viernes, 6 de junio de 2014

Domingo de PENTECOSTES. 08/06/2014. Excepto causa grave, no asistir a Misa dominical es pecado GRAVE (Catecismo 2042, 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). Precepto: Misa ENTERA. Víspera del Domingo comienza el Sábado a las 15 o 16:00 hs según diócesis

JMJ

Pax

† Lectura del santo Evangelio según san Juan 20, 19-23

Gloria a ti, Señor.

Al anochecer del día de la resurrección, estaban reunidos los discípulos en una
casa con las puertas bien cerradas, por miedo a los judíos. Jesús se presentó en
medio de ellos y les dijo:
"La paz esté con ustedes".
Y les mostró las manos y el costado. Los discípulos se llenaron de alegría al
ver al Señor.
Jesús les dijo de nuevo:
"La paz esté con ustedes".
Y añadió:
"Como el Padre me ha enviado, yo también los envío a ustedes".
Sopló sobre ellos y les dijo:
"Reciban el Espíritu Santo. A quienes les perdonen los pecados, Dios se los
perdonará; y a quienes se los retengan, Dios se los retendrá".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354

Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). "Te amo, pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso". ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.

 

Misal

 

PENTECOSTÉS (8o dom de pascua)

Antífona de Entrada

El Espíritu del Señor llena la tierra; él da unidad a todas las cosas y hace

comprender en todas las lenguas. Aleluya.

 

Se dice "Gloria".

Oración Colecta

Oremos:
Dios nuestro, que por el misterio de Pentecostés santificas a tu Iglesia
extendida por todas las naciones; concede al mundo entero los dones de tu
Espíritu Santo y continúa realizando hoy, en el corazón de tus fieles, la unidad
y el amor de la primitiva Iglesia.
Por nuestro Señor Jesucristo…
Amén.

 

Primera Lectura

Todos quedaron llenos del Espíritu Santo y empezaron a hablar

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 2, 1-11

Al llegar el día de Pentecostés, estaban los discípulos todos juntos en el mismo
lugar. De repente vino del cielo un gran ruido, semejante a la ráfaga de un
viento impetuoso, y llenó toda la casa donde se encontraban. Entonces
aparecieron lenguas como de fuego, que se repartían y se posaban sobre cada uno
de ellos. Todos quedaron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en
lenguas extrañas, según el Espíritu los movía a expresarse.
Se encontraban por entonces en Jerusalén judíos piadosos venidos de todas las
naciones de la tierra. Al oír el ruido, acudieron en masa y quedaron
desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propia lengua. Todos,
sorprendidos y admirados, decían:
"¿No son galileos todos los que hablan? Entonces, ¿cómo es que cada uno de
nosotros los oímos hablar en nuestra lengua materna? Entre nosotros hay partos,
medos, elamitas, y los que vivimos en Mesopotamia, Judea y Capadocia, el Ponto y
Asia, Frigia y Panfilia, Egipto y la parte de Libia que limita con Cirene; los
romanos que estamos de paso, judíos y prosélitos, cretenses y árabes, todos los
oímos proclamar en nuestras lenguas las
grandezas de Dios".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 103, 1ab-24ac.29bc-30.31 y 34

Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.

Bendice al Señor, alma mía: ¡Señor, Dios mío, qué grande eres! ¡Cuántas son tus obras, Señor! La tierra está llena de tus criaturas.
Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.

Si retiras tu soplo, expiran y regresan al polvo; envías tu Espíritu, los creas, y renuevas la superficie de la tierra.
Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.

Gloria al Señor por siempre, que se alegre el Señor por sus obras. ¡Ojalá le sea agradable mi canto!, yo pondré mi alegría en el Señor.
Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.

Segunda Lectura

Hemos sido bautizados en un mismo Espíritu para formar un solo cuerpo

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 12, 3b-7.12-13

Hermanos: Nadie puede decir "Jesús es Señor", si no está movido por el Espíritu
Santo.
Hay diversidad de carismas, pero el Espíritu es el mismo; hay
diversidad de servicios, pero el Señor es el mismo. Hay diversidad de
actividades, pero uno mismo es el Dios que activa todas las cosas en todos.
A cada cual se le concede la manifestación del Espíritu para el bien de todos.
Del mismo modo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los
miembros del cuerpo, por muchos que sean, no forman más que un solo cuerpo, así
también Cristo. Porque todos nosotros, judíos y no judíos, esclavos o libres,
hemos recibido un mismo Espíritu en el bautismo, a fin de formar un solo cuerpo;
y también todos participamos del mismo Espíritu.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Secuencia

Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre; don,
en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas;
fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma,
divina luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre
si tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado
cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas, infunde
calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus siete dones
según la fe de tus siervos.
Por tu bondad y tu gracia
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno.
Amén.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el
fuego de tu amor.
Aleluya.

Evangelio

Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo; reciban el Espíritu Santo

† Lectura del santo Evangelio según san Juan 20, 19-23

Gloria a ti, Señor.

