martes, 5 de diciembre de 2017

[ † ] Martes por los ángeles custodios. 05/12/2017. San Sabas ¡ruega por nosotros!

JA

JMJ

Pax

Jesús se llenó de júbilo en el Espíritu Santo

† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 10, 21-24

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, el Espíritu Santo llenó de alegría a Jesús, que dijo:
"Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a los sabios y prudentes y se las ha dado a conocer a los sencillos. Sí, Padre, así te ha parecido bien. 
Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie sabe quién es el Hijo sino el Padre; y quién es el Padre, sino el Hijo y aquél a quien el Hijo se lo quiera revelar".
Dirigiéndose después a los discípulos, les dijo en privado: 
"Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven. Porque les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, y oír lo que ustedes oyen pero no lo oyeron".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor, Jesús.

Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.

El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk

El que no valora una obra de arte es porque necesita cultura: https://www.youtube.com/watch?v=mTKKaT-KaKw

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu

El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

San Leonardo, "El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc

Audio (1/5): https://www.youtube.com/watch?v=2NjKuVnxH58

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?

Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).

Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?

Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html

Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).

 

 

Misal

 

mar 1a. Adviento

Antífona de Entrada

Vendrá el Señor y con él todos sus santos; aquel día brillará una gran luz.

 

Oración Colecta

Oremos:
Señor y Dios nuestro, acoge favorablemente nuestras súplicas y concédenos tu ayuda en las tribulaciones; que reanimados con la venida de tu Hijo, ya cercana, no volvamos a mancharnos con el pecado.
Por nuestro señor Jesucristo...
Amén.

 

Primera Lectura

El espíritu del Señor se posará sobre él

Lectura del Libro del profeta Isaías 11, 1-10

En aquel día saldrá un brote del tronco de Jesé, un retoño brotará de sus raíces. 
Sobre él reposará el espíritu del Señor: espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de fortaleza, espíritu de ciencia y de temor de Dios; lo inspirará el temor del Señor.
No juzgará por apariencias, ni atendiendo a rumores; juzgará con justicia a los indefensos, a los pobres del país con rectitud; herirá al violento con la vara de su boca, con el soplo de sus labios matará al malvado. Será la justicia el cinturón de sus caderas, la fidelidad, la correa de su cintura.
Habitará el lobo junto al cordero, la pantera se echará junto al cabrito, el ternero y el leoncillo comerán juntos y un pequeño cuidará de ellos. La vaca pastará con el oso, sus crías se echarán juntas; el león comerá paja, como el buey, el niño de pecho jugará junto al escondite de la culebra, el recién destetado meterá la mano en la cueva de la serpiente. Nadie hará el mal ni causará daño alguno en todo mi monte santo, porque del conocimiento del Señor está llena la tierra como las aguas cubren el mar.
Aquel día, la raíz de Jesé será puesta como estandarte de los pueblos; a ella se volverán las 
naciones y será gloriosa su morada.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 71, 2.7-8.12-13.17

Que en sus días florezca la justicia y la paz abunde eternamente.

Para que gobierne a tu pueblo con justicia y tus humildes con equidad.
Que en sus días florezca la justicia y la paz abunde eternamente.

Que florezca en sus días la justicia y haya gran prosperidad mientras alumbre la luna; que domine de mar a mar, desde el Eufrates hasta los extremos de la tierra.
Que en sus días florezca la justicia y la paz abunde eternamente.

Porque él librará al necesitado que suplica, al humilde que no tiene defensor, tendrá compasión del necesitado y del abandonado, y salvará la vida de los necesitados.
Que en sus días florezca la justicia y la paz abunde eternamente.

Que su nombre sea perpetuo y su descendencia dure como el sol; que traiga la bendición a las naciones y lo proclamen dichoso.
Que en sus días florezca la justicia y la paz abunde eternamente.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Ya viene el Señor, nuestro Dios, para iluminar los ojos de sus hijos con todo su poder. 
Aleluya.

Evangelio

Jesús se llenó de júbilo en el Espíritu Santo

† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 10, 21-24

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, el Espíritu Santo llenó de alegría a Jesús, que dijo:
"Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a los sabios y prudentes y se las ha dado a conocer a los sencillos. Sí, Padre, así te ha parecido bien. 
Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie sabe quién es el Hijo sino el Padre; y quién es el Padre, sino el Hijo y aquél a quien el Hijo se lo quiera revelar".
Dirigiéndose después a los discípulos, les dijo en privado: 
"Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven. Porque les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, y oír lo que ustedes oyen pero no lo oyeron".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor, Jesús.

