hombre vendrá entre sus ángeles, con la gloria de su Padre, y entonces pagará a cada uno según su conducta".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Oración sobre las Ofrendas

Dios misericordioso, que transformaste a san Jacinto para hacer de él un hombre nuevo a imagen de Cristo, renuévanos también a nosotros mediante este sacrificio de reconciliación que vamos a ofrecerte.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

Prefacio

Acción de los santos en la Iglesia

En verdad es justo y necesario, nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque con la vida de tus santos, enriqueces a tu Iglesia con formas siempre nuevas de admirable santidad, y nos das pruebas indudables de tu amor por nosotros; y también, porque su ejemplo nos impulsa y su intercesión nos ayuda a colaborar en el misterio de la salvación.
Por eso,
ahora nosotros, llenos de alegría, te aclamamos con los ángeles y santos diciendo:

Antífona de la Comunión

Yo les aseguro, dice el Señor, que los que han dejado todo para seguirme, recibirán cien veces más y alcanzarán la vida eterna.

Oración después de la Comunión

Oremos:
Señor, con la luz y la fuerza de este sacramento que hemos recibido, condúcenos siempre por el camino de tu amor, a fin de que la obra de salvación que has iniciado en nosotros, se vea coronada el día de la venida gloriosa de tu Hijo, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.

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Meditación diaria

19ª semana. Sábado

LA BENDICIÓN DE LOS NIÑOS

— El amor de Jesús por los niños y por quienes, por ser hijos de Dios, se hacen como tales.

— Vida de infancia y filiación divina.

— Infancia espiritual y humildad.

I. Jesús amó con predilección –así nos lo muestra el Evangelio en repetidas ocasiones– a los enfermos, a quienes más le necesitaban y a los niños. A estos los amó con verdadera ternura porque, además de estar siempre precisados de ayuda, reúnen las cualidades que Él exige como condiciones indispensables para formar parte de su Reino.

Dos veces en el Evangelio de la vida pública aparece Jesús bendiciendo a los niños y presentándolos a sus discípulos como ejemplo. Una fue en Galilea, en Cafarnaún, y la otra en Judea, probablemente cerca de Jericó, cuando se disponía a subir a Jerusalén. El relato de esta última lo leemos en el Evangelio de la Misa1: le presentaron unos niños, refiere San Mateo. Quienes los llevan son, seguramente, las mujeres: las madres, abuelas o hermanas. Han entrado en la casa donde está Jesús, empujando probablemente a los pequeños delante de ellas, y los colocan cerca del Señor, para que les impusiera las manos y orase por ellos, como si fueran los gestos y atenciones habituales de Jesús con los niños. Quizá han distraído a los oyentes que escuchan al Maestro; por eso, los discípulos les reñían. Pero el Señor interviene: Dejad a los niños y no les impidáis que vengan a Mí, porque de estos es el Reino de los Cielos. Y después de imponerles las manos, se marchó de allí.

Al declarar que el Reino de los Cielos pertenece a los niños, en primer lugar nos enseña, con el sentido propio de las palabras, que los niños no están excluidos en absoluto del Reino y que, por tanto, hemos de tener gran cuidado en prepararlos y conducirlos a Él. Ante todo, deben ser bautizados cuanto antes, como repetidas veces, en todas las épocas2, ha urgido Nuestra Madre la Iglesia, que desea tenerlos cuanto antes en su seno. «El común sentir y la autoridad de los Santos Padres –enseña el Catecismo Romano– prueba que esta ley debe entenderse no solo de los que están en edad adulta, sino también de los niños en la infancia, y que esta la ha recibido la Iglesia por Tradición apostólica. Se debe creer, además, que Cristo Nuestro Señor no quiso que se negase el sacramento y la gracia del Bautismo a los niños, de quienes decía:dejad a los niños y no les impidáis que vengan a Mí...»3. El deber de los padres se inicia con «la obligación de hacer que los hijos sean bautizados en las primeras semanas»4.

En el Bautismo reciben la misma vida de Cristo, se hacen hijos de Dios de una manera completamente nueva, y reciben el Cielo como herencia. El Señor mirará con especial aprecio y benevolencia a las madres que procuraron que sus hijos recibieran este sacramento con prontitud y, más tarde, supieron poner todos los medios, incluso extraordinarios, para que recibieran la oportuna catequesis de los misterios de la fe.

Nos dice el Señor también en este pasaje del Evangelio que su Reino pertenece a quienes, como los niños, tienen una mirada limpia y un corazón puro, sin complicaciones, sencillo, sin pretensiones ni orgullo: ante Dios somos como niños pequeños, y así nos debemos comportar ante Él. «El niño está, al principio de la vida, abierto a cualquier aventura. También tú; no pongas ningún obstáculo para avanzar en la vida del Evangelio y para continuar durante tu vida en esa novedad»5.

II. En su primera venida a la tierra, en la Encarnación, el Hijo de Dios se nos presenta no como un ángel, ni como un poderoso; viene bajo la débil y frágil condición de un niño. Aunque pudo manifestarse de otra forma, quiso escoger la debilidad de un niño; como si necesitara protección y amor.