Al anochecer del día de la resurrección, estaban reunidos los discípulos en una
casa con las puertas bien cerradas, por miedo a los judíos. Jesús se presentó en
medio de ellos y les dijo:
"La paz esté con ustedes".
Y les mostró las manos y el costado. Los discípulos se llenaron de alegría al
ver al Señor.
Jesús les dijo de nuevo:
"La paz esté con ustedes".
Y añadió:
"Como el Padre me ha enviado, yo también los envío a ustedes".
Sopló sobre ellos y les dijo:
"Reciban el Espíritu Santo. A quienes les perdonen los pecados, Dios se los
perdonará; y a quienes se los retengan, Dios se los retendrá".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Se dice "Credo".

Oración de los Fieles

Celebrante:
Oremos, hermanas y hermanos, e invoquemos a Cristo, que, entronizado a la derecha de Dios, ha recibido del Padre el Espíritu Santo prometido, y pidámosle que lo derrame sobre la Iglesia y sobre todo el mundo:
(A cada petición respondemos: Escúchanos, Señor).

Oremos a Cristo, el buen pastor de la Iglesia, que nos mereció la efusión del Espíritu Santo, y pidámosle que sean iluminados por este mismo Espíritu el Papa, nuestros obispos y todos los demás pastores de la Iglesia, a fin de que conduzcan su rebaño por las sendas de la salvación, roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor.

Pidamos también al Señor resucitado, que envió su Espíritu en forma de lenguas para destruir la división de Babel, que congregue en la unidad y conceda la paz a todas los pueblos y naciones del mundo, roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor.

Supliquemos al vencedor de la muerte que envíe el Consolador a los que sufren, para que encuentren fuerza y consuelo en la contemplación del misterio pascual y les dé la firme esperanza de que están llamados a la resurrección y a la felicidad de su reino, roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor.

Pidamos al Hijo de Dios, que desde el Padre nos ha enviado el Espíritu Santo, que este mismo Espíritu nos recuerde constantemente sus palabras y nos dé la fuerza que necesitamos para dar testimonio de él hasta los confines del mundo, roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor.

Terminemos nuestra oración pidiendo al mismo Espíritu que resucitó a Cristo de entre los muertos, que permanezca en nosotros y nos disponga para ser piedras vivas del templo eterno de Dios, roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor.

Celebrante:
Escucha, Señor, las oraciones de tu pueblo y haz que quienes nos disponemos a clausurar, con la solemnidad de hoy, las fiestas pascuales, renovados y fortalecidos por tu Espíritu, vivamos continuamente la novedad pascual y lleguemos también a las fiestas de la pascua eterna. Por Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina, inmortal y glorioso, por los siglos de los siglos.
Amén.

 

Oración sobre las Ofrendas

Señor, que el Espíritu Santo nos haga comprender mejor, según la promesa de tu
Hijo, el misterio de este sacrificio y toda la profundidad del Evangelio.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio

El misterio de Pentecostés

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias
siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno.
Pues, para llevar a plenitud el misterio pascual, enviaste hoy el Espíritu Santo
sobre los que habías adoptado como hijos por su participación en Cristo.
Aquel mismo Espíritu que, desde el comienzo, fue el alma de la Iglesia naciente;
el Espíritu que infundió el conocimiento de Dios a todos los pueblos; el
Espíritu que congregó en la confesión de una misma fe a los que el pecado había
dividido en diversidad de lenguas.
Por eso,
con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría, y
también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el
himno de tu gloria:

Antífona de la Comunión

Todos quedaron llenos de Espíritu Santo, y proclamaban las maravillas de Dios.

Aleluya.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
Señor, tú que nos concedes participar de la vida divina por medio de tus
sacramentos, conserva en nosotros el don de tu amor y la presencia viva del
Espíritu Santo, para que esta comunión nos ayude a obtener
nuestra salvación eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

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Meditación diaria

Solemnidad de Pentecostés

LA VENIDA DEL ESPÍRITU SANTO

— La fiesta judía de Pentecostés. El envío del Espíritu Santo. El viento impetuoso y las lenguas de fuego.

— El Paráclito santifica continuamente a la Iglesia y a cada alma. Correspondencia a las mociones e inspiraciones del Espíritu Santo.

— Correspondencia: docilidad, vida de oración, unión con la Cruz.

I. El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que habita en nosotros. Aleluya1.

Pentecostés era una de las tres grandes fiestas judías; muchos israelitas peregrinaban a Jerusalén en estos días para adorar a Dios en el Templo. El origen de la fiesta se remontaba a una antiquísima celebración en la que se daban gracias a Dios por la cosecha del año, a punto ya de ser recogida. Después se sumó en ese día el recuerdo de la promulgación de la Ley dada por Dios en el monte Sinaí. Se celebraba cincuenta días después de la Pascua, y la cosecha material que los judíos festejaban con tanto gozo se convirtió, por designio divino, en la Nueva Alianza, en una fiesta de inmensa alegría: la venida del Espíritu Santo con todos sus dones y frutos.

