jueves, 11 de septiembre de 2014

Viernes de la Pasión y Muerte de Jesucristo: día de penitencia y abstinencia de carne, excepto fiesta de precepto (CDC 1250/3). 12/09/2014. Dulce Nombre de María. Nuestra Señora de las Lajas ¡ruega por nosotros!

JMJ

Pax

† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 6, 39-42

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús propuso a sus discípulos este ejemplo:
"Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en un hoyo? El discípulo no es más que su maestro, pero cuando termine su aprendizaje, será como su maestro. ¿Por qué ves la paja en el ojo de tu hermano y no adviertes la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: "Déjame quitarte la paja que llevas en el ojo", cuando no ves la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354

Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). "Te amo, pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso". ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.

 

Misal

 

vie 23a. Ordinario año Par

Antífona de Entrada

Yo soy la salvación del pueblo, dice el Señor. Cuando me llamen desde el peligro, yo los escucharé, y seré para siempre su Dios.

 

Oración Colecta

Oremos:
Dios nuestro, que has puesto la plenitud de la ley en el amor a ti y al prójimo; concédenos cumplir tus mandamientos para llegar así a la vida eterna.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

 

Primera Lectura

Me he hecho todo a todos, a fin de ganarlos a todos

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 9, 16-19.22b-27

Hermanos: No tengo por qué presumir de predicar el Evangelio, puesto que ésa es mi obligación, y ¡ay de mí si no anuncio el Evangelio! Si yo lo hiciera por propia iniciativa, merecería recompensa; pero si no, es que se me ha confiado una misión. Entonces, ¿en qué consiste mi recompensa? Consiste en predicar el Evangelio gratis, renunciando al derecho que tengo a vivir de la predicación.
Porque, siendo libre como soy, me hecho esclavo de todos para ganar a todos. Me he hecho débil con los débiles, para ganar a los débiles; me he hecho todo a todos, para salvar como sea a algunos. Y todo lo hago por el Evangelio, para participar yo también de sus bienes.
¿No saben que en el estadio todos los corredores compiten, pero uno solo recibe el premio? Corran de manera que consigan el premio. Los atletas se privan de muchas cosas; ellos, para ganar una corona corruptible; nosotros, en cambio, por una que dura para siempre.
Así, pues, yo corro, pero no sin rumbo; lucho, pero no dando golpes al aire, sino que domino mi cuerpo y lo obligo a que me sirva, no sea que, después de predicar a los demás, quede yo
descalificado.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 83, 3.4.5-6.12

Qué agradable, Señor, es tu casa.

Anhelando los atrios del Señor se consume mi alma, todo mi ser de gozo se estremece y el Dios vivo es la causa.
Qué agradable, Señor, es tu casa.

Hasta el gorrión encuentra casa y la golondrina un lugar para su nido; cerca de tus altares, Señor de los ejércitos, Dios mío.
Qué agradable, Señor, es tu casa.

Dichosos los que viven en tu casa, te alabarán para siempre; dichosos los que encuentran en ti su fuerza y la esperanza de su corazón.
Qué agradable, Señor, es tu casa.

El Señor es sol y escudo, Dios concede favor y gloria. El Señor no niega sus bienes a los de conducta intachable.
Qué agradable, Señor, es tu casa.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Tu palabra, Señor, es la verdad; santifícanos en la verdad.
Aleluya.

Evangelio

¿Puede un ciego guiar a otro ciego?

† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 6, 39-42

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús propuso a sus discípulos este ejemplo:
"Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en un hoyo? El discípulo no es más que su maestro, pero cuando termine su aprendizaje, será como su maestro. ¿Por qué ves la paja en el ojo de tu hermano y no adviertes la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: "Déjame quitarte la paja que llevas en el ojo", cuando no ves la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Oración sobre las Ofrendas

Acepta, Señor, las ofrendas de tu pueblo, para que alcance en el sacramento eucarístico los bienes en que ha creído por la fe.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio

Proclamación del misterio de Cristo

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque, unidos en la caridad, celebramos la muerte de tu Hijo, con fe viva proclamamos su resurrección, y con esperanza firme anhelamos su venida gloriosa.
Por eso,
con todos los ángeles y santos, te alabamos, proclamando sin cesar:

Antífona de la Comunión

Yo soy el Buen Pastor, dice el Señor, que conozco a mis ovejas, y mis ovejas me conocen.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
Que tu auxilio, Señor, nos acompañe siempre a los que alimentas con tus sacramentos, para que por ellos y en nuestra propia vida recibamos los frutos de la redención.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén


Meditación diaria

23ª semana. Viernes

FILIACIÓN DIVINA

— Generosidad de Dios, que ha querido hacernos hijos suyos.

