lunes, 17 de febrero de 2014

Martes por los ángeles custodios. 18/02/2014. Santa Bernardita incorrupta ¡ruega por nosotros!

JMJ

Pax

† Lectura del santo Evangelio según san Marcos 8, 14-21

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, a los discípulos se les olvidó llevar pan, y sólo tenían uno en la barca. Jesús les hizo esta advertencia:
"Abran los ojos y tengan cuidado de la levadura de los fariseos y con la levadura de Herodes".
Ellos comentaban entre sí, pensando que les había dicho aquello porque no tenían pan.
Dándose cuenta de ello, Jesús les dijo:
"¿Por qué están comentando que no tienen panes? ¿Todavía no entienden ni comprenden? ¿Siguen con la mente cerrada? Tienen ojos y no ven, tienen oídos y no oyen. ¿Es que no recuerdan?
¿Cuántos canastos llenaron con lo que sobró cuando repartí los cinco panes entre los cinco mil?"
Ellos le contestaron:
"Doce".
Y Jesús insistió:
"¿Y cuántos canastos llenaron con lo que sobró cuando repartí los siete panes entre los cuatro mil?"
Le respondieron:
"Siete".
Entonces él les dijo:
"¿Y aún siguen sin comprender?"
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354

Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). "Te amo, pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso". ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.

 

Misal

 

mar 6a. Ord. año Par antes Cuaresma

Antífona de Entrada

Pueblos todos, aplaudan; aclamen al Señor con gritos de júbilo.

 

Oración Colecta

Oremos:
Padre de bondad, que por medio de tu gracia nos has hecho hijos de la luz; concédenos vivir fuera de las tinieblas del error y permanecer siempre en el esplendor de la verdad.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

 

Primera Lectura

Dios no le pone tentaciones a nadie

Lectura de la carta del apóstol Santiago 1, 12-18

Hermanos: Dichoso el hombre que supera la prueba, porque, una vez superada, recibirá la corona de la vida que Dios prometió a los que lo aman.
Ninguno, al ser tentado, diga:
"Es Dios quien me está tentando"; pues Dios no puede ser tentado por el mal ni tampoco él tienta a nadie. Cada uno es tentado a pecar por su propia pasión, que lo arrastra y lo seduce. Después la pasión concibe y da a luz el pecado, y el pecado, una vez consumado, engendra la muerte.
No se dejen engañar, mis queridos hermanos. Todo regalo valioso y todo don perfecto viene de arriba, del Padre de las luces, en quien no hay cambios ni períodos de sombra. Por su libre voluntad nos engendró, mediante la palabra de la verdad, para que fuéramos los primeros frutos entre sus criaturas.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 93, 12-13a.14-15.18-19

Señor, dichoso aquél a quien tú educas.

Dichoso el hombre a quién tú educas, Señor, a quien enseñas tu ley, y les das reposo después de la desgracia.
Señor, dichoso aquél a quien tú educas.

Porque el Señor no rechaza a su pueblo, no abandona a su heredad. Habrá de nuevo justicia en el juicio, y la apoyarán los hombres honestos.
Señor, dichoso aquél a quien tú educas.

Cuando me parece que voy a tropezar, tu amor me sostiene, Señor; aunque tenga mil preocupaciones, me alegran tus consuelos.
Señor, dichoso aquél a quien tú educas.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
El que me ama cumplirá mi palabra y mi Padre lo amará y haremos en él nuestra morada, dice el Señor.
Aleluya.