 

Oración sobre las Ofrendas

Que los ruegos y ofrendas de nuestra pobreza te conmuevan, Señor, y, al vernos desvalidos y sin méritos propios, acude, compasivo, en nuestra ayuda.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio

Las dos venidas de Cristo

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Quien al venir por vez primera en la humildad de nuestra carne, realizó el plan de redención trazado desde antiguo y nos abrió el camino de la salvación; para que cuando venga de nuevo en la majestad de su gloria, revelando así la plenitud de su obra, podamos recibir los bienes prometidos que ahora, en vigilante espera, confiamos alcanzar.
Por eso, 
con los ángeles y arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:

Antífona de la Comunión

El Señor, justo juez, dará la corona merecida a todos los que esperan con amor su venida.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
Como fruto de nuestra participación en este sacramento de vida eterna, enséñanos, Señor, a no sobrevalorar las cosas terrenales y a estimar las del cielo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

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Meditación diaria

 

Adviento. 1ª semana. Martes

EL MESíAS, "PRíNCIPE DE LA PAZ"

— La paz, don de Dios. Se pierde por el pecado, la soberbia y la insinceridad.

— Dar alegría y serenidad a quienes carecen de ellas.

— La filiación divina, fundamento de nuestra paz y de nuestra alegría.

I. La paz es uno de los grandes bienes constantemente implorados en el Antiguo Testamento. Se promete este don al pueblo de Israel como recompensa a su fidelidad1, y aparece como una obra de Dios2 de la que se siguen incontables beneficios. Pero la verdadera paz llegará a la tierra con la venida del Mesías. Por eso los ángeles anuncian cantando: Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad3. El Adviento y la Navidad son tiempos especialmente oportunos para aumentar la paz en nuestros corazones; son tiempos también para pedir la paz de este mundo lleno de conflictos y de insatisfacciones.

Mirad: Nuestro Señor llega con fuerza. Para visitar a su pueblo con la paz y darle la vida eterna4. Isaías nos recuerda en la Primera lectura de la Misa que en la era mesiánica habitará el lobo con el cordero, la pantera se tumbará con el cabrito, el novillo y el león pacerán juntos5. Con el Mesías se renuevan la paz y la armonía del comienzo de la Creación y se inaugura un orden nuevo.

El Señor es el Príncipe de la paz6, y desde el mismo momento en que nace nos trae un mensaje de paz y de alegría, de la única paz verdadera y de la única alegría cierta. Después las irá sembrando a su paso por todos los caminos: La paz sea con vosotros; soy yo, no temáis7. La presencia de Cristo en nuestras vidas es, en toda circunstancia, la fuente de una paz serena e inalterable: Soy yo, no temáis, nos dice.

Las enseñanzas del Señor constituyen la buena nueva de la paz8. Y este es también el tesoro que nos ha dejado en herencia a sus discípulos de todos los tiempos; la paz os dejo, mi paz os doy, no os la doy como la da el mundo9. "La paz sobre la tierra, nacida del amor al prójimo, es imagen y efecto de la paz de Cristo, que procede de Dios Padre. En efecto, el propio Hijo encarnado, Príncipe de la paz, ha reconciliado con Dios a todos los hombres por medio de su cruz (...), ha dado muerte al odio en su propia carne y, después del triunfo de su resurrección, ha infundido el Espíritu de amor en el corazón de los hombres"10. La paz del Señor trasciende por completo la paz del mundo, que puede ser superficial y aparente, quizá resultado del egoísmo y compatible con la injusticia.

Cristo es nuestra paz11 y nuestra alegría; el pecado, por el contrario, siembra soledad, inquietud y tristeza en el alma. La paz del cristiano, tan necesaria para el apostolado y para la convivencia, es orden interior, conocimiento de las propias miserias y virtudes, respeto a los demás y una plena confianza en el Señor, que nunca nos deja. Es consecuencia de la humildad, de la filiación divina y de la lucha contra las propias pasiones, siempre dispuestas al desorden.

Se pierde la paz por el pecado, y por la soberbia y la falta de sinceridad con uno mismo y con Dios. También se pierde la paz por la impaciencia: cuando no se sabe ver la mano de Dios providente en las dificultades y contrariedades.

La confesión sincera de nuestros pecados es uno de los principales medios puestos por Dios para recuperar la paz perdida por el pecado o por la falta de correspondencia a la gracia. "Paz con Dios, efecto de la justificación y alejamiento del pecado; la paz con el prójimo, fruto de la caridad difundida por el Espíritu Santo; y la paz con nosotros mismos, la paz de la conciencia, proveniente de la victoria sobre las pasiones y sobre el mal"12. Recuperar la paz, si la hubiésemos perdido, es una de las mejores muestras de caridad para quienes están a nuestro alrededor, y también la primera tarea para preparar en nuestro corazón la llegada del Niño Dios.

II. En la bienaventuranza en la que se enuncia el don de la paz "no se contenta el Señor con eliminar toda discusión y enemistad de unos con otros, sino que nos pide algo más: que tratemos de poner paz en quienes están enemistados"13.

El cristiano es un hombre abierto a la paz y su presencia debe dar serenidad y alegría. Pero se trata de la verdadera paz, no de sus sucedáneos. Somos bienaventurados cuando sabemos llevar la paz a quienes están afligidos, cuando servimos como instrumentos de unión en la familia, entre nuestros compañeros de trabajo, con todas las personas en medio de los sucesos de la vida de cada día. Para poder realizar este cometido importantísimo hemos de ser humildes y afables, pues la soberbia solo ocasiona disensiones14. El hombre que tiene paz en su corazón la sabe comunicar casi sin proponérselo, y en él buscan apoyo y serenidad los demás: es una gran ayuda en el apostolado. Los cristianos hemos de difundir la paz interior de nuestro corazón allí donde nos encontremos. Por el contrario, el amargado, el inquieto y el pesimista, que carecen de paz en su corazón, destruyen lo que encuentran a su paso.