Dios ha querido que nosotros, a imitación de su Hijo, nos comportemos como aquello que somos: hijos débiles, que necesitan continuamente su ayuda. El Padre quiere que nos llamemos hijos de Dios y que lo seamos6, y en estas pocas palabras se encierra uno de los puntos centrales de nuestra fe, que nos da la pauta para comportarnos ante Dios. Para ser como niños, se requiere un cambio profundo, que comporta dejar de pensar, de juzgar, de actuar de aquel modo menos propio de un hijo pequeño; y asimilar la enseñanza divina, para ejercitarse en ella de continuo. ¿Qué se nos pide en este proceso de hacernos como niños? En primer lugar, una firme voluntad de comportarse como hijos de Dios, dócil a su Voluntad, con pureza de mente y de cuerpo, humilde y sencillo de espíritu. Ese empeño se manifiesta en la lucha que vivieron los Apóstoles y los santos: a medida que iban siendo transformados por el Espíritu Santo, se iban reconociendo, cada vez más claramente, como hijos de Dios. Hacerse como niños en la vida espiritual es más que una buena devoción: es un querer expreso del Señor. Aunque no todos los santos lo hayan manifestado de una manera explícita, esa ha sido la actitud de todos ellos, porque el Espíritu Santo la origina siempre, inspirándonos esa rectitud de corazón que los niños tienen en su inocencia7.

«El niño bobo llora y patalea, cuando su madre cariñosa hinca un alfiler en su dedo para sacar la espina que lleva clavada... El niño discreto, quizá con los ojos llenos de lágrimas –porque la carne es flaca–, mira agradecido a su madre buena, que le hace sufrir un poco, para evitar mayores males.

»—Jesús, que sea yo un niño discreto»8, le pedimos en este rato de oración: que sepa comprender que en la enfermedad, el dolor, el aparente fracaso profesional..., se encuentra la mano providente de un Padre que nunca ha dejado de velar por sus hijos. Aceptemos con corazón alegre y agradecido todo cuanto la vida quiera ofrecernos, lo dulce y lo amargo, como enviado, o permitido, por quien es infinitamente sabio, por quien más nos quiere.

Esta vida de infancia espiritual comporta sencillez, humildad, abandono, pero no es inmadurez. «El niño bobo llora y patalea...»: el infantilismo es inmadurez de la mente, del corazón, de las emociones, está estrechamente ligado a la falta de autodisciplina, a la falta de lucha. Esa actitud puede acompañar a muchas personas durante toda su vida, hasta la vejez, hasta la muerte, sin ser de verdad niños delante de Dios. La verdadera infancia espiritual lleva consigo madurez en la mente –visión sobrenatural, ponderación de los acontecimientos a la luz de la fe y con la asistencia de los dones del Espíritu Santo– y, junto a esta madurez, la sencillez, la descomplicación: «El niño discreto mira agradecido...». Por contraste, no progresa en esa senda de la vida de infancia quien vive en la maraña de la complicación, con todas las fluctuaciones de la inmadurez en sus deseos, sus ideas, sus ocurrencias, sus emociones, con una conducta variable a cada momento y permanentemente preocupada por su «yo»... En cambio, el niño discreto, en su sencillez, en su debilidad, está totalmente ocupado en la gloria de su Padre Dios, como vivió siempre su Maestro en su vida terrena: el verdadero niño, el hijo verdadero, vive y habla con su «Abba», con su Padre9.

III. Nuestra piedad debe ser filial, llena de amor, y ¿cómo podríamos servir a Dios con amor, si no se comienza por reconocerle como un Padre lleno de amor hacia sus hijos? Quizá muchos cristianos viven alejados de Dios, o con unas relaciones obstaculizadas por la inmadurez de los caprichos o señaladas por la rigidez y la frialdad, porque no han descubierto en su vida el sentido de la filiación divina y el camino de la infancia espiritual, que para tantas almas ha sido el comienzo definitivo de una verdadera vida interior. Danos, Señor, el sentido de la filiación divina, ayúdanos a considerarla frecuentemente.

En verdad os digo: quien no reciba el Reino de Dios como un niño, no entrará en él10. «¿Por qué se dice –se pregunta San Ambrosio– que los niños son aptos para el Reino de los Cielos? Quizá porque de ordinario no tienen malicia, ni saben engañar, ni se atreven a engañarse; desconocen la lujuria, no apetecen las riquezas e ignoran la ambición. Pero la virtud de todo esto no consiste en el desconocimiento del mal, sino en su repulsa; no consiste en la imposibilidad de pecar, sino en no consentir en el pecado. Por tanto, el Señor no se refiere a la niñez como tal, sino a la inocencia que tienen los niños en su sencillez»11.

En la vida cristiana, la madurez se da precisamente cuando nos hacemos niños delante de Dios, hijos suyos que confían y se abandonan en Él como un niño pequeño en brazos de su padre. Entonces vemos los acontecimientos del mundo como son, en su verdadero valor, y no tenemos otra preocupación que agradar a nuestro Padre y Señor.