Evangelio

Cuidense de la levadura de los fariseos y de la de Herodes

† Lectura del santo Evangelio según san Marcos 8, 14-21

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, a los discípulos se les olvidó llevar pan, y sólo tenían uno en la barca. Jesús les hizo esta advertencia:
"Abran los ojos y tengan cuidado de la levadura de los fariseos y con la levadura de Herodes".
Ellos comentaban entre sí, pensando que les había dicho aquello porque no tenían pan.
Dándose cuenta de ello, Jesús les dijo:
"¿Por qué están comentando que no tienen panes? ¿Todavía no entienden ni comprenden? ¿Siguen con la mente cerrada? Tienen ojos y no ven, tienen oídos y no oyen. ¿Es que no recuerdan?
¿Cuántos canastos llenaron con lo que sobró cuando repartí los cinco panes entre los cinco mil?"
Ellos le contestaron:
"Doce".
Y Jesús insistió:
"¿Y cuántos canastos llenaron con lo que sobró cuando repartí los siete panes entre los cuatro mil?"
Le respondieron:
"Siete".
Entonces él les dijo:
"¿Y aún siguen sin comprender?"
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Oración sobre las Ofrendas

Concédenos, Señor, participar dignamente en esta Eucaristía, por medio de la cual tú te dignas hacernos partícipes de los frutos de la redención.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio

Proclamación del misterio

Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque, unidos en la caridad, celebramos la muerte de tu Hijo, con fe viva proclamamos su resurrección, y con esperanza firme anhelamos su venida gloriosa.
Por eso,
con todos los ángeles y santos, te alabamos, proclamando sin cesar:

Antífona de la Comunión

Alma mía, bendice al Señor; alaba de corazón su santo nombre.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
Padre santo y todopoderoso:
que el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, que hemos ofrecido y recibido en comunión, sean para nosotros principio de vida nueva; a fin de que, unidos a ti por el amor, demos frutos que permanezcan para siempre.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

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Meditación diaria

6ª semana. Martes

LA TAREA SALVADORA DE LA IGLESIA

— La Iglesia, lugar de salvación instituido por Jesucristo.

— La oración por la Iglesia.

— Por el Bautismo somos constituidos instrumentos de salvación en el propio ambiente.

I. Narra el Génesis que al ver el Señor cómo crecía la maldad del hombre y que su modo de pensar era siempre perverso, se arrepintió de haberlo creado, y consideraba borrarlo de la superficie de la tierra1. Pero, una vez más, la paciencia de Dios se puso de manifiesto y decidió salvar al género humano en la figura de Noé. El Señor dijo a Noé: Entra en el arca con toda tu familia, pues tú eres el único justo que he encontrado en tu generación. Después vino el diluvio, con el que Dios castigó a los demás, a causa de su mala conducta.

Los Padres de la Iglesia vieron en Noé la figura de Jesucristo, que será el principio de una creación nueva. En el arca vislumbraron la imagen de la Iglesia, que flota sobre las aguas de este mundo y acoge dentro de ella a cuantos quieren salvarse2. San Agustín nos dice: "En el símbolo del diluvio, en el que los justos fueron salvados en el arca, está profetizada la futura Iglesia, que salva de la muerte en este mundo por medio de Cristo y del misterio de la Cruz"3. El arca de Noé fue el lugar de salvación. Y San Agustín continúa diciendo que "quienes fueron salvados en el arca representan el misterio de la futura Iglesia, que se salva del naufragio por la madera de la Cruz"4. El grupo de justos salvados del diluvio en el arca es un presagio de la futura comunidad de Cristo5.

El mismo Señor, antes de su Ascensión a los Cielos, entregó a sus Apóstoles sus propios poderes en orden a la salvación del mundo6. El Maestro les habló con la majestad propia de Dios: Se me ha dado todo poder en el Cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos míos a todos los pueblos...; y la Iglesia comenzó enseguida, con autoridad divina, a ejercer su poder salvador.