— Consecuencias de la filiación divina: abandono en el Señor.

— "Portarnos como hijos de Dios con los hijos de Dios": fraternidad.

I. Escribe San Pablo a Timoteo y, abriéndole confiadamente su corazón, le cuenta cómo el Señor se fió de él y le hizo Apóstol, a pesar de haber sido blasfemo y perseguidor de los cristianos. Dios –le dice– derrochó su gracia en mí, dándome la fe y el amor cristiano1. Cada uno de nosotros puede afirmar también que Dios ha derramado abundantemente su gracia sobre él. Dios nos creó, y luego ha querido darnos gratuitamente la dignidad más grande: ser hijos suyos, alcanzar la felicidad de ser domestici Dei, de su propia familia2.

La filiación divina natural se da en Dios Hijo: "Jesucristo, Hijo unigénito de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos..., engendrado, no hecho; consustancial al Padre"3. Pero Dios quiso, a través de una nueva creación, hacernos hijos adoptivos, partícipes de la filiación del Unigénito: Ved qué amor nos ha mostrado el Padre, que nos llamemos hijos de Dios y lo seamos4; ha querido que el cristiano reciba la gracia, de modo que goce de una participación de la naturaleza divina: Divinae consortes naturae, dice San Pedro en una de sus Epístolas5. La vida que reciben los hijos en la generación humana ya no es de los padres; en cambio, por la gracia santificante, la vida de Dios se da a los hombres. Sin destruir ni forzar nuestra naturaleza humana, somos admitidos en la intimidad de la Trinidad Beatísima por la vía de la filiación, que en Dios se da a través del Unigénito del Padre. Toda la vida queda afectada por el hecho de la filiación divina: nuestro ser y nuestro actuar6. Y esto tiene múltiples consecuencias prácticas, por ejemplo: la oración será ya la de un hijo pequeño que se dirige a su padre, pues descubrimos que Dios, además de ser el Ser Supremo, Creador y Todopoderoso, es verdaderamente Padre Amoroso de cada uno; la vida interior no es ya una lucha solitaria contra los defectos o para "autoperfeccionarse", sino abandono en los brazos fuertes del Padre... y deseo vivo –que se traduce en obras– de dar alegrías a nuestro Padre Dios, de quien nos sabemos muy queridos.

Todos los cristianos podemos decir verdaderamente: Dios derrochó su gracia en mí; nos engendró a una nueva vida en Cristo Jesús7; por ella nos hacemos semejantes a Cristo, y en esa medida somos hijos del Padre. Y es precisamente el Paráclito el que nos enseña –incluso sin que nos demos cuenta– esta grandiosa realidad, haciendo que reconozcamos a Jesús como Hijo de Dios y que también nos reconozcamos a nosotros, no como extraños, sino como hijos, y que obremos en consecuencia. Santo Tomás de Aquino resume esta dichosa relación con la Trinidad Santísima, con estas breves palabras: "la adopción, aunque pertenezca a toda la Trinidad, se adscribe al Padre como a su autor, al Hijo como a su ejemplo, al Espíritu Santo como a quien imprime en nosotros la semejanza a ese ejemplo"8.

Esta realidad da a la vida una especial firmeza y un modo peculiar de enfrentarnos a todo lo que lleva consigo. "Descansa en la filiación divina. Dios es un Padre –¡tu Padre!– lleno de ternura, de infinito amor.

"—Llámale Padre muchas veces, y dile –a solas– que le quieres, ¡que le quieres muchísimo!: que sientes el orgullo y la fuerza de ser hijo suyo"9. Dios es nuestro descanso y la fuerza que necesitarnos.