Al cumplirse el día de Pentecostés, estaban todos juntos en un mismo lugar y de repente sobrevino del cielo un ruido, como de viento que irrumpe impetuosamente, y llenó toda la casa en la que se hallaban2. El Espíritu Santo se manifiesta en aquellos elementos que solían acompañar la presencia de Dios en el Antiguo Testamento: el viento y el fuego3.

El fuego aparece en la Sagrada Escritura como el amor que lo penetra todo, y como elemento purificador4. Son imágenes que nos ayudan a comprender mejor la acción que el Espíritu Santo realiza en las almas: Ure igne Sancti Spiritus renes nostros et cor nostrum, Domine... Purifica, Señor, con el fuego del Espíritu Santo nuestras entrañas y nuestro corazón...

El fuego también produce luz, y significa la claridad con que el Espíritu Santo hace entender la doctrina de Jesucristo: Cuando venga aquél, el Espíritu de verdad, os guiará hacia la verdad completa... Él me glorificará porque recibirá de lo mío y os lo anunciará5. En otra ocasión, Jesús ya había advertido a los suyos: el Paráclito, el Espíritu Santo... os lo enseñará todo y os recordará todo lo que os he dicho6. Él es quien lleva a la plena comprensión de la verdad enseñada por Cristo: "habiendo enviado por último al Espíritu de verdad, completa la revelación, la culmina y la confirma con testimonio divino"7.

En el Antiguo Testamento, la obra del Espíritu Santo es frecuentemente sugerida por el "soplo", para expresar al mismo tiempo la delicadeza y la fuerza del amor divino. No hay nada más sutil que el viento, que llega a penetrar por todas partes, que parece incluso llegar a los cuerpos inanimados y darles una vida propia. El viento impetuoso del día de Pentecostés expresa la fuerza nueva con que el Amor divino irrumpe en la Iglesia y en las almas.

San Pedro, ante la multitud de gente que se congrega en las inmediaciones del Cenáculo, les hace ver que se está cumpliendo lo que ya había sido anunciado por los Profetas8: Sucederá en los últimos días, dice Dios, que derramaré mi Espíritu sobre toda carne...9. Quienes reciben la efusión del Espíritu no son ya algunos privilegiados, como los compañeros de Moisés10, o como los Profetas, sino todos los hombres, en la medida en que reciban a Cristo11. La acción del Espíritu Santo debió producir, en los discípulos y en quienes les escuchan, tal admiración, que todos estaban fuera de sí, llenos de amor y alegría.

II. La venida del Espíritu Santo en el día de Pentecostés no fue un hecho aislado en la vida de la Iglesia. El Paráclito la santifica continuamente; también santifica a cada alma, a través de innumerables inspiraciones, que son "todos los atractivos, movimientos, reproches y remordimientos interiores, luces y conocimientos que Dios obra en nosotros, previniendo nuestro corazón con sus bendiciones, por su cuidado y amor paternal, a fin de despertarnos, movernos, empujarnos y atraernos a las santas virtudes, al amor celestial, a las buenas resoluciones; en una palabra, a todo cuanto nos encamina a nuestra vida eterna"12. Su actuación en el alma es "suave y apacible (...); viene a salvar, a curar, a iluminar"13.

En Pentecostés, los Apóstoles fueron robustecidos en su misión de testigos de Jesús, para anunciar la Buena Nueva a todas las gentes. Pero no solamente ellos: cuantos crean en Él tendrán el dulce deber de anunciar que Cristo ha muerto y resucitado para nuestra salvación. Y sucederá en los últimos días, dice el Señor, que derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas, y vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños. Y sobre mis siervos y mis siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días y profetizarán14. Así predica Pedro la mañana de Pentecostés, que inaugura ya la época de los últimos días, los días en que ha sido derramado de una manera nueva el Espíritu Santo sobre aquellos que creen que Jesús es el Hijo de Dios, y llevan a cabo su doctrina.

Todos los cristianos tenemos desde entonces la misión de anunciar, de cantar las magnalia Dei15, las maravillas que ha hecho Dios en su Hijo y en todos aquellos que creen en Él. Somos ya un pueblo santo para publicar las grandezas de Aquel que nos sacó de las tinieblas a su luz admirable16.

Al comprender que las santificación y la eficacia apostólica de nuestra vida dependen de la correspondencia a las mociones del Espíritu Santo, nos sentiremos necesitados de pedirle frecuentemente que lave lo que está manchado, riegue lo que es árido, cure lo que está enfermo, encienda lo que es tibio, enderece lo torcido17. Porque conocemos bien que en nuestro interior hay manchas y partes que no dan todo el fruto que debieran porque están secas, y partes enfermas, y tibieza, y también pequeños extravíos, que es preciso enderezar.