Serán bendecidos especialmente por el Señor quienes velan por la paz entre las naciones y trabajan por ella con intención recta; y, sobre todo, los que oran y se sacrifican para poner a los hombres en paz con Dios. Este es el primer quehacer de cualquier actividad apostólica. El apostolado de la Confesión, que nos mueve a llevar a nuestros amigos a este sacramento debe tener un especial premio en el Cielo, pues este sacramento es verdaderamente la mayor fuente de paz y de alegría en el mundo. "No hablan de la severidad de Dios los confesonarios esparcidos por el mundo, en los cuales los hombres manifiestan los propios pecados, sino más bien de su bondad misericordiosa. Y cuantos se acercan al confesonario, a veces después de muchos años y con el peso de pecados graves, en el momento de alejarse de él, encuentran el alivio deseado, encuentran la alegría y la serenidad de la conciencia, que fuera de la Confesión no podrán encontrar en otra parte"15.

Quienes tienen la paz del Señor y la promueven a su alrededor se llamarán hijos de Dios16. Y San Juan Crisóstomo explica la razón: "A la verdad, esta fue la obra del Unigénito: unir a los que estaban alejados y reconciliar a los que estaban en guerra"17. En nuestra propia familia, en el lugar de trabajo, entre nuestros amigos, ¿no podríamos también nosotros fomentar en este tiempo de Adviento una mayor unión con Dios de las personas que nos rodean y una convivencia más amable todavía y más alegre?

III. "Cuando el hombre olvida su destino eterno y el horizonte de su vida se limita a la existencia terrena, se contenta con una paz ficticia, con una tranquilidad solo exterior a la que pide la salvaguardia del máximo bienestar material que puede alcanzarse con el mínimo esfuerzo. De este modo construye una paz imperfecta e inestable, pues no está radicada en la dignidad de la persona humana, hecha a imagen y semejanza de Dios y llamada a la filiación divina. Vosotros jamás tenéis que contentaros con estos sucedáneos de paz; sería un grave error, cuyo fruto produciría la más amarga de las desilusiones. Ya lo anunció Jesucristo poco antes de la Ascensión al cielo cuando dijo a sus discípulos: La paz os dejo, mi paz os doy; no como el mundo la da os la doy yo" (Jn 14, 27).

"Existen, por tanto, dos tipos de paz: la que los hombres son capaces de construir por sí solos, y la que es don de Dios; (...) la que viene impuesta por el poder de las armas y la que nace del corazón. La primera es frágil e insegura, podría llamarse una mera apariencia de paz porque se funda en el miedo y en la desconfianza. La segunda, por el contrario, es una paz fuerte y duradera porque, al fundarse en la justicia y en el amor, penetra en el corazón; es un don que Dios concede a quienes aman su ley (Cfr. Sal 119, 165)"18.

Si somos hombres y mujeres que tienen la verdadera paz en su corazón estaremos mejor capacitados para vivir como hijos de Dios y viviremos mejor la fraternidad con los demás. También, en la medida en que nos sintamos hijos de Dios, seremos personas de una paz inalterable.

La filiación divina es el fundamento de la paz y de la alegría del cristiano. En ella encontramos la protección que necesitamos, el calor paternal y la confianza ante el futuro. Vivimos confiados en que detrás de todos los azares de la vida hay siempre una razón de bien: todas las cosas contribuyen al bien de los que aman a Dios19, decía San Pablo a los primeros cristianos de Roma.

La consideración de nuestra filiación divina nos ayudará a ser fuertes ante las dificultades. "No os asustéis, ni temáis ningún daño, aunque las circunstancias en que trabajéis sean tremendas (...). Las manos de Dios son igualmente poderosas y, si fuera necesario, harían maravillas"20. Estamos bien protegidos.

Intentemos, pues, en estos días de Adviento, fomentar la paz y la alegría, superando los obstáculos; aprendamos a encontrar al Señor en todas las cosas, también en los momentos difíciles. "Buscad el rostro de Aquel que habita siempre, con presencia real y corporal, en su Iglesia. Haced, al menos, lo que hicieron los discípulos. Tenían solo una fe débil, no poseían gran confianza ni paz, pero al menos no se separan de Cristo (...). No os defendáis de Él, antes bien, cuando estéis en un apuro acudid a Él, día tras día, pidiéndole fervorosamente y con perseverancia aquello que solo Él puede otorgar (...). Así, aunque observe tanta falta de firmeza en vosotros, que no debía existir, se dignará increpar a los vientos y al mar, y dirá: Calma, estad tranquilos. Y habrá una gran paz"21.