II. Y si hacerse hijos de Dios significa identificarse con el Hijo, significa también ver los acontecimientos y juzgarlos con los ojos del Hijo, obedecer como Cristo, que se hizo obediente hasta la muerte10, amar y perdonar como Él, comportarse siempre como los hijos que se saben en presencia de su Padre Dios11, confiados y serenos, comprendidos, perdonados, alentados siempre a seguir adelante...

Quien se sabe hijo de Dios no debe tener temor alguno en su vida. Dios conoce mejor nuestras necesidades reales, es más fuerte que nosotros Y es nuestro Padre12. Debemos hacer como aquel niño que en medio de una tempestad permanecía en sus juegos, mientras los marineros temían por sus vidas; era el hijo del patrón del barco. Cuando al desembarcar le preguntaron cómo pudo estar tan tranquilo en medio de aquel mar embravecido, mientras ellos estaban espantados, respondió: "¿Temer? ¡Pero si el timón estaba en manos de mi padre!". Cuando tratamos de identificar nuestra voluntad con la de Dios, el timón de la vida lo lleva Él, que conoce bien el rumbo que conduce al puerto seguro, Está en buenas manos, en la calma y en la tempestad.

Porque Dios lo permita, puede ocurrir a un alma que lucha seriamente por la santidad que, en medio de las dificultades, se sienta como perdida, inepta, desconcertada; que no entienda, a pesar de su deseo de ser toda de Dios, lo que ocurre a su alrededor. "En esos momentos en que ni siquiera se sabe cuál es la Voluntad de Dios, y uno protesta: ¡Señor, cómo puedes querer esto, que es malo, que es abominable ab intrínseco! -como la Humanidad de Cristo se quejaba en el Huerto de los Olivos-, cuando parece que la cabeza enloquece y el corazón se rompe... Si alguna vez sentís este caer en el vacío, os aconsejo aquella oración que yo repetí muchas veces junto a la tumba de una persona amada: Fiat, adimpleatur, laudetur atque in aeternum superexaltetur iustissima atque amabilissima..."13. "Hágase, cúmplase, sea alabada y eternamente ensalzada la justísima y amabilísima Voluntad de Dios, sobre todas las cosas. –Amén. –Amén"14.

Es el momento de ser muy fieles a la Voluntad de Dios, y de dejarnos exigir y ayudar en la dirección espiritual personal con docilidad total -aunque no entendamos Si Él, que es nuestro Padre, permite esa situación y ese estado de oscuridad interior, también nos otorgará las gracias y ayudas necesarias. Ese abandono, sin poner límite alguno, en las manos de Dios, nos dará una paz inquebrantable, y en medio del vacío más completo sentiremos poderoso y suave el brazo de Dios que nos sostiene. También nosotros repetiremos entonces, despacio, con un dulce paladeo, esa confiada oración: Hágase, cúmplase, sea alabada...

III. Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha15, proclama el Salmista. Y no existe alegría más profunda –también en medio de la necesidad y del vacío, cuando el Señor lo permite–, que la del hijo de Dios que se abandona en manos de su Padre, porque ningún bien puede compararse a la infinita riqueza de ser familiares de Dios, hijos de Dios; esta alegría sobrenatural, tan relacionada con la Cruz, es el "gigantesco secreto del cristiano"16. Quien se siente hijo de Dios no pierde la paz, ni siquiera en los momentos más duros; la conciencia de su filiación divina le libera de sus tensiones interiores y cuando, por su debilidad, se descamina, si verdaderamente se siente hijo, vuelve arrepentido y confiado a la casa del Padre.