Imitando la vida de Cristo, que pasó haciendo el bien7, confortando, sanando, enseñando, la Iglesia procura hacer el bien allí donde está. Es abundante, a lo largo de la historia, la iniciativa de los cristianos y de variadísimas instituciones de la Iglesia por remediar los males de los hombres, por prestar una ayuda humana a los necesitados, enfermos, refugiados, etc. Esa ayuda humana es y será siempre grande, pero, al mismo tiempo, es algo muy secundario; por la misión recibida de Cristo, Ella aspira a mucho más: a dar a los hombres la doctrina de Cristo y llevarlos a la salvación. "Y a todos –a aquellos de cualquier forma menesterosos, y a los que piensan gozar de la plenitud de los bienes de la tierra– la Iglesia viene a confirmar una sola cosa esencial, definitiva: que nuestro destino es eterno y sobrenatural, que solo en Jesucristo nos salvamos para siempre, y que solo en Él alcanzaremos ya de algún modo en esta vida la paz y la felicidad verdaderas"8.

II. Diariamente ha de ocupar un lugar de primer orden en nuestras oraciones la persona del Romano Pontífice, su tarea en servicio de la Iglesia universal, la ayuda que le prestan sus colaboradores más inmediatos: Dominus conservet eum, et vivificet eum, et beatum faciat eum in terra, et non tradat eum in animam inimicorum eius9, nos enseña a pedir la liturgia. Es abrumador el peso que, con solicitud paterna, ha de llevar sobre sí el Vicario de Cristo: si consideramos en la presencia de Dios, si advertimos –no es difícil, al conocer comentarios de la prensa laicista, de otros medios de comunicación, etc.– la resistencia con que le combaten los enemigos de la fe; si conocemos la presión de los que abominan del afán apostólico de los cristianos y se oponen a la tarea evangelizadora que impulsa constantemente el Papa, pediremos fervientemente al Señor que conserve al Romano Pontífice, que lo vivifique con su aliento divino, que lo haga santo y lo llene de sus dones, que lo proteja de modo especialísimo.

En el Evangelio de la Misa de hoy10 el Señor advierte a sus discípulos que estén alerta y se guarden de una levadura: la de los fariseos y de Herodes. No se refiere aquí a la levadura buena que han de ser sus discípulos, sino a otra, capaz también de transformar la masa desde dentro, pero para mal. La hipocresía farisaica y la vida desordenada de Herodes, que solo se movía por ambiciones personales, eran un mal fermento que contagiaba a la masa de Israel, corrompiéndola.

Tenemos el gratísimo deber de pedir cada día que todos los fieles cristianos seamos verdadera levadura en medio de un mundo alejado de Dios, que la Iglesia puede salvar. "Estos tiempos son tiempos de prueba y hemos de pedir al Señor, con un clamor que no cese (Cfr. Is 58, 1), que los acorte, que mire con misericordia a su Iglesia y conceda nuevamente la luz sobrenatural a las almas de los pastores y a las de todos los fieles"11. No podemos dejar a un lado este deber filial con nuestra Madre la Iglesia, misteriosamente necesitada de protección y de ayuda: "Ella es Madre... una madre debe ser amada"12.

Es grande el daño que produce en las almas la mala levadura de la doctrina adulterada y de desdichados ejemplos, aumentados y aireados por gentes sectarias. Cuando nos encontremos ante la doctrina falsa, ante situaciones quizá escandalosas, debemos hacer examen y preguntarnos: ¿qué he hecho yo por sembrar buena doctrina?, ¿cómo es mi conducta en el cumplimiento de mis deberes profesionales?, ¿qué hago para que mis hijos, mis hermanos, mis amigos adquieran la doctrina de Jesucristo?, ¿cómo son mi oración y mi mortificación por la Iglesia?

Hemos de pedir también –son muchas las personas que lo hacen a diario en la Santa Misa, en el rezo del Santo Rosario y en otras ocasiones– por los Pastores todos de la Iglesia de Dios: junto al Papa, los Obispos. Es antiquísima la oración con que los fieles encomendamos al Señor al Ordinario del lugar: Stet et pascat in fortitudine tua, Domine, in sublimitate nominis tui. Siempre es grande la necesidad del favor divino que los Pastores de la Iglesia requieren para llevar adelante su misión. Tenemos la responsabilidad de ayudarles, y para ello pedimos que el Señor les sostenga y les ayude a apacentar su grey con la fortaleza divina y con la suavidad y altísima sabiduría que viene del Cielo.