Santa María, Reina de la paz, nos ayudará a tener paz en nuestros corazones, a recuperarla si la hubiéramos perdido, y a comunicarla a quienes nos rodean. Como ya se acerca la festividad de la Inmaculada, nos esforzaremos por acudir a Ella durante todo el día, teniéndola más presente en nuestro trabajo y ofreciéndole alguna muestra especial de cariño.

1 Lev 26, 6. — 2 Is 26, 12. — 3 Lc 2, 14. — 4 Antífona en la Liturgia de las horas. — 5 Cfr. Is 11, 1-10. — 6 Is 9, 6. — 7 Lc 24, 36. — 8 Hech 10, 36. — 9 Jn 14, 27. — 10 Conc. Vat. II, Const. Gaudium et spes, 78. — 11 Ef 2, 14. — 12 Juan Pablo II, Discurso al UNIV-86, Roma 24-III-1986. — 13 San Juan Crisóstomo, Homilía sobre San Mateo, 15, 4. — 14 Prov 13, 10. — 15 Juan Pablo II, Hom. Parroquia de S. Ignacio de A., Roma 16-III-1980. — 16 Cfr. Mt 5, 9. — 17 San Juan Crisóstomo, Homilías sobre San Mateo, 15, 4. — 18 Juan Pablo II, Discurso al UNIV-86, Roma 24-III-1986. — 19 Rom 8, 28. — 20 San Josemaría Escrivá, Amigos de Dios, 105. — 21 J. H. Newman, Sermón para el domingo IV de Epifanía, 1848.

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5 de diciembre. 6º Día de la Novena

MADRE AMABLE

— Jesús nos dio a su Madre como Madre nuestra.

— Madre amable, acogedora, de mirar misericordioso.

— Aprender a tratar y amar más y mejor a Nuestra Señora.

I. La Virgen se convirtió en Madre de todos los hombres en el momento en que consintió libremente en ser Madre de Jesús, el primogénito entre muchos hermanos. Esta maternidad de María sobre nosotros es superior a la maternidad natural humana1, pues al dar a luz corporalmente a Cristo Cabeza del Cuerpo Místico, que es la Iglesia, engendró espiritualmente a todos sus miembros, a todos nosotros, y Cristo es la fuente de toda vida espiritual: "habiendo llevado en su seno al Viviente afirma el Concilio Vaticano II-, María es Madre de todos los hombres, en especial de los fieles"2.

Cuando su Hijo, Jesús, fue clavado en la Cruz, estaban junto a Él María, su Madre, San Juan, el discípulo amado, y algunas santas mujeres. El Señor dirigió entonces a su Madre esas palabras que tanta trascendencia han tenido y tendrán en la vida personal de cada hombre, de cada uno de nosotros: Mujer dice a la Virgen, he ahí a tu hijo; luego dice al discípulo: ahí tienes a tu Madre3.

Impresiona ver a Cristo olvidado de sí: de sus sufrimientos, de su soledad. Conmueve el inmenso amor a su Madre: no quiere que se quede sola; ve el dolor de María y lo asume dentro de su Corazón para ofrecerlo también al Padre por la redención de los hombres. Conmueve el gesto de Jesús para con todos los hombres, buenos y malos, incluso encallecidos por el pecado, representados en Juan. Nos da a su Madre como Madre nuestra. Jesús nos mira a cada uno, y nos dice: Ahí tienes a tu Madre, trátala bien, acude a Ella, aprovecha este don inefable.

En aquellos momentos, cuando Jesús consumaba su obra redentora, María se unió íntimamente a su sacrificio por una cooperación más directa y más profunda en nuestra salvación. La maternidad espiritual de la Virgen Santísima fue confirmada por Cristo mismo desde la Cruz4.

Ahí tienes a tu Hijo. "Esta fue la segunda Natividad. María había dado a luz en la gruta de Belén a su Hijo primogénito sin dolor alguno; ahora da a luz a su segundo hijo, Juan, entre los dolores de la Cruz. En este momento padece María los dolores del parto, no solo por Juan, su segundo hijo, sino por los millones de otros hijos suyos que la llamarán Madre a lo largo de los tiempos. Ahora comprendemos por qué el Evangelista llamó a Cristo su hijo primogénito, no porque tuviera más hijos de su carne, sino porque había de engendrar muchos otros con la sangre de su corazón"5; con un dolor redentor, lleno de frutos, pues estaba unido al sacrificio de su Hijo. Comprendemos bien que la maternidad de María sobre nosotros, siendo de un orden distinto, es superior a la maternidad de las madres en la tierra, pues Ella nos engendra a una vida sobrenatural y eterna.

Ahí tienes a tu hijo. Estas palabras produjeron un aumento de caridad, de amor materno por nosotros, en el alma de la Virgen; en el corazón de Juan, un amor filial profundo y lleno de respeto por la Madre de Dios. Este es el fundamento de una honda devoción a la Virgen.

Podríamos preguntarnos en este día de la Novena el lugar que ocupa la Virgen en nuestra vida. ¿La hemos sabido acoger como Juan? ¿La dejamos con frecuencia sola? ¿La llamamos muchas veces Madre, Madre mía...? ¿La tratamos bien?