"La filiación divina es también fundamento de la fraternidad cristiana, que está muy por encima del vínculo de solidaridad que une a los hombres entre sí"17. Los cristianos nos sentimos, sobre todo, hermanos, porque somos hijos del único Padre, que ha querido establecer con nosotros el vínculo sobrenatural de la caridad. Las manifestaciones que esta fraternidad debe tener en la vida corriente son innumerables: respeto mutuo, delicadeza en el trato, espíritu de servicio y ayuda en el camino que nos lleva a Dios... En el Evangelio de la Misa el Señor pide a los suyos una mirada limpia para ver a sus hermanos. ¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? (...) Saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la mota del ojo de tu hermano18. El Maestro nos invita a ver a los demás sin los prejuicios que forjamos con las propias faltas y con la soberbia, en definitiva, por la que tendemos a aumentar las flaquezas ajenas y a empequeñecer las propias; nos exhorta el Señor "a mirar a los demás desde más dentro, con mirada nueva (...), hace falta quitar la viga de nuestro propio ojo. Estamos a veces ocupados en la tarea superficial de querer siempre quitar a todo el mundo la mota de su ojo. Y lo que hace falta es renovar nuestra forma de contemplar a los demás"19, mirarles como a hermanos, a quienes Dios tiene un amor particular. "Piensa en los demás –antes que nada, en los que están a tu lado– como en lo que son: hijos de Dios, con toda la dignidad de ese título maravilloso.

"Hemos de portarnos como hijos de Dios con los hijos de Dios: el nuestro ha de ser un amor sacrificado, diario, hecho de mil detalles de comprensión, de sacrificio silencioso, de entrega que no se nota. Este es el bonus odor Christi, el que hacía decir a los que vivían entre nuestros primeros hermanos en la fe: ¡Mirad cómo se aman!"20.

Portarnos como hijos de Dios con los hijos de Dios, ver a las gentes como Cristo las veía, con amor y comprensión; a quienes están cerca y a quienes parece que se alejan, pues la fraternidad se extiende a todos los hombres, porque todos son hijos de Dios –criaturas suyas– y también todos están llamados a la intimidad de la casa del Padre. Esta misma fraternidad nos impulsará al apostolado, no dejando de poner ningún medio para acercar las almas a Dios.

Siguiendo ese camino ancho de la filiación divina, pasaremos por la vida con serenidad y paz, haciendo el bien21 como Jesucristo, el Modelo en el que hemos de mirarnos continuamente, en quien aprendemos a ser hijos de Dios Padre y a comportarnos como tales. Si acudimos a Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra, nos enseñará a abandonarnos en el Señor, como hijos pequeños que andan tan necesitados. Nunca dejará de atendernos.

1 Primera lectura. Año 1. 1 Tim, 1, 12-14. — 2 Ef 2, 19. — 3 Conc. de Nicea, a. 325. Denz-Sch, 125. — 4 1 Jn 3, 1. — 5 2 Pdr 1, 4. — 6 Cfr. F. Ocáriz, El sentido de la filiación divina, Pamplona 1982, p. 178. — 7 Gal 3, 28. — 8 Santo Tomás, Suma Teológica, 3, q, 23, a. 2, ad 3. — 9 San Josemaría Escrivá, Forja, n. 331. — 10 Cfr. Flp 2, 8. — 11 Cfr. Mª. C. Calzona, Filiación divina y vida cristiana en medio del mundo, en La misión del laico en la Iglesia y en el mundo, EUNSA, Pamplona 1987, p. 304. — 12 Cfr. V. Lehodey, El santo abandono, Católica Casals, Barcelona 1951, II, 3. — 13 Postulación de la Causa de Beatificación y Canonización del Siervo de Dios, Josemaría Escrivá de Balaguer, Sacerdote, Fundador del Opus Dei, Artículos del Postulador, Roma 1979, n. 452. — 14 San Josemaría Escrivá, Camino, n. 691 — 15 Salmo responsorial. Año I. Sal 15, 11. — 16 Cfr. G. K. Chesterton, Ortodoxia, Madrid 1917, pp. 308-309. — 17 Mª. C. Calzona, o. c., p. 303. — 18 Lc 6, 41-42. — 19 A. Mª. Gª. Dorronsoro, Dios y la gente, Rialp, Madrid 1974, pp. 134-135. — 20 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 36. — 21 Cfr. Hech 10, 38.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

Dulce Nombre de María
Fiesta: 12 de Septiembre

Origen de la fiesta: Victoria en la batalla de Viena, 1683>>

Jesús Marí Ballester

Ha sido Lucas en su evangelio quien nos ha dicho el nombre de la doncella que va a ser la Madre de Dios: "Y su nombre era María". El nombre de María, traducido del hebreo "Miriam", significa, Doncella, Señora, Princesa.