Cada día, en la Santa Misa, con estas u otras palabras recogidas en las demás Plegarias Eucarísticas, reza el sacerdote: "A ti, pues, Padre misericordioso, te pedimos humildemente (...), ante todo, por tu Iglesia santa y católica, para que le concedas la paz, la protejas, la congregues en la unidad y la gobiernes en el mundo entero, con tu servidor el Papa..., con nuestro obispo..., y todos aquellos que, fieles a la verdad, promueven la fe católica y apostólica"13. Así podemos acordarnos de las intenciones del Papa, de los Obispos, de rezar por los sacerdotes, por los religiosos y por todo el Pueblo de Dios; también por quien más necesitado esté en el Cuerpo Místico de Cristo, viviendo con naturalidad el dogma de la Comunión de los Santos.

III. En una carta de San Juan Leonardi al Papa Pablo V, quien le pedía algunos consejos para revitalizar al Pueblo de Dios, decía el santo: "Por lo que mira a estos remedios, ya que han de ser comunes a toda la Iglesia (...), habría que fijar la atención primeramente en todos aquellos que están al frente de los demás, para que así la reforma comenzara por el punto desde donde debe extenderse a las otras partes del cuerpo. Habría que poner un gran empeño en que los cardenales, los patriarcas, los arzobispos, los obispos y los párrocos, a quienes se ha encomendado directamente la cura de almas, fuesen tales que se les pudiera confiar con toda seguridad el gobierno de la grey del Señor"14. Nosotros no dejemos de pedir cada día por su santidad: que amen cada día más a Jesús presente en la Sagrada Eucaristía, que recen con piedad cada vez mayor a la Santísima Virgen, que sean fuertes, caritativos, que tengan gran amor a los enfermos, que cuiden esmeradamente la enseñanza del Catecismo, que den un testimonio claro de desprendimiento, de sobriedad...

Pero la Iglesia somos todos los bautizados, y todos somos instrumentos de salvación para los demás cuando procuramos permanecer unidos a Cristo con el cumplimiento fiel de nuestros deberes religiosos: la Santa Misa, la oración, la presencia de Dios durante el día...; cuando estamos unidos a la persona y a las intenciones del Romano Pontífice y del Obispo de la diócesis; cuando somos ejemplares en el cumplimiento de nuestros deberes profesionales, familiares, cívicos; con un apostolado eficaz en el entramado de relaciones en el que discurre nuestra vida. Este apostolado se hace más urgente cuanta más cizaña encontramos en nuestro camino, cuando percibamos el efecto de esa mala levadura de la que habla el Señor.

Avivemos nuestra fe. El Pueblo de Dios –enseña el Concilio Vaticano II– ha de abarcar el mundo entero, reuniendo a todos los hombres dispersos, desorientados. Y para ello envió Dios a su Hijo, a quien constituyó heredero universal, para que fuera Maestro, Sacerdote y Rey nuestro15. Hoy podemos recordar el Salmo II, que proclama la realeza de Cristo, y pedimos a Dios Padre que sean muchas las almas en las que reine el Señor, muchos los pueblos que acojan la palabra de salvación que proclama la Iglesia, ya que también a Ella –como nos recuerda la Constitución Lumen gentium– le han sido dadas en heredad todas las naciones16.