Hacerse como niños, la vida de infancia, es un camino espiritual que exige la virtud sobrenatural de la fortaleza para vencer la tendencia al orgullo y a la autosuficiencia, que impide que nos comportemos como hijos de Dios y conduce, al ver una y otra vez los propios fracasos, al desaliento, a la aridez y a la soledad. La piedad filial, por el contrario, fortalece la esperanza, la certeza de llegar a la meta, y da la paz y la alegría en esta vida. Ante las dificultades de la vida no nos sentiremos jamás solos, por muy grandes que sean. El Señor no nos abandona, y esta confianza será para nosotros como el agua para el viajero en el desierto. Sin ella no podríamos seguir adelante.

Pidamos a la Virgen, nuestra Madre, que nos lleve siempre de la mano como a hijos pequeños, con más cuidado cuanto mayor sea la madurez que los años y la experiencia nos van dando.

1 Mt 19, 13-15. — 2 Cfr. S. C. Para la Doctrina de la Fe, Instrucción sobre el bautismo de los niños, 20-X-1980. — 3 Catecismo Romano, II, 2, 32. — 4 Código de Derecho Canónico, can. 867. 1. — 5 Ch. Lubich, Palabras para vivir, Ciudad Nueva, Madrid 1981, p. 47. — 6 1 Jn 3, 1. — 7 Cfr. B. Perquin, Abba, Padre, p. 142. — 8San Josemaría Escrivá, Forja, n. 329. — 9 Cfr. B. Perquin, o. c., p. 143. — 10 Lc 18, 17. — 11 San Ambrosio, Comentario al Evangelio de San Lucas, 18, 17.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

Fuente: Archidiócesis de Madrid
Jacinto de Polonia, Santo Patrono de Polonia, 17 de agosto  

Jacinto de Polonia, Santo

Patrono de Polonia

Martirologio Romano: En Cracovia, en Polonia, san Jacinto, presbítero de la Orden de Predicadores, que fue designado por santo Domingo para propagar la Orden en aquella nación y, teniendo por compañeros al beato Ceslao y a Enrique Germánico, predicó el Evangelio en Bohemia y Silesia (1257).

Etimológicamente: Jacinto = Aquel que se parece a un Jacinto (tipo de flor), es de origen griego.

 

La Iglesia está en plena era feudal propia de la época. Los obispos y abades son grandes señores con mucho poder e influencia incluso en las decisiones políticas de los nobles y reyes. También un Francisco de Asís habla a las aves y un Domingo está convirtiendo herejes. Roma ha conseguido centralizar la disciplina y liturgia y se ve en la obligación de atender a todos los asuntos; hace mucho por arreglar las complicadas cosas de los reinos y algunas se escapan a su control.

Jacinto en hijo de los condes de Konskie; nació en el castillo de Lanka, fortaleza que domina la villa polaca de Gross-Stein. Estudió en Praga, hizo derecho en Bolonia y cursó teología en París. Con tal curriculum es nombrado canónigo de Cracovia.

Un viaje a Roma va a influir de modo decisivo en su vida. Iba a la Ciudad Eterna acompañando con otros clérigos a su tío Yvon Odrowaz, entonces obispo de Cracovia, para hacer visita reglamentaria al Papa; ésta es la ocasión para conocer a Santo Domingo de Guzmán que está allí cumpliendo encargos de Honorio III. El encuentro del buen obispo con el santo fundador tuvo lugar con ocasión de un milagro reciente. Y el motivo fue la súplica y el ruego esperanzado de conseguir religiosos misioneros para Cracovia que estaba necesitada de sacerdotes y de instrucción. No cuenta Domingo con predicadores polacoparlantes. Pero cuatro de los acompañantes del obispo polaco se muestran dispuestos a ser recibidos por el fundador entre los dominicos; como son ya sacerdotes, reciben una formación específica intensiva: corto noviciado, retoques de espíritu y ¡a predicar y fundar conventos!. Han aprendido unas normas sencillas: alabar a Dios, dar doctrina y estar dispuestos a sellar con su sangre su verdad.

Cracovia está situada en una planicie ondulada, bañada por el Vístula y cercada de bosques de pinos. La ciudad está defendida por fuertes murallas. El día de todos los santos del 1222 llegó Jacinto ya dominico y misionero. Se va haciendo conocer por los labriegos y artesanos. Tiene fama de taumaturgo. Construye un primer convento de madera y luego le llegan donaciones hasta que Cracovia se llega a convertir en cuna de predicadores del norte de Europa.

La frontera oriental limita con Prusia, aún un país pagano, semibárbaro e idólatra. Allí va Jacinto a ser su misionero. Y le sigue la fama de los milagros. Luego será la gran Rusia, con sus estepas heladas y desiertas, la que recorrerá Jacinto, llegando hasta Kiev. Por aquellas tierras sí que conocen las gentes a Jesús; pero son cismáticos quienes han predicado el Evangelio. La Iglesia católica occidental que obedece a Roma no tiene nada que hacer; pero una curación milagrosa de la ceguera de la hija del príncipe Wladimiro le abre la posibilidad de fundar el primer monasterio occidental en Rusia.