Estrella del Mar, feliz Puerta del cielo, como canta el himno Ave maris stella. El nombre de María está relacionado con el mar pues las tres letras de mar guardan semejanza fonética con María. También tiene relación con "mirra", que proviene de un idioma semita. La mirra es una hierba de África que produce incienso y perfume.

En el Cantar de los Cantares, el esposo visita a la esposa, que le espera con las manos humedecidas por la mirra. "Yo vengo a mi jardín, hermana y novia mía, a recoger el bálsamo y la mirra". "He mezclado la mirra con mis aromas. Me levanté para abrir a mi amado: mis manos gotean perfume de mirra, y mis dedos mirra que fluye por la manilla de la cerradura". Los Magos regalan mirra a María como ofrenda de adoración. "Y entrando a la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, lo adoraron y abriendo sus cofres, le ofrecieron oro, incienso y mirra". La mirra, como María, es el símbolo de la unión de los hombres con Dios, que se hace en el seno de María. Maria es pues, el centro de unión de Dios con los hombres. Los lingüistas y los biblistas desentrañan las raíces de un nombre tan hermoso como María, que ya llevaba la hermana de Moisés, y muy común en Israel. Y que para los filólogos significa hermosa, señora, princesa, excelsa, calificativos todos bellos y sugerentes.


EL NOMBRE Y LA MISION

En la Historia de la Salvación es Dios quien impone o cambia el nombre a los personajes a quienes destina a una misión importante. A Simón, Jesús le dice: "Tú te llamas Simón. En adelante te llamarás Kefá, Pedro, piedra, roca, porque sobre esta roca edificaré mi Iglesia". María venía al mundo con la misión más alta, ser Madre de Dios, y, sin embargo, no le cambia el nombre. Se llamará, simplemente, MARIA, el nombre que tenía, y cumple todos esos significados, pues como Reina y Señora la llamarán todas las generaciones. María, joven, mujer, virgen, ciudadana de su pueblo, esposa y madre, esclava del Señor. Dulce mujer que recibe a su niño en las condiciones más pobres, pero que con su calor lo envuelve en pañales y lo acuna. María valiente que no teme huir a Egipto para salvar a su hijo. Compañera del camino, firme en interceder ante su hijo cuando ve el apuro de los novios en Caná, mujer fuerte con el corazón traspasado por la espada del dolor de la Cruz de su Hijo y recibiendo en sus brazos su Cuerpo muerto. Sostén de la Iglesia en sus primeros pasos con su maternidad abierta a toda la humanidad. María, humana. María, decidida y generosa. María, fiel y amiga. María fuerte y confiada. María, Inmaculada, Madre, Estrella de la Evangelización.

 

Nuestra Señora de las Lajas

En los límites entre Colombia y Ecuador hay un santuario hermosísimo, maravilla de quienes lo visitan. Allí se venera la imagen de nuestra Señora de las Lajas, y miles y miles de peregrinos de los dos países la visitan cada año y obtienen maravillosos favores de Dios.

Cuenta la tradición que una india iba por aquellos campos buscando leña cuando observó unos resplandores en una roca. Se acercó y vio pintada en la piedra una bella imagen de la Sma. Virgen del Rosario. Dio la noticia al Señor Cura de Ipiales el cual se trasladó allí con varios vecinos y al contemplar tan bella y atrayente imagen se propuso construir en el sitio un templo a Nuestra Señora.

Sigue contando la tradición que aquella india, Juana Mueses, llevaba sobre sus espaldas una hija llamada Rosa, que era sordomuda, y que la niñita al ver la sagrada imagen pronunció el dulce nombre de María, y quedó curada de su mudez y de su sordera.

La santa imagen representa a la Virgen del Rosario, con sus dos grandes devotos: Santo Domingo y San Francisco. Allí junto a ella se han obrado milagros impresionantes, y por eso es visitada por tan inmenso número de peregrinos.