Nos es necesario pedir también una mayor docilidad; una docilidad activa que nos lleve a acoger las inspiraciones y mociones del Paráclito con un corazón puro.

III. Para ser más fieles a las constantes mociones e inspiraciones del Espíritu Santo en nuestra alma "podemos fijarnos en tres realidades fundamentales: docilidad (...), vida de oración, unión con la Cruz".

Docilidad, "en primer lugar, porque el Espíritu Santo es quien, con sus inspiraciones, va dando tono sobrenatural a nuestros pensamientos, deseos y obras. Él es quien nos empuja a adherirnos a la doctrina de Cristo y a asimilarla con profundidad, quien nos da luz para tomar conciencia de nuestra vocación personal y fuerza para realizar todo lo que Dios espera"18.

El Paráclito actúa sin cesar en nuestra alma: no decimos una sola jaculatoria si no es por una moción del Espíritu Santo19, como nos señala San Pablo en la Segunda lectura de la Misa. Él está presente y nos mueve en la oración, al leer el Evangelio, cuando descubrimos una luz nueva en un consejo recibido, al meditar una verdad de fe que ya habíamos considerado, quizá, muchas veces. Nos damos cuenta de que esa claridad no depende de nuestra voluntad. No es cosa nuestra sino de Dios. Es el Espíritu Santo quien nos impulsa suavemente al sacramento de la Penitencia para confesar nuestros pecados, a levantar el corazón a Dios en un momento inesperado, a realizar una obra buena. Él es quien nos sugiere una pequeña mortificación, o nos hace encontrar la palabra adecuada que mueve a una persona a ser mejor.

Vida de oración, "porque la entrega, la obediencia, la mansedumbre del cristiano nacen del amor y al amor se encaminan. Y el amor lleva al trato, a la conversación, a la amistad. La vida cristiana requiere un diálogo constante con Dios Uno y Trino, y es a esa intimidad a donde nos conduce el Espíritu Santo (...). Acostumbrémonos a frecuentar al Espíritu Santo, que es quien nos ha de santificar: a confiar en Él, a pedir su ayuda, a sentirlo cerca de nosotros. Así se irá agrandando nuestro pobre corazón, tendremos más ansias de amar a Dios y, por Él, a todas las criaturas"20.

Unión con la Cruz, "porque en la vida de Cristo el Calvario precedió a la Resurrección y a la Pentecostés, y ese mismo proceso debe reproducirse en la vida de cada cristiano (...). El Espíritu Santo es fruto de la Cruz, de la entrega total a Dios, de buscar exclusivamente su gloria y de renunciar por entero a nosotros mismos"21.

Podemos terminar nuestra oración haciendo nuestras las peticiones que se contienen en el himno que se canta en la Secuencia de la Misa de este día de Pentecostés: Ven, Espíritu Santo, y envía desde el cielo un rayo de tu luz. Ven, padre de los pobres; ven dador de las gracias; ven, lumbre de los corazones. Consolador óptimo, dulce huésped del alma, dulce refrigerio. Descanso en el trabajo, en el ardor tranquilidad, consuelo en el llanto. ¡Oh luz santísima!, llena lo más íntimo de los corazones de tus fieles (...). Concede a tus fieles que en Ti confían, tus siete sagrados dones. Dales el mérito de la virtud, dales el puerto de la salvación, dales el eterno gozo22.

Para tratar mejor al Espíritu Santo nada tan eficaz como acercarnos a Santa María, que supo secundar como ninguna otra criatura las inspiraciones del Espíritu Santo. Los Apóstoles, antes del día de Pentecostés, perseveraban unánimes en la oración con algunas mujeres y con María la Madre de Jesús23.

1 Antífona de entrada. Misa de la vigilia, Rom 5, 5; 8, 11. — 2 Hech 2, 1-2. — 3 Cfr. Ex 3, 2. — 4 Cfr. M. D. Philippe, Misterio de María, Rialp, Madrid 1986, 352-355. — 5 Jn 16, 13-14. — 6 Jn 14, 26. — 7 Conc. Vat. II, Const. Dei Verbum, 4. — 8 Jl 2, 28. — 9 Hech 2, 17. — 10 Cfr. Núm. 11, 25. — 11 Cfr. Jn 7, 39. — 12 San Francisco de Sales, Introd. a la vida devota II, 18. — 13 San Cirilo de Jerusalén, Catequesis 16, sobre el Espíritu Santo, 1. — 14 Hech 2, 17-18. — 15 Hch 2, 11. — 16 1 Pdr 2, 9. — 17 Cfr. Misal Romano, Secuencia de la Misa de Pentecostés. — 18 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 135. — 19 Cfr. 1 Cor 12, 3. — 20 San Josemaría Escrivá, o. c., 136. — 21 Ibídem, 137. — 22 Misal Romano, Secuencia de la Misa de Pentecostés. — 23 Cfr. Hech 1, 14.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

San Medardo
Obispo
Año 560

Medardo significa: "audaz y valeroso" (Med: audaz. Adr: valeroso. Del antiguo alemán).