Vienen las invasiones tártaras con Batou, hijo de Gengis-Kan, al frente de sus implacables y demoledoras huestes que llegaron a las mismas puertas de Hungría, Polonia y Austria, haciendo temblar a todo el occidente; hicieron que Jacinto hubiera de interrumpir sus quehaceres apostólicos y replegarse al interior del continente hasta que pudiera volverse a reemprender la siembra.

La leyenda áurea lo hace fundador de conventos en Noruega, Suecia, Finlandia, Escocia, Irlanda, Bulgaria, Hungría y no se sabe por cuántos sitios más. No se dispone de datos históricos con los que puedan apoyarse todas estas correrías del santo. Más bien parece que son producto de la imaginación o que intentan afirmar que fueron sus inmediatos discípulos quienes llegaron a hacer lo que materialmente él no pudo.

Muere Jacinto (o Jacek, como debió ser su genuino nombre) en su convento de Cracovia, el 15 de Agosto de 1257, dejando sembrada Polonia de innumerables conventos y de frailes. No extraña por ello que los polacos lo tengan como patrón principal. Hizo irradiar el Evangelio hasta los confines de Europa con éxitos apostólicos en ocasiones no muy duraderos, pero que afianzaban la fe en su patria, siempre que la proyectaba hacia el exterior de sus fronteras.

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Fuente: Archidiócesis de Madrid
Beatriz de Silva y Meneses, Santa Fundadora,17 de agosto  

Beatriz de Silva y Meneses, Santa

Fundadora de la Orden
de la Concepción de la Bienaventurada Virgen María

Martirologio Romano: En Toledo, en España, santa Beatriz da Silva Meneses, virgen, que fue dama noble de corte de la reina Isabel, pero, después, prefiriendo una vida de mayor perfección, se retiró a las religiosas de la Orden de Santo Domingo durante muchos años y fundó, finalmente, una nueva Orden con el título de Orden de la Concepción de la Bienaventurada Virgen María (1490).

 

El padre de Beatriz había luchado con las fuerzas portuguesas en la conquista de Ceuta en el año 1415, a las órdenes del capitán Pedro Meneses, conde de Viana y descendiente de los reyes de Castilla. De esa conquista parte el origen de amistad, conocimiento y posterior unión de las familias Silva y Meneses por el matrimonio entre don Rui Gomes de Silva y doña Isabel Meneses. Tuvieron once hijos y dos de ellos están en los altares; Amadeo, el quinto de los hermanos, que tomó el hábito franciscano, fundó la Orden llamada de los "amadeístas" y se dedicó a implantar la reforma en la Iglesia y Beatriz que fue canonizada por el Papa Pablo VI el día 3 de

Beatriz de Silva y Meneses, Santa

octubre del año 1976.

Se desconoce con certeza el lugar y fecha del nacimiento de Beatriz. En cuanto al lugar algunos entendidos se pronuncian por Ceuta y otros se inclinan por Campomayor; y en lo que se refiere a la fecha se duda entre el 1424 o 1426. Sí se sabe que por los favores prestados en las guerras del norte de Africa, el rey Juan I ofreció la Alcaldía de Campomayor a don Rui Gomez de Silva, ciudad fronteriza con España, en el distrito de Portalegre y perteneciente a la diócesis de Evora, allá en el Alentejo. Fue en la casa solariega de la familia donde tanto Beatriz como sus hermanos recibieron una esmerada educación y aprendieron el amor a Dios, a Jesucristo y a su Madre santa María. Consta como avecindada en Campomayor los años 1434 al 1447.

Cuando el rey Juan II de Castilla contrajo matrimonio con Isabel de Portugal, se traslada la reina portuguesa al lado de su marido y es en Tordesillas (Valladolid) donde está la Corte. Lleva con ella a damas portuguesas que la acompañan y entre las cuales se encuentra Beatriz. Parece que su belleza fascinó al Rey y a cuantos jóvenes la llegaron a conocer; y que eso fue la causa de que pronto llegaran los celos de la Reina. Se cuenta que mandó encerrar a Beatriz en un baúl y que de este cautiverio fue milagrosamente salvada por la Virgen al tercer día de encierro.

Llega al convento de Santo Domingo el Real, en Toledo. Allí moró durante treinta años en calidad de seglar dedicada al silencio y a la oración, al sacrificio y al desprecio del mundo. Llega a contar la historia anónima del siglo XVI que jamás nadie, ni hombre ni mujer, vió su rostro por mantenerlo siempre cubierto con un velo, muy posiblemente por haber sido su belleza el motivo de locuras ajenas. Dedicó todos sus bienes al culto a Dios y a obras de caridad, repartiéndolos entre los pobres. Intenta interesar a la Reina Isabel la Católica en sus proyectos de fundar y consigue de ella la donación de las casas de los palacios reales de Galiana, junto a la muralla norte de Toledo y su capilla. Y contando con la decisión de doce compañeras funda la Orden de la Inmaculada Concepción, que el Papa Inocencio VIII aprueba con la Bula "Inter Universa" el 30 de abril de 1489. Poco tiempo de vida pudo dirigir la nueva orden inmaculista por morir, avisada unos días antes por la Virgen, en la misma fecha en que estaba prevista la ceremonia de toma de velos y fundación.