II. Maternidad quiere decir solicitud y desvelo por el hijo. Y esto se da en la Virgen por todos los hombres. Intercede por cada uno y obtiene las gracias específicas y oportunas que necesitamos. Jesús dice de sí mismo que es el Buen Pastor que llama a sus ovejas, a cada una por su nombre, nominatim6; algo parecido sucede con la Virgen, Madre espiritual de todo hombre en particular. Lo mismo que los hijos son diferentes y únicos para su madre, así somos todos para Santa María. Ella nos conoce bien, nos distingue en la lejanía de cualquier otro, nos llama por nuestro nombre con un acento inconfundible. Su maternidad alcanza a la persona entera, al cuerpo y al alma, Pero su acción maternal, sobre el cuerpo también, está orientada "a restaurar la vida sobrenatural en las almas"7, a la santidad, a una identificación más perfecta con su Hijo. En esta tarea maternal, la Virgen es la colaboradora por excelencia del Espíritu Santo, Aquel que da la vida sobrenatural y la mantiene.

Esta maternidad de María no es la misma para todos los hombres. María es Madre de un modo excelente de los bienaventurados del Ciclo, que ya no pueden perder la vida de la gracia. Es Madre de modo perfecto de los cristianos en gracia, porque estos tienen la vida sobrenatural completa. Es Madre de quienes están alejados de Dios por el pecado mortal, con los que ejerce su misericordia continuamente para atraerlos a la amistad con su Hijo; por eso, la Virgen es nuestra mayor ayuda en todo apostolado. Nuestra Señora es también Madre de aquellos que incluso no están bautizados, ya que están destinados a la salvación, pues Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad8.

La Virgen, Madre por excelencia, tiene siempre para nosotros una sonrisa en los labios, un gesto acogedor; una mirada que invita a la confianza; siempre está dispuesta a entender lo que ocurre en nuestro corazón; en Ella debemos descargar las penas, aquello que más nos pesa. Ella se hace querer por todos, es amable por excelencia: "se hizo toda para todos; a los sabios y a los ignorantes, con una copiosísima caridad, se hizo deudora. A todos abre el seno de la misericordia; para que todos reciban de su plenitud: redención el cautivo, curación el enfermo, consuelo el afligido, perdón el pecador"9.

Especialmente en las dificultades, o cuando no tenemos los medios que necesitamos, en las tentaciones, en posibles momentos de desvarío, debemos acudir confiadamente a Ella: Madre, Madre mía... Monstra te esse matrem!, ¡muestra que eres Madre!, le hemos dicho tantas veces.

Quizá en alguna ocasión nos encontremos enfermos del alma, y entonces acudiremos a Ella Salus infirmorum, salud de los enfermos con la seguridad de no ser rechazados. Ninguna experiencia, por dura y negativa que pueda ser o parecer, nos debe desalentar. Siempre encontraremos en Ella a la Madre amable, acogedora, de mirar misericordioso, que nos recibe con ternura y facilita incluso hace más corto- el camino que perdimos. Y si arrecian las dificultades, en el alma o en la vida corriente, la llamaremos con más fuerza, y se dará prisa para protegernos. "¡Madre! Llámala fuerte, fuerte. Te escucha, te ve en peligro quizá, y te brinda, tu Madre Santa María, con la gracia de su Hijo, el consuelo de su regazo, la ternura de sus caricias: y te encontrarás reconfortado para la nueva lucha"10.

III. Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa11. ¡Cómo envidiamos a Juan! ¡Cómo se llenó de luz aquel nuevo hogar de Santa María! "Los autores espirituales han visto en esas palabras, que relata el Santo Evangelio, una invitación dirigida a todos los cristianos para que pongamos también a María en nuestras vidas. En cierto sentido, resulta casi superflua esa aclaración. María quiere ciertamente que la invoquemos, que nos acerquemos a Ella con confianza, que apelemos a su maternidad, pidiéndole que se manifieste como nuestra Madre (Monstra te esse Matrem. Himno litúrgico Ave maris stella)"12.

Quizá podría ser este el propósito para hoy, un día más de la Novena a Nuestra Madre: contemplar a María en casa de Juan, ver la extrema delicadeza que tendría con la Madre de Jesús, las confidencias llenas de intimidad... Y meterla nosotros en la propia vida: mirarla como la miraba el discípulo amado, acudir a Ella en todo con confianza filial, quererla al menos como la quiso Juan. ¡Qué fácil es querer a Santa María! Nunca, después de Jesús, ha existido ni existirá criatura alguna más amable. Se ha dicho de María que es como una sonrisa del Altísimo. Nada defectuoso o imperfecto o inacabado encontramos en su ser. No es alguien lejano e inaccesible: está muy cerca de nuestra vida de todos los días, sabe de nuestros ajetreos, de lo que nos preocupa, de lo que necesitamos... No temamos excedernos en nuestro amor a María, pues nunca la amaremos como la Santísima Trinidad, que la amó hasta hacerla Madre de Cristo. No temamos excedernos, porque sabemos que Ella es "un regalo del Corazón de Jesús moribundo"13.