Siempre tenemos que recordar que quien hace el milagro no es la imagen que es pintura y materiales sin vida, sino Dios Santísimo, quien al ver la fe de los devotos y al oír los ruegos que la Madre Santísima le hace por ellos, les concede toda clase de bendiciones y ayudas.

El nombre de "Lajas" proviene de unas piedras muy lisas, llamadas así, y que componen todos aquellos alrededores. Este sitio es un cañón rocoso profundo e impresionante.

El templo es de estilo gótico y su presencia es imponente y majestuosa, proporcionada a la solemne majestuosidad de aquellos impresionantes abismos.

Uno de los más populares benefactores del templo de las Lajas fue "el ciego Rivera", quien sin la luz de sus ojos recorrió campos, pueblos y ciudades mendigando dinero para comprar materiales con los cuales construirle el santuario a Nuestra Señora. Es el amor a la Madre que no repara en sacrificios con tal de poder levantarle un templo digno de tan Gran Benefactora. Nos podemos imaginar cómo le habrá recompensado Ella en la eternidad.

El arquitecto Espinoza la construyó con obreros que no sabían nada de construcción. Labradores campesinos a los cuales él tenía que enseñarles desde el modo como se hace una formaleta hasta la proporción en que hay que mezclar la arena y el cemento. Pero la buena voluntad pudo más que las dificultades que se presentaban. Y trabajando fueron aprendiendo.

Qué hermoso que cuando nos presentemos a Jesucristo en el día del juicio para que nos señale nuestro puesto en loa eternidad, le podamos oír decir: "He oído a mi Madre hablar bien de ti".

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Fuente: Archidiócesis de Madrid
Guido, Santo Campesino modelo de Anderlecht, 12 de septiembre de 1012  

Guido, Santo

Campesino modelo de Anderlecht (actual Bélgica)
Septiembre 12

 


Entre sus paisanos era conocido por su piedad sencilla y constante y requerido para trabajos concienzudos y esforzados. Vamos que la piedad le llevaba a no ser perezoso y que el trabajo de la tierra le ayudaba a mirar al Cielo.

Un buen día le sugirieron una posibilidad de cambio de oficio. Podría pasar nada menos que a ser sacristán cerca de Bruselas, en la iglesia de Lacken. Ello supuso también un cambio de ciudad y de costumbres. Parece que le tentó el comercio y en ese campo de la actividad humana quiso hacer pinitos saliendo mal el asunto y perdiendo sus ahorros.

Se dedicó entonces a peregrinar por el mundo. Casi se puede decir que comenzó una bohemia en la que sólo él gobernaba su existencia sin que hubiera de dar cuentas a nadie. Pero lo hizo bien. Se sabe que estuvo dos veces en Tierra Santa y dos veces en Roma. De hecho, debió aprovechar muy bien su tiempo libre por lo que se relata a continuación.

Regresó del deambulaje y murió poco después en Anderlecht, su ciudad, donde se le enterró casi como a un desconocido.

Pero, en su sepultura comenzaron a suceder hechos maravillosos que empezaron a atraer a la gente del pueblo primero y a los lejanos después... De hecho sus reliquias comenzaron a recibir culto y la devoción a San Guido se extendió rápidamente, cobrando auge continuo y popularidad.

Bien hicieron los agricultores de su tierra y de su tiempo en tomarlo por patrono, como en España harían poco después con San Isidro; también los sacristanes de entonces y de hoy se protegen con este santo intercesor que entendía de cirios, de cajoneras y campanas; no menos podrían acudir a este trotamundos los que se ocupan de desperezar el tiempo libre propio o de los demás.

Una vez más, con este santo agricultor, sacristán, comerciante fracasado y caminante del mundo, se nos enseña que la santidad no es patrimonio exclusivo de conventuales, sabios o mártires.