San Medardo es el santo preferido de los campesinos de Francia. Le tienen gran fe para que les obtenga lluvias para los tiempos de la siembra, y para que les cuide sus viñedos o plantaciones de uva, contra los ladrones y el mal tiempo.

Siendo muy joven, una vez le regaló su caballo a un pobre viajero que lloraba porque los ladrones le habían robado el caballo en el que viajaba. Su papá al verlo tan generoso para con los necesitados opinó que el hijo más iba a servir para sacerdote que para negociante. Y así sucedió.

A los 33 años fue ordenado sacerdote, y siguió ejercitando una gran caridad para con los pobres. A los estudiantes muy necesitados los sentaba a su mesa, gratuitamente para que se alimentaran lo mejor posible. Con sus oraciones obtuvo lluvias para los campos, y en otras ocasiones libró de granizadas los cultivos.

Como era un sacerdote verdaderamente ejemplar fue elegido obispo y entonces le sucedieron unas anécdotas que se han hecho famosas.

Tenía San Medardo una vaquita, y para saber por dónde andaba el animalejo le había colgado al pescuezo una campanilla que iba anunciando por dónde estaba pastando. Y sucedió que un ladrón le robó la vaca. El ratero le quitó la campanilla del pescuezo y la echó entre las alforjas, pero la campana seguía sonando. Entonces la llenó de pasto y la escondió entre el montón de pasto seco de su pesebrera, pero la campana siguió sonando. Al fin el ladrón dispuso enterrar la campana en el suelo, pero apenas se acostó para dormir, empezó a oír que seguía sonando. Desesperado sacó la campana y colgándola otra vez del pescuezo de la vaca se fue a donde el santo y le devolvió el animal robado, diciéndole: "Padre, aquí le traigo su vaca, porque la campanilla no quiso dejar de sonar ni por un momento", y San Medardo le dijo sonriente: "Hijo, lo que sonaba no era la campanilla, era tu conciencia, que no quería que te quedaras en paz con este pecado". Al otro le fue muy provechosa esta lección.

Tenía San Medardo un cultivo de matas de uva y una noche en pleno tiempo de cosecha entraron los ladrones a robarle las uvas. Pero cuando ya tenían los costales llenos, fueron a salir y no encontraron la puerta de salida. Les parecía como si se hubieran vuelto ciegos, porque por ninguna parte encontraron la puerta de salida. Y así amaneció y llegó el santo, y ellos muy asustados le pidieron perdón y con tal de que no los denunciara, le dejaron también los costales, y así el santo recolectó sus uvas gratis y de encima le dieron los costales.

También tenía San Medardo unas colmenas que le producían muy buena miel, y las abejas eran muy mansas y muy buenas. Pero un día llegó un ratero a robarse la miel y las abejas lo persiguieron tan terriblemente que al otro no le quedó otro remedio que meterse a la casa del santo a pedirle que rezara por él. San Medardo echó una bendición a las abejas y estas se fueron muy obedientes, y él vuelto hacia el ladrón le dijo: "Esto es señal de los castigos que te pueden llegar si sigues robando. Ahora son unas sencillas abejas, pero después los que te picarán serán tus remordimientos eternamente". Y el otro no volvió a robar.

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María del Divino Corazón de Jesús (Droste zu Vischering), Beata Religiosa, Junio 8  

María del Divino Corazón de Jesús (Droste zu Vischering), Beata

Religiosa

María del Divino Corazón de Jesús nació el 8 de septiembre de 1863, en Münster (Alemania).

Su padre era el conde Clemente Droste de Vischering y su madre la condesa Helena von Galen. De niña vivió la persecución de obispos y sacerdotes en la Alemania liberal del siglo XIX. A los quince años le impresionaron las siguientes palabras de un sacerdote: No podemos brindarle a Jesús más que un corazón sincero totalmente entregado.

En su diario escribió: Con gusto hubiera tapado los oídos de mi alma, pero fue imposible renunciar a la voz de Dios. En este día comenzó nuestro Señor a traerme de una manera muy especial, robándome por fin el corazón. A los quince años ingresó en el internado de las Hermanas del Sagrado Corazón, en Riedenburg. Cuando terminó su educación escolar, en 1881, quiso ingresar al convento, pero se lo impidió su débil salud. Hizo voto de castidad y comenzó a vivir más intensamente la oración y el apostolado en su familia. Ayudaba a jóvenes abandonadas y a prostitutas en el hospital que atendían las Hermanas del Buen Pastor.

A los veinticinco años su salud mejoró lo suficiente para ser admitida entre las religiosas, en el convento de Münster.