El Señor desea que aprendamos a quererla siempre más; que tengamos con Ella los detalles de delicadeza y de amor que Él hubiera tenido en nuestro caso: jaculatorias, mirar con frecuencia sus imágenes ¡se puede decir tanto en una mirada, que nos lleva de la tierra al Cielo!, desagraviarla por el olvido en que la tienen algunos de sus hijos, acudir a Ella en la menor necesidad, rezarle con amor el Ángelus, el Santo Rosario... "Entre todos los homenajes que podemos tributar a María afirma San Alfonso M.ª de Ligorio, no hay ninguno tan grato al Corazón de nuestra Madre como el implorar con frecuencia su maternal protección, rogándole que nos asista en todas nuestras necesidades particulares, como al dar o recibir un consejo, en los peligros, en las tribulaciones, en las tentaciones... Esta buena Madre nos librará ciertamente de los peligros, con solo rezar la antífona Sub tuum praesidium ("Bajo tu protección nos acogemos, Santa Madre de Dios..."), o el Avemaría, o con solo invocar su santo nombre, que tiene un poder especial contra los demonios"14. Ella, como todas las madres, experimenta un especial gozo en atender a sus hijos necesitados.

Sabemos que "después de la peregrinación de este destierro, nos esperan sus ojos misericordiosos y sus brazos, donde nos encontraremos, en lazo indisoluble, con el Fruto de su vientre, Jesús, que ganó la gloria para sí, para su Madre y para todos los hermanos que nos acogemos a su misericordia"15.

Sancta María, Mater amabilis, ora pro eis... ora pro me. Enséñame a quererte cada día un poco más.

1 Cfr. R. Garrigou-Lagrange. La Madre del Salvador, p. 219. — 2 Conc. Vat. II, Const. Lumen gentium, 53. — 3 Jn 19, 27. — 4 Juan Pablo II, Enc. Redemptoris missio, 7-XII-1990, n. 23. — 5 F. J. Sheen, Desde la Cruz, Subirana, Barcelona 1965, p. 18. — 6 Cfr. Jn 10, 3. — 7 Cfr. Conc. Vat. II, Const. Lumen gentium, 61. — 8 Cfr. J. Ibáñez-F. Mendoza, La Madre del Redentor, pp. 237-238. — 9 San Bernardo, Homilía en la octava de la Asunción, 2. — 10 San Josemaría Escrivá, Camino, n. 516. — 11 Jn 19, 27. — 12 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 140. — 13 Cfr. Pío XII, Enc. Haurietis aquas, 15-V-1956, 21. — 14 San Alfonso Mª de Ligorio, Las glorias de María, III, 9. — 15 L. Mª. Herrán, Nuestra Madre del Cielo, Palabra, 2ª. ed., Madrid 1988, p. 102.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

San Sabas
Abad
Año 532

Este santo fue uno de los monjes más famosos de la antigüedad.

Nació en Turquía en el año 439.

Era hijo de un comandante del ejército, el cual tuvo que partir a lejanas tierras y lo dejó confiado a un tío. Pero este lo trataba muy mal y el niño de ocho años se fue donde otro tío. Mas el segundo empezó a pelear con el primero exigiendo que le debían pasar a él la herencia del niño si querían que lo educara, y entonces el joven Sabas, amigo de la paz, se fue a un monasterio.

Después los dos tíos se arrepintieron de lo mal que lo habían tratado y lo llamaron otra vez a que administrara sus cuantiosos bienes, pero él ya estaba hastiado del mundo y no quiso volver a él.

Después de pasar varios años como monje muy ejemplar en su tierra, dispuso irse a Jerusalén para aprender la santidad con los monjes de ese país. Y allí a varios kilómetros de Jerusalén se hizo una celda, cerca de los otros monjes anacoretas y se dedicó a una vida de oración y penitencia. Como era el más joven y forzudo de los monjes, acarreaba el agua desde bastantes cuadras de distancia, conseguía la lecha y trabajaba diez horas al día, haciendo canastos para vender y con eso conseguir los alimentos para los más ancianos y débiles. Había días en que tejía diez canastos.

El más estricto y santo de los monjes de los alrededores, San Eutimio, lo invitó a irse a pasar los 40 días de la cuaresma en el desierto donde ayunó Jesús, y a dedicarse allí a ayunar ellos también. Sabas empezó con gran fervor, pero a los pocos días cayó desvanecido de tanta sed, a cause del intenso calor. San Eutimio oró con fe, y apareció por allí cerca un nacedero de agua y así logró no morir de deshidratación. Después de muerto San Eutimio, repitió Sabas muchas veces en su vida, la práctica de pasar los 40 días anteriores a la Semana Santa, ayunando en el desierto donde ayunó Jesús. Es terrible penitencia que sólo resisten quienes tienen una gran resistencia física.