El franciscano P. Fray Juan de Tolosa evitó la extinción de la recién nacida Orden impidiendo que se fusionaran en Toledo las concepcionistas con las dominicas.

Luego, el también franciscano Cardenal Cisneros volvió a avivar la Orden y facilitó la fundación de nuevos conventos.

Su obra se extendió por Europa y América llegándose a contar la Orden más de 150 monasterios al ser canonizada por Pablo VI el 3 de Octubre de 1976.

Es un consuelo para los españoles ver en la historia patria la decisión y empeño del fervor creyente sin fisuras en la Inmaculada Concepción de la Virgen siglos antes de que esa verdad fuera proclamada dogma por la autoridad máxima de la Iglesia.

 

A esta gloriosa orden de la familia franciscana pertenece las místicas Venerable María de Jesús de Ágreda (incorrupta) y Mariana de Jesús Torres (Ecuador), vidente de Nuestra Señora del Buen Suceso.

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Bartolomé Días-Laurel, Beato Mártir, 17 de agosto  

Bartolomé Días-Laurel, Beato

Religioso y Mártir

Martirologio Romano: En Nagasaki, en Japón, beatos Francisco de Santa María, presbítero de la orden de los Hermanos Menores, y sus catorce compañeros, mártires, que por orden del gobernador de la ciudad sufrieron el martirio en odio al nombre cristiano (1627).

Nacido en Acapulco y Mártir en Japón

Nació en la ciudad de los Reyes y Puerto de Acapulco, en el Barrio del Pozo de la Nación, aproximadamente en 1599.

En la primitiva Iglesia de Acapulco recibió los sacramentos de la iniciación cristiana.
Fue hermano lego de los Descalzos franciscanos de la Provincia de San Diego de México.

En el Convento de Nuestra Señora de Guía en Acapulco, surgió su vocación religiosa.
Ingresa para su formación al Noviciado del Convento de San Buenaventura, en Valladolid (hoy Morelia, Michoacán) donde recibió el hábito por vez primera el 13 de mayo de 1615 y por segunda ocasión el 17 de octubre de 1616; profesó como Hermano Lego el 18 de octubre de 1617.

No mucho después se ofreció para las misiones, marchando a Filipinas en 1619. Establecido en el convento de su Orden en Manila, se dedicó al estudio del japonés y a la práctica de la medicina y la enfermería. El convento tenía anexo un hospital en el que se daba acogida a los marineros y comerciantes japoneses que arribaban enfermos a la ciudad. Allí practicó la lengua japonesa y la enfermería, llegando a ser un notable profesional.

En 1623 llegó la hora de su ida al Japón, siendo asignado como compañero y ayudante del P. Francisco de Santa María. Se le ha llamado guía y vanguardia del P. Francisco, porque era Bartolomé quien programaba los viajes y actividades, y porque junto con el hermano Antonio de San Francisco estudiaba cuáles eran los sitios más seguros para conducir allí al sacerdote sin peligro. Se adelantaba él muchas veces a aquellos lugares, y llevaba personalmente sobre sus hombros el fardo con los ornamentos y enseres del culto divino.

Él y fray Antonio se encargaban también de las primeras lecciones de catecismo a los catecúmenos, quedando para el sacerdote la preparación más inmediata. Estos cursos de catequesis eran breves porque breves tenían que ser las estancias de los misioneros, pero suplía el fervor lo que el tiempo no daba de sí. Igualmente preparaban a los niños y a los demás cristianos a la recepción fructífera de los sacramentos. Atendía también a domicilio a los enfermos cristianos, y, cuando era llamado, también a los paganos, corriendo por caridad un grave peligro. Consta el amor que ponía fray Bartolomé en la preparación de los niños a la primera comunión.

Murió quemado vivo a fuego lento el 17 de agosto de 1627 en la colina de Nishizaka, en Nagasaki, Japón. Sufrió el martirio en grupo junto con él otros 14, entre laicos y un presbítero, dominicos y franciscanos. Bajo el poder del cruel y sanguinario Daifusama, Shogun del Japón, quien desató una cruenta persecución contra la fe católica. Los nombres de sus compañeros son: Francisco de Santa María (presbítero), y Antonio de San Francisco (religioso), los dos miembros de la Orden de los Hermanos Menores; Gaspar Vaz y María, esposos; Magdalena Kiyota, viuda; Cayo Jiyemon, Francisca, Francisco Kurobioye, Luis Matsuo Soyemon, Martín Gómez, Tomás Wo Jinyemon, Lucas Kiyemon y Miguel Kizayemon.