Empezó el noviciado el 10 de enero de 1889 y recibió el nombre de María del Sagrado Corazón y profesó sus votos el 29 de enero de 1891. Ese año fue trasladada a Oporto (Portugal), donde desde 1894 fue superiora de la comunidad. Logró un convento ejemplar, pero su salud quedó totalmente quebrantada y contrajo una enfermedad en la columna vertebral que le producía intensos dolores y parálisis progresiva. Mandó hacer una camilla para ser trasladada por las diversas partes de la casa y poder ayudar con su consejo.

Ofreciéndose como víctima, recibió del Sagrado Corazón de Jesús el deseo de que se le consagrara el mundo entero para lo cual escribió al Papa en el mes de junio de 1898. Todavía en el mes de enero del año 1899, a instancias del Sagrado Corazón, envió otra carta al Papa. León XIII acogió su deseo y anunció la consagración del mundo al Sagrado Corazón en la encíclica "Annum Sacrum" del 25 de mayo de 1899. El 8 de junio recibió las dos copias de la encíclica que le había mandado el Papa. Murió ese día a las 3.05 p.m., en Oporto. Mi misión en la tierra, había dicho, se completará en cuanto se haga la consagración del mundo al Sagrado Corazón y que realizó el papa León XIII el 11 de junio de 1899.

Fue beatificada por el papa Pablo VI el 1 de noviembre de 1975.

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Juan Rainuzzi, Beato Confesor, 8 de junio  

Juan Rainuzzi, Beato

Confesor

Etimológicamente significa " Dios es misericordia". Vine de la lengua hebrea.

Sin una amplia esperanza humana, las nuevas generaciones no se sienten estimuladas a participar en la construcción de la familia humana. Frente a un vacío, muchos jóvenes están marcados por una apatía, una desilusión, buscándose vías de escape que anestesien una angustia insoportable.

A Juan no le ocurrió nada de eso. Fue un confesor del siglo XIV. Era natural de Todi, Italia.

Su culto empezó dos siglos más tarde. Un día de 1568, en esta ciudad, en la cripta de la iglesia de santa Margarita, se exorcizaba a un hombre porque decían que estaba endemoniado.

En un cierto momento sucedió algo misterioso para que los asistían atónitos.
El poseído comenzó a gritar y a denunciar la presencia en aquel lugar de un santo, Juan el Limosnero.

Se encontró, efectivamente, la tumba del difunto y su inscripción: "Este es el cuerpo de Juan Rainuzzi, que pasó a la casa del Padre en el año 1330".

Entonces se expusieron sus restos al público para que todos pudieran venerarlos.
Le colocaron ropa y el título de "Juan el Limosnero" por su gran caridad para con los pobres.

De no haber sido por el caso del endemoniado, quizá hubiera tardado más en conocer la existencia de Juan Rainuzzi, monje benedictino.

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Armando de Ziektkzee, Beato Franciscano, Junio 8  

Armando de Ziektkzee, Beato

Franciscano

Etimológicamente significa "estar armado". Viene de la lengua alemana.

Este joven tiene su origen en Holanda. Cuando el siglo XVI estaba en su mitad, él, movido por la vocación divina, entró en el convento de los franciscanos para seguir un camino de mayor perfección cristiana.

Una vez que le admitieron, pasó largos años estudiando la Sagrada Escritura. Para ello tuvo suerte, ya que sabía la lengua griega, la hebrea y la caldea.

Con este bagaje cultura, no le fue muy difícil empezar a hacer comentarios bíblicos, aunque inéditos, pero no así tres obras completas que aparecieron en 1534.

Su enseñanza tuvo un gran eco en todo el mundo cultural. El mismo padre benedictino Butzbach describe con palabras elogiosas a san Armando:"Profundo en la Biblia, no desconocedor de la filosofía secular, de estilo ingenioso, buen comunicador, piadoso en su vida, inferior tan sólo al Tritemio".

Este joven, con su inquietud y su enorme corazón, quiso reformar la Orden de san Francisco, sin que hubiera necesidad de recurrir a las clásicas divisiones que se suscitan cuando alguien pretende hacer reformas.

Este fue el ideal que movió su vida entera mientras estuvo como ministro en la región de Colonia.

Pero, muy a pesar suyo, encontró muchas dificultades que le llevaron a renunciar de su cargo. Se vino abajo, se deprimió y se fue con aquellos que seguían la estricta observancia.
Le encantaba la vida en común. Con tal de que esta marchara bien, estaba dispuesto a dejar toda clase de privilegios personales.

Los últimos años de su vida loe empleó en escribir hasta que le sobrevino la muerte en el convento de Lovaina en el año 1524.

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Fuente: ACIprensa.com
Maria Teresa Chiramel Mankidiyan, Beata Fundadora, Junio 8  

Maria Teresa Chiramel Mankidiyan, Beata

Congregación de la Sagrada Familia

Nació el 26 de Abril de 1876 en Puthenchira, en el estado de Querala (India). Como escribió en su autobiografía, realizada por obediencia a su director espiritual, desde muy pequeña sintió un intenso deseo de amar a Dios, que la llamaba a recitar el Rosario varias veces al día. Su madre procuraba disuadirla de esas severas mortificaciones, más ella persistía en este gesto a fin de asemejarse cada vez más a Cristo sufriente, y llegó a consagrar su virginidad cuando tenía apenas diez años.