Sabas pasó cuatro años seguidos en el desierto sin hablar con nadie. Pero luego empezaron a llegar monjes a pedirle que los dirigiera hacia la santidad y tuvo que dedicarse a ayudarles a conseguir la perfección. Llegó a tener 150 monjes cerca del Mar Muerto. Como por allí faltaba el agua, un día el santo vio a un asno hocear en el suelo, y mandó excavar en ese sitio y apareció una fuente de agua que dio de beber a muchas gentes por bastantes siglos.

Cuando tenía 50 años fue ordenado sacerdote por el Arzobispo de Jerusalén, y nombrado jefe de todos los monjes de Tierra Santa.

Con la herencia que le dejaron sus padres construyó dos hospitales.

Por tres veces fue enviado a Constantinopla, residencia del emperador, a obtener que este no apoyara a los herejes y que favoreciera la Tierra Santa. La primera vez como iba vestido tan pobremente, los guardias del palacio dejaron entrar a los demás enviados menos a él. Pero cuando leyó la carta del Arzobispo de Jerusalén en la cual le recomendaba a Sabas como el más santo de los monjes, el emperador preguntó por él y tuvieron que irse a buscarlo. Lo encontraron en un rincón, dedicado a la oración.

El emperador ofreció a los visitantes que pidieran los regalos que quisieran. Cada uno pidió para sí mismo lo que quiso, pero Sabas dijo que él no deseaba nada para su uso personal, pero que lo que pedía era que el emperador no ayudara a los herejes y que concediera varias ayudas que estaban necesitando mucho en Palestina, y que pusiera un puesto de policía cerca de donde estaban los monjes para que los defendieran de los asaltadores.

Todo esto se lo concedió el mandatario.

San Sabas llegó a dirigir personalmente a muchísimos monjes y entre sus dirigidos hay cinco santos canonizados. Por ej. San Juan Damasceno y San Teodoro.

A los noventa y cuatro años de edad, siendo famoso en todo Oriente, y habiendo gastado gran parte de su vida en oración, meditación y dirección espiritual, murió el 5 de diciembre del año 532.

Su monasterio, cerca del Mar Muerto, es uno de los tres monasterios más antiguos que existen en el mundo. La fuente que hizo brotar, todavía surte de agua a los alrededores, y las palmeras hijas de las que él mismo sembró, aún siguen alimentando con sus dátiles a los monjes que allí viven santamente.

Gloria a Dios por los grandes santos que le ha dado a su santa Iglesia.

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Felipe Rinaldi, Beato Fundador, 5 de diciembre  

Felipe Rinaldi, Beato

Rector Mayor de 1922 a 1931


Etimológicamente significa "amante de los caballos". Viene de la lengua griega.

Hoy hay en el mundo joven y adulto frecuentes rupturas afectivas, sacudidas que les dejan sorprendidos o bien con el ánimo destrozado. Es en estos momentos cuando deben descubrir los creyentes que Cristo Resucitado está ahí.

Nació en 1856 y tuvo la suerte de conocer a san Juan Bosco cuando era niño. El santo le invitó a que se hiciera salesiano cuando contaba 21 años.

Apenas fue ordenado de sacerdote en 1882, se le confió la formación de los adultos que aspiraban al sacerdocio. A partir de 1889 trabajó en España y Portugal.

En 1901 el sucesor de D. Bosco lo nombró administrador general de la congregación, cargo que entonces abarcaba los actuales de vicario del Rector Mayor y la administración central.

El intenso trabajo que le acarreaba un puesto tan complejo no le impidió ejercer el ministerio sacerdotal y ser un guía espiritual de finísima condición.

Dio impulso a la Familia Salesiana en toda su amplitud, y la enriqueció con la genial institución, entonces completamente nueva, de lo que hoy se conoce con el nombre de "Voluntarias de D. Bosco", chicas que viven su consagración a Dios en su trabajo respectivo y en casa. Monjas a lo moderno.

Elegido Rector Mayor en 1922, se dedicó en particular a la formación de los salesianos y, paralelamente, al desarrollo del culto al Fundador cuando éste fue declarado beato, insistiendo sobre todo en la imitación de su vida interior, en su unión con Dios, en su misión y en su ilimitada confianza en María Auxiliadora.

Interpretando genuinamente su espíritu, supo captar con intuición profética los signos de los tiempos y adecuarse a ellos con audacia.
Murió en Turín tal día como hoy del año 1931.

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Crispina, Santa Biografía, 5 de diciembre  

Diciembre 5

 

Etimológicamente significa " de pelo rizado". Viene de la lenguas alemana.

Dice el Salmo: "Dios mío, te doy gracias por tu amor y tu verdad; aumentaste la fuerza de mi alma".

Esta mujer tenía mucho dinero e hijos a quien alimentar y educar.

Vivía en Tebaste, Africa, al final del siglo III y comienzos del IV.

La gracia de Dios tocó su corazón. Resplandecía ante todos por su virtud y todos, ya en vida, comenzaron a llamarla la "santa.