Fue Beatificado por el Papa Pío IX junto con 204 mártires del Japón, encabezados por el dominico Alfonso Navarrete, el 7 de julio de 1867 en la Patriarcal Basílica de San Pedro en Roma.

Comentarios al autor:
P. Juan Carlos Flores Rivas

Para más información pueden visitar:
beatobartolomedias-laurelacapulco.blogspot.com
y también
www.franciscanos.net.

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Juana de la Cruz (Delanoue), Santa Fundadora, 17 de agosto  

Juana de la Cruz (Delanoue), Santa

Fundadora del Instituto
de Hermanas de Santa Ana de la Divina Providencia

Martirologio Romano: En Saumur, cerca de Angers, en Francia, santa Juana Delanoue, virgen, que, apoyada totalmente en la ayuda de la divina Providencia, acogió primeramente en su casa a huérfanas, ancianas y mujeres enfermas y de mala vida. Posteriormente, puso con sus compañeras los cimientos del Instituto de Hermanas de Santa Ana de la Divina Providencia (1763).

 

Juana Delanoue nació el 18 de junio de 1666 en Saumur, Anjou (Francia), fue la más pequeña de los doce hermanos. Su padre vendía paños, su madre era propietaria y atendía una tienda de artículos religiosos. Su madre murió en 1691, y Juana se hizo cargo de la empresa. Inteligente y con gran capacidad de trabajo, hizo de la pequeña empresa todo un suceso.

Pero he aquí que, a la edad de veintisiete años, durante la temporada de Pentecostés en 1698, Juana tuvo dos experiencias místicas. La primera fue una visión, la segunda fueron una serie de comentarios piadosos que le hiciera Francesca Souchet, una anciana que peregrinaba fielmente al santuario de Notre-Dame-des-Ardilliers, muy próximo al negocio de Juana. La anciana la invitó a consagrarse a los numerosos pobres. Los dos eventos cambió la forma de mirar la vida de Juana, cerrando los ojos hacia el mundo burgués y seguro y tornándolos hacia un nivel más espiritual.

Ella cierra su tienda, se aleja de la comodidad y del éxito mundano, y empieza a servir a los pobres, enfermos y desamparados. Usando fondos recaudados gracias al apoyo de generosos benefactores que había conocido en su negocio, ella fundó y equipó tres orfanatos. Su energía y entrega atrago seguidoras, y en 1704 con un pequeño grupo fundó el Instituto de Hermanas de Santa Ana de la Divina Providencia de Saumur; Juana se convirtió en Juana de la Cruz. Ganó notoriedad por su capacidad intercesora para obtener curaciones milagrosas, mientras ellas y sus compañeras fundaban orfanatos y hospicios por toda Francia.

Murió, por causas naturales, el 17 de agosto de 1736, fue beatificada por el Papa Pío XII el 8 de noviembre de 1947 y canonizada el 31 de octubre de 1982 por S.S. Juan Pablo II, quien en esa oportunidad expresó: "Estas dos Santas (Margarita Bourgeoys y Juana Delanoue) brillan hoy ante nuestros ojos y nos proponen concretamente el ideal de del Evangelio, para que también nosotros lo sigamos en nuestra vida".

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Clara de la Cruz de Montefalco, Santa Abadesa, 17 de agosto  

Clara de la Cruz de Montefalco, Santa

Abadesa

Martirologio Romano: En Montefalcone, de la Umbría, santa Clara de la Cruz, virgen de la Orden de los Eremitas de San Agustín, que estuvo al frente del monasterio de la Santa Cruz con un amor ardiente a la pasión de Cristo (1308).

 

Nació en Montefalco, Umbría (Italia), alrededor de 1268; sus padres fueron Damiano e Iacopa Vengente. Su hermana Giovanna vivía como ermitaña. En 1274, cuando Clara tenía 6 años, el obispo de Spoleto permitió a Giovanna recibir a mas hermanas y fue cuando Clara entra a la Tercera Orden de San Francisco, movida a ser ermitaña adopta el hábito franciscano. En 1278, la comunidad creció lo suficiente que tuvieron que construir una ermita más grande a las afueras del pueblo.

En 1290, Clara, su hermana Giovanna y sus compañeras deciden entrar a la vida mosástica en el mas estricto sentido. Su obispo ubica el monasterio en Montefalco según la regla de San Agustín. Clara hace sus votos de pobreza, castidad y obediencia, y se convierte en religiosa agustina. Su hermana Giovanna fue electa la primera abadesa y su pequeña ermita fue dedicada como un monasterio. El 22 de noviembre de 1291 Giovanna muere, después Clara fue elegida abadesa. Clara, inicialmente, no aceptó la posición, pero después de la intervención del obispo de Spoleto, finalmente aceptó ser abadesa por imposición de obediencia de su obispo.