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María Victoria de Fornari-Strata Beata Biografía 12 de septiembre  

María Victoria de Fornari-Strata Beata

Septiembre 12

 

Poco después de su muerte, la Beata María Victoria de Fornari-Strata se apareció a una devota suya usando tres vestidos: el primero era de color oscuro, pero adornado con oro y plata; el segundo también era oscuro, pero adornado con joyas brillantes; el tercero era blanco?azul reluciente. Esta visión, prescindiendo de su historicidad, sintetiza los tres estados de vida (conyugal, viudez y religioso) por los que ella pasó: fue, efectivamente, hija, esposa, madre, viuda y religiosa (fundadora, superiora y simple monja). Su vida ejemplar dio testimonio de las más variadas virtudes.

María Victoria nació en Génova en 1562, séptima de nueve hijos de Jerónimo y Bárbara Veneroso. Como creció en un ambiente de amor y de piedad bastante austero, probablemente quiso entrar en la vida religiosa, pero cuando los padres le encontraron un pretendiente en la persona de Angel Strata, se unió a él en matrimonio a los 17 años. Pronto llegaron los hijos. Cuando Angel murió, sólo ocho años y ocho meses después del matrimonio, cinco muchachitos se agarraban a las faldas de la joven madre (tenía 25 años) y un sexto nacería un mes después.

A pesar de sus hijos, María Victoria se sintió de repente sola y abandonada y pasó por una tremenda crisis, durante la cual pidió varias veces la muerte: una experiencia humana que después le ayudaría a comprender y a ayudar mejor a las jóvenes desorientadas por alguna amarga prueba. Pasada la crisis, hizo tres votos: de castidad, de no llevar nunca joyas ni vestidos de seda, y de no participar en fiestas mundanas.

Después que las hijas se hicieron canónigas lateranenses y los hijos entraron con los mínimos, ella se unió a Vicentina Lomellini-Centurione, a María Tacchini, a Clara Spinola y a Cecilia Pastori en la Orden de las Hermanas Anunciatas Celestes, en el monasterio preparado para ellas en el Castillito de Génova de Esteban Centurione, el esposo de Vicentina, que también se hizo religioso y sacerdote. Por su hábito las religiosas fueron llamadas "turquinas" o "celestes".

La Regla, redactada por el jesuita Bernardino Zanoni, padre espiritual de María Victoria, estimulaba a las religiosas a una íntima devoción hacia la Santisima Virgen de la Anunciación, y establecía una intensa vida de piedad, de pobreza genuina y una rigurosa clausura. Fundadora y superiora, María Victoria pasó los últimos cinco años como simple religiosa, dando ejemplo de humildad y obediencia.

Murió el 15 de diciembre de 1617, y fue beatificada por León XII en 1828.

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Plácida de Verona, Santa Patrona de Verona, 12 de septiembre  

Septiembre 12

 

Etimológicamente significa "de carácter suave". Viene de la lengua latina.

Pedro escribe:" Poned toda vuestra esperanza en la gracia que se os procurará mediante la Revelación de Jesucristo."

Plácida fue una virgen del siglo VI.

Posiblemente, esta joven habría meditado muchas veces las palabras de san Pedro mientras emprendía su camino hacia la santidad, su gran esperanza y anhelo.

Se sabe que existe una media docena de santos y santas que llevan este bello nombre.

El más célebre es el discípulo de san Benito y san Mauro. En femenina tan sólo se puede encontrar en el calendario la de hoy.

Su historia y su figura apenas están definidas.

Vivió en la primera mitad del siglo VI en la linda ciudad de Verona, en la que no solamente hay que admirar el anfiteatro o el monumento a Julieta sino otro montón de cosas referentes a vidas de santos y santas.

Pero incluso en esta ciudad su recuerdo se pierde ya en el tiempo.

El recuerdo de lo que ella fue, solamente tiene como fundamento la inscripción sepulcral que dice: "Aquí reposa Plácida, chica de una familia noble que vivió 18 años y once meses, y aquí fue sepultada".

En esto se basa toda la historia de esta joven.
El pueblo de Verona, sin embargo, la ha honrado y venerado como a una santa desde siempre.

Hay leyendas que dicen que era de familia imperial, hija de Valentiniano III.

Es una de las patronas de Verona. Dicen que incluso hizo milagros como curar a una sordomuda de nacimiento.

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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