1 Primera lectura. Año I, Gen 6, 5-8: 7 1-5.10. — 2 Hech 2, 40. — 3 San Agustín, De catechizandis rudibus, 18. 4 Ibídem, 27. — 5 M. Schmaus, Teología Dogmática, vol. IV, p. 77. — 6 Mt 28, 18-20. — 7 Cfr. Hech 10, 38. — 8 San Josemaría Escrivá, Amar a la Iglesia, Palabra 4ª ed., Madrid 2001. 9 Enchiridion Indulgentiarum, 1986. Aliae concesiones, n. 39. — 10 Mc 8, 14-21. — 11 San Josemaría Escrivá, o. c., p. 55. — 12 Juan Pablo II. Homilía 7-XI-1982. — 13 Misal Romano, Ordinario de la Misa. Canon Romano. — 14 San Juan Leonardi, Cartas al Papa Pablo V para la reforma de la Iglesia. — 15 Conc. Vat. II, Const. Lumen gentium, 13. — 16 Cfr. ibídem.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

 

Santa Bernardita Soubirous
(1879)

Nació en Lourdes (Francia) en 1844. Hija de padres supremamente pobres. En el bautismo le pusieron por nombre María Bernarda (nombre que ella empleará después cuando sea religiosa) pero todos la llamaban Bernardita.

Era la mayor de varios hermanos. Sus padres vivían en un sótano húmedo y miserable, y el papá tenía por oficio botar la basura del hospital. La niña tuvo siempre muy débil salud a causa de la falta de alimentación suficiente, y del estado lamentablemente pobre de la habitación donde moraba. En los primeros años sufrió la enfermedad de cólera que la dejó sumamente debilitada. A causa también del clima terriblemente frío en invierno, en aquella región, Bernardita adquirió desde los diez años la enfermedad del asma, que al comprimir los bronquios produce continuos ahogos y falta de respiración.

Esta enfermedad la acompañará y la atormentará toda su vida. Al final de su existencia sufrirá también de tuberculosis. En ella se cumplieron aquellas palabras de Jesús: "Mi Padre, el árbol que más quiere, más lo poda (con sufrimientos) para que produzca más frutos" (Jn. 15).

En Bernardita se cumplió aquello que dijo San Pablo: "Dios escoge a lo que no vale a los ojos del mundo, para confundir las vanidades del mundo". Bernardita a los 14 años no sabía leer ni escribir ni había hecho la Primera Comunión porque no había logrado aprenderse el catecismo. Pero tenía unas grandes cualidades: rezaba mucho a la Virgen y jamás decía una mentira. Un día ve unas ovejas con una mancha verde sobre la lana y pregunta al papá: ¿Por qué tienen esa mancha verde? El papá queriendo chancearse, le responde: "Es que se indigestaron por comer demasiado pasto". La muchachita se pone a llorar y exclama: "Pobres ovejas, se van a reventar". Y entonces el señor Soubirous le dice que era una mentirilla. Una compañera le dice: "Es necesario ser muy tonta para creer que eso que le dijo su padre era verdad". Y Bernardita le responde: ¡Es que como yo jamás he dicho una mentira, me imaginé que los demás tampoco las decían nunca!

Desde el 11 de febrero de 1859 hasta el 16 de julio del mismo año, la Sma. Virgen se le aparece 18 veces a Bernardita. Las apariciones las podemos leer en detalle en el día 11 de febrero. Nuestra Señora le dijo: "No te voy a hacer feliz en esta vida, pero sí en la otra". Y así sucedió . La vida de la jovencita, después de las apariciones estuvo llena de enfermedades, penalidades y humillaciones, pero con todo esto fue adquiriendo un grado de santidad tan grande que se ganó enorme premio para el cielo.

Las gentes le llevaban dinero, después de que supieron que la Virgen Santísima se le había aparecido, pero ella jamás quiso recibir nada. Nuestra Señora le había contado tres secretos, que ella jamás quiso contar a nadie. Probablemente uno de estos secretos era que no debería recibir dineros ni regalos de nadie y el otro, que no hiciera nunca nada que atrajera hacia ella las miradas. Por eso se conservó siempre muy pobre y apartada de toda exhibición. Ella no era hermosa, pero después de las apariciones, sus ojos tenían un brillo que admiraba a todos.