Cuando ella tenía apenas doce años, murió su madre, lo cual fue también el fin de sus estudios escolares. Ella continuó muy interesada en el discernimiento de su vocación. Quería una vida escondida para dedicarse a la oración, y en 1891 decidió salir de casa para llevar una vida eremítica y de penitencia, más su proyecto fracasó.

Intensificó mientras tanto su colaboración en la parroquia, junto con tres compañeras, dedicándose a los pobres, docentes, personas solas y huérfanos. Oraba por la conversión de los pecadores.

Recibió de Dios muchos favores místicos, entre los cuales están visiones y estigmas, más permaneció siempre en el camino de la humildad. Su Obispo, dudando de la autenticidad de tales fenómenos místicos, la manda a someterse varias veces a exorcismos.

En 1903 explicó al vicario apostólico de Trichur su deseo de fundar una casa de retiro y oración, más le fue sugerido entrar en el convento de las Clarisas Franciscanas. Después, habiendo sido enviada al convento de las Carmelitas de Ollur, también allí María Teresa percibió que no era esta su vocación. Finalmente, el Obispo comprendió que Dios deseaba una nueva congregación religiosa al servicio de la familia.

El día 14 de Mayo de 1914 fue erigida canónicamente la nueva Orden que se denominó Congregación de la Sagrada Familia. Durante y después de los difíciles años de la primera guerra mundial, con indómita energía y total confianza en la Divina Providencia, dio vida a tres nuevos conventos, dos escuelas, una casa de estudios y un orfanato.

Maria Teresa muere con una fama de santidad el 8 de Junio de 1926.

El 9 de abril de 2000 S.S. Juan Pablo II la beatificó.

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Fuente: Franciscanos.org
Nicolás de Gésturi (Juan Medda), Beato Capuchino, Junio 8  

Nicolás de Gésturi (Juan Medda), Beato

Capuchino

Juan Medda, en religión "Fray Nicolás", nació en Gésturi, provincia de Cagliari y archidiócesis de Oristano (Italia), el 5 de agosto de 1882, en una familia de humilde condición social, muy honrada y religiosa. Fue bautizado al día siguiente de nacer en la iglesia parroquial de Santa Teresa de Avila. El 2 de junio de 1886 recibió el sacramento de la confirmación. Muy pronto quedó huérfano de padre y madre. Fue acogido en casa de su hermana mayor, ya casada. Después de concluir los estudios primarios, comenzó a trabajar en el campo. Recibió la primera comunión el 18 de diciembre de 1896.

Desde muy joven sintió que tenía vocación religiosa, pero la pobreza le impidió seguirla. La curación de una dolorosa enfermedad reumática fue la ocasión para poder hacer realidad ese sueño. En 1911, a los 29 años, a impulsos del párroco de Gésturi, entró como terciario oblato en el convento capuchino de San Antonio de Cagliari. El 30 de octubre de 1913 vistió el hábito y tomó el nombre de fray Nicolás. Terminado el año de noviciado, emitió la primera profesión el 1 de noviembre de 1914, y el 16 de febrero de 1919 hizo la profesión solemne.

Sus diez primeros años de vida religiosa los pasó en distintos conventos de Cerdeña, en los que desempeñó principalmente el oficio de cocinero. En 1924 fue trasladado a Cagliari, donde permaneció 34 años, cumpliendo el oficio de "limosnero". Muchísimos, al encontrarse con él, le hacían confidencias, le pedían consejo y oraciones para conseguir favores espirituales o materiales; nació así la costumbre de llamarlo junto al lecho de los enfermos, tanto en casa como en los hospitales.

Sucedieron curaciones extraordinarias, que mostraban la mano de Dios a través del pobre hermano. Se extendió rápidamente su fama de santidad y su poder taumatúrgico. Su vida constituía para todos una llamada a la conversión, a la oración, al amor y al servicio del Señor y de los hermanos.

Fray Nicolás se caracterizó por el silencio, la fidelidad inquebrantable, la piedad, el celo por las almas y la caridad hacia los necesitados que encontraba en su itinerario diario al pedir la limosna.

Supo afrontar todas las dificultades con admirable paciencia y caridad, actuando con rectitud, valor y perseverancia. El eje fundamental de su personalidad moral y espiritual era su profundo espíritu de oración, que se manifestaba en su actitud contemplativa habitual, incluso en medio de las ocupaciones diarias. En su comportamiento se reflejaba la presencia de Dios y una constante unión con el Señor. Cada uno de sus actos y palabras se transformaba en oración ardiente y continua.

Murió el 8 de junio de 1958, a los 76 años de edad, tras varios días de enfermedad. Con ocasión de su muerte aumentó la fama de santidad que por decenios lo había acompañado.