Su salud no era muy fuerte que digamos, pero lo compensaba todo con la fortaleza de su alma.
Dios aumentaba la fuerza de su alma como dice el Salmo.

Los creyentes en Cristo el Señor la querían y respetaban con cariño profundo.

Era una buena consejera en asuntos cristianos y humanos. Las dos cosas van íntimamente unidas.

Las orientaciones que daba, eran acertadas.

Todo era paz y felicidad hasta que estalló la décima persecución de Diocleciano.

Este hombre estaba ciego y maniático por acabar con todos los nuevos creyentes.

Una de las primeras víctimas – porque era la más conocida – fue santa Crispina.

La llevaron ante la presencia del juez Anulino. Le hizo muchas preguntas. Y más amenazas todavía. Ella no se inmutaba ante nadie.

El mismo juez sintió la humillación ante la valentía de esta señora.

La atormentó sin cesar hasta dejarla extenuada. Irritado, mandó que la degollaran en Tebaste el 5 de diciembre del año 305.

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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina04
Bartolomé Fanti de Mantua, Beato Presbítero Carmelita, 5 Diciembre  

Bartolomé Fanti de Mantua, Beato

No sabemos gran cosa sobre la vida de Bartolomé Fanti.

Fue uno de los carmelitas extraordinariamente santos que vivieron en Mantua, en el siglo XV. Nació en 1443.

A los diecisiete años, ingresó en la orden del Carmelo. Después de su ordenación se distinguió como predicador.

Era extraordinariamente devoto del Santísimo Sacramento.

Con el aceite de la lámpara del Santísimo, curó milagrosamente a varias personas. Instituyó en Mántua una cofradía de laicos de Nuestra Señora del Monte Carmelo, para la que él mismo escribió los estatutos y prescribió los ejercicios de devoción.

Se cuenta que el Beato Bartolomé fue maestro de novicios del poeta carmelita, Beato Bautista Spagnolo, quien, calificó a nuestro beato como "santísimo guía y maestro espiritual".

El Beato Bartolomé murió el 5 de diciembre de 1495. Su culto fue confirmado en 1909.

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Narciso Putz, Beato Mártir, Diciembre 5  

Narciso Putz, Beato

Mártir

Martirologio Romano: Cerca de Munich, en Baviera, de Alemania, beato Narciso Putz, presbítero y mártir, que mientras Polonia estaba bajo un régimen extranjero durante la guerra, fue llevado al campo de concentración de Dachau por su tenacidad en la fe y allí murió agotado por crueles tormentos (1942).

Etimología: Narciso = Aquel que produce sopor, es de origen griego

Sacerdote de la Archidiócesis de Poznan, cayó víctima de los nazis en el nefastamente famoso campo de concentración de Dachau.

El "crimen" cometido fue su perseverancia en la fe, murió entre atroces torturas.

El Papa Juan Pablo II, 13 de junio de 1999 lo elevó al honor de los altares junto con otras 107 víctimas de la misma persecución.

Para ver más sobre los 108 mártires durante la segunda guerra mundial haz "click"
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Nicolás Stenso, Beato Obispo y Científico, 5 Diciembre  

Nicolás Steno, Beato

Niels Steensen, hijo de un pastor luterano, nació en Copenhague el 10 de enero de 1638, donde estudia matemáticas, ciencias naturales e idiomas, y empieza a estudiar anatomía con Thomas Bartholin.

En 1660 va a Holanda, donde descubre el conducto exterior de la glándula salival parótida (conducto de Steno) y hace la primera descripción completa del aparato lacrimal.

Importantes son sus trabajos sobre los músculos: función de los intercostales, estructura fibrilar de las masas musculares, condición muscular de la lengua y del corazón, entre otros.

Basándose en experimentos fisiológicos, su mentalidad cartesiana le lleva a expresar geométricamente los mecanismos del movimiento muscular voluntario; pero rechazó el uso del microscopio que hubiera aclarado su teoría.

Vuelve a su patria en 1664, y, al negársele una merecida cátedra, marcha a París y a Florencia donde vive protegido por el gran duque Fernando II.

Allí nace su afición a la geología y una inquietud religiosa que le lleva a convertirse al catolicismo en 1667.

En 1669 publica un Prodromus, avance de un tratado geológico, en el que da geniales ideas sobre el significado de los fósiles y la formación de los cristales. Postuló, en estratigrafía, el Principio de Superposición o ley de Steno. En cristalografía también lleva su nombre una ley acerca de la constancia de ángulos interfaciales.

Cada vez le atraía más la vida espiritual y el afán de contribuir a soldar la división de los cristianos. Efectuó algunos viajes científicos y pasó dos años en Copenhague como Anatomicus regius; regresó a Florencia, donde, en 1675, se ordenó sacerdote.

Dos años después fue consagrado obispo y enviado como vicario apostólico a las ciudades hanseáticas. Grandes fueron sus sufrimientos en aquel medio totalmente luterano, en el que se hizo valer por su prestigio científico y por su vida pobre y sacrificada.

Murió santamente en Schwerin en 1686.

Fue beatificado el 23 de octubre de 1988.

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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