Le costaba mucho salir a recibir visitas porque todos le preguntaban siempre lo mismo y hasta algunos declaraban que no creían en lo que ella había visto. Cuando la mamá la llamaba a atender alguna visita, ella se estremecía y a veces se echaba a llorar. "Vaya ", le decía la señora, ¡tenga valor! Y la jovencita se secaba las lágrimas y salía a atender a los visitantes demostrando alegría y mucha paciencia, como si aquello no le costara ningún sacrificio.

Para burlarse de ella porque la Virgen le había dicho que masticara unas hierbas amargas, como sacrificio, el sr. alcalde le dijo: ¿Es que la confundieron con una ternera? Y la niña le respondió: ¿Señor alcalde, a usted si le sirven lechugas en el almuerzo? "Claro que sí" ¿Y es que lo confunden con un ternero? Todos rieron y se dieron cuenta de que era humilde pero no era tonta.

Bernardita pidió ser admitida en la Comunidad de Hijas de la Caridad de Nevers. Demoraron en admitirla porque su salud era muy débil. Pero al fin la admitieron. A los 4 meses de estar en la comunidad estuvo a punto de morir por un ataque de asma, y le recibieron sus votos religiosos, pero enseguida curó.

En la comunidad hizo de enfermera y de sacristana, y después por nueve años estuvo sufriendo una muy dolorosa enfermedad. Cuando le llegaban los más terribles ataques exclamaba: "Lo que le pido a Nuestro Señor no es que me conceda la salud, sino que me conceda valor y fortaleza para soportar con paciencia mi enfermedad. Para cumplir lo que recomendó la Sma. Virgen, ofrezco mis sufrimientos como penitencia por la conversión de los pecadores".

Uno de los medios que Dios tiene para que las personas santas lleguen a un altísimo grado de perfección, consiste en permitir que les llegue la incomprensión, y muchas veces de parte de personas que están en altos puestos y que al hacerles la persecución piensan que con esto están haciendo una obra buena.

Bernardita tuvo por superiora durante los primeros años de religiosa a una mujer que le tenía una antipatía total y casi todo lo que ella hacía lo juzgaba negativamente. Así, por ejemplo, a causa de un fuerte y continuo dolor que la joven sufría en una rodilla, tenía que cojear un poco. Pues bien, la superiora decía que Bernardita cojeaba para que la gente al ver las religiosas pudiera distinguir desde lejos cuál era la que había visto a la Virgen. Y así en un sinnúmero de detalles desagradables la hacía sufrir. Y ella jamás se quejaba ni se disgustaba por todo esto. Recordaba muy bien la noticia que le había dado la Madre de Dios: "No te haré feliz en esta vida, pero sí en la otra".

Duró quince años de religiosa. Los primeros 6 años estuvo trabajando, pero fue tratada con mucha indiferencia por las superioras. Después los otros 9 años padeció noche y día de dos terribles enfermedades: el asma y la tuberculosis. Cuando llegaba el invierno, con un frío de varios grados bajo cero, se ahogaba continuamente y su vida era un continuo sufrir.

Deseaba mucho volver a Lourdes, pero desde el día en que fue a visitar la Gruta por última vez para irse de religiosa, jamás volvió por allí. Ella repetía: "Ah quién pudiera ir hasta allá, sin ser vista. Cuando se ha visto una vez a la Sma. Virgen, se estaría dispuesto a cualquier sacrificio con tal de volverla a ver. Tan bella es".

Al llegar a la Comunidad reunieron a las religiosas y le pidieron que les contara cómo habían sido las apariciones de la Virgen. Luego le prohibieron volver a hablar de esto, y en los 15 años de religiosa ya no se le permitió tratar este tema. Son sacrificios que a los santos les preparan altísimo puesto en el cielo.

Cuando ya le faltaba poco para morir, llegó un obispo a visitarla y le dijo que iba camino de Roma, que le escribiera una carta al Santo Padre para que le enviara una bendición, y que él la llevaría personalmente. Bernardita, con mano temblorosa, escribe: "Santo Padre, qué atrevimiento, que yo una pobre hermanita le escriba al Sumo Pontífice. Pero el Sr. Obispo me ha mandado que lo haga. Le pido una bendición especial para esta pobre enferma". A vuelta del viaje el Sr. Obispo le trajo una bendición especialísima del Papa y un crucifijo de plata que le enviaba de regalo el Santo Padre.