Lo beatificó Juan Pablo II el 3 de octubre de 1999.

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Jacobo Berthieu, Beato Mártir Jesuita, Junio 8  

Jacobo Berthieu, Beato

Mártir Jesuita

Nacio el 28 de Noviembre de 1838, en Polminhac, Francia. Murió mientras él estaba acompañando a refugiados que estaban intentando evitar ataques de otra tribu.

Misionero francés en Madagascar, disfrutó cinco años pacíficos de actividad misionera antes de que los movimientos de independencia y rebeliones de tribus rivales le obligara a que trasladarse de lugar a lugar.

Berthieu fue un sacerdote diocesano durante nueve años antes de que él decidiera entrar en los Jesuitas a los 35 años de edad. Él incluso se fijó hacer su misión en Madagascar antes de que él terminara noviciado. Él hizo sus votos justo antes de empezar su primera misión en la isla Sainte-Marie. Catequizó a niños, realizaba su ministerio sacramental y cuidó de los enfermos hasta que en marzo de 1880 el gobierno francés expulsó a los Jesuitas y los forzaron al destierro.

Mientras Berthieu dedicaba su energía a cultivar un huerto o jardín que creció durante el tiempo que él no pudo ejercer ningún ministerio sacerdotal.

En 1885 la paz volvió cuando un tratado fue firmado; Berthieu volvió a abrir la misión en Ambositra, Madagascar. Entonces en diciembre de 1891 que él empezó a evangelizar a las personas en el distrito de Anjozorofady, a corta distancia al norte de Tananarive.

Berthieu tenía 18 misiones que visitar, pero su trabajo se interrumpió varios veces por nueva guerra. En 1895 la rebelión de Malagasy contra Francia lo forzó a irse lejos, poco después él pudo devolver pero otra rebelión se levantó entre las personas de Menalamba. Cuando las batallas estuvieron muy cerca, el coronel francés local el 25 de mayo pidió a las personas salieran del pueblo para sacarlos de peligro. En junio 6 Berthieu fue aconsejado de llevar a sus feligreses a la capital, Tananarive.

Ellos empezaron el viaje pero fueron atacados por la tribu Menalamba y se separaron buscando resguardo en cualquier pueblo cualquier que ellos pudieran encontrar. Berthieu y algunas de sus acompañantes encontraron hospitalidad, pero al día siguiente los Menalamba llegaron al pueblo y arrestaron al misionero. Ellos lo despojaron de su indumentarioa y lo golpearon antes de obligarle a que caminara bajo la fría lluvia hacia el pueblo donde su vivía su jefe.

Berthieu se negó a aceptar la oferta de aquel hombre, que prometió salvarle la vida y darle un puesto de counsejero en la tribu Menalamba, si él renunciara su fe. Berthieu contestó que él se moriría antes de abandodar su religión. Varios hombres lo atacaron con garrotes; un golpe a la cabeza lo mató.

Sus secuestradores descargaron su cuerpo y luego lo arrojaron al río, nunca fue recuperado. Era el 8 de Junio de 1896.

Fue beatificado el 17 de Octubre de 1965 por Pablo VI

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Fuente: Santopedia.com
Guillermo (William) de York, Santo Obispo, Junio 8  

Guillermo (William) de York, Santo

Hijo del conde Herbert, tesorero del rey Henry I, y Emma, hermana del rey William. Fue tesorero de la iglesia en York, Inglaterra, mientras que aún era joven, luego sacerdote y Capellán de Stephen King.

Arzobispo de York en 1140. Su selección fue impugnada por los reformistas, especialmente un grupo de cistercienses, y William fue acusado de simonía, de abusos sexuales, y de ser indebidamente influenciado por sus conexiones con la corte real. El Vaticano investigó, el Papa Inocencio le limpió de todos los cargos, y le confirmó como arzobispo el 26 de septiembre de 1143.

Sin embargo, los cargos resurgieron unos pocos años más tarde bajo el Pontificado de Eugenio III, un cisterciense; William Eugene fue suspendido de su sede, y retirado en 1147 como arzobispo, lo sustituyó Murdac Henry cisterciense, abad de Fuentes. Algunos de los seguidores de William salieron a la calle para defenderlo, y durante un motín, atacaron y quemaron el monasterio de Fuentes. William, sin embargo, se retiró a Winchester, y se convirtió en un monje, siendo notorio por su austeridad y activa vida de oración.

En 1154, durante el reinado del papa Anastasio IV, William fue llamado de su reclusión, y una vez más ordenado arzobispo de York.

Falleció un mes más tarde. Hubo acusaciones de intoxicación, incluyendo veneno introducido en el vino sacramental. Hubo una investigación subsiguiente, pero los registros del resultado no han sobrevivido, y es más probable que muriera de fiebre.

Fue canonizado por el Papa Honorio III el 18 de marzo de 1226. La investigación previa fue impulsada por los cistercienses entre ellos el Abad de Fuentes que apoyaba la canonización.

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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