1294 fue decisivo para la vida espiritual de Clara. En la celebreación de la Epifanía, después de hacer una confesión general frente a sus hijas, sintió un éxtasis y se mantuvo asi por varias semanas. Imposibilitada de comer, las religiosas mantenían a su Madre Abadesa dándole agua azucarada. Durante este tiempo, Clara reportó tener una visión en la cual se vió siendo juzgada delante de Dios.

Clara también comentó tener una visión de Jesús vestido como un pobre viajero. Durante una visión arrodillándose delante de Jesus trató de detenerlo y preguntarle ""Mi Señor a donde vas?"" y Jesús le respondió ""He buscado en todo el mundo un lugar fuerte donde plantar esta Cruz firmemente y no lo he encontrado"." Después, Clara miró la Cruz y haciéndole saber su deseo de ayudar a Jesús a cargarla, le dijo: ""Clara, he encontrado el lugar para mi Cruz aquí. He encontrado finalmente alguien a quien pueda confiar mi Cruz"" y Jesús, implantó su Cruz en el corazón de Clara. EL intenso dolor que sintió en todo su ser cuando recibía la Cruz de Cristo, vivió con ella para siempre. El resto de sus años los pasó en la pena y en el dolor y aún así continuaba sirviendo a sus hermanas con alegría.

En el año de 1303 Clara pudo construir una iglesia en Montefalco la cual no solo sirvió como capilla para las religiosas, sino también para todas las personas de la ciudad. La primera piedra fue bendecida el 24 de junio de 1303 por el obispo de Spoleto y aquel dia la iglesia fue dedicada a la Santa Cruz.

Clara sirvió como abadesa, maestra, madre y directora espiritual de sus amadas hijas por 16 años. Mientras la reputación de santidad y milagros atraían visitantes al monasterio, ella continuaba gobernándolo de manera sabia, cuidadosa y sin romper la armonía de la comunidad.

En agosto de 1308, enfermó grave que la dispuso en cama; el 15 de agosto, pidió recibir la Extrema Unción. Hizo su última confesión el 17 de agosto y al dia siguiente, muere en su convento de Montefalco en 1308.

El proceso de canonización fue iniciado en 1328, pero fue hasta el 13 de abril de 1737 que Clara fue beatificada por el Papa Clemente XII. El 8 de diciembre de 1881, fiesta de la Inmaculada Concepción, el Papa León XIII la canonizó en la Basílica de San Pedro en Roma.

Reliquias
Inmediatamente después de la muerte de Clara, su corazón fue extraído del cuerpo y después de una inspección, se reportó que los instrumentos de la Pasion de Cristo: un crucifijo, 3 clavos, la corona de espinas y un látigo fueron encontrados en su corazón hechos por los tejidos cardiacos. Escuchado estas noticias, el vicario del obispo de Spoleto viajó a Montefalco lleno de indignación sospechando que las religiosas del convento habían plantado los símbolos. Una comisión de físicos, juristas y teólogos se reunieron para llevar a cabo una investigación , la cual descartó la posibilidad de fabricación. El vicario del obispo, quén vino a Montefalco como un inquisidor a castigar al responsable del fraude, se convenció de la autenticidad de los descubrimientos después de verificar personalmente que los signos no eran resultado de trucos. Sin embargo, dudas de la veracidad de los hallazgos persistieron aun en el proceso de canonización, hasta querían canonizarla como franciscana y no como agustina ya que habia sido secular terciaria franciscana.

El crucifijo encontrado en el corazón de santa Clara es del tamaño de un pulgar, la cabeza de Cristo esta inclinada hacia el lado derecho, su cuerpo es blanco con excepción de "la pequeña abertura en el costado derecho que tenia un rojo intenso". El látigo y la corona de espinas son, aparentemente formados por fibras nerviosas y los 3 clavos estan formados por una tela de fibras oscuras.

El cuerpo de Santa Clara permanece incorrupto, sin embargo la piel de sus manos se ha oscurecido con el tiempo. El corazón fue dispuesto para la veneración en la iglesia de Santa Clara en Montefalco, donde su cuerpo, vestida con el hábito agustino, reposa bajo el altar mayor.

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Fuente: misa_tridentina.t35.com
Eusebio, Santo XXXI Papa, 17 de agosto  

Eusebio, Santo

XXXI Papa

Martirologio Romano: En Sicilia, muerte de san Eusebio, papa, valeroso testigo de Cristo, que fue deportado por el emperador Majencio a esa isla, donde dejó la patria terrena para merecer la patria celestial. Trasladado su cuerpo a Roma, fue enterrado en el cementerio de Calixto (310).

 

Fue el 31º Papa de la Iglesia Católica, desde abril de 309 hasta agosto de 309.

Eusebio nació en Grecia y era hijo de un médico. Fue elegido para suceder al Papa San Marcelo; pero su pontificado duró apenas unos meses. El pontificado de San Marcelo se había visto turbado por el problema del trato que debía darse a los que habían apostatado durante la persecución de Diocleciano. Un tal Heraclio y sus seguidores se opusieron al Pontífice; muy probablemente Heraclio era uno de los que habían apostatado y quería ser admitido nuevamente en la comunión de la Iglesia sin penitencia alguna. Una inscripción del Papa San Dámaso en la tumba de San Eusebio, quien fue sepultado en el cementerio de Calixto, recuerda que la disputa se prolongó hasta el pontificado de nuestro santo y produjo numerosos desórdenes y pleitos en la Iglesia de Roma.