El 16 de abril de 1879, exclamó emocionada: "Yo vi la Virgen. Sí, la vi, la vi ¡Que hermosa era!" Y después de unos momentos de silencio exclamó emocionada: "Ruega Señora por esta pobre pecadora", y apretando el crucifijo sobre su corazón se quedó muerta. Tenía apenas 35 años.

A los funerales de Bernardita asistió una muchedumbre inmensa. Y ella empezó a conseguir milagros de Dios en favor de los que le pedían su ayuda. Y el 8 de diciembre de 1933, el Santo Padre Pío Once la declaró santa.

Bernardita: tú que tuviste la dicha de ver a la Sma. Virgen aquí en la tierra, haz que nosotros tengamos la dicha de verla y acompañarla para siempre en el cielo.

MAS SOBRE LA HISTORIA DE LA VIRGEN DE LOURDES

Fuente: Archidiócesis de Madrid
Eladio, Santo Arzobispo, 18 de febrero del 632.  

Eladio, Santo

Arzobispo
Febrero 18


Arzobispo importante por su cometido entre los visigodos toledanos de su tiempo. Tuvo el buen gusto de admitir al diaconado a san Ildefonso que le sucedería también en la sede arzobispal de Toledo. Pasó dieciocho años al servicio de los cristianos como sucesor de los Apóstoles, desde que murió Aurasio, su antecesor en el mismo ministerio, y construyó también el templo de santa Leocadia.

Su padre llevó antes que él su nombre y ocupaba un cargo importante en la Corte. En familia de buenos cristianos nació Eladio, en Toledo, pasando la segunda mitad del siglo VI. Llega a sobresalir tanto en el cuidado de los negocios y tan merecedor es de confianza que el rey lo nombra administrador de sus finanzas ¡un antecedente de los ministros de Hacienda de hoy!

No se le sube a la cabeza de mala manera el honor, ni las riquezas, ni el poder que su cargo conlleva. No, no se dejó deslumbrar por la grandeza. Desde siempre era conocida su devoción y la fidelidad a las prácticas de vida cristiana. San Ildefonso dice de él que "aunque vestía secular, vivía como un monje". Y no le faltaba razón, porque frecuentaba el retiro monacal del monasterio Agaliense próximo a Toledo y algo se le pegaría.

Entre los afanes de las cuentas, recaudaciones, ajustes y distribución de dineros le llega la hora de la vocación a cosas más altas. Hay un cambio de negocio y quien lo propone es el Señor. Con voluntad desprendida deja bienes, afanes terrenos, comodidades, familia y mucho honor. Tomado hábito, a la muerte del abad, los monjes le eligen para esa su misión.

Después viene otra muerte, porque así vamos pasando los hombres. Se resiste Eladio a aceptar la distinción de arzobispo, pero la silla toledana necesita un sucesor después de la muerte de Aurasio. Los años no son obstáculo para reformar el estamento eclesiástico, mejorar el estado secular y cuidar el culto divino. Como obispo no puede olvidar a los más necesitados en lo material porque sin caridad no hay cristianismo creíble; y es en este punto donde su discípulo y sucesor Ildefonso escribe: "Las limosnas y misericordias que hacía Eladio eran tan copiosas que era como si entendiese que de su estómago estaban asidos como miembros los necesitados, y de él se sustentaban sus entrañas"; este era un motivo más para cuidar la austeridad de su mesa arzobispal, debía ser frugal en la comida para no defraudar a los pobres.

Aún tuvo más entresijos su vida; negoció delicadamente con Sisebuto la ardua cuestión que planteaba la convivencia diaria entre las comunidades de judíos y cristianos que era fuente permanente de conflictos religiosos y de desorden social.

Murió el 18 de febrero del año 632.

Fray Angelico, San Pintor, 18 de febrero  

Fray Angelico, San

Febrero 18
Pintor

 

Etimológicamente significa "mensajero". Viene de la lengua griega.

Este nombre te suena perfectamente por tu cultura artística. Seguro que habrás visto muchos cuadros de este genial pintor.
Ahora vas a conocer cómo mediante el arte, se llega también a la meta de la santidad. Fray Angelico murió en el año 1455.

Nació en la preciosa Toscana. Siendo todavía un adolescente, se fue a la capital de la región, Florencia. Llevaba ya en sus venas la pintura. Ni siquiera podía soñar que la vida religiosa le atrajera de forma especial.

Y sin embargo, no son incompatibles las dos al mismo tiempo. De hecho, con la ayuda de su hermano, entró en el convento de los Dominicos de Fiésole. Aquí dio rienda suelta a su creativa imaginación.

Cuando hizo su profesión religiosa, tomó el nombre de Juan. Estudió la carrera propia para ser sacerdote. Pasado algún tiempo, lo eligieron superior del convento. Pintó, en sus ratos libres, muchos retablos.

A continuación lo enviaron al convento de san Marcos de Florencia con el fin de que lo decorara. Pintó el claustro con bellísimos frescos, la sala capitular, las celdas y el corredor del dormitorio.

También decoró las paredes de las dos capillas en san Pedro de Roma y en el Vaticano, y después la capilla privada del Papa.

"Cualquiera que hace las cosas por Cristo, debe estar lleno del amor de Cristo".Esta frase solía repetirla mucho Fray Angélico.
Era una persona sencilla, de buen corazón y de una gran rectitud, amaba la pobreza y se sentía siempre humilde.

Cuando uno ve sus innumerables cuadros, se percibe en ellos en seguida el espíritu de fervor que animaba el alma y el corazón de este pintor.
Muestran, a las claras, el rayo de lo divino que habitaba en su interior.

Una leyenda dice que los ángeles que él había pintado, lloraron aquel día.

El Papa Juan Pablo II concedió, en 1982, a toda la Iglesia el culto litúrgico a la Orden de los Predicadores y lo nombró patrono de los artistas en el Jubileo del año 2000.

Angilberto de Centula Abad, 18 de febrero  

Febrero 18
Abad


Etimológicamente significa "lanza brillante". Viene de la lengua alemana.

A lo largo de nuestra existencia, a todos se nos dan hijos, hijos según la carne o hijos espirituales. Y quisiéramos no ofrecerles nunca aquello que nos ha herido o sobrecargado, más bien lo contrario, hacer lo máximo para prepararles caminos de paz, de reconciliación, en donde sus dones puedan desarrollarse.

Este joven, educado en la corte de Carlomagno, murió en el año 814.

Una vez que se hizo joven, tuvo como maestro a Alcuino. Contrajo matrimonio con la hija del emperador, Berta. Ya en su tiempo, muchos compañeros de clase decían que eso no era un matrimonio sino un asunto de Estado.

Y efectivamente, al poco tiempo él se inclinó por la vida religiosa, sobre todo por la invasión de los Daneses que se avecinaban.

Menos mal que una gran tormenta hizo naufragar a toda su flota y a sus temibles guerreros.

Berta, por su parte, entró en un monasterio, en el que desempeñó variados trabajos.

Como recompensa, Carlomagno dio a Angilberto la abadía de San Riquier (Centula).

Con su oración, penitencia y su cumplimiento del deber a rajatabla, Angilberto fue elegido abad.

Lo primero que hizo fue fundar una biblioteca y la introducción de cánticos en la abadía.
Los cantaban los 300 monjes y la escuela de cantores, compuesta por cien niños. Era amigo confidencial de Carlomagno, su capellán en la corte, consejero particular y su diplomático para asuntos especiales.

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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