A lo que parece, los "lapsos" o apóstatas intentaron introducirse por la fuerza en las reuniones de los fieles. El tumulto fue tan grande, que el emperador Majencio desterró a San Eusebio y a Heraclio de la ciudad. El Pontífice se trasladó a Sicilia, donde murió poco después. Como el destierro fue una consecuencia de la firmeza con que exigió el cumplimiento de los cánones, el pueblo cristiano le veneró como mártir en una época.
San Dámaso le da también el título de mártir.

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Mamés (o Mamante o Mameto), Santo Mártir, 17 de agosto  

Mamés (o Mamante o Mameto), Santo

Mártir

Martirologio Romano: En Cesarea de Capadocia, san Mamés o Mamante o Mameto, mártir, que, siendo pastor de condición muy humilde, vivió solitario en los bosques con la máxima frugalidad y, proclamando su fe en Cristo, consumó el martirio durante el imperio de Aureliano (273/274).

 

Según cuenta la leyenda, Mamés ("el que fue amamantado") nació en el seno de una familia modesta. Algunos historiadores datan la fecha de su nacimiento en el 259 y la de su martirio en el 275.

Hijo de Teodoto y Rufina, San Mamés nació en prisión al estar encarcelados sus padres por ser cristianos. Poco después de su nacimiento murieron el padre y la madre, estando ambos elevados a los altares. A partir de entonces, Mamés fue criado por una viuda rica llamada Ammia, también santa, que murió cuando Mamés tenía quince años dejando al joven heredero de su hacienda.

El gobernador de Cesarea de Capadocia (Asia Menor, actual Turquía) sometió a tormentos a San Mamés, sin conseguir que abjurara de su fe. Después, lo envió al emperador Aureliano que ordenó someterle a nuevas torturas. Cuenta la leyenda que un ángel lo liberó y le mandó refugiarse en un monte cercano a Cesarea.

Al parecer, San Mamés consiguió amansar a los leones a los que había sido entregado en el circo y, ante este portento, decidieron acabar con su vida clavándole un tridente en el abdomen. Aunque sangrando, el joven Mamés consiguió llegar hasta la cueva cerca del teatro, donde murió invitado al cielo por los ángeles.

También, hay versiones de que San Mamés fue arrojado y devorado por los leones (por eso al estadio del Athletic Club de Bilbao se le llama San Mamés y a sus jugadores, los Leones). Todavía se conserva la estatua de este niño mártir, apoyado en un pequeño león, en la Casa de la Misericordia de Bilbao, antiguamente el convento de San Mamés y actualmente uno de los mayores orfanatos de Europa.

Aunque los datos tradicionales del martirio bajo Aureliano (275 d. C.) no están plenamente confirmados, pueden considerarse verosímiles.

Tradicionalmente, es considerado como el protector de las personas con roturas de huesos y de los lactantes. Sin embargo en la localidad de Murero (Zaragoza) se le considera el abogado de los que sufren de hernia.

El primer centro de culto a San Mamés se construyó en Cesarea de Capadocia. El principal centro de culto en Europa es la catedral de Langres (Haute-Marne, Francia), cuyo titular es Saint-Mammès, siendo los peregrinos del camino de Santiago quienes trajeron su devoción a España. Uno de los principales santuarios dedicados a San Mamés en el Camino de Santiago se encuentra en la riosellana localidad de Cuerres y data del siglo XIV. Asimismo, siguiendo el Camino de Santiago, desde el siglo VI, aparece documentada una ermita extramuros de la ciudad de León a este santo, quien dio nombre a la carretera que luego daría a su vez nombre al barrio de San Mamés, el más populoso de la ciudad. En la Iglesia parroquial de Santa María Magdalena de Zaragoza se conserva la cabeza del santo.

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Miróin, Santo Presbítero y Mártir, Santo  

Miróin, Santo

Presbítero y Mártir

Martirologio Romano: En Cizico, en el Helesponto, san Mirón, presbítero y mártir, que, según una tradición, durante el imperio de Decio y bajo el prefecto, fue decapitado tras sufrir muchos tormentos (s. III).

 

San Mirón vivió en la época del Emperador Decio (201-251), provenía de una familia de buena posición viviendo cómodamente. El Santo tenía un gran amor a Cristo que lo impulsó a estudiar hasta ser ordenado sacerdote. Se dedicaba todos los días a atender a los pobres, viudas y huérfanos. El prefecto Antípatro fue a la región donde oficiaba Mirón y encarceló a numerosos cristianos para presionar al Santo, y lo llevó ante un gentío y le dijo que negara a Cristo pero el Santo no lo negó, siendo luego torturado y decapitado.

 

 

Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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